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General: EL PRIMER MARTIANO
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Da: matilda  (Messaggio originale) Inviato: 16/01/2006 04:07
15.01.06
¡Julio Antonio!..”Hasta después de muerto”...

x Celia Hart - La Haine

(A 77 años del asesinato del revolucionario cubano Julio Antonio Mella)

Nos eres útil, para seguir entendiendo los senderos del socialismo.

“Muero por la revolución” fue el último mensaje de combate que nos dejara el más intenso de los comunistas cubanos. Su vida y su muerte pertenecieron a esa recurrente palabra: revolución.

Julio Antonio Mella venció al tiempo con su prontitud. No creo que haya vivido un segundo donde no estuviese en campaña. Detrás del fatídico 10 de enero de 1929, y tan sólo en siete años, quedaron para siempre un conjunto impresionante de obras revolucionarias, cada una de las cuales hubiese bastado para ser recordado por la historia. La Federación Estudiantil. Universidad Popular José Martí, la Liga Anticlerical, la Liga Antiimperialista... y... el Primer Partido Comunista de Cuba, más bien la sección Cuba de la III Internacional. Mella nos integró al Partido de Lenin, apenas un año después que el líder de los trabajadores del mundo habiese muerto. Estuvo el proletariado cubano vinculado al proletariado mundial... gracias a Mella...

Con todo y la degeneración de la Internacional, y de su sección cubana, que se convirtió años después en una especie de Saturno comiéndose a sus propios hijos, esto constituyó un salto impresionante, para afrontar futuras batallas.

Por lo pronto tan temprano como en 1925 el proletariado cubano participaba del mejor acontecimiento del mundo por intermedio de la voluntad y la pasión de un jovencito de 22 años.

Mella no sólo nos vinculó al futuro del mundo: reconquistó sin dilación nuestro mejor pasado. Martí y Lenin se unieron para siempre a través de su poderosa personalidad y su filoso pensamiento ¿Qué más pudiésemos necesitar los cubanos para ser los elegidos de la historia?

Sin discusión que medie, Mella fue el primer martiano del mundo... y tan auténticos como él muy pocos, casi ninguno.

Habrá que leerse de nuevo y muchas veces más “Glosas al pensamiento de José Martí... Un libro que debe leerse.” Escrito por Mella en 1926 Dice Mella:

“Hace mucho tiempo que llevo en el pensamiento un libro de José Martí, libro que anhelaría poner en letras de imprenta... Tanto lo he pensado, tanto lo he amado, que me parece un viejo libro leído en la adolescencia. Dos cosas han impedido realizar el ensueño. Primero: la falta de tiempo para las cosas del pensamiento. Se vive una época que hace considerar todo el tiempo corto para HACER. (...) Segunda razón: tengo temores de no hacer lo que la memoria del Apóstol y la necesidad imponen Bien lejos de todo patriotismo cuando hablo de José Martí siento la misma emoción,, el mismo temor que se siente ante las cosas sobrenaturales. (…) Pero, de todas maneras, ese libro se hará”

¡No! En esto no convengo con Mella. Ese libro no se hará jamás mientras vivamos en esta gelatina reformista, porque los únicos que pueden hacer ese libro son “ellos”; aquellos para los que el tiempo siempre será corto para hacer; los que tengan tiempo para hacer otra cosa... Esos son precisamente los que no podrán escribir ese Martí de Mella. Ni tampoco el Mella que estamos necesitando conocer. Dualidad cuántica: hacer y decir...

Sabrán de Martí, conocerán todos sus detalles, fechas y anécdotas, pero no lo rozarán jamás con el ala de su pluma. El verdadero Martí, el revolucionario, el incansable, el iluminado, el rebelde, no será alcanzado jamás por la erudición.

No en balde Lezama Lima dijo con toda la verdadera modestia de un sabio: “Martí es un misterio que nos acompaña”, y cerró la conferencia que sobre el Apóstol debería impartir.

