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General: Las bibliotecas independientes en Cuba, una mentira organizada
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Principe_Negro  (Mensaje original) Enviado: 05/04/2006 17:32

Las bibliotecas independientes, una mentira organizada

ALEIDA GODÍNEZ SOLER

21 de junio


Robert Kent y Aleida Godínez
en el Museo de la Alfabetización, 24 de febrero de 1999.

Entre los métodos empleados para desacreditar a la Revolución cubana, están la llamadas “bibliotecas independientes. Este proyecto, fabricado en marzo de 1998 en la oriental provincia de Las Tunas, es una muestra del accionar de supuestos “disidentes”.

Algunos estantes domésticos, carentes de la más elemental y variada literatura, fueron declarados “bibliotecas independientes”, por el sólo hecho de estar situados en los domicilios de contrarrevolucionarios que se proclaman con mucha pompa como “disidentes y opositores”, pero que en realidad han servido de empleados a sueldo de Estados Unidos en la aplicación de la política hostil contra Cuba durante más de 45 años.

Estas “bibliotecas”, de las que -según una supuesta Oficina de Estadísticas Social- en abril del 2003, existían unas 80 en todo el país, carecen de las normas técnicas vigentes de clasificación.

La mayor parte de sus libros no están ni siquiera clasificados por temas de interés. Algunas, en el decir de sus “directores”, tienen un horario especial de atención al público, pero carecen de registro de visitantes ni otro tipo de control. Puro cuento.

Lo cierto es que para esto fluye el dinero del National Endowment for Democracy y de otras muchas organizaciones, que son manipuladas por su Junta Directiva, que no son otra cosa que las personas que se quedan con el dinero que les envían para comprar libros. La “junta directiva” esta compuesta muchas veces por una sola persona que atesora para sí los dólares que recibe.

Según una declaración emitida el 4 de octubre del 2001 y firmada en La Habana por Bertha Mexidor y Ramón Colás, quienes dicen haber fundado un proyecto cultural, este surgió”por la necesidad que tiene el pueblo cubano de nuevas y variadas informaciones y de una lectura sin censura…”

Y aquí me detengo. Soy una testigo excepcional de lo que realmente son estos libreros independientes y de quiénes están detrás de la fachada y a qué se dedican. Dirigí una de tales “bibliotecas”, que por pertenecer a una supuesta organización sindical debía estar especializada en temas laborales. Sin embargo, en la práctica nunca fue así.

Cada semana la Sección de Prensa y Cultura de la Sección de Intereses de Norteamérica en Cuba (SINA) visitaba el lugar donde se encontraba, y me entregaba libros. Pero la mayoría de ellos estaban dedicados a criticar el socialismo. Otros tenían ciertas características.

Tal es el caso de aquel que publicó en 1995 el Instituto Republicano Internacional, dirigido entonces por Jeb Bush, titulado Guía de Recursos para la Transición en Cuba. Este libro abarca tres etapas históricas: Retransición, Transición y Postransición, que deberá vivir el pueblo de Cuba para “sacar del poder al Gobierno de Castro”, y contiene una serie de herramientas importantes para fabricar un disidente, entre ellas un extenso listado de supuestas organizaciones no gubernamentales basificadas en territorio norteamericano a las que se les puede pedir dinero y recursos para derrocar a la Revolución cubana.

El afán por atraer dinero de los contribuyentes estadounidenses, que cada año en presupuestos millonarios es destinado a este tipo de actividad subversiva, genera discrepancias, que ocasionan riñas de gran intensidad.

Tal es el caso ocurrido en la provincia Las Tunas, cuando los descubridores de este inusual modo de vida obtuvieron una visa para emigrar a los Estados Unidos, luego de demostrar engañosamente a las autoridades migratorias que eran “perseguidos políticos”. Para que el dinero recibido puntualmente cada mes se quedara en casa, decidieron -obviando métodos democráticos- dejar a su familia en la alta dirección, así como a una amiga que por ser “astilla del mismo palo”, los podía secundar en Cuba. Pero otro grupúsculo de estos denominados bibliotecarios protestaron enérgicamente y decidieron “dar un golpe de estado”, autonombrándose jefes del proyecto de marras.

Esto, como es de suponer, generó documentos que utilizaban apelativos tales como: “inescrupulosos”, y “agresores de una iniciativa cultural”, entre otros.

La amiga preferida del dúo manipulador tomó la batuta, porque el dinero ya lo tenía a buen recaudo y se quedó como directora absoluta, omnipotente, del mencionado “proyecto”.

UN EXTRAÑO ASESOR

En febrero de 1999, el proyecto de “bibliotecas independientes”, del que fui promotora, se suponía que estuviera en su mejor momento. Así las cosas, la Agencia Central de (Anti) Inteligencia, por intermedio de su ¿ex agente? Frank Calzón, envió a Cuba al ciudadano norteamericano Robert Kent, quien se presentó como un bibliotecario neoyorquino.

Kent, que había llegado a La Habana con las maletas repletas de equipos de espionaje y dólares para la contrarrevolución, fue mi anfitrión durante varios días, pero apenas me habló del tema de las bibliotecas. En cambio, se interesó en que lo condujera a la casa de algunos de los mercenarios hoy sancionados, a fin de pagarles su salario. Pero a pesar de todo, mi mayor sorpresa fueron las indicaciones que me dio, junto con los medios técnicos idóneos para tal fin, de vigilar la casa del compañero Carlos Lage Dávila, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. En los ratos que no dedicaba al espionaje -que fueron pocos- hablábamos del bloqueo, de los “periodistas independientes”, de la educación en Cuba. Fue quizás por curiosidad personal que me pidió que lo llevara al Museo de la Alfabetización. Allí, como todos los visitantes, recibió una pormenorizada explicación, y al salir no le quedó más remedio que reconocer la “proeza del gobierno de Castro”.

