El embajador cubano junto a las Madres
La Revolución Cubana por los caminos de América
por Redacción Periódico de las Madres
Esta es la segunda y última entrega de la conferencia del embajador cubano en Argentina, Aramis Fuente Hernández. En el marco de las Cátedras Bolivarianas que se dictan en la Universidad de las Madres, las palabras que siguen a continuación relatan la imaginación que caracteriza a la Revolución Cubana, los desafíos superados y por venir, y los planes de Estados Unidos contra la isla caribeña.
La formas de la Revolución
La Revolución le ha dado solución a los tremendos problemas que estaban acumulados. Para que tengamos una idea, y no pretendo agobiarles con cifras, cuando triunfó la Revolución Cubana había más sesenta muertes por cada mil niños nacidos. La Revolución empezó a trabajar fuertemente en eso, desde hace muchos años tenemos un indicador que está en sólo seis niños cada mil nacidos vivos. Indicador que no puede presentar ningún país del tercer mundo hoy día, pero que se le va haciendo más difícil a países del primer mundo, desarrollados en salud. Estados Unidos no tiene los índices de mortalidad infantil que tenemos nosotros: la ciudad de New York tiene quince niños por mil nacidos vivos, la ciudad de La Habana tiene seis y medio. Aquí hay elementos con los cuales nosotros perfectamente podemos decir: “Vamos a comparar cuál de los sistemas es mejor”.
Vamos a ver cómo se ha incrementado la esperanza de vida del cubano, vamos a ver cómo se han eliminado las acciones de discriminación por raza, por sexo, por religión. Cómo se ha logrado incorporar a todos al estudio, cómo se ha logrado llevar la salud pública a todos sin que le cueste un centavo a nadie, cómo nos hemos preocupado, tanto en el campo como en la ciudad, en condiciones similares, cómo la Revolución ha buscado la fórmula de que cada habitante del país tenga las misma posibilidades y los mismos derechos. Cómo se eliminó el analfabetismo sólo en un año, partiendo de un concepto, y esto es una idea martiana, de que el único modo de ser libre es siendo culto, llevándole la cultura y diciéndole: “No te dijo lo que tienes que hacer, aprende, lee, saca tus conclusiones y aplica tu mismo las conclusiones”.
En estos cuarenta y siete años de revolución, en Cuba no ha habido un solo torturado, no ha habido un solo desparecido, no ha habido una sola persona cuyos derechos hayan sido violados como pretenden demostrar. Por supuesto, nuestra democracia no es la misma democracia que ellos tratan de promover, pretenden demostrar que su librito es el que hay que seguir. Y se erizan cuando alguien dice así no es. Esta democracia sí es participativa, la nuestra sí va a tener en cuenta la opinión, la nuestra sí va a dejar que la gente decida quiénes son los que deben dirigir, la nuestra sí va a tener la posibilidad de revocar al que no cumpla, en la nuestra sí el pueblo va a postular, en la nuestra sí el pueblo va a optar y decidir. Eso, simplemente ha sido rechazado y es objeto de cuestionamiento, de calumnias para tratar de demostrar que en Cuba no hay elecciones. Los que han estado en Cuba y han tenido la posibilidad de participar, sabrán que lo que estoy diciendo es así. Lo que también tendrán que coincidir conmigo es que no hacemos campaña con la parafernalia que se forma de pasquines, gasto innecesario, discusiones, controversias entre los candidatos, politiquería. Esa quedó sepultada el 31 de diciembre del año 58 en Cuba, porque con el triunfo de la Revolución se cambiaron los conceptos y la gente ha aprendido que la verdadera democracia es su presencia, su participación y su oportunidad real de tener una influencia y decidir su propio destino.