Muchos libros se han escrito de mucho valer. Mas ése... ése donde Martí es un internacionalista total y ese que, como señala Mella, “habría estado al lado de Diego Vicente Tejera en 1899 cuando fundó el Partido Socialista de Cuba, el primer partido que se fundó en Cuba después de la dominación española, como Baliño y Eusebio Hernández están hoy con nosotros”. Está todavía por escribirse. Me temo que nunca se hará.

72 años tendría José Martí cuando, un 16 de agosto de 1925, hubiese salido feliz de la residencia del joven Mella, después de fundar el Partido. Lo único que puede haber cambiado en esta supuesta historia es que el Partido Comunista de Cuba hubiese sido fundado mucho antes... precisamente por José Martí. O tal vez el Partido Comunista de Cuba llevase otro nombre y ya estaba fundado en el exilio en 1892. Un partido de obreros. Sin la clase trabajadora era imposible conquistar la independencia de Cuba. Independencia y Socialismo son en Cuba sinónimos absolutos.

En papel, tan sólo hallaremos ese libro sobre José Martí de dos dimensiones que no necesitamos, con muchas hojas de dos dimensiones también. El libro que buscamos danza en las letras del Apóstol y se traza con el alma y la sangre de los hombres que como Julio Antonio no tenían tiempo no más que para “hacer”. Sólo ellos pueden leerlo, a nosotros nos quedará el consuelo, que tal como Mella y Fidel pudieron leer a Martí, existirá alguien dentro de muchos años que pueda leer a Mella, o al Che. Mientras tratemos de leer la mayor cantidad de páginas de esos libros bidimensionales a ver si por fortuna alcanzamos a entender al menos tanto como Lezama Lima, que llegó a la reflexión de que Martí era un misterio acompañante...

Y no por casualidad el primer martiano en Cuba fue el primer marxista, Independientemente de que antes que ellos existiera una generación que difundiera las ideas de Marx.

Señala Néstor Kohan en su artículo Mella, Reforma universitaria y Revolución: “No obstante esa generación (la primera) no había realizado aún un análisis a fondo de nuestros países, de nuestras formaciones sociales. De ahí sus grandes dificultades para proponerse y proponer tareas revolucionarias que excedieran la solidaridad internacional. (...) Por eso creemos que la gran ruptura epistemológica, la gran ruptura política, se inicia en los años 20. Allí nace a la política Julio Antonio Mella. Ese es el período radicalmente fundacional. El primer marxismo deja de ser -como alguna vez señalara oportunamente Aricó– un marxismo en América latina para convertirse en como marxismo de América Latina.”

Pero ¡Ay! Que apenas murió el fundador de la III Internacional y empezaron las ideas del marxismo a teñirse desde entonces de aquel color indescriptible, turbio y denso que arrastró la pesadilla hasta fin de siglo, y que nos ha dejado en cierta orfandad colectiva. Los peligros que acompañaron la práctica de las ideas socialistas, al menos para nuestras tierras las señaló precisamente Martí al saber que su amigo Fermín Valdés Domínguez se relacionaba con estas ideas. “Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cariño con que tratas; y tu respeto de hombre, a los cubanos sinceramente con este nombre o aquél un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo. (...) Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras -el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas- y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse.para tener hombros en que alzarse defensores de los desamparados”. Mejor vaticinio ni el oráculo.

Mas sentenció Martí, ese Martí que reclama Mella: “Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades más iracundas, y de menos claridad natural: explicar será nuestro trabajo...”

Será nuestro trabajo. Según entiendo, estaría dispuesto José Martí a explicar aquellas ideas socialistas. Por eso, y por más aún, Martí hubiese militado al lado de Mella, pero junto a Mella lo hubieran echado del PCC.

Inédita es, quizás hasta nuestros días la concepción valiente, decidida y orgánica del concepto de patria, lucha de clases y revolución que defendía Julio Antonio Mella.

