Nos gusta ver feliz al comandante
Texto y foto: José Antonio Fulgueiras
SANTA CLARA.—Para gramáticos afiliados al béisbol, el apellido de Eduardo Paret, torpedero y capitán del equipo Cuba, debía terminar en D, luego de haber convertido su destreza y habilidad en un escollo horizontal y vertical donde las pelotas bateadas por los adversarios se suicidan en su guante mágico.
Lo abordé en su casa del Condado. Estaba en compañía de Pedro Jova, su padre y maestro del guante y el bateo. Fui al grano, pues a un robador de bases no debe estafársele mucho tiempo del poco que le queda libre hasta mañana martes, cuando volverá a integrarse desde las filas del Villa Clara a nuestra Serie Nacional.
Tenía, como casi siempre, la sonrisa a flor de labios y las respuestas sueltas del capitán triunfante que retornó a la Patria como subcampeón del orbe, tras una demostración de altura beisbolera en el Primer Clásico Mundial de Béisbol.
¿Satisfecho?
—Me siento contento. No bateé como pretendía, pero me salieron bien las cosas a la defensa, que es lo que más disfruto en el béisbol. Corrí bastante bien y bateé y fildeé en los momentos que había que hacerlo. En verdad estoy feliz, y creo que el pueblo también lo está. Mucha gente se me ha acercado para felicitarme y darme las gracias por haberles dado esta alegría y esta victoria a Cuba y al mundo.
—El pelotazo contra República Dominicana, ¿te lo dieron o lo cogiste?
—Bueno, imaginate, en ese momento el pitcher me estaba tirando lanzamientos muy incómodos, la pelota me venía hacia arriba a más de 94 millas y se me perdía, y uno de ellos me cogió.
—¿Fue en la misma pierna que te lesionaste en el Mundial?
—Sí, pero por el otro extremo.
—¿Out o quieto la jugada en segunda base contra Puerto Rico?
—Al principio pensé que era out, pero mi mujer me aclaró después, por teléfono, que no había pisado la base. Un coach de Dominicana me dijo que, de acuerdo con las reglas de las Grandes Ligas, si hubiera pivoteado hacia primera, el arbitro habría cantado out. No lo hice porque había un corredor en tercera. Fue algo nuevo que aprendí.
—¿Sacaste otras experiencias en ese evento?
—Nos falta aprender un poco más del béisbol. Fue una práctica muy bonita compartir con esos peloteros de Grandes Ligas, que a pesar de su calidad, sienten mucha admiración y respeto por nosotros. Tengo fotos con Miguel Tejada, Albert Pujols, Moisés Alou y Adrián Beltré. Son personas muy sencillas y se llevaron una grata impresión de nuestro equipo. Dijeron que jugábamos un béisbol de conjunto muy impresionante, aunque debíamos mejorar algunos detalles.
—¿Por qué no se discuten los conteos de los árbitros?
—Porque esa actitud forma parte de la profesionalidad. El árbitro es quien manda en el juego. En mi opinión fueron bastante buenos, cantaron la zona de arriba y de abajo.
—¿Las jugadas que más recuerdas?
—Los dos jits que le quité a David Ortiz. Nosotros habíamos hablado mucho antes y tanto él como Pujols dijeron que ellos conocían de mi carrera deportiva. En la segunda ocasión, como estaban las bases llenas, Tejada le dijo a Ortiz que bateara por segunda, porque yo estaba cargado para tercera. Pero empecé a correrme pasito a pasito sin que ellos se dieran cuenta. Y ahí mismo fabriqué el doble play. Ah, también disfruté mucho cuando le robé dos bases al puertorriqueño Iván Rodríguez, uno de los mejores receptores en la historia de las Grandes Ligas. Él pidió dos veces bola franca a su pitcher, pero yo le hacía señas desde primera y le grité que yo iba a salir hacia segunda cuando yo decidiera y no cuando él quisiera. Existió gran camaradería entre nosotros.
—¿Llamaste mucho a Cuba?
—Llamé a Pedro Jova porque me sentía un poquito duro a la hora de batear y necesitaba que me dijera lo que estaba haciendo mal. Como siempre, me dio sus consejos sabios y me dijo, además, que no me preocupara, que estaba jugando muy bien.
Eduardo Paret está henchido de gozo. Revela que sudaba copiosamente cuando le entregó la bandera cubana al Comandante en jefe Fidel Castro en la Ciudad Deportiva.
"Menos mal que tenía la gorra puesta, porque el sudor me corría por toda la cabeza. Fidel se veía muy contento, y a nosotros nos gusta verlo así. No combatimos por dinero, sino por la bandera y el honor, y por ver feliz al Comandante."
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)