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General: El dogma "revolucionario" combatiendo el antidogma "contrarrevolucionario"
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De: maribea05 (Mensaje original) |
Enviado: 01/02/2007 21:18 |
Para los filosofos exelsos... y los de pacotilla. Para los que saben mucha filosofia... y nos mandan a estudiar a los que sabemos poquito.
"La politica cultural martiana, antidogmatica, creadora y participativa de Fidel y Raul fundada con "Palabras a los intelectuales", es irreversible."
(Secretariado de la UNEAC, comunicado 19 de enero, 2007)
alabao!
Alguien aqui se ha leido "Palabras a los intelectuales"? je je je |
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De: matilda |
Enviado: 02/02/2007 02:39 |
En pos de buscar el pelo en el huevo Maribea,no hay quien le gane. A mi me pareció bárbaro este espacio de debate que se ha generado,incluso en intranet. Yo venía siguiendo esto desde la revista de Filosofía, algo que se ha gestado desde hace un tiempo y es un espacio necesario y reclamado,no? Creo que las palabras van del secretario de UNEAC, son a propósito de ponerle el nombre "Palabras a los intelectuales" al centro cultural. Que diga que es irreversible,me parece correcto,ya que considero que irreversible es el proceso de la revolución.Irreversible en éste acto no me suena a sin posibilidad de cambios ,modificaciones, sino a sin vuelta atrás. Todo me parece de suma coherencia,los debates ,en torno a épocas menos claras, como el quinquenio, e irreversible en el sentido de sostenido, recuerde que el proceso sigue como todo proceso y cuando se escoge un camino hay que contemplar la posibilidad de que nuestras debilidades y aún nuestras fortalezas sean utilizadas con otros fines, en fin ,que sostener el proceso revolucionario,me parece el deber de quién se encuentre implícito en el mismo. Se entiende que una revolución no implica sólo un cambio en lo económico, es más en mi concepción,cualquier proceso que implique un cambio radical en lo económico,traerá consigo cambios culturales y sociales, porque no es lo mismo producir intelectualmente,artísticamente ,en un medio que en otro. Por lo mismo , como en otros campos ,habrá dentro de la intelectualidad y el arte, intelectuales contrarrevolucionarios,mercenarios y cooptados o sencillamente practicantes de su conciencia de clase y comprometidos con su realidad. También es cierto que esta oportunidad, no va a pasar desapercibida por quiénes esperan utilizar los argumentos en favor de sus intereses. Esto es algo que uno se va acostumbrando a discernir, mas o menos asi: Querían que Fidel se fuera del gobierno,porque ahi se terminaría "todo" y tendrían el camino libre,por como lo planteaban,parecía que en horas.Fidel se retiró y qué?Quieren que se muera, bueno en algún momento sucederá, pero yo creo que ya quedó demostrado que..y qué? Reclamaban "debate" libertad de expresión, críticas, se abre un espacio,se ejercita la crítica ,pero claro como resulta constructiva....y qué?? Oigan que todos estamos de acuerdo con que hay cosas que debieran mejorarse, el problema es que no terminan de entender que no se van a corregir o mejorar en el sentido que ustedes quieren, en ése aspecto, es irreversible. matilda |
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De: maribea05 |
Enviado: 02/02/2007 05:19 |
Usted cae siempre en presunciones... Por qué en vez de hablar y hablar sobre lo que usted dice lo quiero para Cuba, no lee bien lo que yo quiero para Cuba, entonces, discutimos sobre esa base para ver si usted es hipócrita de verdad, o sencillamente no sabe para qué yo lucho sino para lo que alguien le ha dicho que yo lucho, lo cual es estúpido e irrazonable.
Yo lucho porque en Cuba haya:
- Libertad de opinión - Libertad de movimiento - Libertad de expresión - No discrimen por razón de origen (ni ninguna otra razón) - Libertad de asociación - Libertades civiles - Libertad de acceso a Internet (NO CONTROL DE INFORMACION) - Libertad para abrir periódicos, revistas y otros medios de comunicación que NO estén en manos gubernamentales - Libertad para la creación de partidos y grupos políticos y de opinión
Esas son las bases de mi lucha. Ni abogo por Bush, ni por un gobierno pro yanqui, creo en el derecho de cada nación a su autodeterminación (pero el nacionalismo enfermizo es facismo, no confundir). No quiero penas de muerte para nadie, ni ahora ni nunca. Quiero un poder judicial apartado de manipulaciones políticas y de gobiernos, para que la justicia pueda ser lo menos subjetiva posible, lo más justa posible. No abogo por ajustes de cuentas, ni por recoger las migajas desbaratadas de nada porque nada tuve y nada tengo y el país no tiene nada que dar y sí mucho que recibir de quienes estamos dispuestos a luchar por su reconstrucción.
Si estos temas le dan urticaria, entonces, señora mía, usted es definitivamente un ser de doble moral, de doble cara, de dudosa concepción humana.
Así que siéntese a pensar si repetir lo que otro le diga que repita (lo que se supone usted u otros creen que Maribea y muchos más quieren para Cuba, con ideas aberradas y totalmente divorciadas de la realidad) es de inteligentes o no.
Este diálogo que se ha dado, por internet, con los intelectuales cubanos, muchos de ellos comprometidos con lo más noble de los supuestos ideales revolucionarios, NO TIENE NADA QUE VER CON CONTRARREVOLUCION, ni con gusanera, ni con mafia de ningún lado. Es un grupete de gente QUE VIVE EN CUBA, no cómodamente en la Argentina o en cualquier otro sitio, que han sufrido y padecido períodos de locura alterna, que reaccionan ahora, casi sin miedo o aprendiendo a asomarse a mirarle de frente, contra absurdos homenajes a connotados estalinistas censores de la cultura cubana.
Son directores de películas críticos, son ciudadanos con concepto cívico preocupados por el destino de un pueblo que se desbarata, por el legado de antes, por la labor realizada por unos cuantos, que es buenísima y que ha estado aherrojada por la represión y la censura DOGMATICA en nombre, y de forma totalmente contradictoria, de una revolución, que en su esencia debiera ser precisamente antidogmática.
Piense, que tiene la libertad para hacerlo. Analice con la cabeza.
Y cuando pueda, zúmbese esto de Enrique Colina, que es parte de los increíblemente valientes intercambios de estos intelectuales cubanos, que se arriesgan, que están empezando a arriesgarse. Y eso, me llena de orgullo, de satisfacción, porque sé que no todo se perdió, que las cabezas piensan, pese al miedo y al condicionamiento.
Y si no sabe quién es Enrique Colina, en Internet hay bastante info de él. Tuve la suerte de disfrutar sus programas de TV, los que pasaban la censura, durante muchos años. Era lo único que se podía ver en la tele. 24 x segundo.
