La terminal de la mafia cubano americana en Washington (compuesta por los funcionarios "gusanos" del Departamento de Estado) se ha convertido por estos días en un hervidero de rumores sobre la compra de las armas a Rusia y el uso que pretende darle Chávez al arsenal adquirido en Moscú.

Los seguidores de Otto Reich y de Noriega están haciendo un lobby de presión en la Casa Blanca, en el Pentágono, y entre las armamentistas del complejo militar a fin de convencer al poder estadounidense de que la escalada armamentista de Chávez se orienta a dos objetivos: proveer de armas a las FARC y a los gobiernos que alienten una política anti-EEUU en la región.

Tal como lo sostienen Noriega y Otto Reich en sus apariciones públicas, los operadores de la mafia cubano americana intentan convencer a los funcionarios de que Hugo Chávez planea comenzar la construcción de la primera fábrica de fusiles Kalashnikov con la intención de "armar a los revolucionarios de América Latina"  con miles de los legendarios fusiles de asalto rusos.

Chávez -como el mismo lo dijo-  compró 100,000 fusiles de asalto AK-103 de fabricación rusa y una licencia para fabricar los Kalashnikov, con el objetivo de  defender a su país del ''más poderoso imperio de la historia'', dijo en alusión a Estados Unidos.

La paranoia se instaló inmediatamente después de la versión de la presencia camuflada de militares y asesores castrenses venezolanos en el entorno del presidente de Bolivia, Evo Morales. 

Exhibiendo supuestos informes "confidenciales" del Comando Sur, los funcionarios "gusanos" sitúan a Bolivia como un potencial "país de tránsito" de los fusiles Kalashnikov venezolanos, y cuyo destino final serían las FARC, Ecuador, Nicaragua,  Perú y la Argentina.

En cuanto a la Argentina, esos informes sostienen que el gobierno de Kirchner está infiltrado por la izquierda "combativa",  y que células de los "Montoneros" operan en las fuerzas armadas a través de la ministra de Defensa, Nilda Garré.

En este escenario - señalan los "gusanos" en Washington- cobra sentido la red "militar clandestina" que Chávez está armando en Bolivia por medio de la infiltración camuflada de oficiales de inteligencia y expertos en logística militar que preparan el terreno para una base operativa de exportación de armamento y de entrenamiento militar en la región.

Según los "informes de inteligencia"  que muestran los "gusanos" en Washington, Chávez quiere exportar el "modelo militar venezolano" a Bolivia aprovechando su alta ascendencia sobre el presidente Morales, y la condición de dependencia económica de Bolivia al gobierno de Caracas.

Se quiere repetir en el ejército boliviano -dicen- el esquema del modelo del ejercito venezolano que está "altamente politizado" a favor de Chávez, debido a la intervención de "comisarios políticos" que aparecen en las guarniciones de la noche a la mañana y que tienen un gran nivel  de autoridad sobre los comandantes de unidades.

El  intercambio de oficiales subalternos con Cuba -señalan- así como también de médicos y paramédicos, a los que ahora se agrega Bolivia, es constante, y ya existe un puente aéreo clandestino entre esos países orientado a la exportación de la "revolución armada" a Ecuador, Perú, Nicaragua y Argentina..

Desde ese puente clandestino -afirman-, se conformaría la red logísticaa y operativa de un frente "anti-EEUU" para desestabilizar Sudamérica, principalmente en los países de mayoría indígena, Ecuador, Perú y Bolivia.

Alimentando la paranoia de la ultraderecha en la región, las agencias internacionales difundieron declaraciones del senador Oscar Ortiz, denunciando que por las noches aterrizan aviones cubanos y venezolanos en territorio boliviano que no pasan por los controles reglamentarios.

Otro elemento que sumó tensión y más "nervios" a la ultraderecha "gusana" con central en Miami y terminal en Washington, es la supuesta cesión por parte de Chávez al presidente boliviano de dos helicópteros Súper Puma, manejados por pilotos militares venezolanos, para que pueda movilizarse por el país.

Arrimando gasolina al conflicto, en su discurso de este martes, el presidente boliviano defendió la ayuda cubano-venezolana, calificó a los que la critican de "cadáveres políticos" y recordó que, anteriormente, la asistencia extranjera que recibía su país eran militares estadounidenses "que venían a matar campesinos".

Por su parte, y respondiendo al lobby "gusano" de Washington, William Ojeda, un aventurero electoral que sueña con enfrentar a Chávez en las elecciones de diciembre, señaló que  ''Nuestro presidente siempre ha tenido una mentalidad de guerra, pero ahora parece que esta mentalidad se ha convertido en una misión que fácilmente podría extender a otras partes de América Latina''.

''Si el presidente dice que mandaría venezolanos a defender otros países de América Latina, nadie debe dudar que es capaz de mandar armas como parte de su visión anti-imperialista,'' señaló Ojeda apuntado por los bolivarianos como un "golpista provocador".

Luego destacó que Morales se refirió esta semana a Chávez como ''mi comandante'', durante la conmemoración del 78 aniversario del nacimiento del líder revolucionario Ernesto ''Che'' Guevara.

El Nuevo Herald, Associated Press, los consorcios periodísticos venezolanos "opositores", y las usinas mediáticas "antichavistas" regionales hacen delirar, con rumores y teorías conspirativas inducidas, a las huestes de los "guarimberos" que -tanto dentro como fuera de Venezuela- piensan que ha llegado la hora de que la CIA y el Comando Sur pongan fin a las andanzas del "dictador".

Retroalimentando la estrategia, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Sean McCormack, sumó más paranoia "gusana" afirmando  el viernes pasado que Venezuela parece estar en el medio del "desarrollo de una capacidad militar que supera las necesidades de un país de ese tamaño y de la naturaleza de las amenazas en esa región''.

La historia continúa.