NAVEGAN EN INTRANET, POCOS VEN INTERNET
En una oficina de correos de Centro Habana varios cubanos hacen cola esperando su turno para entrar a la "Sala de Navegación." Una estudiante mata el tiempo tejiendo un calcetín.
Cuando logren acceder a una de las cuatro computadoras disponibles, podrán enviar y recibir correos electrónicos, y navegar por una Intranet de sitios cubanos, pero no podrán acceder a la Internet. Navegar por la red mundial no es fácil en Cuba, donde el acceso a la Internet dede ser autorizado por el gobierno, que controla todos los servidores y acaba de anunciar restricciones para frenar las conexiones ilegales. El servicio de correos cubano facilita cuentas de correo electrónico, pero a un precio poco asequible para muchos cubanos: una tarjeta prepagada por tres horas de conexión cuesta 4,50 dólares, un tercio del salario promedio mensual. "Es muy caro para nosotros, pero es la única manera que tenemos de enviar correo electrónico," dijo Ignacio, un joven que esperaba su turno en la cola.
Ni en las oficinas de Correo de Cuba, ni en los nuevos cibercafés más modernos de Servi-Postal, como el abierto recientemente en el barrio residencial de Miramar, es posible para los cubanos navegar en la Red Mundial de Información. "La Internet es para extranjeros, la Intranet para cubanos," señaló Miguel Pérez, al frente del cibercafé de Servi-Postal en el Centro Internacional de Negocios Miramar.
Sólo en algunos pequeños cibercafés pueden los cubanos de a pié conectarse a la red, y es más caro, como el primero de todos abierto en la isla, por la Academia de Ciencias de Cuba en el imponente Capitolio de La Habana, donde el acceso a Internet cuesta cinco dólares la hora. Los críticos de Castro afirman que Cuba, al igual que China, reprime el acceso a Internet para evitar un flujo libre de información y controlar las opiniones contrarias al sistema unipartidista socialista vigente en la isla. Un cubano particular no puede contratar una cuenta de Internet, porque son concedidos a funcionarios de gobierno o profesionales en su lugar de trabajo en hospitales, gremios intelectuales, universidades, centros de investigación o empresas estatales y extranjeras.
Sin embargo, muchos cubanos logran conectarse de manera ilegal, comprando en el mercado negro, a un precio que puede alcanzar los 50 dólares al mes, contraseñas robadas o prestadas por unas horas. Precisamente para limitar ese acceso no controlado el gobierno hizo público hace tres semanas un decreto ordenando a la compañía de teléfonos estatal ETECSA que frenara la conexión ilegal a Internet. Días después, la división de Internet de ETECSA, E.net, anunció que los cubanos podrían conectarse si pagaban en dólares con tarjetas prepagadas. El tener que pagar en dólares supone una manera de limitar esas conexiones ilegales a través de líneas telefónicas subsidiadas por el estado en pesos. Muchos cubanos vieron la medida como una manera de controlar quienes se conectan a Internet.