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Enrique Colina Sent: Thursday, January 25, 2007 11:18 PM Subject: de Enrique Colina para Desiderio Navarro Hola Desiderio,
He decidido inscribirme en el debate con estas líneas que espero remuevan un poco la memoria de esta inquietud que nos moviliza esta vez refiriéndome a mi experiencia relacionada con el cine. De paso, quiero expresarte mi reconocimiento por la oportuna y valiente denuncia que has hecho y que ha servido para sacudirnos y recordarnos nuestra responsabilidad cívica. Te ruego acuses recibo. Un abrazo, Enrique Colina
Dirigí para la TV Cubana el programa de cine "24 por Segundo" durante 32 años. El programa lo concebía en el ICAIC, se producía técnicamente en el ICRT y allí se sometía a su aprobación para ser trasmitido cada semana nacionalmente. Existía pues en la frontera de dos organismos con disímiles enfoques de la cultura, la política y la ideología, es decir, con una interpretación distinta del precepto que presidió y rige hasta hoy la política cultural revolucionaria: "Con la Revolución todo, contra la Revolución nada". Afirmación que analizada con rigor y no con la idolatría que da valor de artículo de fe a las declaraciones descontextualizadas y les hace perder la relatividad histórica de su significado, evidencia la siniestra perennidad que avala y le da su carácter de dogma al sobreentendido, sólo aparentemente ambiguo, de a quien corresponde decidir lo que es o no revolucionario, lo que es oportuno o no decir o discutir, la información que se puede o no recibir, el derecho o no que se tiene para discrepar de tal o más cual decisión, lo que corresponde o no a una moral revolucionaria y así hasta el infinito.... Mi participación en este debate quisiera dirigirlo a refrescar con mi modesta experiencia la memoria histórica que subyace en las causas de estos lodos... Esquematizando, y sin entrar en los aspectos contradictorios que cualquier política sufre por la naturaleza humana imperfecta de sus hacedores y por las coordenadas históricas en las que tiene que expresarse y operar, ICAIC quiso decir en este país, durante muchos años, una política cultural más abierta, tolerante y antidogmática, que permitió una variada oferta cultural y recreativa en su programación cinematográfica. Significó también una producción de cine nacional que ha intentado testimoniar su tiempo, con mayor o menor rigor en la profundidad conceptual y expresión artística de sus realizadores, aunque siempre dentro del marco de las coordenadas impuestas por una censura que ha marcado sus tabúes no escritos a través de un código silencioso, pero por todos conocido y, hasta ahora y con contadas excepciones, con más resignación sufrido que combatido. ICAIC significó, sobre todo ˆaunque no siempre- la resistencia y la recuperación contra los "errores" de esa intolerancia y ese dogmatismo, signados por la otra política que, abierta o solapadamente, según la coyuntura y la conveniencia táctica del momento, ha ejercido el control de los medios de comunicación siguiendo las orientaciones directas del aparato ideológico del Partido -que, contra la voluntad mistificadora de ciertos burócratas que se escudan en su invisibilidad, no es un ente abstracto y sí una asociación humana depositaria de virtudes y defectos de hombres con nombres y apellidos que toman decisiones correctas o equivocadas. Tendencia que históricamente se ha manifestado agresivamente contra la cultura y sus creadores y ha representando durante ciertos períodos la expresión de una política oficial concreta y poderosa contra la cual ha tenido que luchar para sobrevivir esta otra concepción tachada de hipercrítica, floja y blandengue, elitista, perestroikista, y, en círculos más cerrados, reconocida como antipatriótica y contrarrevolucionaria. Tendencia que también, y para desdicha de los inquisidores, forma parte de esa corriente de pensamiento ético integrado a un proceso auténticamente revolucionario que ha pretendido no convertir en una paradoja negacionista la voluntad de ofrecer educación y cultura a su pueblo para después negarle participación intelectual activa en el reconocimiento y transformación de su realidad, no sólo obedeciendo o siguiendo orientaciones, sino opinando, coincidiendo o discrepando como conciencia crítica de su propia condición ciudadana. Inmerso en este contexto, simplificado por la necesidad de síntesis de estas líneas y porque todos sabemos de lo que estamos hablando, „24 por Segundo‰ pasó por la confluencia de todos los períodos albos, grises y negros, todos marcados por la desconfianza sistemática a la espontaneidad de una opinión, al lenguaje directo que llama las cosas por su nombre, a la referencia crítica que se aparta de un diktat oficial y que analiza un fenómeno en su complejidad ideológica. En un afán velado por hacerlo desaparecer, el programa cambió de horario y canal infinidad de veces. Muchas veces tuve que discutir acaloradamente para defender su concepción y no pocas protestar por su suspensión. De lo sublime a lo ridículo y por las más disímiles causas, el programa no salía al aire ya fuera por la aparición de un desnudo o escena de sexo justificados dramáticamente en el fragmento de un filme que servía para ilustrar un tema más significativo; por la imagen de un actor extranjero o la mención a algún director que en algún lugar hubiera firmado una oscura declaración contra la Revolución -sin que esto lo supiera, como es lógico, el público espectador-; por una mala palabra dicha en tiempo y forma, pero que "per se" contradecía el principio de que el medio debía promover la buena educación; por la afirmación, herética en los días de la hermandad con los países socialistas, de que la mayoría de los filmes exhibidos provenientes de estas cinematografías no establecían una comunicación con el gran público; y claro, por otras múltiples consideraciones que ahora no recuerdo. Ahora bien, el área más conflictual del programa eran los comentarios sobre temas referidos al cine nacional que abordaban aspectos controvertidos de la realidad, en contradicción con la imagen aséptica difundida históricamente por los medios de información. Así pues, el contenido del programa fue muchas veces censurado y prohibida su difusión ante mi negativa de cortar aquello que incomodaba a los pequeños y grandes censores que aplicaban la reglamentación de lo que se podía o no decir públicamente, siempre con el pretexto de velar por el carácter educativo e ideológico del medio. Vale decir, subvalorando el tan predicado alto nivel cultural de nuestro pueblo que, según los patrones de estos veladores de la ortodoxia revolucionaria, debía ser "orientado". Razón que explica la deformación de darle a la población las cosas digeridas, la interpretación confiada al especialista, el análisis realizado por el que sabe y esta avalado para decirle a la gente cómo tiene que pensar, aunque demagógicamente se le invite a que se forme su propia opinión. El especialista, sea crítico de arte, periodista, historiador, sociólogo, científico, artista, político o lo que sea, es necesario como instrumento de revelación y no en su mediación deformada como sordina de las contradicciones, encubridor de la realidad o sustituto del necesario debate y de la participación del que lo escucha. Así también muchas películas cubanas estuvieron y están prohibidas en la TV porque no se ajustan al patrón de encartonamiento ideológico preconizado por una visión unívoca que rechaza, como juez y parte, el principio esencial que mantiene a una Revolución viva y perdurable: la dialéctica, el reconocimiento de las contradicciones y la necesidad del cambio. Un breve recuento hecho sin mucho rigor y sólo a modo de ejemplo arroja más de 20 filmes cubanos producidos en diferentes décadas, sobre todo los producidos a partir de la crisis de los '90, que nunca han sido exhibidos por la TV. Considerando la cantidad de cines cerrados por el deterioro de sus instalaciones y otros que pugnan por mantenerse abiertos a pesar de la mala calidad de sus proyecciones, la falta de aire acondicionado y el pésimo estado de sus butacas y condiciones higiénicas, amén de la dificultad del transporte que también ha afectado la frecuentación a los mismos, cabe preguntarse cuántos espectadores potenciales pierde nuestra cinematografía por esta prohibición no escrita ni reconocida oficialmente que enajena su producción, concebida por y para su público nacional. La lista puede incluir otros y quizás algunos más recientes que olvido involuntariamente. No menciono los filmes por su calidad artística o su rigor conceptual, los hay buenos, malos y regulares y no creo que se deba a consideraciones estéticas la razón por la cual no son exhibidos. Sobran los referentes de filmes extranjeros de pésima calidad exhibidos por la TV. Sin embargo, hay películas prohibidas que merecen una consideración aparte y justifican por qué considero que el debate abierto con esta aparición del fantasma del „pavonato‰ y de su otro ejecutor, al que se le reconocía entre los „parametrados‰ como „Torquesada‰ (y que, según he sabido, ha estado fungiendo como secretario del núcleo del PCC y asesor en el área para la programación televisiva desde hace varios años, ¡sorpresa que una persona vinculada a tan graves errores reconocidos por el Partido como los cometidos durante ese período pudiera ocupar un cargo de tanta responsabilidad en el medio de comunicación más importante de este país y en un área que decide y vela sobre el contenido de su programación!)... Repito, pues, con este paréntesis bien asimilado, por qué considero que este debate debe abrirse a una reflexión más profunda sobre las raíces ideológicas que alimentan esta tendencia latente y manifiesta como una constante en la experiencia histórica de todos los regímenes socialistas del siglo XX, que ha marcado, una y otra vez, con sus deformaciones y desviaciones sectarias y represivas, la expresión sana del profundo humanismo al que aspiran todos los que sustentamos esta convicción. Un verticalismo ideológico autoritario abierto o apañado sólo genera apatía, simulación o rechazo, y creo que como avestruces no sacaremos ningún provecho de esta coyuntura si esto no se discute. Para empezar quisiera particularizar el filme que marcó un sisma en las relaciones entre los cineastas cubanos, el ICAIC y la dirección política de nuestro país. „Alicia en el pueblo de maravillas‰, realizada por Daniel Díaz Torres, director que junto con Rolando Díaz y Fernando Pérez trabajó durante años en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, bajo la dirección de Santiago Álvarez. Allí, entre los años 1977 y l979, en esos períodos de apertura crítica contra lo mal hecho que de manera regular marca los ciclos de rectificación oficial de políticas también oficiales, se realizaron innumerables noticieros monotemáticos críticos sobre la actualidad nacional, en los que se recogían manifestaciones de desorganización institucional, descuidos, irresponsabilidades, despilfarros económicos, corrupción, etc...hasta que vino de nuevo la orden de parar este tipo de crítica marcada por una ironía cada vez más amarga por la persistencia y dimensión de los problemas, cuyas consecuencias económicas, sociales y políticas explotaron en el 80 con el éxodo del Mariel. Vistos ahora, estos noticieros golpean por su actualidad, la recurrencia de muchos de sus temas aún persiste a pesar de que han pasado ya 30 años de su señalamiento y que fueron y son el producto más de disfuncionalidades sistémicas que de la ineficiencia individual de administradores inconscientes. En las aguas infestadas de este pozo turbio, mantenidas en la década del '80, antes y después de la política de rectificación de errores y tendencias negativas, en el absurdo, en lo irracional de las manifestaciones aberradas que se pretendía cambiar con inculpaciones a funcionarios supuestamente responsables individuales de esos errores, manifestaciones que no erradicadas en su médula causal contribuyeron a acentuar y a preparar el camino de carencias que culminaron con la terrible década del Período Especial, heroica por la resistencia y la nobleza de este pueblo, pero también trágica para la vida muchos. En esta fuente bebieron los realizadores del filme para volver a advertir, amonestar, criticar lo que debía someterse a un debate impostergable. Recordar que ya por la época existía una Asociación de Hmnos. Saíz con una generación de jóvenes cineastas que en su mayoría emigró del país en la década del Œ90 ante la frustración de insertar sus documentales en un debate