Huelgas y vilezas Juan González Febles LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Desde la página electrónica Rebelión se ofende con frecuencia al pueblo de Cuba. No son pocas las ocasiones en que se trata de hacer pasar como estúpidos a los que enfrentan la dictadura militar personal que gobierna la Isla. Para estas tareas viles, hay nombres que se repiten. Regularmente se trata de personas que suelen pasar largas temporadas de turismo político en La Habana. Gente que viene, va y la pasa en grande. En Rebelión.org, Pascual Serrano escribió un trabajo que tituló "Una huelga de hambre en Cuba". Aparece fechado el día 4 de abril de 2006. En el mismo, Don Pascual hace una evaluación muy manipuladora, parcializada y tendenciosa sobre la huelga de hambre que desde el 31 de enero del año en curso sostiene Guillermo Fariñas Hernández. Fariñas tiene 42 años y como se conoce, es psicólogo de profesión y periodista de corazón. Dirige la agencia de prensa independiente Cubanacán Press. Tanto ama Fariñas a su pueblo de Cuba que está dispuesto a inmolarse para garantizar para todos acceso libre a la red de redes. Esto es, el acceso libre e irrestricto a Internet. Pascual Serrano ha demostrado tener una visión muy peculiar sobre el derecho a la información. Cuando digo peculiar y no personal, me refiero a que su punto de vista coincide en todas sus partes con el de la dictadura militar que combate Fariñas. Lo que marca una diferencia, otra más, es que Guillermo Fariñas lo hace a costa de su preciosa vida. Quien lea desprejuiciadamente a Serrano, concluiría que Guillermo Fariñas aspira a sinecuras y prebendas de la dictadura que combate. De acuerdo a Serrano, Fariñas aspira a que el gobierno de Fidel Castro le costee el acceso a Internet. En otras palabras, según Serrano, la exigencia de Fariñas sería compatible con la exigencia de un español, de un francés o de un inglés, para que sus respectivos gobiernos, que no cercan la red de redes, le instalen una conexión. Esto es muy vil, muy poco profesional y nada ético. Serrano cita a Fariñas y para ello lo aísla de su contexto. En su carta al gobernante Fidel Castro, Fariñas ciertamente escribió: "…que se me instale por parte de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba SA, como lo hacen con los privilegiados del gobierno, un acceso directo a Internet desde mi hogar". Lo que Serrano oculta es el carácter férreo y totalitario de la dictadura que sufre el pueblo cubano. Para ello vuelve a trampear y establece conexiones artificiales con Sudan y con otras regiones de geografías exóticas y ajenas al pueblo cubano. Oculta que en Cuba el poder político detentado por la élite castrista excluyente abarca todas las manifestaciones del vivir. Todas las empresas, toda la riqueza, y cada actividad del quehacer humano es objeto de escrutinio, control y apropiación por parte de esa élite. El grupo de poder de La Habana es dueño discrecional de todo y decide efectivamente quién tiene y quién no, conexión a Internet. Para que un ciudadano cubano disponga de acceso a Internet, como lo demanda Fariñas, sin concesión previa del estado, la linea deberá ser contratada y pagada por un extranjero. Así de sencillo. Las agencias que comercializan automóviles nuevos en La Habana no los venden libremente a los nacionales. Un extranjero puede comprar un automóvil nuevo y regalarlo a un nacional. Un nacional, en el supuesto caso de que tenga el dinero para ello, no puede comprarlo. Para ello tendrá que disponer de una autorización emitida por la oficina de Carlos Lage. Esta oficina se integra y se subordina "al más alto nivel de dirección política del país". El gobierno se abroga la "facultad discrecional" de decidir quién posee desde un automóvil a una conexión de Internet. En este mismo gobierno existe la figura que toma cualquier decisión, sin consultar a nadie. Ejerce una soberanía sin límite sobre todo lo que hay en la Isla. Es por esto que mi colega, hermano y amigo Guillermo Fariñas, dirigió su carta al gobernante Fidel Castro. Fariñas tomó al toro por los cuernos, fue directo a donde de acuerdo a su criterio, está la solución. Por supuesto que no estoy de acuerdo con los gestos terminales del estilo de esta decisión tomada por Fariñas. Pero respeto mucho a quien se decide a morir en defensa de su libertad y la libertad de los suyos. En Cuba, para bien o para mal, la historia registra otros gestos como el del colega Guillermo Fariñas. Un alcalde, de nombre Supervielle, se suicidó por no cumplir la promesa que hizo de dar agua a sus electores. Un político, hace décadas, se suicidó ante los micrófonos de la emisora desde donde arengaba al pueblo contra la corrupción administrativa. Eduardo Chivás era su nombre. Cuando no pudo probar de forma fehaciente sus afirmaciones se suicidó de un disparo en el momento en que era seguido por una alta radio audiencia. Fue su forma dramática y grandilocuente de dar un "último aldabonazo". Una forma algo extravagante, pero muy digna de alertar a la conciencia cívica cubana. Estos gestos dramáticos y teatrales están grabados en el imaginario político de este país y de este pueblo. Pueblo que Pascual Serrano no conoce ni conocerá. De ahí su propensión a las comparaciones exóticas y sudanesas. Según relatan los contemporáneos de Chivás, su gesto contribuyó a la debacle de aquella república. Hoy nadie puede prever el alcance que tendrá en el futuro, el gesto terminalmente cívico de Fariñas. Lo que si es fácilmente previsible es el destino de trabajos como el del Sr. Serrano. |