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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 03/12/2006 08:09
Los dinosaurios del olvido

inSurGente (Tadeo Sevilla).- “(...) La manifestación popular celebrada en La Habana este 2 de diciembre, conmemorando el 50º aniversario del desembarco del yate Granma, hito histórico que marca el inicio de las luchas revolucionarias por parte del pueblo cubano en su segunda y definitiva independencia y los 80 años de vida del Comandante Fidel Castro, líder indiscutible de su pueblo, reafirmó el derecho y la decisión irreversible de la Revolución en seguir la ruta marcada por la historia. (...)”


Como vetustos dinosaurios fuera de época van quedando relegados en los rincones de la historia, los que desde su llamada “intransigencia intolerante” persisten ver a Cuba hundida en la peor podredumbre y mantienen sus odios y su sed de venganza como estandarte en una enconada lucha de clases que dura casi media centuria.

La manifestación popular celebrada en La Habana este 2 de diciembre, conmemorando el 50º aniversario del desembarco del yate Granma, hito histórico que marca el inicio de las luchas revolucionarias por parte del pueblo cubano en su segunda y definitiva independencia y los 80 años de vida del Comandante Fidel Castro, líder indiscutible de su pueblo, reafirmó el derecho y la decisión irreversible de la Revolución en seguir la ruta marcada por la historia.

La continuidad de la Revolución es un hecho. Nuevas hornadas de dirigentes y profesionales seguirán el camino trazado por sus antecesores, como sustitutos legítimos en la conducción de un proceso político-social único en el planeta. Una Revolución institucionalizada, apoyada por su pueblo y por el mundo y que está lista a corregirse dentro de ella misma.

El general Raúl Castro, sustituto en funciones del liderazgo en la Isla después de la repentina enfermedad que ha mantenido fuera de su trabajo diario por cuatro meses al legendario comandante Fidel Castro, dejó bien clara la voluntad del gobierno cubano «de resolver en la mesa de negociaciones el prolongado diferendo entre Estados Unidos y Cuba».  El Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba, en su discurso ante más de 300 mil cubanos reunidos en la histórica Plaza de la Revolución, afirmó que «estamos dispuestos a esperar pacientemente el momento en que se imponga el sentido común en la conducta de los símbolos del poder en Washington» y dejó claro que «proseguiremos consolidando la invulnerabilidad de la nación sobre la base de la guerra de todo el pueblo».

Un sentido común que está llamado a imponerse pero que ha sido negado constantemente por el más furibundo radicalismo anticubano, cuya base política radica en la ciudad de Miami y con reducidos tentáculos en otras partes del mundo, nutridos “ideológicamente” con el pensamiento de los que sobrevivieron la cruenta tiranía de Fulgencio Batista y toda la caterva de terratenientes, politiqueros, esbirros y explotadores de la sociedad cubana que huyeron despavoridos después del triunfo revolucionario de enero de 1959.

Estos “personajillos” exiliados siguen soñando, -aunque ya se les ha convertido en pesadilla- en regresar a posicionarse de lo que alguna vez abandonaron y que más tarde pasó a formar parte del patrimonio del pueblo de Cuba. Son los que mantiene vivas las diferencias entre el pueblo de la Isla y la emigración desperdigada por el mundo y son los que abren las brechas para evitar un entendimiento que permita avanzar y construir una mejor sociedad para el futuro.

Fuera de Cuba, han “luchado” enconadamente por hundir a Cuba. Cabildean constantemente en los pasillos del Congreso y el Senado norteamericano para que se endurezcan las medidas destinadas a ahogar en hambre a su propio pueblo. Se alinean a las filas más ultraderechistas en los Estados Unidos para conseguir sus propósitos de convertir a Cuba nuevamente en neocolonia del Imperio y piden sin un ápice de vergüenza que “su” Presidente George W. Bush tome la decisión de invadir la isla con las armas.

Pero como toda historia tiene su fin, ya ese exilio “histórico”, “radical”, “beligerante” e “intransigente”, como ellos mismos se autocalifican, está viendo descender el telón de boca que anuncia el fin de su puesta en escena sin derecho a reposición. Su propia inconsecuencia, su falta de legitimidad y sus luchas intestinas los han sumido en mínimo grupo que ya no tiene nada que decir y menos que aportar al futuro de la Patria que han traicionado vendiéndole el alma al Imperio.

El escenario político ha cambiado y las posturas invariables de la Revolución Cubana siguen ganando el respeto de toda la comunidad internacional. Cuba avanza indetenible en la construcción de una sociedad más justa, a pesar de que todavía sobrevivan las draconianas medidas que el Imperio norteamericano  impone para tratar -inútilmente- de aplastar la dignidad de un pueblo.

A esa parte del exilio anticastrista e “intransigente” lo que más le duele son las propias diferencias que sobreviven en sus filas. Su total falta de unidad, plagada por incontables posiciones de protagonismo y estrellato político, unido a la constante desmoralización por los turbios manejos que han hecho de los fondos públicos destinados por el gobierno de Estados Unidos para mantener y sufragar mercenarios –extranjeros dispuestos a colocar bombas y explosivos en hoteles cubanos como los salvadoreños Raúl Ernesto Cruz León y Francisco Antonio Chávez Abarca o pagar dentro de Cuba a “periodistas independientes” que apenas alcanzaron a graduarse de secundaria- por solo mencionar dos ejemplos recientes.