público que cuestionara lo que achacaban como carencias en el cine oficial y que, una vez que intentaron asimilarse a las estructuras creadas, chocaron con la censura procedente de la misma fuente que los había alentado para enfrentar la supuesta pasividad de los directores más viejos del ICAIC, aparentemente ya domesticados y amaestrados. Otra historia de manipulación de esta tendencia que terminó torcida para su hacedor pero no modificó la pérdida de esa generación... La consecuencia de la aparición de Alicia... , su prohibición y consecuente demonización contrarrevolucionaria y quinta columnista, generó el más explosivo conflicto cultural que hubiera tenido que enfrentar el proceso revolucionario, interior e internacionalmente, en el momento de su más alta vulnerabilidad económica y política, si no hubiera primado por encima de la pasión soberbia la actitud discreta, decidida y consecuente de cineastas cubanos que nos opusimos, sin dirigentes que nos guiaran y sí movidos por nuestras convicciones éticas, a lo que ya era una medida del Consejo de Estado que llevó a la decisión de desmantelar el ICAIC y convertirlo en dependencia del ICRT y, por carácter transitivo, en apéndice del aparato ideológico del Partido, entonces dirigido por el tristemente célebre, Carlos Aldana, hoy anatemizado, pero ayer comisario arrogante y ambicioso que nos trataba como enemigos de la Revolución. Acompañada de una mesura que impidió una manipulación exterior, los cineastas evitamos la consumación de este entuerto a puertas cerradas. Luego se produjo la reivindicación política del filme y de su realizador, se exhibió en un festival de cine y se cerró el capítulo. Antes de la prohibición, el filme sólo se había proyectado públicamente durante 4 días en unos pocos cines de la capital, con la movilización hecha a través de los municipios del PCC de sus militantes para que fueran al cine y reaccionaran ante aquellos espectadores que manifestaran su aprobación al filme. Inspirada en hechos reales, documentados hasta la saciedad en los noticieros semanales ICAIC de los setenta y en su segunda ronda de los ochenta y sin que su hipérbole satírica sobrepasara el absurdo de la cotidianidad social vivida por el cubano de la calle, la experiencia de Alicia... puso en entredicho la infalibilidad de un juicio único que decide lo que es o no revolucionario. . "Con la Revolución todo, contra la Revolución nada" surgió como un compromiso salomónico proclamado en circunstancias históricas diferentes, cuando la Revolución no se había consolidado y era objeto de invasiones y sabotajes que amenazaban con frustrar el intento de crear un estado de justicia social, cuando se hacía necesario mantener la unión y la participación creadora de los intelectuales en un marco de confianza en la vanguardia política que había creado un espacio cultural multiforme, cuando todavía era un sueño el proyecto revolucionario y la trasformación no se había consumado en el plano de la realidad. Bueno, ¿y ahora? Ahora ha pasado casi medio siglo y ahí se pueden apreciar las cicatrices no cerradas de los errores cometidos por los que han interpretado este artículo de fe ejerciendo una intolerancia y una represión contra los que también se escudan en esta divisa protéica para tener el derecho a expresar su interpretación de cómo es su Revolución, la que tienen en el corazón, en el pensamiento y lo que queda de valioso y recuperable en lo construido, que no lo que necesita moverse y cambiar para entrar en esta época de cambios, en este socialismo del siglo XXI tan pregonado y necesario que supone sacudirnos los criterios estrechos, polvorientos y sectarios que pretenden tener la verdad agarrada por los cuernos. Luego vino „Fresa y Chocolate‰ más guarnecida por la sombrilla del error político que se había cometido con Alicia..., con el aval de la personalidad artística de Titón y con el apoyo inteligente de Alfredo Guevara para maniobrar en un mar agitado por los espasmos del Período Especial. Fresa..., codirigida por el también reconocido cineasta Juan Carlos Tabío, tuvo su trayectoria internacional exitosa, refrendando favorablemente para prestigio político de la Revolución su capacidad para mantener abiertos los canales de cuestionamientos críticos a pesar de las circunstancias difíciles en que vivía el país. En Cuba, la acogida del público nacional que pudo verla demostró que compartía su mensaje de tolerancia y de solidaridad humana ajeno al revanchismo de aquellos que replegados tuvieron que soportarla. Sin embargo, Fresa... sólo se exhibió en los cines y nunca se ha mostrado por la televisión. Cabe extrañarse si no sería porque denuncia directamente la problemática del período de „parametración‰ homofóbica y algunos de sus ejecutores todavía hoy se mantienen con un poder de decisión en la programación de este medio, que pertenece al pueblo y no a ninguna tendencia reaccionaria que envilece los valores humanistas que han sido y son inspiradores de esta Revolución, al menos, como yo la entiendo. Aquí también podría detenerme en lo acontecido con „Guantanamera‰, última obra de Tomás Gutiérrez Alea, codirigida con Juan Carlos Tabío, que fue tildada de contrarrevolucionaria por el rencor y la desconfianza de intrigantes especializados en sembrar discordias con el sector artístico al más alto nivel y sólo reivindicada por la postura de intelectuales que salieron en defensa de la memoria de Titón, el mejor y más alto exponente del cine revolucionario cubano. He hecho este recuento, sin dudas plagado de insuficiencias y quizás de inquietudes mal expresadas y a riesgo de parecer incendiario para unos y contemporizador para otros, porque siento que el objeto último de este debate es volcar el análisis del pasado en la retorta del presente donde se está cocinando el futuro de nuestro país. Habrá una reunión que necesita romper el aislamiento público de este debate. Es inaceptable que el comunicado publicado en Granma por el Secretariado de la UNEAC resulte tan parco y burocrático utilizando la misma jerga politiquera que nos habla de anexionistas que pretenden apropiarse de este debate y excluyen la referencia a las causas del mismo haciendo como siempre el escamoteo de la esencia del problema, lo mismo que alguien mencionó jocosamente como "...y yo me cago en la tuya!". Creo que estos emilios, firmados son ya una clara señal política de que se impone una apertura que vaya más allá de constatar y ratificar lo que todos sabemos que ha sido un insulto y una agresión a nuestra cultura. El ciudadano necesita saber y hay muchas cosas que impiden a los ciudadanos enterarse de lo que se cocina a sus espaldas y que repercute sin embargo en sus vidas. El „síndrome del misterio‰ que se cuestionaba en un Congreso de Periodistas hace 20 años, ¿seguirá activado? Sin repercusión pública la rectificación también seria inconsecuente e hipócrita. Es el Partido quien controla la política informativa y la programación de la TV nacional, el que controla su órgano oficial, el periódico Granma y también fiscaliza a través de su aparato ideológico todo el resto de las publicaciones y emisoras de este país, es a través de algunos de sus altos funcionarios que se han cometido dislates históricos y no basta con una sucinta nota que siempre encuentra un chivo expiatorio. Existe la inveterada y malsana costumbre del que bota el sofa en la práctica de muchas rectificaciones que se han producido a lo largo de nuestra historia. No se trata, insisto, en pedirle cuentas humillantes o justificativas a nadie, pero una institución que ejerce un poder político en nombre de lo que para nosotros ha sido un ideal y ha configurado el sentido y la elección política de nuestras cortas vidas, debe asumir con transparencia la permanencia en sus filas de esta tendencia que se permite en un momento como el actual encender una chispa provocadora cuya única virtud ha sido la de avivar una toma de conciencia de que hay que combatirla en la esencia que le da vida. De esa transparencia hacia este y otros temas depende el futuro de la confianza. Del horizonte de apertura de esa información histórica y presente depende el legado asimilable de lo que vamos a incorporar como experiencia enriquecedora al futuro de nuestro pueblo que tiene ese derecho inalienable por encima de cualquier coyunturalidad. Por ello, propongo que ese debate sea trasmitido por la TV y, si no es en vivo, que sea editado bajo la supervisión de tres miembros, sin representación oficial ni cargos públicos, y que sean elegidos por votación en esa reunión. Creo que también deberían publicarse estos emilios y quien quiera cuestionarlos que también responda por escrito. Sería un signo no de debilidad sino de confianza en una verdadera rectificación y que daría un vigor inusitado a una batalla de ideas hacia adentro y sobre los problemas que se omiten en la TV. Mesas redondas o cuadradas o rectangulares verdaderamente polémicas que miraran hacia dentro con el mismo rigor crítico con el que se analizan los problemas del mundo imperfecto y torcido fuera Cuba: con puntos de vista discrepantes y discusiones animadas por la voluntad de llamar las cosas por su nombre, frente a dirigentes que respondan públicamente ante periodistas que les hagan preguntas incómodas sobre esos temas acuciantes cuya solución no sólo depende del bloqueo imperialista ni de la buena fe sino de decisiones acertadas que demuestren su eficiencia no sólo en el plano ideológico sino en la solución práctica de los problemas y en el mejoramiento del nivel, la calidad de vida y en el reconocimiento del derecho ciudadano inalienable de exigir cuentas de sus representantes. No soy inocente y comprendo que si hay voluntad de cambios estos resultaran de un progresivo, delicado y complicado reajuste en la correlación de fuerzas internas, dentro y fuera del Partido, que necesitará obligatoriamente de una contribución honesta y valiente de sus intelectuales. Y no hablo sólo de los artistas, pero el deshielo tiene que empezar por algo y considero esta situación adecuada, aunque algunos puedan considerarla peligrosa y explosiva porque las válvulas están cargadas, como resulta obvio, y bajo una presión acumulada de años. También propongo que se pongan nuestros filmes por la TV Nacional y si quienes los prohíben estiman que no son apropiados políticamente que lo digan públicamente. Si esto se sigue postergando, si se sigue considerando que la luz que irradiamos continuará brillando eternamente sólo por el humanismo de nuestros médicos o por el resplandor de nuestra educación, de lo que me enorgullezco y sé muy bien que no es poco, pero se soslayan contradicciones que socavan el sentido democrático del sistema, su eficiencia económica, que exige a gritos reformas y cambios internos, porque la esperanza en el futuro no es un barril sin fondo y para sostener y preservar todo el andamiaje de justicia social hacen falta recursos y para que la gente produzca y cree riquezas hay que estimularla materialmente y abrirle las puertas a su creatividad e iniciativa, si seguimos asumiendo un estado que controla y se ocupa de todo sin poder ocuparse de todo ni controlarlo todo, si no enfrentamos las deformaciones por todos reconocidas yendo a la médula de los problemas, y ese es el tema esencial que está en el tintero de estas inquietudes, creo sinceramente que el faro y guía, más tarde o más temprano, se apagará y sólo quedaremos como referente histórico de hidalguía, resistencia y dignidad, pero perderemos la plaza. Enrique Colina
A continuación una lista de las películas no exhibidas por la TV Nacional. ALICIA EN EL PUEBLO DE MARAVILLAS ADORABLES MENTIRAS FRESA Y CHOCOLATE EL ELEFANTE Y LA BICICLETA MADAGASCAR LA VIDA ES SILBAR SUITE HABANA PON TU PENSAMIENTO EN MI AMOR VERTICAL LA OLA NADA TRES VECES DOS VIDEO DE FAMILIA HACERSE EL SUECO PERFECTO AMOR EQUIVOCADO GUANTANAMERA LISTA DE ESPERA DIARIO DE MAURICIO AUNQUE ESTES LEJOS ENTRE CICLONES MARIA ANTONIA PAPELES SECUNDARIOS LEJANIA TECHO DE VIDRIO UN DIA DE NOVIEMBRE HASTA CIERTO PUNTO LA VIDA EN ROSA BARRIO CUBA MIEL PARA OCHUN LAS NOCHES DE CONSTANTINOPLA
Cabría hacer una lista de documentales hechos por jóvenes cineastas que también sufren esta censura no escrita. Sería triste que sus esfuerzos e inquietudes, y hablo de algunos filmes verdaderamente significativos, quedaran relegados al consuelo de presentarlos una sola vez en una Muestra anual ˆ esfuerzo meritorio que debería omitir cualquier tipo de censura-, para luego circular en discos o cassettes de mano a mano o por este espacio virtual compensatorio, pero restringido e insuficiente.
