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General: Marx, racista, antilatinoamericano, o simplemente un Judío ricachón frustrado
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De: Auihua  (Mensaje original) Enviado: 05/09/2006 01:43
Karl Marx se refirió a Simón Bolívar como el "canalla más cobarde, brutal y  miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque", (carta de Marx a Engels de fecha 14-2-1858). En esa misma oportunidad, afirmó que Bolívar era un mito de la  fantasía popular: "La fuerza creadora de los mitos, característica de la  fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes  hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar".

La verdad es que con sus distancias geográficas y su diferencia de edades  (Bolívar nacido en Caracas en 1783 y Marx en Tréveris en 1818), nada nos podía  hacer suponer que alguno de ellos sería objeto de atención por el otro. Pero la  coincidencia ocurrió cuando en 1857, Charles Dana, director del New York Daily  Tribune, solicitó a Marx y a Engels un grupo de biografías para incorporarlo en  la New American Cyclopaedia.

Es el propio Marx quien en la referida carta a Engels, nos dio noticias de los  reparos de Dana contra su artículo sobre Bolívar, porque estaba escrito en un  tono prejuiciado y, además, le había exigido más fuentes. A Dana, no le faltó  razón para rechazar el artículo de Marx, pues como incluso lo reconoció este  último, ciertamente se salía del tono enciclopédico.

Marx comienza su artículo refiriéndose a Bolívar como un descendiente de  familias mantuanas, que en la época de la dominación española constituían la  nobleza criolla en Venezuela. Luego, Marx continúa su relato emitiendo una serie  de afirmaciones y conceptos ciertamente prejuiciados, inexactos o deformados  sobre la vida del Libertador. En este sentido afirma que el Libertador rehusó  adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810, a pesar  de las instancias de su primo José Félix Ribas. En cuanto a la misión de Bolívar  a Londres en 1811 (junto con Bello y López Méndez), Marx afirma que ésta se  redujo a la autorización para exportar armas, teniendo que abonarlas de contado  y pagar fuertes derechos.

La pérdida de la plaza de Puerto Cabello en la Primera República, Marx la  describe como una huida cobarde y a escondidas de Bolívar para ocultarse en San  Mateo y con posterioridad participar, personalmente, en el asalto y detención de  Miranda en La Guaira, traicionándolo de esta forma al entregarlo engrillado al  general español Monteverde -quien lo envió a Cádiz donde luego moriría-. Esta  traición la reseña Marx como debidamente recompensada con la expedición del  pasaporte español a Bolívar, en reconocimiento por su 'servicio prestado al Rey
de España con la entrega de Miranda'.

Marx describe la victoria en la toma de Santa Marta en 1814 como una hazaña en  la cual, a pesar de que la ciudad ya había capitulado, Bolívar le permitió a sus  soldados que la saquearan durante cuarenta y ocho horas. La retirada a Jamaica  en 1815 es descrita como una huida de Bolívar durante ocho largos meses,  mientras los generales patriotas ofrecían su tenaz resistencia en Venezuela; y  la Carta de Jamaica es una defensa de Bolívar ante su fuga de los españoles, en  la cual pretendió presentar su renuncia al mando supuestamente en aras de la paz  pública. Marx describe otra huida cobarde de Bolívar en 1816 frente a una diminuta fuerza del general Morales en Valencia, que lo llevó a retroceder a  rienda suelta hasta Ocumare (de la Costa) para saltar y embarcarse a bordo del  Diana rumbo a Bonaire, 'dejando a todos sus compañeros privados del menor  auxilio'. De allí -relata el autor- que Piar haya amenazado a Bolívar con  someterlo a un consejo de guerra por deserción y cobardía. Piar es para Marx el  héroe singular de la conquista de Guayana que le da un vuelco favorable a la  guerra de Independencia. Bolívar es el dictador traidor y cobarde que (de nuevo)  abandona a Arismendi en 1817 en Margarita en manos de los españoles, y luego a  Freites en la Casa de la Misericordia en Barcelona, donde éste muere en batalla.  Frente a ello, Piar no escatimaba sarcasmos contra Bolívar como el 'Napoleón de  las retiradas'. Pero bajo 'falsas imputaciones' de haber conspirado contra los  blancos, atentado contra la vida de Bolívar y aspirado al poder supremo, es que  Piar es fusilado en Angostura.

La conquista de Nueva Granada no se le debe a Bolívar y a las tropas patriotas,  sino a 'las tropas extranjeras, compuestas fundamentalmente por ingleses'. Por  ello -anota Marx- tras dejar en funciones al Congreso granadino y al general  Santander como comandante, Bolívar marchó a Pamplona, 'donde pasó más de dos  meses en festejos y saraos'.

A la cobardía de Bolívar en Calabozo en 1819, al no haber decidido avanzar sobre  las tropas inferiores en número de Morillo, se debe la prolongación de la guerra  por cinco años más; y la tregua del Convenio de Trujillo en 1820 con Morillo fue  hecha 'a espaldas del Congreso de Colombia'.

En cuanto a la Batalla de Carabobo (1821), Marx relata que a Bolívar le pareció  tan imponente la posición del enemigo, 'que propuso a su consejo de guerra la  concertación de una nueva tregua, idea que, sin embargo, rechazaron sus  subalternos'. Los éxitos de la campaña de Quito (1822) 'se debieron a los  oficiales británicos'. Y en Bolivia, 'sometida a las bayonetas de Sucre',  Bolívar 'dio curso libre a sus tendencias de despotismo'.

El Congreso de Panamá (1826) fue convocado por Bolívar con la intención real de  unificar América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él  mismo. Los diversos mandatos de Bolívar al frente de la Gran Colombia fueron  planeados por él para satisfacer sus apetencias de poderes dictatoriales.

Finalmente en 1830 Bolívar pretendía invadir a Venezuela desde Colombia para  someterla, pero se asustó frente al ejército de Páez, y se vio entonces obligado  a presentar su dimisión, a condición de que se retirara al extranjero favorecido  con una pensión anual.

En la descripción personal de Bolívar que Marx cita de Docoudary-Holstein, se  lee entre otras perlas lo siguiente:

'Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se  arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos lo  rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que  literatura francesa de carácter liviano... Le agrada oírse hablar, y pronunciar  brindis le deleita'.

Este texto de Marx, suerte de 'leyenda negra' del Libertador Simón Bolívar, fue  descubierto en 1935 por Aníbal Ponce en los archivos del Instituto  Marx-Engels-Lenin de Moscú, y tras ser traducido, fue publicado por primera vez  en castellano en la revista Dialéctica de Buenos Aires en 1936.

No podemos menos que expresar que resulta insólito un texto histórico tan  prejuiciado como el escrito por Marx sobre Bolívar. Posiblemente en ello influyó  sobre Marx la noción hegeliana de los 'pueblos sin historia'. Pero aun así, ello  pone de relieve los errores de mezclar la ideología con la historia.

Lo curioso es que esta visión del proceso revolucionario de la independencia  latinoamericana haya sido compartida por marxistas acríticos de tendencia  historiográfica soviética, prácticamente hasta 1959, cuando en la segunda  edición en ruso de las obras de Marx y Engels se incluyó por primera vez una  severa crítica de las posiciones sostenidas en el artículo de Marx sobre  Bolívar. Necesario es, entonces, que aprendamos la historia de los historiadores  y viceversa, para no cometer sus propios errores.
 
Carlos Marx, el más furioso antibolivariano del mundo, hoy en día le mete el dedo en el culo a unos mequetrefes que hacen llamar "Bolivarianos"


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