LOS TENTACULOS DE LA NED - LA CUBA DEL GRAN PAPIYO

La Asociación de la Prensa de Cádiz inicia una campaña para movilizar a los ayuntamientos andaluces contra Cuba

insurGente (Antonio Maira).- Los caminos de la NED (Nacional Endowment for Democracy) como los de Dios son inescrutables. Pero éstos llevan al cielo pasando por Roma, y aquéllos a la âDemocracia Washington Consensusâ -tal como la ha establecido Bush en Afganistán y en Iraq- pasando por la intervención militar de los EEUU. Los vericuetos y las conexiones entre caminantes y caminos son muchas veces, en lo divino y en lo imperial, ignorados, pero el impulso y la dirección tienen un origen muy conocido. Nadie sabe âquiere decir todo ese preámbulo- por dónde se establecen las conexiones indirectas entre las instituciones estadounidenses encargadas de planificar la guerra contra Cuba, y organizaciones locales de medios y de periodistas como la Asociación de la Prensa de Cádiz, para que esta última se convierta en una pequeña pieza del engranaje dirigido por el Comité para la Asistencia a una Cuba Libre que capitanea ahora Condoleezza Rice; o cómo llegan los estímulos y las iniciativas de profundo respeto a los derechos humanos desde la administración Bush hasta el Grupo Bahía de Cádiz de Amnistía Internacional, pero para el caso es lo mismo. Todos sabemos que por efecto del sistema de poder, la corriente del éxito social y las remuneraciones económicas correspondientes, se vuelven torrente impetuoso para aquellos que se dedican a injuriar a Cuba o a Venezuela.

La campaña consiste en el envío a los ayuntamientos de propuestas de resolución en las que se denuncia la situación de varios “presos de conciencia” en Cuba, y se exige su inmediata puesta en libertad. Asimismo se denuncia la mala situación de salud de los presos y se demanda de las autoridades cubanas una mejor asistencia médica mientras los presos continúen en situación de encarcelamiento.

Los ayuntamientos que se avengan a las instrucciones de instituciones tan representativas de la Libertad y de los Derechos Humanos como la Asociación de Prensa de Cádiz o el Grupo Bahía de Cádiz de Amnistía Internacional, deberán producir las resoluciones correspondientes y enviar cartas a los presidentes de los gobiernos de Cuba y de España, y al ministro Moratinos. Nada se dice, por supuesto, del embajador de los Estados Unidos, verdadero productor en la sombra y beneficiario de todo este filantrópico esfuerzo.

Es muy probable que el presidente de la Asociación de Prensa de Cádiz, Fernando Santiago Muñoz –que también lo es de la de Andalucía- considere que es muy respetable la “conciencia” de sus presos cubanos, aunque las numerosas pruebas de cargo y sus propias declaraciones públicas demuestran que tal cosa consistía simplemente en una obediencia absoluta a las orientaciones del Jefe de la Sección de Intereses (representación diplomática) de los Estados Unidos en Cuba. Eso y la satisfacción por la soldada que como auténticos mercenarios recibían de los funcionarios estadounidenses, directamente o a través de las organizaciones contrarrevolucionarias de Miami. Los entonces “periodistas independientes”, “presos de conciencia” ahora, trabajaban siguiendo orientaciones precisas del gobierno de los Estados Unidos que les fijaba temas y valoraciones. Y les pagaba, claro. En la época en la que se produjeron las detenciones y los juicios, la “conciencia” se incrementó poderosamente trabajando para la potencia victoriosa que amenazaba con invadir Cuba. “Ahora Iraq, mañana Cuba”, entonaban entusiasmados sus reclutadores de Miami.

Es seguro que él y su compañera de desvelos, María Angustias González, de Amnistía Internacional, desconocen –por olímpico desprecio y por absoluta irresponsabilidad- un documento tan significativo sobre las relaciones de Cuba con los Estados Unidos, es decir sobre la “conciencia” de los “disidentes encarcelados”, como es el Informe del Comité para la Asistencia a una Cuba Libre.

En él se establecen los cauces para el ejercicio de cualquier disidencia en Cuba, bajo las órdenes de un funcionario de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos –nombrado por Bush Coordinador para la Transición en Cuba- y los criterios, leyes e instituciones que definirán con toda precisión y desde los Estados Unidos, la Libertad, la Democracia y la independencia de Cuba. Un catálogo escandaloso que define muy bien la conciencia disidente que ha llevado a los periodistas mercenarios a la cárcel en Cuba, y define también la consciente ignorancia y el cálculo de prebendas de los personajes que ponen en marcha iniciativas como ésta. Estos últimos son la “diplomacia civil” de la que habla Condoleezza Rice.