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De: maribea05 |
Enviado: 02/02/2007 07:59 |
Ante la reacción de repudio por los homenajes a los sensores, la UNEAC sacó un comunicado que, queriendo acomodar un velito sobre el problema, fue un escupitajo para los intelectuales, que de bobos no tienen un pelo.
Y a eso reaccionaron más airadamente y más valientemente que contra los homenajes en TV a los censores.
Entonces, para "acomodar" las cosas, el ministro de cultura coordinó una reunión... que terminó así:
"Como era de esperar..... Hola Sally Los informes desde la Casa no son muy alentadores. Después de más de seis horas de intervenciones no hay muchas cosas en claro pues la mayor parte de las propuestas y reclamos fueron „bateadas‰ por el Prieto Abel. Excelentes las comparecencias de Ambrosio y Desiderio en el apartado de palabras iniciales, uno como conferencista y el otro como organizador del debate. No se si sabes que esto forma parte de un ciclo de conferencias sobre Cultura Cubana que organiza la revista de Desiderio, Criterios. Bueno después de los anteriores habló el ministro por más de dos horas. Me pareció un muro de contención, haciendo anécdotas irrelevantes, algún que otro chiste en un tono muy informal como es habitual en él, pero en esencia dijo que no era este el tiempo de un debate nacional sobre estos asuntos y lo que mucha gente había pedido en los correos, no podía ser. El comandante estaba enfermo, la situación internacional era muy compleja, el enemigo fortalecido ( entre otras cosas por esto mismo de los mensajes de correo pues había sido como un regalo de los reyes para ellos) etc, etc y que por tanto no se podía ni pensar en un proceso masivo de debate y reflexión sobre la sociedad o la cultura, mucho menos sobre la reformulación de nuestro socialismo. Todo quedaría en casa, con reuniones entre los miembros selectos de la UNEAC y otras instituciones a fin de buscar soluciones????? , y de preparar el próximo Congreso de Cultura. Por supuesto que en el asunto de la TV y sus censuras al cine cubano, estuvo de acuerdo en que eso debía terminarse y que el partido debía iniciar una investigación para ver las razones de este hecho. ¿Crees tu que haya que reunirse para determinar algo tan evidente?. Bueno también estuvo a favor de que a los jóvenes creadores no se le debían poner trabas a la hora de hacer un documental que pudiera resultar conflictivo y que estos tiene que expresarse artísticamente sobre los problemas de la sociedad. Aquí tampoco hay ninguna novedad pues ya eso mismo se lo he escuchado decir y aunque él esté de acuerdo con esto hay otro aparato que realmente controla y pervierte siempre el sentido de las cosas. Varios de los que intervinieron plantearon que existía dos políticas culturales, la oficial y la del ICRT. En ese sentido también dijo que había que acabar con esta idea. Hubo algunas intervenciones muy buenas aunque no nuevas pues básicamente ya repetían lo que leímos en los mensajes de correos. Abel una y otra vez le dio mucha importancia a „la agenda del enemigo‰ y dedicó tiempo a leer o referirse a los mensajes que están llegando desde afuera enviados sutilmente por los enemigos de la Revolución que intenta imponernos sus criterios. Descalificó mucho de lo que internamente se ha estado diciendo al plantear que en los correos de muchos amigos y gente valiosa de la UNEAC había mucha confusión y medias verdades. En fin que no hay concretamente nada diferente a lo que ya teníamos en materia de debates o espacios de discusión. Dejó claro que nada de darle participación al pueblo en esto sino que hay que ir poco a poco hablando de ello pero en privado dentro de la propia UNEAC y en reuniones por invitación. Algunos de los presentes hicieron referencia a la poca juventud presente en la sala y que cientos se habían quedado esperando en las puertas de Casa de las Américas para entrar. Creo que yo era de los más jóvenes en la reunión y ya sabes que voy a cumplir 42. Seguramente cortarán algunas cabezas en el ICRT, pongan finalmente Fresa y Chocolate por la TV y aparezcan algunos programas por la TV con debates o críticas ¿???????. Esperar más ∑..bueno dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Besos desde el Vedado Harry
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Yo no tengo interés en nada como esto "También es cierto que esta oportunidad, no va a pasar desapercibida por quiénes esperan utilizar los argumentos en favor de sus intereses."
Sencillamente leo, veo las inquietudes de mis compatriotas, las analizo, y las comparto plenamente. |
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De: matilda |
Enviado: 02/02/2007 10:39 |
Que bueno que usted ela, menos mal que no es la única, yo no tengo porque rememorar todos sus supuestos ideológicos,porque sería tedioso y porque en contrapartida debería yo cada vez responderle con todos los míos, se imagina? Me parece que en este caso concreto ,no es usted la única que ha tenido acceso a ése debate, ya se lo había comentado a Esteban en otro post,no es ni mucho menos un secreto de Estado ,claro cada cual le dará el cariz de su conveniencia ,ya había leído ése comentario que publica, en el parquecillo,y en otros foros, el mismo. Lo que yo digo,sin la menor suspicacia ,aunque usted no lo interprete así, se desprende de una correcta lectura de la realidad,no sólo la cubana,estábamos hablando de filosofía entendí, es lógico, sencillamente lógico, que de la oportunidad sea utilizada beneficiosa y oficiosamente según los intereses, allí y en la conchinchina. No está mal,no era una crítica, tan solo una afirmación, no es relevante tampoco para el resultado de la cuestión, al fin y al cabo de éso se trata..y el tema sigue siendo el .....y qué? Tengo por acá otro escrito que es interesante leer,como para ver la otra orilla. Se abre un importante espacio al debate revolucionario Pedro Campos Santos (Dedicado a todos los intelectuales que han participado constructivamente en esta polémica revolucionaria) | El periódico Juventud Rebelde del 27 de enero, informa que: “A propuesta del doctor Armando Hart, director de la Oficina del Programa Martiano, el teatro de la Biblioteca Nacional llevará el nombre de Palabras a los intelectuales, en alusión al significado del discurso homónimo pronunciado por Fidel allí en 1961. Este salón será el lugar indicado para organizar encuentros y una línea de debate, de análisis sereno, sobre los problemas más difíciles que afectan al campo intelectual y a la cultura cubana”. Este anuncio abre un importante espacio para el intercambio revolucionario y constructivo sobre temas que interesan a la intelectualidad cubana, que incluye a escritores, filósofos, economistas, políticos, historiadores, juristas, sociólogos y profesionales de todas las ramas del saber nacional. Corresponde ahora a todos los pensadores sacar el mejor provecho de esta apertura, para bien de la nación cubana y su futuro. Se da a conocer, cuando todavía se continúa un amplio debate en la intranet criolla, a propósito de unos programas de televisión en el que aparecieron personajes relacionados con el llamado “quinquenio gris”, época donde se cometieron excesos, determinados por circunstancias -para muchos- aún no superadas. El intercambio electrónico llevó a una declaración de la UNEAC, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, la cual ratificaba la política cultural de la Revolución, pero dejaba muchas insatisfacciones entre los polemistas. El tráfico de cartas cibernéticas, una versión moderna del “movimiento cartista” inglés de mediados del Siglo XIX, condujo también a la programación de un coloquio, sobre el “quinquenio gris”, promovido por el intelectual cubano Desiderio Navarro, Premio Nacional de Edición 2006, con asistencia limitada, por invitación. En este marco, varios intelectuales manifestaron la necesidad de un análisis más abarcador, que trascendiera aquel quinquenio y ayudara a identificar las causas económicas, políticas y sociales que posibilitaron los excesos de entonces, a fin de contribuir a que los mismos no vuelvan a repetirse. No faltaron los llamados a un papel más activo y favorecedor del Partido. En este sentido, un correo que circuló por toda la intranet cubana, firmado por Mariela Castro Espín señalaba:”… como cubana identificada con un proyecto social revolucionario que pretende conquistar toda la justicia me siento conmovida con estos comentarios y el temor a que se diluyan momentos de la historia, que aunque nos duelan y avergüencen, deberían analizarse profundamente para evitar que se repitan. Evidentemente las experiencias del pasado no fueron suficientemente esclarecidas, ni oportunamente normadas y eso es lo que me preocupa. En mi opinión, estos programas de televisión muestran sólo la punta del iceberg y la reacción provocada responde a malestares más profundos que aún no tienen el respaldo necesario de nuestra sociedad, expresado en sus políticas. Esto es, justamente, lo que más me interesa, que a raíz de las inquietudes provocadas por los ¿descuidos? o ¿torpezas? de la programación televisiva, podamos analizar y discutir estilos de pensar, ambivalencias, ausencia