Los noventa, años de desafíos
En los años noventa, con la desaparición del campo socialista, hay que decir, que sin proponérselo ellos, pero con la formula que se estableció, la traición que hubo y el haber girado la espalda a un proyecto de la magnitud que era aquel, nosotros en el Caribe fuimos víctimas de la práctica de un segundo bloqueo. Nosotros hemos tenido la necesidad, del 59 al 90 o 92, de reconvertir la economía cubana dos veces. Una primera vez cuando establecieron brutalmente las medidas del bloqueo -hay que partir de la base que en ese momento el ochenta y cinco por ciento del intercambio de Cuba estaba establecido con Estados Unidos y sólo el quince por ciento con el resto del mundo-, estuvimos que reconvertir la economía cubana. Las fábricas, las industrias eran de procedencia norteamericana y hubo que cambiarlas, traerlas desde la Unión Soviética, de otros países socialistas. La materia prima venía toda desde Estados Unidos, hubo que buscar materia prima a diez o doce mil millas de distancia. Pero en los años noventa, cuando desparece el campo socialista, todo será al revés: el ochenta y cinco por ciento de nuestro comercio era con los países socialistas y especialmente con la Unión Soviética. Todo eso desapareció, por lo tanto nuestras industrias, materia prima, las fuentes de suministro que estaban a diez o doce mil millas se perdieron. Cayó el intercambio del país de unos 8500 millones de dólares al año a menos de 2000 millones, se eliminó el envío de combustible, entramos en lo que llamamos el período especial. Y cualquiera podría preguntarse cómo es posible que en condiciones tan duras, adversas y difíciles hubiéramos podido resistir y vencer. Yo debo decirles que cuando se derrumbó el campo socialista, los peores politólogos norteamericanos, los cubanólogos y la mafia cubano-americana en Miami, consideraron que la Revolución Cubana no podía mantenerse más de dos o tres meses. Incluso comenzaron a hacer sus maletas, porque visualizaban el momento del retorno y qué retorno pretendían hacer. Porque hubo algunos que pidieron oficialmente al gobierno norteamericano que cuando se derrumbara la Revolución, que cuando cayera el gobierno revolucionario, que cuando el pueblo cubano se arrodillara en lágrimas en los ojos para pedirle a ellos que nos salvaran, supuestamente del comunismo, entonces ellos lo que pretendían del gobierno norteamericano es que le diera licencia por tres días para matar. Y no estoy diciendo una frase hueca, no estoy trasladando un drama, estoy diciendo una realidad objetiva y lamentable. Pidieron que les dieran una licencia para llegar a Cuba y tener setenta y dos horas para matar, sin que esto le fuera a crear ningún problema frente a la justicia. Era como si estos señor, por llamarles de alguna manera, pensaran o supusieran, que nosotros íbamos a dejarnos matar. Ellos estaban suponiendo que iban a llegar a Cuba con fusiles, pistolas, navajas, sogas para ahorcar y nosotros, como corderitos, nos íbamos a dejar matar.
Nosotros somos un pueblo pacífico, somos un pueblo amistoso, somos un pueblo que realmente recibe a los amigos con los brazos abiertos, capaces de dar lo que tenemos y lo que no tenemos por ayudar a un pueblo hermano. Nosotros hemos estado dispuesto a ofrecer nuestras vidas para ayudar a otros, pero no permitimos que nos humillen y partimos de una máxima que dijo un gran patriota cubano, que fue Antonio Maceo, cuando señaló que quien intente apoderarse de Cuba recogerá sólo el polvo de su suelo regado en sangre si no perece en la lucha. Porque sabía perfectamente el valor de los cubanos y de que somos capaces de defender esos pedacitos de tierra, de cielo, de mar, nuestra bandera cuando hay que defender. Ellos saben perfectamente que si van o invaden a Cuba, tendrán que tomar lo peor por la punta de los fusiles y no de otra manera.
Los planes de Estados Unidos
Ahora, nosotros estamos terminando el año 2005 en un momento realmente de auge. Hay algunas cosas que todavía nos quedan, pero se va avanzando de una manera impresionante. La Revolución ha emprendido en los últimos años una gran cantidad de programas especiales. Hay más de ciento cincuenta programas que conforman lo que hemos dado en llamar la batalla de ideas.
Estos programas son en el campo de la educación, de la salud, del trabajo, en muchos campos importantes en la vida del país, tanto en los social como en lo productivo. Para que tengan una idea, el año pasado en Cuba se reincrementaron los salarios, de una manera tan importante para las condiciones nuestras, a más de cinco millones doscientas mil personas. Creció notablemente el salario mínimo, creció el salario medio, crecieron los salarios en prácticamente en todos los sectores productivos y de servicios del país. Creció la seguridad social, crecieron las pensiones a los jubilados. Por cierto, debo decir, para conocimiento de ustedes, que en un plan que firmó el señor presidente de los Estados Unidos que pretende establecer las pautas para llevar, dicen, la democracia a Cuba: tiene cuatrocientas noventa y ocho páginas y cada una de las páginas recoge actos y pretensiones, pero ya que menciono la seguridad social, dice ese plan y dice el señor Bush, que cuando se establezca esa democracia que ellos pretende en Cuba, por supuesto que las acciones y los planes de seguridad social que “inmerecidamente” los jubilados cubanos ha recibido de los comunistas serán eliminados y, entonces, le darán la posibilidad a los jubilados, lo dice así el documento, a aquellos que tengan la salud para trabajar en obras públicas. Dicen en ese plan que van a vacunar a los niños cubanos contra cinco enfermedades. Nosotros vacunamos contra tres, pero lo ponen como una gran conquista y así una sarta de anormalidades. Por supuesto, nosotros nos hemos dados la tarea de que todos los cubanos, hasta en el último confín de Cuba, sepan que sus casas le van ser quitadas. El ochenta y cinco por ciento de los cubanos, después de la Revolución, es propietario de su vivienda, todos esos títulos de propiedad serán anulados, la seguridad social será anulada, tendrán que pagarse la educación y la salud. Hay una serie de elementos que ellos tienen muy bien diseñados en ese plan para destrozar la obra tremenda de la Revolución y nosotros les hemos dado un divulgación, en Cuba se ha discutido cuadra por cuadra, ha habido asambleas públicas para que la gente conozca el plan. Y debo decirlo: realmente la reacción que ha generado es una reafirmación revolucionaria tremenda. Así que por esa vía no estamos absolutamente preocupados.
