inSurGente.- El plan tenía como objetivo sabotear las elecciones legislativas del 4 de diciembre pero iba mucho más allá. En las cintas grabadas entregadas a la Asamblea Nacional y presentadas públicamente por varios diputados, se habla de la planificación del asesinato de Chávez y de que la operación golpista tendrá como coste unos 15 mil muertos –una bagatela para los golpistas de Venezuela-. La gran pregunta que inquieta hoy al pueblo venezolano es si los partidos de la oposición –AD, COPEI y Primero Justicia- que retiraron sus candidaturas de manera sorpresiva cuando las autoridades electorales satisfacían sus demandas, conocían y estaban implicados en el plan del que habla el coronel retirado del Ejército, Carlos González. La pregunta no está provocada por ninguna sugestión colectiva activada desde el gobierno de Chávez. Responde a una lógica estricta: la repetición de los mismos actores desde el golpe de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de finales de ese año y principios de 2003, hasta los intentos de forzar con “firmazos”, “reafirmazos” y “guarimbas”, la renuncia del presidente Chávez. Los gorilas de Altamira (en la foto) y los políticos de los grandes medios de comunicación privados.