de definiciones coherentes en la política institucional del ICRT que debe saber expresar nuestra política cultural, educacional, de la mujer, etc. Como militante del PCC, aspiro a una respuesta inteligente de la organización, en condición de facilitadora y coordinadora del debate, para que se consideren todas las inquietudes y sugerencias que responsablemente se hagan y podamos colaborar con este proceso dialéctico permanente y necesario, de abordar y elaborar las contradicciones inevitables de todos los procesos.” Otro de los correos circulados, con la firma del compañero Alfredo Guevara indicaba: “Un pueblo de poco más de doce millones de habitantes, con más de ochocientos mil universitarios y cientos de miles de personas educadas en nivel superior al medio, pueblo sin analfabetos y en el que se ha generalizado la enseñanza hasta el noveno grado; es el pueblo que merece ser y es y tiene que ser el protagonista real de la batalla de ideas…, Ratifico más que suscribo la Declaración que acaba de hacer la UNEAC y espero y llamo a evitar que la usurpación y desnaturalización de los derechos de la Revolución y su diseño cultural pueda continuar. Lo hago desde la serenidad pero subrayando urgencia. Donde la batalla de ideas debiese tener su primer bastión no tendrá lógica alguna que aparezcan sepultureros. La ignorancia y la mediocridad beligerantes son el peor enemigo interno de la Revolución. Cuanto ha pasado en estos días no es sólo una afrenta a la intelectualidad cubana, a nuestra cultura en su expresión artística, ha sido, es, una trampa tendida desde esa mediocridad e ignorancia beligerantes, a Fidel y Raúl; un juego de intereses empeñado en confundir y dividir. Saludo el esfuerzo ahora centrado en la Declaración de la UNEAC, dirigido a impedirlo.” Estos párrafos y muchísimos otros que pudieran citarse, reflejan el amplio sentido revolucionario y constructivo predominante en el debate cibernético, que elementos contrarrevolucionarios –desde el extranjero- sin fuerza alguna en el seno de nuestra intelectualidad, trataron de usar a su favor, y cuya limitada presencia en el intercambio podría haber sido usada por los retardatarios y divisionistas identificados en el mensaje del compañero Guevara, para tratar de confundir e impedir el avance revolucionario de las discusiones. Los muchos correos circulados en estos días, evidenciaron en su gran mayoría, la responsabilidad con la que la intelectualidad ha asumido la defensa de los valores de nuestra Revolución socialista y martiana, lo cual es una de las garantías de su continuidad e irreversibilidad, lejos de cualquier cuestionamiento tipo glassnot pro restauración capitalista. En la medida en que el debate ha ido subiendo a tonos más rojos, los pocos intrusos de la derecha han ido tomando distancia. El doctor Armando Hart, había publicado en el mismo periódico de la Juventud Cubana, el pasado 9 de diciembre, un artículo sobre el Socialismo del Siglo XXI. El tema, poco manejado por la intelectualidad del patio hasta ahora y olvidado en la prensa, ha empezado a manifestarse en este debate, toda vez que aumentan las inquietudes sobre la incapacidad del sistema de economía estatal centralizado y asalariado para resolver los múltiples problemas socio-económicos del país y el interés por encontrarles soluciones. En general, estas inquietudes empezaron a ser estimuladas, por las preocupaciones manifestadas el 17 de noviembre del 2005, por el Jefe de la Revolución, en su discurso en La Universidad de la Habana. Más recientemente, el Comandante Raúl Castro, ha venido insistiendo en la necesidad del debate, las discusiones y las discrepancias para enfrentar estos problemas y encontrar adecuadas respuestas. La apertura de un espacio dinámico concreto, para que el pensamiento de la nación cubana se desarrolle y exprese con toda libertad revolucionaria, es un logro importante, hijo natural de este valiente debate electrónico de nuestros intelectuales, una muestra de la madurez alcanzad por la Revolución Cubana y un aporte significativo a su consolidación y avance. |
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De: maribea05 |
Enviado: 02/02/2007 13:19 |
El dogma es como una caja de seguridad pero no para cuidar o atesorar objetos de valor o dinero, sino para meterse dentro y tirar la llave (dependiendo de la vocación dogmática).
Cuando una ve que "la otra orilla" suministrada es una opinión a la que se suma, y recito porque es la realidad: el gobierno, los funcionarios de gobierno, la entidad de gobierno "comprometida", uno o dos miembros de esa entidad, o de ese gobierno amparados por el dogma dogmático (valga la redundancia porque botaron la llave) de una ideología política que ha demostrado ser la madre de los represores y censores)... honestamente, no clasifica para mí como una orilla sólida, de peso, de contrapartida.
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Lo que hemos visto, gústele a usted o no, es una opinión mayoritaria, en un grupo importante poblacional.
¿Por qué es importante pese a que son "los intelectuales" o sea, por definición, un "pequeño" grupo especial dentro de cualquier sociedad?
Porque —y ahí, señora mía, tenemos que hacer, para llevar su amada filosofía (que lo es también mía aunque usted se haya graduado a lo mejor Summa Cum Laude), en la realidad de la sociología (que amo más que la filosofía), A UN ATERRIZAJE tratando que no sea forzoso— está probado que la dinámica social tiene que subir escalones de desarrollo. Una población de millones, que todos los días tiene que vivir atada a elementos básicos de supervivencia que no ha podido resolver, ya sea por sí misma o porque vive presa de un estado de cosas enfermizo y paternalista, NO puede producir ideas sólidas, NO tiene (sobre todo si hay represión, censura, control de la información y del conocimiento) conocimientos amplios, información para razonar; NO tiene tiempo para esa vaina.
Los intelectuales cubanos que estamos viendo son personas que, de alguna forma, se beneficiaron con personas en específico y con estados de cosas en específico, que les ayudaron en algún momento a pasar la etapa de supervivencia, a vivir a otro nivel, distinto al del resto de la población. Por razones no del todo claras, cuyas explicaciones pueden caer en el campo de la especulación, a Alfredo Guevara, un tipo de historial comunista en la Universidad, amigo de Fidel pero nunca vinculado con gangas y delincuencia universitaria como el segundo, filósofo, artista, hombre genial, le fue dado un feudo, el del cine, y una tarea, que lo engrandeciera. Y se le dieron todos los recursos posibles (ninguno producido por una sana administración del gobierno, sino por la "generosa y desinteresada" ayuda de los hermanos de los países del antiguo bloque comunista, ya fallecido.
Los intelectuales y artistas que "se criaron" bajo la égida de Alfredo Guevara, NO fueron la población cubana, que sí recibimos el beneficio del buen cine que se hizo.
Fueron los elegidos que pudieron viajar a todas partes del mundo, estudiar lo que quisieron en las universidades que quisieron, exponerse a experiencias enriquecedoras que alimentaron su intelecto. Esos, un Enrique Colina por ejemplo, del cual y sobre su escrito usted no hace el menor señalamiento, obviando el debate limpio y justo sobre sus planteamientos, y "resolviendo" o creyendo "resolver" poniéndome a continuación "la otra orilla" (lo dicho, diálogo de sordos, en este caso de ciegos), son los críticos de siempre de este proceso, los que más evidente han padecido la censura de un estado de cosas que fue estalinista, que sigue siendo estalinista.
A continuaciòn, para disfrute y alimento de la continuación de este intercambio, para los que sí quieran aprovecharlo en el sentido no de leer una u otra opinión, sino de leerlas todas y cada una, de analizar lo que cada una expresa no como un todo contrapuesto al otro (esos extremos... que me enferman) sino por partes, por planteamientos, añado algo nuevo, que, de nuevo es importante recalcarlo, ni viene de Miami, ni viene de exiliados... viene de gente pensante, dentro del país, con inquietudes HUMANAS, RAZONABLES, SOCIALES... viene de una realidad que NO es la realidad virtual en la que viven (o de la que viven) los que no quieren ver la otra:
"Asunto: Conferencia para mayores de 40 años en Casa de las Américas CONFERENCIA PARA MAYORES DE 40 AÑOS Sí, al parecer los temas que se debatieron ayer en la Casa de las Américas no eran de interés para el futuro de la cultura y el pensamiento cubanos. Al parecer se trataba de reivindicar (con todo derecho) a algunas de las víctimas de un período más que gris, invisible.
Para muchos como yo, el conocimiento de esta región de nuestra historia cultural se limita a comentarios de algún que otro parametrado y lecturas entre líneas en ensayos y espacios como los de las revistas Temas o Criterios. Sin embargo, los más jóvenes artistas, investigadores, intelectuales de manera general que quisimos asistir, tuvimos que contentarnos con las barreras de hierro que nos regalaba nuestra amada Casa. “No hay espacio”, decían, y era una gran verdad: para nosotros no había espacio en aquel cenáculo.