Mientras se revolvían muchos ideólogos con toda aquella retórica, los unos con el etapismo, esoso que consideraban que las revoluciones se dividían tal cual la teoría de la evolución de Darwin. Primero el mono (la revolución democrática –burguesa, agraria o antiimperialista) y luego como feliz culminación, una vez que se conquistara la Bastilla en los países coloniales o atrasados, vendría el hombre (la revolución socialista), y los otros anulando de un plumazo las realidades nacionales latinoamericanas y sus formaciones socioeconómicas. “La originalidad de Mella, como vuelve a indicarnos Néstor Kohan, reside justamente en que reconociendo la existencia y la singularidades las tareas nacionales (a diferencia de del socialismo liberal que solo plateaba contradicciones de clase desconociendo el fenómeno del imperialismo), en ningún momento las desvinculaba de las tareas específicamente socialistas”.

Eso es. Uno de los grandes males de la modernidad es la dicotomía., la “especialización política” Primero sea usted un nacionalista revolucionario, para después ser antiimperialista, para al final de su vida ser socialista. ¡Por Dios! No se puede entender que todo es la misma lucha.

Y Mella lo fue todo al unísono. Fue el mejor nacionalista revolucionario, el mejor antiimperialista y el mejor comunista de Cuba en su tiempo. No pasó por ningún proceso oscuro de profundización. Estaba lejos de todo reformismo y populismo, porque sabía que la clase trabajadora era quien haría cumplir en Cuba el sueño de Martí.

Porque el sueño de José Martí lo podía cumplir tan sólo un comunista. Ningún otro. Y fue Mella, pero nos lo asesinaron.

El generalísimo Máximo Gómez al enfrentarse al hecho concreto de ver burlada la República soñada dijo que quien sabía de eso era José Martí. Pues de lo que se trataba no era esta vez de echar a otra metrópoli del suelo patrio. La bandera norteamericana que se izó en Cuba lo hizo por primera vez en su lamentable vida... como bandera imperialista.

Esa observación de Máximo Gómez fue de una claridad matutina. El machete, el himno invasor, no podrían esta vez ir solos a la batalla. Estaba faltando algo más, de lo cual el inapreciable dominicano, que dedicó su vida a mi Patria, no era experto ¡Pero experto no era nadie! Apenas Lenin por allá, lejos de estas tierras y este calor y por supuesto el primer antiimperialista del mundo, José Martí.

De alguna manera quiso el destino que el primer país socialista de este hemisferio, fuera precisamente la última colonia española y el primer país donde el imperialismo presentara credenciales. ¿O es que no fue azaroso? ¿O es que se repetía que el más atrasado era el eslabón débil que comenzara la revolución socialista?

Y así de rápido, nos ha dejado Julio Antonio el enigma venturoso de su vida. No sólo nos unió a Lenin, sino a lo mejor de la revolución de Octubre. Pocos meses antes de morir conoció a Andrés Nin. El maravilloso comunista, dirigente del POUM, que asesinaron los estalinistas en España... esos asesinos en serie.

Porque Mella fue un comunista de los que necesitamos, inteligente, audaz, antiestilinista y libertario. Dice Alejandro Gálvez Cancino:

“Seguidamente estuvo en la IV Congreso de la Internacional Sindical Roja (ISR) en Moscú. Durante el Congreso, celebrado en marzo, conoció a Andrés Nin, quien le expuso las tesis de la oposición de izquierda y su lucha en el PCUS, la Internacional comunista y la ISR, contra la política de colaboración de clases impulsada por la dirección de centroderecha representada por Stalin y Bujarin.”

