No importa lo que argumente la Casa Blanca, la cuestión ahora es cómo Washington podrá desembarazarse de un conflicto que incluye una guerra civil interminable, con el correspondiente caos generador de más terrorismo en el Oriente Medio, comenta el periódico.
En opinión del rotativo, todo parece indicar que el presidente George W. Bush intenta alargar por dos años la complicada situación bélica en la nación árabe y dejar ese problema como herencia al próximo gobierno estadounidense.
El presidente Bush debería comenzar a arreglar el desaguisado con el despido de Donald Rumsfeld. No hay ninguna oportunidad de cambiar la estrategia en Iraq, mientras él continúe al mando del Pentágono, subraya el Times.
Otra recomendación del rotativo es que la administración republicana debe concentrar su atención en las sugerencias de los comandantes militares que están realmente en el teatro de operaciones.
Lo cierto, concluye el The New York Times, es que, cuando se trata de Iraq, las opciones políticas de Estados Unidos para componer su futuro en la nación árabe son escasas y controvertidas.