Lo triste de todo esto es que quizás no hubiera sido así, es muy posible que si a nuestro Desiderio le hubieran preguntado si ese era el auditorio que había pensado para su ciclo de conferencias, la respuesta sería negativa. Y no es porque los que estaban no merecieran ese lugar, sino porque a los que afuera quedamos nos asistía el derecho como futuros hacedores de la cultura cubana. Hay quienes piensan que todo fue solo un problema organizativo, hay quienes son más suspicaces, la realidad es que no entramos.
¿Cuántas invitaciones se destinaron a miembros de la Asociación Hermanos Saíz que no fueran del Consejo Nacional? ¿Por qué la UNEAC regenteó todo el proceso organizativo llevándose una inmensa cantidad de cupos? ¿Y la Universidad de La Habana dónde queda? Es muy posible que la mitad de los que asistieron, si no hubieran sido expresamente invitados, se hubieran quedado en sus casas, y esta es una especulación no tan ligera como pudiera pensarse. Vayan a las conferencias tan sustanciosas y conflictivas que se imparten en el Centro Teórico-Cultural Criterios y confronten las caras de los asistentes usuales con los rostros de los que ayer estaban entre los escogidos ¿Tan preocupados están por la historia y la cultura cubanas?
Afortunadamente, gente de pensamiento profundo estaba allá arriba también, gente que, independientemente de sus méritos artísticos, han profesado siempre la práctica de la opinión, el debate, la confrontación, la herejía. Pero no basta: debimos estar también nosotros, y eso no me parece necesario argumentarlo más. Alguien entre los excluidos dijo que quizás era mejor estar allá abajo que allá arriba, quizás estábamos haciendo la parte de la historia que nos correspondía; quizás, digo yo ahora, estábamos demostrando que aquello no se trataba exclusivamente del pasado, sino también de nuestro conflictivo presente.
Saludo la entrada de este debate en la agenda de los intelectuales cubanos, los que sufrieron el pavonado y los que hoy recogemos los frutos de aquellas heridas y nos enfrentamos a otras quizás de similar calaña. Confío que las sillas de las próximas conferencias de este ciclo puedan estar al alcance los que nos interesa escuchar para hacer por el futuro de nuestra cultura.
Lic. Isabel Díaz Torres Escritor miembro de la Asociación Hermanos Saíz miércoles, 31 de enero de 2007" |
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De: matilda |
Enviado: 02/02/2007 15:59 |
No sé por qué usted se empeña en tildar de dogmático lo que sencillamente es producto de la lógica y de la dialéctica, pero bueno,sorpresa sería lo contrario. Lo mismo digo con respecto a lo confiable de la orilla,ya vé ,hay lecturas que son irreconciliables, porque usted se guarda los "grises" los "matices" que reclama en los demás, para mejor ocasión , es decir para su conveniencia. Será que algún día nos sorprenderá Maribea?? O siempre será así de predecible? matilda |
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De: maribea05 |
Enviado: 02/02/2007 18:39 |
Buena manera de eludir una discusión seria. Andarse por las ramas y soltar un bla bla bla sin sustancia.
Le quedó bien. En fin, parafraseándola: "Será que algún día nos sorprenderá Matilda?? O siempre será así de predecible?" |
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De: matilda |
Enviado: 02/02/2007 21:19 |
Vea, me parece que hasta donde usted planteó una discusión yo le respondí, sucede que austed no le cayó cómoda mi respuesta. Donde yo veo un espacio para el debate usted ve dogmatismo, donde yo asumo grises usted escribe negro,y mas negro.....es decir ,si no coincido con lo que usted dice ya sé lo que me espera, es por eso que digo que es predecible. Ya vé, la otra orilla no es confiable para usted, y no apunta a buscar una conclusión intermedia, algo necesario para que su interlocutor pueda elaborar una crítica. Pero, si desde el vamos usted descalifica la opinión , se pierde el punto de confluencia,pero solo porque usted decide ,que no hay ninguno, verdad? Esa no es una buena manera de eludir el tema? matilda |
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De: maribea05 |
Enviado: 02/02/2007 21:19 |
Perdone, pero cronológicamente hablando creo que el análisis siguiente es válido:
1) La que puso el primer post del tema fui yo. Eso me da, digamos y sin pretender abusar, ciertas ventajas y derechos lógicos, aceptados comúnmente en cualquier relación conversacional. Digamos que es como preguntarle a alguien y recibir una pregunta por respuesta. ¿Me entiende? No es válido así.
2) Usted señala, con algunos adornos personales que he decidido tapar con liquid paper, su opinión sobre la irreversibilidad de la revolución y a continuación hace una disertación sobre lo que usted cree que yo espero para Cuba.
3) Le contesto exactamente lo que yo espero para Cuba, que no es rehuir la conversación sino por el contrario aclararle su apreciación errónea y extenderme.
4) Expongo una serie de temas con el fin de que podamos discutirlos en función de cómo éstos se manejan en Cuba. Mi objetivo era llegar, luego de un análisis de ellos, a qué cosa es irreversible, adónde hay que ir, y qué es lo que no puede admitirse de la irreversibilidad, porque si la irreversibilidad es todo un estado de cosas como el que ha habido en 49 años donde cada uno de los temas por mí planteados están en nota deficiente... claro que el concepto sería dogmático, esquemático y otras yerbas aromáticas.
5) Al usted rehuir el tocar los temas uno a uno, no pude entonces enfrentarla con el equívoco concepto de irreversible aplicado a este caso.
6) Pongo a continuación el e-mail de Enrique Colina, tipo chévere que NO es "contrarrevolucionario" al contrario, es una de las personas más revolucionarias que he conocido (siempre que el término no se entienda como un dogma clichetero, sino en su concepto más amplio, de cambios, y en el caso de Enrique, lleno de idealismo y buena fe).
7) Su reacción entonces vuelve a ser NO querer tocar los temas que señala Enrique... y me zumba sin encomendarse a nadie "la otra orilla".
8) Le explico que esa otra orilla es parte del dogma. Un tipo hablando enlatadamente, demagógicamente, defendiendo justo lo mismo por lo que han protestado el grupo de connotados y reconocidos intelectuales revolucionarios y críticos.
9) Me sale usted con que no es dogma sino lógica y dialéctica. ¿Funcionan la lógica y la dialéctica en una sola vía? No, hasta donde yo he podido aprender. La lógica y la dialéctica no son medidas particulares de nadie o de "nadieses" (y no me refiero a usted, sino a un paquete de aprovechados demagogos que son los funcionarios de alto nivel que controlan y reprimen en Cuba) que se crean con la capacidad de determinar quién o quiénes son lógicos y quién o quiénes practican la dialéctica o viven en ella.
Quizás con este resumen, y su buena voluntad de darse una vuelta por toda la cadena, podrá usted entender por qué es que le digo que elude entrar en el meollo de los temas o que quizás sustento con relativa certeza esa apreciación. |
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De: matilda |
Enviado: 05/02/2007 05:59 |
Le explico que esa otra orilla es parte del dogma. Un tipo hablando enlatadamente, demagógicamente, defendiendo justo lo mismo por lo que han protestado el grupo de connotados y reconocidos intelectuales revolucionarios y críticos.