Y fueron éstas las ideas del comunismo que defendió Julio Antonio. No sólo nos unió a las ideas marxistas, sino (a pesar de que lo envuelvan en banderas patrioteras), nos unió a lo mejor de ellas. No en balde los que militaron con él en la Asociación Nacional de Nuevos Emigrados Revolucionarios de Cuba integraron la oposición de izquierda. Entre otros Sandalio Junco (del que más nos valdría conocer su historia). Él fundó junto a otros el Partido Bolchevique Leninista, a la izquierda por supuesto del estalinista PSP; no en balde le escribió Mella a un camarada en el libro La plataforma de la Oposición de León Trotsky: “Para Alberto Martínez con el objeto de rearmar el comunismo. Julio Antonio Mella”. No en balde por su consecuencia política los trotskistas consideran a Mella como el iniciador de la corriente que más tarde conformó la Oposición de Izquierda en el PCM (Partido Comunista Mexicano).

No lo mató el estalinismo... parece ser, pero no dudaría que el Partido Comunista Cubano le haya explicado a Vidali o Contreras lo inoportuno que era este joven para los tenebrosos planes del partido.

Mas ahora lo que debe interesarnos, por lo que debemos juntar las manos llenas de orgullo, es que Julio Antonio Mella estuvo defendiendo las ideas comunistas que necesitamos. Incluso en contraposición de aquellos llamados comunistas que tanta ala y tanto empeño trataron de asesinar. Mella estuvo contra todas las tristes apariciones. Etapismo, coexistencia pacífica, colaboración de clases.

Y es por eso que nos es útil después de muerto, y es por eso que en realidad no lo está y es por eso que la revolución cubana ligada por esos puntos claves José Martí , Mella y el Che, liderada por Fidel, sabrá librarse a tiempo y sin mucho esfuerzo del estalinismo remanente.

Un día como hoy asesinaron a Mella. Caminaba junto a su hermosísima Tina Modotti, a la que, por cierto, no le perdono que teniendo la fina sensibilidad de una artista y habiendo sido amada por el hombre más bello, inteligente y revolucionario de su tiempo, se hubiese ligado al oscuro Vidali.

Pero Mella y no Vidali es el que está fresco y vivo que nunca. Vidali permanecerá helado y siempre con mal olor.

Un día como hoy Mella se nos alza en tres dimensiones y nos grita hacer la revolución socialista sin preámbulos, ni tapujos. Atrás quedaron sus asesinos y sus críticos. Este muchacho junto al Che son la imagen gráfica y el alma de la juventud comunista cubana, a la que la Historia le depara todavía las mayores batallas por librar.

¡Socialismo o Muerte!

 
Cuba
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Da: mfelix28 Inviato: 16/01/2006 14:05
Matilda:
Seguro que hay algún gusanito que dirá ( si no lo dijeron ya) que fue mandado asesinar por Fidel Castro.
Y habrá otro que dirá que lo vió con sus propios ojos.

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Da: matilda Inviato: 16/01/2006 14:05
Félix ,lo que mas me gusta del escrito de Celia,es el rescate que hace de las ideas martianas, tal como las expresó......
Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras -el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas- y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse.para tener hombros en que alzarse defensores de los desamparados”. Mejor vaticinio ni el oráculo. 

Mas sentenció Martí, ese Martí que reclama Mella: “Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades más iracundas, y de menos claridad natural: explicar será nuestro trabajo...”

Y vaya que trabajo! el genio de Martí ni se imaginaba cuánto trajinar acarrearían sus ideas....porque vamos, que lo traen de los pelos como pueden.

saludos

matilda


Rispondi  Messaggio 4 di 4 di questo argomento 
Da: SadCHARLOTE Inviato: 17/01/2006 15:20
Lezama Lima a pesar de ser uno de los mejores escritores Cubanos fue  discriminado en a Cuba Comunista por gordo y homosexual.
 
