8. Sus aventuras eran una celebración de la vida
A esas llamadas aventuras las califica el preguntón como orgías de muerte, para continuar hablando de ejecuciones ordenadas por el Che a personas inocentes en Santa Clara y luego durante los meses que dirigió el regimiento de La Cabaña en la Habana. Para sus afirmaciones se apoya, según él, en dos testigos excepcionales: Javier Arzuaga, quien era capellán de La Cabaña, y José Vilasuso.
Al llegar a esta parte de las respuestas de Alvarito Jr. no pude contener la risa, aunque hasta esos momentos, todo lo escrito por el reptil, solo me había producido nauseas. Han transcurrido más de cuatro décadas desde que abandonamos La Cabaña, donde cumplíamos nuestro deber trabajando a las ordenes del Che, para ir luego a integrar las Fuerzas Tácticas del Centro en Santa Clara.
Entre otros recuerdos que llevo en mi memoria, en mi condición de oficial de Ejercito Rebelde en el regimiento de La Cabaña, están los juicios que muchos de nosotros tuvimos que presidir para hacer valer la justicia revolucionaria exigida por nuestro pueblo contra los detestables asesinos y torturadores de la tiranía batistiana. Esos a los que el vástago de marras llama “personas inocentes”.
Si de algo puedo estar tranquilo conmigo mismo, junto a otros compañeros, fue de nuestra actuación en los juicios revolucionarios en La Cabaña bajo las ordenes del Che. Lo primero que debo decir en razón de la verdad histórica es que en más de una oportunidad, los que tuvimos la desagradable tarea de presidir aquellos juicios, le reclamamos al Che por la excesiva dilatación de aquellos procesos, precisamente porque él nos exigía como jefe del regimiento que no se podía dictar sentencia alguna si no existían los más abundantes elementos probatorios de la culpabilidad o no de los procesados.
No hablo de los elementos suficientes, ya que en muchas ocasiones considerábamos que contábamos ampliamente con los mismos. Utilizamos el calificativo de abundantes, para indicar el exceso de elementos probatorios, exigidos por el Che. Hoy, con más conocimiento acerca de otros procesos revolucionarios en el mundo, puedo afirmar, sin el menor temor a equivocarme, que la revolución cubana fue y es el más alto ejemplo de humanismo y sentido ético en la aplicación de la justicia revolucionaria que se haya conocido.
No creo que exista un solo caso en que tengamos que avergonzarnos por haber actuado injustamente contra ningún procesado, a lo largo de todos los años de revolución, enfrentados al enemigo imperialista, que ha tratado de destruirnos por todos los medios posibles.
Lo que más me movió a risa en este escrito, fue su alusión a unos de los llamados testigos excepcionales de la época de La Cabaña, concretamente al capellán Javier Arzuaga. Recuerdo perfectamente a este personajillo. Es más, lo tengo bien grabado en la memoria, y en más de una oportunidad me he visto en la necesidad de referirme a él como caso anecdótico muy particular.
Para ser objetivo debo reconocer que este personajillo me resultaba en ocasiones muy simpatico y en otros momentos, más bien desconcertante. Con frecuencia Arzuaga pasaba frente a mis oficinas de La Cabaña, para ser más preciso, frente a la Junta Económica Militar que yo dirigía, y me saludaba muy atento, y hasta diría que afectuoso.
Salvo que Arzuaga haya sufrido alguna operación quirúrgica después de marcharse de Cuba, y que esa operación le haya cambiado absolutamente su personalidad, no puedo imaginarme ni por asomo, que a estas alturas ande haciendo testimonios dolorosos sobre la época de su estancia en La Cabaña, como capellán del aquel Regimiento. Explicaré en que fundamento mis afirmaciones.
Uno de los ejemplos desconcertantes de la personalidad de Arzuaga era que en más de una ocasión se acercaba a algunos de nosotros, los oficiales que actuábamos en los juicios, para preguntarnos con la mayor frialdad y desparpajo, si había “algún fusiladito para por la noche”.
Se observaba en la pregunta del curita un dejo de cierto sadismo que nos molestaba a todos, pero Arzuaga hacía la pregunta con cierta gracia expresada en el rostro, que en algunas oportunidades nos hacia reír cuando daba la espalda y se marchaba en dirección a las prisiones de La Cabaña, donde se ocupaba de hacer confesar a los sancionados.
Efectivamente, es cierto, que el Padre Arzuaga, como le llamábamos, hacia derroche de convencimiento a los acusados. Se comentaba en el regimiento, que después de haber hablado durante unas horas con los condenados, aquellos quedaban absolutamente tranquilos y convencidos de la gravedad de todos sus pecados como torturadores y asesinos de la peor especie.