Yo todavía estoy preguntándome Maribea, por qué lo que yo publico, es dogmático, porque lo dice usted? Porque no opinan como usted? Se ha preguntado sino es su proceder el dogmático? Los autores que usted escoge no lo son, los que no opinan como elllos,si? No es casualmente ésta la actitud que usted llama de dogmática?.Estar conla revolución es dogmático? porque no están con usted? Resulta también que los medios que usted escoge son pristinos,los que escogemos nosotros dogmáticos o sencillamente "basura",Insurgente "todos saben" que lo es, quienes son esos "todos"?? Los que opinan como usted? Fíjesé que en el ejemplo que usted me dá el señor publica una lista , que al existir contradice en parte lo que el mismo dice y en mucho lo que dicen reiteradamente ustedes. La equiparación permanente que hacen del gobierno cubano cubano con una dictadura tambalea ante la existencia misma de la lista de filmes. Bajo una dictadura ,sencillamente ésa lista no existiría, no porque no la pasaran por la tv nacional,lo cual es discutible, sino porque no se habrían realizado, porque los mentores intelectuales y sus protagonistas sufrirían atentados y persecusiones, además de la prohibición lisa y llana. Adhiero al debate desde lo positivo de la existencia del debate,lo cual no es ni mucho menos una novedad,las formas son las que varían en todo caso,pero la existencia y la realización de debates y cuestionamientos se manifiestan desde siempre en el proceso revolucionario cubano.Y bien venido sean,demuestran el dinamismo de la sociedad cubana y la propensión a desarrollarse. Personalmente yo me abocaría a debatir cuestiones determinantes, como la económica,por ejemplo ,el control obrero de la producción, no me detendría en cuestiones superestructurales cuando son necesarios cambios estructurales. Claro, eso implicaría una vuelta más hacia la izquierda, una profundización del proceso revolucionario, algo que hasta ahora ni la cubana ni ninguna otra revolución ha concretado. De todos modos yo no veo, ni fuerzo las situaciones como para ver, un aspecto negativo en las críticas y en la existencias de debates que pueden fortalecer el proceso revolucionario,me parecensignos positivos para su crecimiento, como la crisis de salud de Fidel, sin ser promotora de ningúna maldición, creo ha servido para demostrar la fortaleza de la sociedad y su apoyo al proceso. Me permitiré aportar otra lectura a este post,me pareció interesante ,poque viene a hacer un poco de historia y un raconto de las polémicas ,sin separar a Cuba del contexto donde se inserta e interactúa como cualquier otra sociedad. Matilda
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De: matilda |
Enviado: 05/02/2007 12:00 |
Los polémicos Sesenta Graziella Pogolotti 1 Mi padre admiraba en el pueblo cubano su extraordinaria capacidad de recuperación a través de una historia pautada por luchas y reveses en el continuado empeño por forjar un proyecto nacional. A las guerras por la independencia siguió la primera intervención norteamericana; a la derrota de Machado, la mediación Welles; al gobierno de los Cien Días, la represión del primer batistato. Este prolongado proceso implicó un aprendizaje y sembró una memoria. La sombra de Antonio Guiteras se proyectaba en el triunfo electoral de Ramón Grau San Martín, a través del recuerdo de las medidas nacionalistas del 33 y del deseo de liberar la República de su dependencia económica y de la corrupción, constituida en uno de sus males desde fecha temprana, con un deterioro acelerado a partir de la intervención de Magoon. La irrupción del golpe de Estado de Batista, casi en las vísperas de la elecciones de 1952, parecía cerrar definitivamente el porvenir después de la defraudación producida por los gobiernos auténticos. Siete años más tarde, el triunfo de la Revolución anunciaba el renacer tantas veces postergado. La República se vestía de limpio con el arribo de un ejército de barbudos, vencedor en un combate asimétrico y, por ello, desasido de compromisos con el pasado. El triunfo de la Revolución Cubana se producía en un punto de giro de la historia, cuando los caminos parecían bifurcarse, y se inscribía, a pesar de haber surgido de manera autónoma, en un panorama internacional caracterizado por señales de cambio y por una intensificación del debate de ideas. Proyectada hacia el mundo exterior, la isla, hasta entonces circunscrita a su condición periférica, se convertía en imagen simbólica de una nueva realidad política con repercusiones en el campo cultural. En el contexto más inmediato de la América Latina, la Revolución Cubana reverdecía las perspectivas liberadoras clausuradas por el derrocamiento del gobierno popular de Jacobo Arbenz en Guatemala. Habían transcurrido apenas cinco años desde que, en Caracas, la gallardía de Torriello enfrentó la prepotencia de Foster Dulles. 2 El recuento de los historiadores, cada vez más simplista, reduce la confrontación iniciada con el término de la segunda contienda mundial a la llamada «guerra fría» que enfrentaba los bloques antagónicos encabezados por los Estados Unidos y la Unión Soviética, separados por la «cortina de hierro», así bautizada por Winston Churchill, excelente publicitario, autor también de la célebre imagen de la V de la victoria. Sin embargo, en los intersticios de ese conflicto dominante, se producía también un acelerado proceso descolonizador. La India había alcanzado la independencia. Los vietnamitas derrotaban a los franceses antes de vencer en dura lucha a los norteamericanos. Nasser había nacionalizado el Canal de Suez. Agotadas por infructuosas todas las fórmulas represivas, Francia tenía que ceder ante la resistencia argelina. Los nombres protagónicos del despertar del tercer mundo —Nehru, Ho Chi Minh, Lumumba, N’krumah— pasaban al primer plano de la actualidad internacional. El cambio de tónica se reflejaba en 1960, cuando en el ámbito de la asamblea de las Naciones Unidas Fidel recibía en el hotel Teresa de Nueva York, en el corazón de Harlem, a personalidades prominentes de la política mundial. Su presencia allí articulaba la oleada emancipadora con las reivindicaciones de los afronorteamericanos que emergían con fuerza y diversidad de posturas. Pocos años faltaban para que la guerra de Vietnam estremeciera importantes sectores de la sociedad norteamericana, repercutiera en los cotos privilegiados de los campus universitarios y se hiciera visible en términos de contracultura. Enraizadas en circunstancias históricas precisas y en una memoria cultural concreta, las ideas desbordaban el doctrinarismo y la capacidad de respuesta de los partidos políticos. Como había sucedido siempre en el preludio de las revoluciones, pensar dejaba de ser un mero ejercicio intelectual para convertirse en compromiso vital, en una práctica vinculada a la acción transformadora. Esas razones hicieron de la Revolución Cubana un paradigma. Adherida a las demandas de la realidad, en estrecho diálogo entre teoría y práctica, había triunfado sin contar con la conducción de un partido de la clase obrera, con el Ejército Rebelde convertido en factor integrador de campesinos y de hombres venidos de la ciudad, fuerza combatiente movilizadora de conciencia. El programa del Moncada sintetizaba las demandas acumuladas en un proyecto de nación siempre postergado y convocaba, con su definición de pueblo, a los trabajadores manuales, a amplios sectores de las capas medias y a los intelectuales. Una vez en el poder, el proyecto socialista implícito tomó cuerpo en razón de la necesidad, como respuestas sucesivas a las agresiones del imperialismo. Así ocurrió con las grandes nacionalizaciones del año 1960 y con la proclamación del carácter socialista de la Revolución en vísperas de la invasión de Playa Girón. Las estructuras del estado neocolonial se habían derrumbado. Por primera vez, cristalizaba la posibilidad real de construir un país. 3 En tales circunstancias, la cultura se colocaba, también por primera vez, en el centro de la vida. Marginados hasta entonces, confinados a pequeñas capillas, los escritores y artistas ocupaban ahora un espacio social mediante la difusión de sus obras y a través de la ejecución de una política cultural vertebrada por instituciones de reciente fundación. En sus manos estaban la naciente industria del cine, las revistas y editoriales, los museos y galerías, los centros destinados a la proyección nacional e internacional de la cultura. Antes, la bohemia había sido refugio de la precariedad y el desamparo. Ahora, los proyectos configurados a través del tiempo encontraban cauce en el policentrismo de las instituciones. Porque el llamado de la Revolución convocaba a generaciones diversas y a los portadores de diferentes posturas ideológicas y estéticas. 4 Los escritores y artistas cubanos procedían, en el momento inaugural de la Revolución, de diversas familias estéticas e ideológicas, constituidas como reductos de resistencia ante una sociedad hostil. Coincidían ahora en el propósito de construir una nación para encontrar en ella razón de ser y de existir. Como la isla, la política se vestía de limpio y dejaba de mostrar el rostro corrupto de los mercaderes del voto. También vestidas de limpio, las palabras recuperaban su sentido original. En su inmensa mayoría, los intelectuales rehuyeron la complicidad con la dictadura de Batista. El rechazo cristalizó en manifestaciones públicas cuando los artistas plásticos de todas las generaciones convergieron en su Homenaje a Martí, más conocido como antibienal en rechazo a la muestra hispanoamericana oficial, organizada bajo el patrocinio del dictador cubano y de su homólogo español Francisco Franco. Y en el stadium universitario, con el apoyo de la FEU, el ballet Alicia Alonso recibía el reconocimiento público por su oposición al régimen. Desde la izquierda, animada por el Partido Socialista Popular en la clandestinidad, la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo integraba una minoría de militantes a una zona más amplia de la izquierda en una contrapartida cultural al programa del gobierno. En el plano individual, como parte de un compromiso ciudadano, muchos colaboraron con las organizaciones que operaban en la clandestinidad. Quienes habían emigrado por distintas razones, desde los más jóvenes hasta escritores ya consagrados como Alejo Carpentier, regresaron para ponerse al servicio de la común tarea en marcha. Con el andar del tiempo, la atmósfera de una época parece irrecuperable. La memoria de los supervivientes se contamina con los andares de la vida. Las imágenes nítidas flotan en el ancho territorio del olvido, como iluminaciones en un proceso de selección y descarte. Engañosamente tangibles, dispersos y devorados por el calor y la humedad, los documentos emergen como señales enigmáticas. En el intento por salvar lagunas y recuperar una cronología perdida, la investigación posible requiere rescatar, con el acontecer de cada día, el ritmo acelerado de la historia y la huella de una acción cultural multiplicada con el desarrollo de las instituciones, la proliferación de revistas, libros, estrenos, conferencias y con la proyección pública de intelectuales venidos de todas partes. Por lo demás, la dinámica social y la inminencia de refundar nación y cultura, concedían a las nuevas generaciones un protagonismo sin precedentes. La premura del hacer imponía la premura del pensar. La intensidad de la vida intelectual alcanzaba una tensión sin precedentes. Sobre el derrumbe de lo viejo, crecía el espíritu