Hay qué ver que estos comunistas son descaraos .
Celia Hart , perteneciente a la nueva clase social cubana  oportunista y vive bien , que se viste en Italia y en Francia con gustos Pequeño Burgués que es capas de no pensar en su madre que murió "Suicidada" esa enfermedad que ha atacado a demasiadas personas  en la nomenclatura castrista , que en toda Cuba se comentó entre cuatro paredes su "Suicidio" o su "Suicidaron"
Descara'os
 

¿Un complot internacional de mentirosos?
La Verdadera hístoria de la muerte de Julio Antonio Mella

Por Pino Cacucci

Articulo publicado en el periodico digital La Jornada (Mexico)

Julio Antonio Mella fue asesinado la noche del 10 de enero de 1929 en la esquina de Abraham González con Morelos, de dos tiros de revólver .38: la primera bala atravesó el codo izquierdo y el intestino, la segunda perforó un pulmón. El juez Alfredo Pino Cámara interroga a Tina Modotti y la acusa de varias contradicciones: ella ha declarado que quien disparó -desde un automóvil en la oscuridad- lo hizo mientras ella caminaba tomada del brazo izquierdo de Mella, algo imposible porque la primera bala lo hirió en ese brazo, y no pudo ser un acto sorpresivo porque Mella corría tratando de escapar.

Hay tres testigos de los hechos: el panadero Luis Herberiche que se encontraba en la puerta de su panadería, y los jovenes Anacleto Rodríguez y José Flores, que estaban a la puerta de su casa en Abraham González. Los tres afirman que vieron a tres personas, dos hombres y una mujer, avanzando desde Bucareli y discutiendo animadamente, y que uno de los dos hombres sacó una pistola y disparó mientras el otro corría hacia delante. En el careo con Tina, Herberiche declara: "No tengo ningún motivo para engañar a la justicia. Soy un comerciante al que no le gusta verse implicado en estos hechos. Siento mucho desmentir a la señora, pero lo que dije es la verdad y lo sostengo". Los periodicos de la época publicaron estos y muchos otros detalles, pero la justicia no pudo esclarecer quién mató a Mella y por qué.

En 1986 hablé con Félix Ibarra, que a los 17 años entró en la Juventud del Partido Comunista Mexicano (PCM) y después simpatizó con la Oposición de Izquierda, que apoyaba a León Trotsky. Ibarra tenía la máscara mortuoria de Mella, que me enseñó -aún conservo la foto que hice- y fue una emoción ver cómo era el rostro del luchador cubano pocas horas después de su fallecimiento. Luego, Félix me contó:

"Lo conocí en 1928, cuando yo vivía donde ahora está el metro San Antonio Abad. El venía a repartir propaganda y me acuerdo muy bien de ese muchacho alto, fornido, que siempre transmitía entusiasmo. Al principio se adhirió a la Oposición de Izquierda, pero cuando lo acusaron de atentar contra la unidad del PCM, oficialmente tomó distancia, aunque en octubre de 1928 fundó la revista Tren Blindado, que era el emblema de Trotsky... Fue un desafío. Además, Tina fotografió la máquina de escribir de Julio Antonio y en la hoja de papel que sale del carro se puede leer una frase de Trotsky sobre la función revolucionaria del arte. Cuando lo mataron, le pregunté varias veces a mi tío Alberto Martínez, que era dirigente del PCM, quién era el asesino, y siempre evitó contestarme, hasta que un día, cuando pensó que yo tenía ya una consciencia política sólida, me dijo: 'Fue ese malvado de Sormenti'. Y no quiso agregar más. Mi tío conocía a Vittorio Vidali como Carlos Contreras o Enea Sormenti, y creía que Sormenti era su verdadero apellido. Años después, hablé del asunto con Diego Rivera, y me dijo: 'Todos sabemos que fue Vidali, ya nadie puede tener dudas al respecto'".

Otra persona, cuya vida es parte de la historia del comunismo en Italia, pero no quiere involucrarse en esta polémica desgarradora, me contó que una vez, discutiendo con Vidali en Trieste, éste le dijo: "No fui yo personalmente, pero claro que a Mella lo liquidamos nosotros. Era un irresponsable, estaba quebrando la unidad del partido y la unidad sindical".

