Si alguna enseñanza pueda acaso dejar G. W. Bush, lo hizo de la mano de una de sus polémicas gemelas, Barbara. En realidad, no de la mano de Barbara Bush sino de los dedos artesanales de un tan osado como inconsciente punga del porteñísimo y tanguerou barrio de San Telmo. Ayer, el ingenuo ladronzuelo logró vencer al más sofisticado de los servicios secretos para aproximarse hasta llegar al contacto directo con la hija del presidente estadounidense y, sin que ella ni la elite de guardaespaldas que la custodia hayan advertido en ningún momento el menor de los peligros, le birlara el celular, la billetera seguramente con algún dólar, y la tarjeta de crédito. Y todo ocurrió mientras BB cenaba carne argentina en un restaurante de San Telmo.

Ayer, el birlibirloque a la gemela Barbara era el secreto de Estado por el que más se preguntaba. Como nadie es profeta en su tierra, el caso saltó a la luz porque la versión la sacó la cadena periodística estadounidense ABC. Como toda versión, ésta carecía de detalles precisos de lugar y momento en que ocurrió lo que ocurrió. Sólo mencionó que BB sufrió la pérdida por otros de su celular y su billetera con credit card incluida. Y agregó el singular comentario de que no era la primera vez, que uno de sus guardaespaldas ya había sido golpeado en otro intento de robo, aunque éste era mucho más impreciso aún.

BB estaba cenando en un por ahora desconocido restaurante del circuito turístico de San Telmo, protegida por una dote de forzudos conectados entre sí por sofisticados parlantes y anteojos oscuros infrarrojos cuando sufrió el hurto de su bolso. La embajada de Estados Unidos prefirió el clásico y diplomático no comment cuando fue consultada por el asunto.

Según indicó, los del servicio secreto no tenían previsto hacer comentarios sobre el tema, mientras que la oficina de la Primera dama Laura no dijo que sí pero tampoco dijo que no. Fuentes oficiales que pidieron el off confirmaron a la agencia Télam que el hecho ocurrió anoche. Del lado oficial argentino, o sea fuentes del gobierno o de la Federal, no pudieron precisar nada porque tampoco existía ninguna denuncia ni comentario diplomático.

Sí aceptaron las fuentes estadounidenses que BB se encontraba en un hotel de San Telmo del cual evitaron dar precisiones, vacacionando desde hacía unos 20 días. La gemela estaba comiendo carne argentina y ensalada verde desde casi tres semanas sin que nadie se enterara, bajo un manto secreto mantenido por los servicios supuestamente más sofisticados del mundo. Es probable que el inconsciente del punga jamás se haya enterado de lo cerca que estuvo de ser pulverizado a tiros. Sin embargo, logró su cometido, haciéndose más transparente aún que la transparente BB y su séquito de guardias.

El hecho llevó las imágenes del país, de la porteña Buenos Aires, y especialmente del circuito turístico de San Telmo a la prensa de todo el mundo. En eso consiste, quizá, el patriotismo del punga que ahora debe ser el hombre más buscado no sólo por todo los servicios secretos del mundo (por diferentes motivos) sino también por el periodismo.

Barbara Bush recibirá más tarde, seguramente, el portadocumentos con documentos y sin verdes ni tarjeta, y se enterará de que ése es el método acostumbrado en el ámbito local para aplicar bisturí sin que se sienta.