| Historias balseras para meditar |
Nuevamente, la asesina Ley de Ajuste Cubano pone en peligro la vida de 25 personas, entre ellas, cuatro menores
Alexis Schlachter
Desde el primero de enero del presente año y hasta el viernes 24 de mayo, ha sido devuelto un total de 186 emigrantes ilegales, bien por el servicio de guardacostas de Estados Unidos de América o desde la base naval de Guantánamo.
Todos ellos han arriesgado sus vidas, incluyendo las de menores de edad, para llegar a la ©tierra de promisiónª que la sutil propaganda de allá martilla cada día en la mente de millones de seres humanos mediante múltiples formas en los medios de comunicación de este mundo globalizado. Particularmente para los ciudadanos de este archipiélago caribeño hay una carnada peligrosa: la Ley de Ajuste Cubano.
Me pregunto por qué motivo las autoridades norteamericanas no piensan solidariamente en algo similar, por ejemplo, para los mexicanos o los haitianos...
En esto pensaba cuando entrevisté al grupo de 25 personas (4 menores incluidos) que el pasado 18 de mayo emprendió la peligrosa aventura por un punto de Bahía Honda, Pinar del Río, y terminó devuelto por los guardacostas de la nación norteña.
Si no fuera por el peligro que corrieron en una embarcación que, finalmente quedó varada en alta mar por falta de combustible, ciertas historias contadas por algunos ©balseros짧 darían risa.
Por ejemplo, Abigaíl García Izquierdo, es un ©cazalanchasª. Esto quiere decir que está a la expectativa de cualquier movimiento extraño de personas en la zona donde vive para ©colarseª en el intento. Abigaíl pensó en todos los riesgos... menos uno. Más allá de los tiburones de alta mar le esperaban en la lejana orilla otros escualos mucho más peligrosos: lancheros con la cuenta en la mano. De no haber dinero para el pago, posiblemente Abigaíl habría conocido el fondo del mar sin llegar a deleitarse con las vitrinas de las tiendas de Miami.
El otro caso fue el de los ©papelitos짧de invitación escritos por desconocidos para citar a algunos de los integrantes del grupo al lugar y hora exactas del embarque. ¿Y si alguien les hubiera hecho una broma? ¿Y si alguien se las hace en el futuro? A quienes les dirigí las interrogantes se pusieron serios. Y pensaron.
Ojalá mediten las personas mayores. Y nunca más arriesguen la vida de ellos y, lo que es peor aún, las de niños inocentes.