Aciertos y errores
Pero volviendo a lo del pasado año, el producto bruto interno (PBI) creció un 11,8 por ciento. Es el crecimiento mayor que ha tenido el PBI en todos los años de Revolución. El turismo creció en casi un once por ciento y ha estado recibiendo más de un millón trescientos mil turistas. La producción de níquel creció y supuestamente deberíamos llegar a unas cincuenta mil toneladas los próximos años por unos acuerdos muy importantes con China. La producción en general se ha reactivado en todas las esferas, la salud ha recibido un impulso tremendo con la reparación de, prácticamente, toda la planta hospitalaria y de policlínicos. Pero estamos introduciendo un elemento nuevo, que es el de llevar y acercar la misión preventiva de salud al barrio. Ahora los policlínicos casi todos tienen salas de fisioterapia, tienen salas de atención y de cuidado intensivo.
Estamos inmersos ahora en lo que hemos llamado la revolución energética en Cuba, buscando fórmulas de garantizar de una manera racional y con mucha calidad la generación eléctrica pero garantizando ahorro no sólo de energía sino de combustible. Y buscando eliminar algunas deficiencias que fueron detectadas en el sistema energético del país. Estamos ahora energizando por provincia y garantizando que cada provincia tenga sus propios mecanismo de alimentación eléctrica, con otro tipo de equipamiento que es mucho más eficiente y más barato que las grandes plantas de electricidad.
No hemos estado exentos de errores y dificultades, se generó un cierto nivel de corrupción en el país. Estamos trabajando muy duro para la eliminación de ese mecanismo, de ese flagelo que no podamos darnos el lujo que exista. Lo más interesante de esto es que las jóvenes generaciones de cubanos son las que están marcando las pautas en la búsqueda de eliminación de esos focos y mecanismos de corrupción. Nadie está exento de sufrir errores y dificultades, incluso el comandante en jefe en un discurso que pronunció en el aula magna de la Universidad de La Habana el 17 de noviembre nos lanzó el interrogante si una revolución como la cubana podía destruirse. Y llegó a demandar algunas ideas. Dijo que nosotros, prácticamente, hemos logrado la inviolabilidad ambiental. Pero abría que ver si nosotros mismos, con los posibles errores que hemos cometido y podemos cometer en el futuro, no estaremos creando una base para que la revolución se destruyera. Este es un elemento que les traslado para que tengan en cuenta: no una duda sobre que la revolución pudiera destruirse, sino un pensamiento fresco que ubica en cada uno de los momentos los peligros y las posibilidades reales que pueden existir. Un pensamiento que ha madurado y que va marchando conjuntamente con la historia, que tiene en cuenta la experiencia de otros. Estamos buscando la fórmula de que también en ese campo la revolución pueda establecer un blindaje que sea impenetrable. Blindaje en el tema militar para que nuestras fronteras no puedan ser violentadas, para que el país no pueda ser tomado, para que si alguien osa en agredirnos pague un precio tan elevado que les sea imposible. Blindaje en el aspecto económico, pero blindaje sobre todo en el aspecto ideológico. Que las nuevas generaciones sepan que lo que ha logrado, que la proeza se ha hecho, que lo que se ha alcanzado al precio de un terrible sacrifico de sangre, sudor y lágrimas no se puede perder. Nosotros tenemos que garantizar que esa revolución y ese ejemplo continúen vivo, porque que lo que tenemos de más valor para ofrecerles a nuestros hermanos en el continente y en el Tercer Mundo. Saber que sí se puede, saber que un pequeño país se puede enfrentar a una potencia como Estados Unidos, que es la más grande militar y económicamente más grande que ha conocido el mundo.
Ese es el legado que podemos nosotros dejar y que estamos dispuestos a presentar aun cuando tengamos que entregar nuestras propias vidas