Dentro de los Estados Unidos, se están alzando voces prominentes en las estructuras de poder, hastiados de este juego político que está diseñado para satisfacer, y de alguna manera aplacar viejas memorias “terroristas” de estos “luchadores” anticomunistas cubanos que sacudieron a los propios norteamericanos. Y no podemos menos que recordar el viejo refrán: «Roma paga a los traidores, pero los detesta». Los que ayer les fueron útiles en sus aventuras terroristas contra Cuba y Latinoamérica, hoy son elementos inservibles en sus nuevas políticas.

Ya se escuchan con más presencia a muchos senadores, congresistas y figuras del mundo político e intelectual en los Estados Unidos, pedir que se frene esta paranoia que no conduce a buen camino y que se abran nuevas puertas a un mejor entendimiento con Cuba, lo que propicie un mercado regular y una política de respeto mutuo entre ambos países. Los senadores demócratas Bárbara Boxer por California, Byron Dorgan por Dakota del Norte –quien además es el presidente del subcomité de Comercio del Senado, Max Baucus por Montana y Thomas Daschle de Dakota del Sur junto a los congresistas demócratas Nick Lampson por Texas, William Delahunt por Massachussets y los republicanos Jeff Flake por Arizona y Jo Ann Emerson por Missouri hacen campaña a favor de la eliminación de las medidas restrictivas contra Cuba y el embargo comercial que estrangula la economía de la Isla y a ellos se han unido figuras tan importantes como los ex gobernadores George Ryan y Jesse Ventura, los ex candidatos presidenciales Ralph Nader y Jesse Jackson, Richard O'Leary , miembro de la Cámara de Comercio de EE.UU. y el ex embajador y catedrático Wayne Smith, ex jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba.

Pero estas voces no son las únicas que crean caos en las filas “beligerantes” del exilio radical de Miami. El último espaldarazo que recibieron los “intransigentes de café con leche” comos se conocen popularmente por “conspirar” en la tranquilidad de una cafetería de Miami, lo recibieron de su única esperanza. La disidencia u oposición dentro de Cuba, -hasta estos términos confunden sus protagonistas- manipulada y controlada desde Miami, también se aleja de las duras posiciones de sus jefes inmediatos en el exilio. Quizás, y esto es pura especulación, al descubrir el engaño de sus patrocinadores que por diez años  recibieron 74 millones de dólares y jamás le hicieron llegar un céntimo a sus subordinados en la Isla, tranquilizándolos con pequeñas migajas o baratijas de ocasión.

En fecha reciente, cuatro de los más connotados “líderes” disidentes dentro de Cuba  -pero solo líderes, que conste, sin demasiados seguidores-  firmaron un documento enviado al gobierno de los Estados Unidos, instándolo en eliminar las restricciones de viajes a Cuba impuestas por la Administración Bush, medidas que atentan contra la libertad de movimiento y de expresión de los propios ciudadanos norteamericanos, medidas adoptadas como parte de las solicitudes hechas al ejecutivo por un grupo de cabilderos de origen cubano radicados en Miami que persiguen destruir la Revolución a través del bloqueo que ya dura más de 40 años.

La carta fue firmada desde Cuba por los "disidentes" Vladimiro Roca, portavoz de Todos Unidos; el camaleónico Elizardo Sánchez Santa Cruz, de la Comisión Cubana Pro Derechos Humanos y Reconciliación Nacional; Gisela Delgado, integrante de las Damas de Blanco y Marta Beatriz Roque, la controversial líder de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, esta última una de las más cercanas colaboradoras de esa parte “beligerante” del exilio de Miami y que tuvo la desfatachez de apoyar públicamente una intervención norteamericana contra Cuba y que recientemente firmó, conjuntamente con el Foro Patriótico Cubano de Miami un documento titulado  "Para propiciar el día después" lo que la convirtió en la “estrella” de los microfoneros de Miami en su lucha contra la Revolución Cubana, pero esta vez, forma parte de un grupo que "disiente" del exilio radical de Miami.

Los “luchadores” de allá, como los de acá, siguen poniendo sus esperanzas en la Casa Blanca. Piden, solicitan, mendigan favores del gobierno norteamericano. Siguen esperanzados en que la “libertad” que añoran bajo el signo de McDonald y Texaco, les llegue como regalo de Día de Reyes. Se olvidan –o quizás no conozcan – la palabra dignidad, esa palabra que retumbó esta mañana invernal de diciembre en la Plaza de la Revolución y que mantendrá viva, por los siglos de los siglos, la conciencia de todos los cubanos que aman a su Patria y que a pesar de las calamidades y los errores, festejaron unidos los primeros 50 años del inicio de su lucha por la verdadera independencia y la soberanía.


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