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General: Lonely Planet Cuba, buena lectura para los turistas
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De: tango (Mensaje original) |
Enviado: 22/11/2005 10:02 |
Copyright 2005 El Mundo del Siglo Veintiuno, Unidad Editorial, S.A. El Mundo November 21, 2005 Mirar y no ver a Cuba.
Colección de libros. Guías de viajes Lonely Planet. Mañana, Cuba
En el bolso de mano, a ultima hora, ponga -en el mismo cofre negro de los lentes de sol- unos espejuelos especiales que tienen su aumento y su precisión dirigidos no hacia el sentido de la vista, sino hacia el sentido común y hacia otra estación intangible: la honradez.
Junto al traje de baño, las cremas y la ropa ligeras, las zapatillas celestes que el trópico reclama. La gente humilde del pueblo quiere que usted viaje abierto a la realidad, a las tonalidades grises, divorciado del blanco y del negro, siempre tendenciosos, parciales y planos.
Usted tiene derecho a disfrutar sus vacaciones. Su trabajo le permite reunir el dinero para un descanso y recorrer un país que tiene fama por sus paisajes, playas, naturaleza agraciada y calidez de sus habitantes. Todo eso es verdad, lo va a comprobar cuando desembarque en La Habana.
El viajero entrara en un circuito singular, una especie de isla artificial dentro de la verdadera. Un territorio ideal diseñado por unos escenográfos que van delante de las comitivas, como esos magos de la cinematografía, creando ilusiones y poniendo parches, capas de pintura y sombreros de color a los transeúntes para que el visitante cumpla su sueno.
Ese islote estatal esta prohibido para lo que los funcionarios llaman los nacionales. Los nacionales son los cubanos de a pie de obra. Ellos acceden a ese mundo artificial en el escalón de la servidumbre, en los pequeños enjambres de sirvientes que garantizan el ritmo de esa ficción.
De todas formas, el viajero se puede dar con un canto en el pecho porque se rodea con lo mejor de la aristocracia obrera. Esos trabajadores abren con un machete un coco de agua, son los que conducen los autos gubernamentales y los que le sirven con humildad y esmero su desayuno, están en la franja exclusiva del proletariado cubano que recibe mejores salarios (propinas con discreción) y una bolsa con jabones, dentífricos y paquetes de café como estimulo, a fin de mes, si ha cumplido bien las obligaciones.
Pero usted no es un sociólogo, ni un político, ni un experto en derecho humano o laboral. Usted es alguien de paso, alguien que quiere escuchar música y beber unos cócteles sobre la arena, mientras el mar viene a besarle los pies. Así es que siga la excursión y pase indiferente frente a los edificios desvencijados de La Habana donde se hacinan, en una casa de dos dormitorios, tres generaciones de una familia.
Regale un bolígrafo al niño que pasa con la mano extendida y le pide un chicle o una moneda. Usted tranquilo, la vista puesta solo en los sitios turísticos, en las muchachas de vestidos cortos y botas altas, de invierno bajo el sol que cae como una piedra desde lo alto, en los jóvenes que se le acercan con una palabrería llena de eses a proponerle una fiestecita con unas amigas o con unos amigos en una casa privada, con ron barato, puros y PPG, un estimulante sexual que anuncia en la televisión el mismo presidente de la Republica.
Usted, viajero, a lo suyo. A la langosta, los camarones y los bistec que están restringidos para los nacionales, esos odiosos personajes que creen que tienen derecho a las playas, los hoteles, los ómnibus amplios y refrigerados y a alquilar un coche. Eso no es para ellos. Para ellos, que nacieron aquí, hay en toda La Habana un solo hotel: el Nueva York. Para ellos, los viejos carros americanos de los 40 y las bicicletas porque los ómnibus urbanos llegan solamente por donaciones y los autos privados nada más se pueden comprar en dólares y con una carta de autorización del vicepresidente Carlos Lage Dávila.
Usted, que puso los lentes impalpables en su equipaje, úselos a discreción para que no se amargue su aventura en este país que no tiene elecciones desde mediados del siglo pasado. Que tiene el mismo presidente desde hace 47 anos y donde están prohibidos los partidos políticos, la sociedad civil es una caricatura que dibujo el Gobierno, cada familia tiene a alguien en el exilio, la educación es un sistema de adoctrinamiento y la salud publica, propaganda para ciegos que no quieren ver o para turistas políticos que viajan con gafas de madera.
Usted tranquilo, nada de incursiones a los solares, donde las familias viven en una sola habitación, con un baño colectivo. Ni una pregunta, por favor, sobre la cartilla de racionamiento instalada en 1963 para repartir la miseria. Usted compre sus diarios y vea la televisión o escuche la radio, porque son gestos elegantes, pero no se preocupe que seguirá en el limbo y no obtendrá ninguna información objetiva. Eso es bueno, para eso son las vacaciones, para salir del mundanal ruido de conflictos.
No vaya a insinuar siquiera alguna preocupación por el estado de salud o por las condiciones de vida de mas de 300 prisioneros políticos. Nada de eso. Ese tema es molesto para los anfitriones y enseguida lo van a acusar de ser un agente enemigo, un provocador al servicio de Estados Unidos, una víbora lubrica y un lobo feroz, insultos que donó el Gobierno chino.
Conozca la isla y camine seguro y feliz con una boina roja de las que usa el comandante Hugo Chávez donde debía tener la cabeza y estará a salvo de cualquier sospecha. Feliz viaje. Siga estos consejos. Recuerde que los países son inocentes.
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De: mfelix28 |
Enviado: 22/11/2005 23:14 |
Con el periodico de hoy venia en Santiago, precisamente, ¡ ya es mala suerte Tango, ese libro que dices. Me parece que confundes el comentatrio del periodico El Mundo ( donde escribe el pobre Rivero) con el comentario de Lonely Planet. Ya lo leere y lo comentare, pero dudo mucho que un libro exclusivamenbte de viajes como la serie esta que se entrega con El Mundo ( pagando seis euros mas, no es gratis) hagas comentarios politicos sobre el pais que describe. Precisamente hoy Tango, ¡ mala pata! |
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De: tango |
Enviado: 23/11/2005 06:19 |
Me parece que no tiene nada que ver con los libros azules, sino es una metafora de lo que deberia aparcer en un libro de turismo, como es el Lonely Planet. Tango |
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