El presidente de los Estados
Unidos afirmó que estos centros de reclusión sirven para retener e
interrogar a terroristas. Señaló que entre las personas
confinadas están los responsables de los atentados del 11 de septiembre.
LO RECONOCE. El presidente
se reunió hoy con los familiares de las víctimas de los atentados de las
Torres Gemelas. (AP) |
El presidente estadounidense, George W. Bush, admitió hoy por primera vez la
existencia de prisiones secretas de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) en el extranjero. Los centros de detención de la CIA
sirvieron para retener e interrogar a terroristas, dijo el mandatario en un
discurso.
Según el presidente, "fue necesario trasladar a esos terroristas a un
ambiente en el que pudieran ser mantenidos en secreto, interrogados por
expertos y, cuando resultase apropiado, perseguidos por sus actos
terroristas".
Añadió que estuvieron confinados allí un "pequeño número'' de detenidos,
entre ellos gente responsable de los ataques del 11 de septiembre del
2001, del atentado contra el buque de guerra Cole en el 2000 en Yemen y
los ataques contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998.
"La principal fuente de información sobre los planes de los
terroristas y sobre sus escondites son los mismos terroristas'', dijo
el presidente en un discurso en la Casa Blanca con familiares de las víctimas de
los atentados de septiembre del 2001.
Añadió que tan pronto como el Congreso autorice las comisiones militares que
él propone para realizar juicios contra esos presuntos terroristas, los
detenidos podrán "hacer frente a la justicia".
Indicó que las comisiones se establecerán de forma que protejan la seguridad
nacional, al tiempo que garanticen un juicio justo a los acusados.
Aseguró que esos procedimientos "reflejarán la realidad" de que
Estados Unidos es "una nación en guerra".
Hasta hoy, el
Gobierno estadounidense no había reconocido oficialmente la existencia de
cárceles secretas de la CIA, que salieron a la luz el año pasado en un artículo
publicado por el diario "The Washington Post".