También se interesó por llevarle a su amigo “Paquito”, como muy cariñosamente apoda a Calzón, información sobre los servicios médicos, el turismo y la inversión extranjera.

CASON, PADRINO DE LOS BIBLIOTECARIOS

Quizás para “poner las cosas en su sitio”, pues al parecer Vicky Huldeston las había dejado desorganizada a la hora de partir de Cuba en septiembre del 2002, el nuevo jefe de la SINA en La Habana, James Cason, se reunió el día 18 con un selecto grupo de sus asalariados, entre los cuales, curiosamente me encontraba yo. Allí cada cual, luego de identificarse, debía exponer sus necesidades para el ya jugoso negocio de las bibliotecas. Le expliqué que la de mi organización estaba especializada en temas laborales, y sin embargo no tenía ningún ejemplar que tratara el tema. Se comprometió de inmediato a solucionar esto. Ya en enero del 2003 recibí desde Washington algunos libros sobre el tema laboral. Luego de esta reunión, en la que cada cual reclamaba recursos materiales, Cason envió un número de ejemplares para estos locales privados, sin asistencia de público de ninguna índole, y que sólo sirven a la propaganda anticubana.

Todo esto es, en el fondo, un negocio que da importantes ganancias. Ninguna de estas bibliotecas abre al público, ninguna tiene al frente a un especialista. Ninguna ha promovido un evento cultural y si para algo han servido ha sido para albergar a mercenarios conferencistas, rendir culto a diplomáticos yanquis o en última instancia acoger a algún que otro grupúsculo de mercenarios.

Tal es el caso de la ubicada de la barriada habanera del Vedado, que curiosamente radicaba en el mismo lugar de un “centro de estudios sociales” que tampoco se dedicaba a los menesteres que le dan nombre, y que tenía que ver más con un centro de recepción de miles de dólares. Y fotografías, muchas fotografías y nombres altisonantes para promocionar su existencia y justificar el dinero que reciben del gobierno de Estados Unidos.



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: tango Enviado: 06/04/2006 00:21
Principe negro,
Y al verdad a la propaganda del caga andante es......
 

Entrevista a:
Ramón Humberto Colás

Marzo 22, 2005


 

-¿Hay libros prohibidos en Cuba?

-Sí, hay libros prohibidos. En 1998, alguien formuló esa pregunta a Fidel Castro. Dijo que en Cuba no hay libros prohibidos, sino falta de dinero para comprarlos. Aquello me sorprendió y le dije a mi mujer: «¿Oyes lo que dice este tipo? Mañana voy a poner todos mis libros a disposición para que la gente los lea». Al día siguiente lo hice. Kundera, Solszeninski, Orwell, Cabrera Infante... Eso supuso un desafío al régimen. El sistema tiene muchas fisuras y mucha porosidad, y en las palabras de Castro encontramos esa porosidad. Creamos la Biblioteca Independiente Félix Varela y en la puerta de casa escribimos «En Cuba no hay libros prohibidos, Fidel». Cuando la noticia se hizo extensiva en los círculos de la disidencia interna, la gente se interesó por hacer su propia biblioteca.

-¿Cuántas hay actualmente?

-Más de doscientas, pero en nuestra red funcionan 77. Ofrecemos lectura sin censura, un espacio libre para que la gente escoja libremente. Más de 300.000 personas han pasado por nuestras Bibliotecas. Hay más personas, que no quedan registradas, pero participan indirectamente a través de sus amigos y familiares. Lo más interesante es que los libros no se pierden, son muy atractivos y siempre vuelven.

-Eso ha tenido un costo personal

-El Gobierno de Cuba subestima todo lo que sea oposición. Cuando comenzamos con las bibliotecas pensaron que era cosa de locos. Pero cuando se dieron cuenta de que recibíamos libros de la comunidad internacional, los confiscaron en la aduana. Procedían de Suecia, de Estados Unidos, de la República checa... Pero empezaron a llegar por valija diplomática. Tiene mucho mérito la ayuda de Convergència i Unió, que nos envía miles de libros. Entonces impedieron el movimiento interno. Me detuvieron en Santiago y en La Habana. Me golpearon, me metieron en el calabozo más de veinte veces, y mi familia fue desalojada de casa. A mi hijo pequeño le despertaron para revisar su cuna, mi hija tenía dificultades en la escuela. Represalias constantes. Muchos amigos dejaron de hablarme. Eso sólo se entiende cuando vives en un sistema totalitario.

-¿Leer ayuda a combatir el miedo?

-Ayuda a vencer el miedo y a enseñar a los ciudadanos que son los protagonistas del cambio. El miedo, en los regímenes totalitarios, funciona muy bien para los intereses del Estado. Pero no se puede superar el miedo sin información. La red de Bibliotecas Independientes están muy ligada a ese interés, a que la gente se informe y tenga referencias de lo que ocurre más allá de Cuba. Cuando una persona pone su firma y se lleva un libro, ya ha comenzado a liberarse y se convierte en un referente moral para la comunidad. De ahí la importancia de que nos lleguen libros. España, por sus relaciones históricas y afectivas, tiene mucho por hacer. Pero eso no siempre ha sido así.


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: llabrada Enviado: 08/04/2006 12:00
Terror a la informacion es lo que existe bajo el castrismo y en todo otro regimen totalitario, los dictadores no pueden permitir que sus sudbitos tengan todo tipo deinformacion y sean capaces de tomar decisiones por cuenta propia.

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: YoelA Enviado: 08/04/2006 12:00
Mas claro que eso ni el agua, llabrada


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