Junto a Diego Rivera

La ruptura entre Trotsky y Stalin se da en 1924. La lucha entre dos conceptos de revolución socialista -"revolución permanente" y "revolución en un solo país"- se propaga a los "partidos hermanos" del mundo, y en México alcanzará uno de los niveles más sangrientos. El PCM es considerato por el Komintern el eje de la ideología moscovita en América. La línea que dicta la ciudad de México está destinada a influir en el subcontinente. Stalin tiene en México un comité central lleno de líderes fieles, pero, junto a ellos, emergen figuras peligrosamente atraídas por el trotskismo. Y es para controlarlas o suprimirlas que Vidali -alias Carlos Contreras o Enea Sormenti- es enviado a México.

Mella no fue abierto partidario de Trotsky, pero su deseo de derribar a Gerardo Machado en Cuba es bloqueado por Moscú: cada foco rebelde en América Latina representa un peligro para la consolidación del poder en la Unión Soviética. Apoyar un intento insurreccional en la isla significa desafiar los intereses económicos estadunidenses, y Moscú no quiere que Washington considere a la Unión Soviética una amenaza a su "patio trasero", según la Doctrina Monroe. Los partidos comunistas, en esta fase histórica, trabajan para impedir sublevaciones armadas en sus respectivas áreas de influencia.

En el IV Congreso de la Internacional Sindical, Mella conoce al comunista español Andrés Nin, quien le expone las tesis de la Oposición de Izquierda sobre la política de colaboración entre las clases impulsada por Stalin y Bujarin. De inmediato, el dirigente comunista argentino Víctor Codovilla exige la expulsión de Nin. Mella comparte la postura de Nin pero no puede apoyarlo, porque se aislaría, ni quiere hacerse cómplice de la expulsión; así, decide mantenerse al márgen y Codovilla emprende una campaña contra él.

Cuando Mella apareció en México, el PCM afrontaba una profunda crisis interna. Entre 1925 y 1926, se había producido una ruptura entre la dirigencia de Xavier Guerrero, David Alfaro Siqueiros y Rafael Carrillo, y el ala derecha del partido que buscaba aliarse con sectores del gobierno de Plutarco Elías Calles, o sea el gobierno que estaba usando a la CROM para controlar el movimiento obrero y aplastar los movimientos independientes. En el V Congreso del PCM, en abril de 1928, Mella y su grupo llaman a reorganizar la lucha sindical contra la CROM, pero son derrotados por la dirección del partido, que los acusa de intentar una nueva dispersión de las fuerzas obreras. Todo esto sucede en vísperas del IV Congreso de la Internacional en Moscú.

El 17 de julio un cristero mata al presidente reelecto Alvaro Obregón en el restaurante La Bombilla, y a los pocos días los dirigentes de la CROM son acusados de complicidad en el magnicidio: aprovechando la confusión debida a los torpes errores de la dirigencia de centro-derecha del PCM, y con respaldo de Diego Rivera, Mella, decide afrontar en Moscú la intransigencia del Komintern y del mismo Stalin. Apoyado por delegados obreros y campesinos, gana la votación y los dirigentes de la Internacional son obligados a permitir el nacimiento de la Confederación Sindical Unitaria de México. Stalin no replica, se limita a esbozar una sonrisa que sus adversarios aprenden a reconocer pronto: es aquella anuencia lenta, de padre bonachón, que anticipa la venganza. Es su manera de emitir condenas inapelables, por las cuales sabrá esperar años en algunos casos, y sólo meses en otros.

