Entre los 33 países industrializados que abarca un estudio reciente, Estados Unidos está empatado con Hungría, Malta, Polonia y Eslovaquia, los cuales tienen una tasa de mortalidad neonatal de cinco por cada mil bebés. 

En el último lugar está Letonia con el seis por mil, según el informe de la organización estadounidense Save the Children. 

Japón tiene la tasa más baja de mortalidad neonatal con 1.8 por mil, seguido por República Checa, Finlandia, Islandia y Noruega con el dos por mil. 

Los investigadores observaron que Estados Unidos presenta una mayor diversidad racial y un mayor grado de disparidad económica que muchos otros países considerados en el rango de los desarrollados, lo cual dificulta, según el estudio, la oferta de atención médica apropiada para cada cultura. 

SEGURO DE SALUD 

El informe también dijo que la falta de un seguro nacional de salud y la brevedad de las licencias por maternidad probablemente contribuyen a la mala posición del país en la lista. 

Otros factores posibles para esta situación serían los embarazos adolescentes y las altas tasas de obesidad, que afectan de manera desproporcionada a las mujeres afroamericanas y también aumentan la incidencia de nacimientos prematuros y bajo peso al nacer. 

Entre los negros estadounidenses, hay nueve muertes por cada mil nacimientos vivos, una tasa más próxima a los países en desarrollo que al mundo industrializado. 

Con todo, las mayores tasas de mortalidad neonatal corresponden a los países más pobres, donde se produce el 99% de las cuatro millones de muertes de bebés en su primer mes de vida. 

Las tasas más altas del mundo corresponden a África y el sur de Asia, de acuerdo con el estudio. La más elevada es la de Liberia, con 65 por cada mil nacidos vivos. 

De esta manera, la Red Dí Sí a los Niños (SYTC) compuesta por más de un centenar de organizaciones, encabezó la tercera marcha anual en la que los más pequeños fueron los protagonistas. Tan pequeños que algunos, con tan sólo unos pocos meses de haber nacido, se sumaron al evento donde sus padres alzaron el grito por ellos. 

Con camisetas verdes, naranjas, azules y amarillas, los niños —en su mayoría hispanos y afroamericanos— mostraron un mosaico multicultural frente a las escalinatas del ayuntamiento mientras que con pancartas en alto se podían leer frases como "podemos hacer la diferencia" y "los niños no pueden votar pero usted sí". 

"Queremos que los políticos aumenten su compromiso con los niños, que éstos sean su primera prioridad porque van a ser el futuro de California, que trabajen en iniciativas que les favorezcan", apuntó Kelli King-Jackson, del Fondo de Defensa para los Niños. 

Una de esas medidas será la que aparezca en la boleta de las próximas elecciones primarias y que de forma rotunda apoyaron los manifestantes ayer para pedir el voto a favor de la Proposición 82. 

"No es suficiente con marchar y protestar, sino que se debe tomar acción con la Proposición 82, que constitucionalmente garantizaría el acceso preescolar universal para cada niño en California", apuntó John Jackson, director de SYTC, que reclamó a los políticos del estado que deberían "poner a los niños antes que la política y que sus intereses". 

Algunos pequeños daban la impresión de que no sabían a qué venía tanto alboroto, pensando seguramente que el de ayer fue un día de excursión fuera de las aulas. 

"Me trajeron de la escuela y vengo con más niños, pero mi mamá está en casa", decía una de las pequeñas manifestantes, de dos años de edad, que después de pensar durante un rato dijo que de mayor quería ser abogada. 

"Estos niños, sin importar de dónde vengan, son tan inteligentes como los que viven en Malibú o en Santa Mónica, pero debemos invertir en ellos y darles lo mejor porque se lo merecen", indicó el candidato a asambleísta, Kevin de León. 

En cambio, los más grandes fueron más conscientes de que la batalla que pueden lidiar en el futuro dependerá de las exigencias que reclamen hoy. "Necesitamos una enseñanza de más calidad y que los políticos dejen de preocuparse sólo por ellos mismos sino que se preocupen también por los demás, pero sobre todo por los niños", expresó Sarah Jiménez, que está a punto de terminar la secundaria. 

"Es importante que se mejore la calidad de vida de todos los niños, en educación, en salud, en acceso a beneficios y en todo. Pero la realidad es que en muchas áreas pobres las escuelas son viejas, están en malas condiciones, faltan libros, y los maestros buenos no quieren ir a trabajar por el peligro que representan esas zonas", comentó Guadalupe González, miembro de la Asociación de Organizaciones Comunitarias para una Reforma Ahora (ACORN).

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