Para ser honesto, debo decir, que si bien recuerdo, como si fuera hoy, al padre Arzuaga, no me resulta igual con el otro testigo llamado José Vilasuso, que cita este gran difamador, Conocí a un coterráneo holguinero de ese mismo apellido, que luego se marchó del país, pero desconozco si se trata del mismo individuo. De lo que sí estoy seguro es de no haber visto nunca al Vilasuso holguinero en el Regimiento de La Cabaña.
9. Era un visionario.
A este enunciado el interrogador responde, que en realidad el Che tenía una visión bastante borrosa de América Latina, para luego agregar varias estupideces sobre el enfoque guerrillero del Che, desde el campo. Luego arremete contra la reforma agraria, afirmando que en los países que se ha realizado ha sido un fracaso porque ha obstaculizado el desarrollo de la agricultura, con reglamentos absurdos que prohíben los convenios privados.
Sobre la visión borrosa del Che sobre América Latina, el comentario mueve a risa nuevamente. Si de algo no carecía el Che Guevara era de un conocimiento profundo sobre los países latinoamericanos, primero por haberlos conocido directamente, y además por haber seguido estudiando la situación de los mismos con la mayor dedicación e interés.
No es necesario abundar sobre la amplia y reconocida cultura del Che Guevara, que le permitía tener un sólido dominio sobre los principales problemas históricos, económicos y sociales de la mayor parte de estos países. Sólo a alguien tan ignorante como este señor se le ocurre hablar de temas como la guerra de guerrilla y la reforma agraria, disputándole al Che el conocimiento sobre los mismos. Esto indica el grado de irresponsabilidad de estos cipayos del imperialismo en el momento actual.
10. Estaba en lo cierto respecto de los Estados Unidos.
El ofidio se va por la tangente en esta respuesta. Habla de que el Che predijo que Cuba superaría el PIB percapita de Estados Unidos para 1980 y que hoy sobrevivimos gracias al subsidio petrolero de Venezuela como forma de limosna internacional.
No dice como el Che calificó más de una vez al imperialismo norteamericano por sus crímenes en América Latina, empezando por lo presenciado por él cuando el ataque artero de los aviones norteamericanos apoyando el golpe contra el gobierno progresista de Jacobo Arbenz en Guatemala. Aquel hecho radicalizó aun más al Che desde el punto de vista revolucionario y le permitió comprender más nítidamente el carácter criminal del imperialismo yanqui y sus lacayos.
Más tarde volvería a presenciar el ataque imperial a Cuba cuando la agresión yanqui por Playa Girón y finalmente las amenazas de destrucción nuclear por parte de ese mismo imperio cuando la crisis de los mísiles en 1962. En aquellas dos ocaciones el Che Guevara fue el jefe militar de la provincia de Pinar del Río y tuvo que soportar indignado la presencia de los aviones yanquis realizando vuelos rasantes sobre su Puesto de Mando en aquella provincia.
Sobre el PIB per cápita, debo decir, que aún cuando en materia económica no siempre es inteligente hacer pronósticos precisos, ni el Che los hizo nunca, no dudo que si no hubiésemos sufrido el criminal bloqueo económico por parte del imperialismo, nuestra economía sería la más floreciente de toda América Latina en estos momentos. Los ritmos de crecimiento en la mayoría de las ramas en los primeros años así lo atestiguan.
Breves conclusiones:
Una gran variedad de ofidios, forman parte de la biodiversidad en nuestra América irredenta, muchos pueden observarse en los zoologicos existentes en los distintos países. Su acción depredadora se conoce muy bien por nuestros pueblos explotados desde la comunidad primitiva hasta hoy. Los padres fundadores también fueron difamados por esas especies en épocas pasadas.
Al Precursor Francisco de Miranda los rusos zaristas le llamaron “Exótico huésped”, “hombre de carácter honrado y noble”. Eso hasta que se enroló con los revolucionarios franceses. Por su parte los jacobinos lo calificaron de “aventurero y espía”. Los norteamericanos por “agente de los rusos” y otras sandeces. Todo después de haberse jugado la vida combatiendo por la liberación de las 13 colonias americanas,
Para dar a conocer todas sus infamias, los poderosos contaban con los mismos tipos de reptiles con que cuenta el imperialismo norteamericano en la actualidad, con la diferencia que esas mismas especies eran más primitivas y quizás hasta menos dañinas en aquella época. No contaban con Internet, CNN y los demás medios con que cuenta la culebra objeto de este trabajo para denostar la figura del Che Guevara por instrucciones del poderoso imperialismo yanqui.
Pero la voz de los pueblos es más poderosa que los aullidos de las hienas y los inaudibles silbidos de las culebras al servicio del imperialismo. Y si la especie engendrada por el autor de La Fiesta del Chivo no cree lo que aquí le explicamos, le sugerimos que se informe sobre los resultados de la Cumbre de Mar del Plata que acaba de terminar, y sobre el mar de pueblo que gritó a voz en cuello y al unísono con el entrañable y valiente Presidente bolivariano Hugo Chávez.
VIVA EL CHE GUEVARA, CARAJO
Noviembre 2005.