En septiembre de 1928, la derecha del PCM pide la expulsión de Mella por "el crimen de trabajar contra la línea del partido". Lo apoyan Xavier Guerrero, Rafael Carrillo y Vittorio Vidali. Muchos dirigentes hacen frente común contra la izquierda dirigida por Mella y Diego Rivera. El partido se enfrenta al peligro de una grave ruptura, y Mella es destituido del comité central y aislado. Ante la prohibición absoluta de organizar una expedición a Cuba, suspende su colaboración con el partido y sigue con su proyecto. Pero comprende que son muy pocos los militantes dispuestos a embarcarse en la empresa, pues hacerlo significa ponerse en contra del PCM y de la Internacional. Gerardo Machado sabe muy bien que Mella no tiene recursos ni hombres para emprender una guerrilla en Cuba, menos aún zarpando desde México, donde los militantes del PCM y el mismo gobierno mexicano se lo impedirían; Machado no tiene ningún motivo sensato, tomando en cuenta la situación, para provocar la reacción del gobierno mexicano mandando a matar a Mella que en ese momento no constituye ninguna amenaza. Es diciembre de 1928, un mes antes de su asesinato. Durante una acalorada reunión en la calle de Mesones, la última en la que Mella participa, Vidali pierde el control y se acerca al cubano gritándole: "No lo olvides nunca: de la Internacional se sale de dos maneras, ¡o expulsado o muerto!"

¿Sabía o no?

Nunca sabremos si Tina estaba enterada de esto o si lo descubrió después, mucho después. Podemos entender por qué rechazó la versión de los tres testigos, declarando que los disparos llegaron desde la oscuridad: la justicia mexicana, la policía y los jueces eran el "enemigo", había que defender el ideal, la causa suprema, el Partido. Pero en 1941, poco tiempo antes de su muerte, habló con el exiliado español Jesús Hernández, que había sido ministro del gobierno republicano. En sus memorias, Yo fui un ministro de Stalin, Hernández afirma que Vidali participó en la captura, tortura y asesinato de Andrés Nin en la guerra de España. Ese día se lo recordó a Tina, diciéndole que por ello arrestó a Vidali pero otros funcionarios ordenaron su inmediata liberación. Ante eso, Tina con un rencor inesperado comentó: "Lo hubieras fusilado. Hubiera sido una buena acción, te lo aseguro. No es más que un asesino, y me ha arrastró a un crimen monstruoso. Lo odio con toda mi alma. Pero estoy obligada a seguirlo hasta el final. Hasta la muerte".

Esa muerte se produjo en un taxi la noche del 5 de enero de 1942, por "congestión visceral generalizada", como reza el acta de defunción, y no por un "ataque del corazón" como siempre dijo Vidali. La "congestión" sirvió a la prensa para anunciar en primera plana: "Envenenada Tina Modotti, típica eliminación estalinista". En la hemeroteca de la UNAM esos diarios están disponibles, pero nunca sabremos cómo realmente murió Tina.

Puras mentiras

¿Mintió Jesús Hernández sobre la amarga frase de Tina? ¿Mintieron los testigos de la calle Abraham González, acaso contratados por la embajada cubana? ¿Un panadero y dos menores de edad cómplices de Gerardo Machado? ¿Es un mentiroso Felix Ibarra? ¿Mintió Julián Gorkín, que en España combatió contra Franco y por el resto de su vida acusó a Vidali de varios asesinatos? ¿Mintió el combatiente italiano Umberto Tommasini, que en España organizó un grupo de buzos de asalto para dinamitar los barcos que llevaban armas a Franco, y luego se dedicó hasta el fin de sus días a perseguir a Vidali en cualquier situación pública acusándolo de haber matado cobardemente por la espalda a tantos compañeros?

Es difícil aceptar que algunos ídolos se caigan del pedestal, como a menudo le sucede a quien tiene escasos conocimientos de la historia, pero definir a Vidali como "un revolucionario" es un insulto a la memoria de tantos revolucionarios que sacrificaron su vida por un sueño de justicia y democracia que Stalin y sus esbirros convirtieron en pesadilla



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