de lo nuevo. El derrumbe fue el título de una novela de Soler Puig y La casa vieja el nombre de una pieza de Estorino. Paradójicamente, en ese contexto el presente reconstituía la tradición del pasado. El ballet y la danza contemporánea se desarrollaban junto al Conjunto Folklórico Nacional. El teatro estrenaba a Brecht y a Lope de Vega. Los libros recogían textos recién salidos del horno y ponían en circulación lo mejor de la herencia literaria venida de todas partes. En las artes plásticas, los salones rendían cuenta de la contemporaneidad y las retrospectivas reconocían la vigencia de los fundadores de la vanguardia. Sin olvidar a los clásicos, la música se lanzaba a la aventura de la experimentación. Una encuesta de La Gaceta de Cuba, dirigida a dramaturgos de distintas tendencias —Arrufat, Estorino, Brene, Triana—, reflejaba algunos tópicos característicos de la época. Todos afirmaban ser deudores de una tradición, desde Piñera hasta Chejov. El debate de la cubanía, entre lo nacional y lo universal, se resolvía a través del punto de vista de cada cual, forjado en el arraigo a la tierra. El compromiso con el cambio establecía el vínculo necesario entre vanguardia política y vanguardia artística, otro de los tópicos recurrentes en aquellos tiempos. Repensar el país exigía volver la mirada hacia la historia nacional y hacia las coordenadas de un debate contemporáneo impregnado del auge de las ciencias sociales. La geografía siempre colocó la isla en un cruce de corrientes. La historia, ahora, la situaba en el epicentro del debate internacional. Los acontecimientos internos dialogaban con los sucesos del mundo exterior. Las represalias de los Estados Unidos, en ritmo acelerado a partir de la reforma agraria —remember Guatemala— daban lugar a respuestas que articulaban, a través de golpes y contragolpes, el sueño de liberación nacional y el proyecto socialista. Todo tenía que pensarse nuevamente. Las interrogantes imponían la búsqueda de fuentes diversas. Circularon manuales de marxismo y se produjo un paulatino acercamiento a los clásicos. Los maestros de filosofía eran hispanosoviéticos y, también, latinoamericanos. Marx, Engels y Lenin se complementaban con Gramsci, Rosa Luxemburgo, Mariátegui, a los que se añadían ensayos recientes tomados de revistas de izquierda, donde afloraban las múltiples perspectivas procedentes de Europa occidental y de América Latina. Por otra parte, el proceso descolonizador introducía los conceptos de tercer mundo y subdesarrollo. Las palabras de Frantz Fanon establecían un vínculo profundo con el despertar de los «condenados de la tierra». En tales circunstancias, el estudio de la estética dejaba de ser un mero ejercicio académico. Se leía a Luckács en español, en italiano, en francés, aunque el intelectual húngaro, a lo largo de una extensa vida de involucramiento en los conflictos de su país, presentara muchos rostros. En el plano teórico, se daban a conocer, asimismo, al italiano Della Volpe y al hispano-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez y, con un sentido polémico más inmediato, La necesidad de arte, de Fischer, y Un realismo sin riberas, de Garaudy. Entre las dos orillas del Atlántico, con el paso de los años y, en particular, desde el triunfo de la Revolución de Octubre, la izquierda había entretejido un pensamiento y una historia, una memoria cargada de tensiones, desacuerdos y convergencias, de etapas de endurecimiento y de deshielo. La asunción crítica de ese legado era imprescindible en el momento de iniciar el camino hacia el socialismo, cuando el presente debía constituirse en eficaz eslabón del porvenir, a la vez que sorteaba los peligros reales, la guerra —Girón y la Crisis de Octubre, la subversión interna y los alzados del Escambray, la agresión económica, la desaparición del mercado azucarero y de los suministros petroleros—, así como el aislamiento internacional con la ruptura de relaciones diplomáticas de los países latinoamericanos con la excepción de México. En circunstancias tan complejas, la izquierda se debatía entre tópicos de distinta naturaleza, desde el modo de conducir la economía hasta la función del arte y la consiguiente valoración de las vanguardias del siglo XX. 5 Comandante guerrillero, inmerso en la solución de los problemas, a la vez acuciantes y estratégicos en la presidencia del Banco Nacional y en el Ministerio de Industrias, Ernesto Che Guevara fue uno de los principales animadores de la polémica en los fecundos años 60. Entre sus contendientes se encontraban Carlos Rafael Rodríguez y Charles Bettelheim. El tema sujeto a debate rebasaba los aspectos aparentemente técnicos de la Ley del valor. Para el Che, se trataba de definir las vías de edificación del socialismo. Su postura crítica respecto a algunas deformaciones surgidas en el proceso soviético, germen de un análisis profético de lo que habría de suceder años más tarde, lo había llevado a privilegiar una concepción dialéctica que conjugaba el empleo de las palancas económicas con el desempeño del hombre sustentado en el crecimiento de su conciencia. Era la célula primigenia de lo que habría de exponer más tarde en El socialismo y el hombre en Cuba. El proyecto emancipador del hombre se articulaba así al de la sociedad. El diseño de una estrategia revolucionaria implicaba, asimismo, la relectura de la historia de la nación. En las reuniones de los intelectuales con Fidel, efectuadas en la Biblioteca Nacional en junio de 1961, todavía bajo los efectos de la cercana victoria de Girón, apuntaban ya las discrepancias en ese terreno. Se iniciaba una discusión en la que participarían historiadores de generaciones y formación diversas, inscritos en distintos ámbitos de la vida académica, desde Sergio Aguirre y Julio Le Riverend, hasta los más jóvenes Manuel Moreno Fraginals y Jorge Ibarra. El problema se centró en definir la llamada contradicción fundamental del siglo XIX cubano. Algunos ponían el acento en el enfrentamiento entre la colonia y la metrópoli. Para otros, el eje se colocaba en el antagonismo entre esclavitud y abolicionismo. El asunto resultaba esencial, por cuanto en el ayer residían algunas interrogantes del presente, sobre todo cuando Fidel subrayaba, al término de la década, en 1968, la continuidad de los cien años de lucha. La definición de los términos de la oposición desbordaba la descripción del mero acontecer para atravesar, en sus alcances, el conjunto de la sociedad, incluida su dimensión cultural. De ahí se derivaba la valoración de los protagonistas de la construcción del andamiaje ideológico del siglo XIX. En torno a José Antonio Saco se radicalizaron las posiciones. En este terreno también el debate trascendía los límites de la isla cuando Jorge Ibarra, autor de ensayos acerca de la ideología mambisa y encargado por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de dirigir la elaboración de un manual sobre historia de Cuba, se enfrascaba desde la revista de la Biblioteca Nacional en una controversia con un conocido académico polaco. En el fondo de la cuestión se manifestaba, otra vez, la reivindicación de los rasgos específicos del proceso nacional cubano.
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De: matilda |
Enviado: 05/02/2007 17:59 |
Las polémicas se extendieron, en los años 60, a todos los campos del saber, porque las ideas en Cuba y en el resto del mundo emergían de razones sustanciales para definir una práctica concreta, con repercusiones para el porvenir de la humanidad. Se borraban las fronteras entre el ejercicio del pensar y las demandas del hacer. Ese reclamo de la inmediatez implicaba hasta la filosofía, zona muchas veces resguardada de los rumores de la ciudad. Las ideas eran armas de la revolución. El marxismo se convertía en herramienta fundamental para el reconocimiento de los conflictos de la realidad desde la perspectiva de una dinámica transformadora. Los manuales intervinieron como vías de acceso a un saber requerido de una amplia difusión entre los nuevos actores de la sociedad, llamados a una preparación acelerada a partir de insuficiencias en su formación académica regular. Esa alfabetización filosófica correspondió a las escuelas del Partido, estructuradas desde los niveles básicos hasta los equivalentes a una enseñanza superior. De procedencia soviética, los manuales incurrían en inevitables simplificaciones conducentes a la formulación de recetarios que universalizaban, al margen de una visión historicista, la experiencia concreta de la URSS. De ahí el peligro de un pensar dogmático, ajeno en última instancia al carácter dialéctico de la obra de los fundadores. En Teoría y Práctica, revista publicada por las escuelas del Partido, se dio a conocer el debate, en el que participaron Leonel Soto y Humberto Pérez, por una parte, y, por la otra, Aurelio Alonso, defensor del acceso directo a los textos de Marx, Engels y Lenin. 6 Abordar en su conjunto las polémicas de los años 60, involucradas en el ancho territorio de las ciencias sociales y la cultura, exigiría disponer de varios volúmenes y de la contribución de varios especialistas. Porque, sin caer en las tentaciones del aldeano vanidoso, lo que en Cuba se dilucidaba tenía resonancias en la América Latina y en sectores significativos de la Europa occidental. Descolonización y Guerra Fría situaban el debate, por primera vez, en una dimensión planetaria. Lo que sucedía en África y en Vietnam concernía a todos y repercutía en el interior en las antiguas potencias metropolitanas. Asomaba la posibilidad de una futura tercermundización, mientras la confrontación entre las superpotencias satelizaba a los poderes que, hasta la Primera Guerra Mundial, se disputaron el reparto del universo. Los rasgos originales de la Revolución Cubana en el diseño de la conquista del poder y de las transformaciones subsiguientes, su desasimiento de concepciones dogmáticas, la convertían en punto focal del debate, en centro fecundante de ideas. Para militantes y escépticos significaba, al decir de Roberto Fernández Retamar, la «vuelta de la antigua esperanza». En ese contexto, el campo de la creación artística y literaria tenía sus especificidades. El amanecer de la Revolución de Octubre había coincidido con una etapa de expansión del pensamiento y las artes en Rusia. Desde la periferia de Europa, apuntaba lo nuevo en las artes plásticas, en la poesía, en la arquitectura, en el cine y en el desarrollo teórico de la ciencia literaria. En el arte y en la política se producía una convergencia revolucionaria. A la eclosión inicial sucedieron tiempos difíciles, guerras y pobreza extrema se unieron al desafío hasta entonces impensado de construir el socialismo en un solo país. En total aislamiento, las energías se concentraron en el desarrollo de la industria pesada. En dramática circunstancia de economía de guerra, se cancelaba la aventura experimental del arte a favor de la inmediatez propagandística. El viraje desembocaría en la oficialización de la doctrina del realismo socialista en el congreso de escritores de 1934. Apagada la eclosión de otrora, escritores y artistas habían resultado víctimas de la represión. Los cubanos conocían esa historia, tanto como los resultados de una producción artística y literaria que circulaba a través de las publicaciones en lenguas extranjeras promovidas desde la URSS. No había, sin embargo, unanimidad al respecto. La perspectiva socialista reactualizaba temas que habían aflorado desde atrás y que se remitían a un conjunto de tópicos. El arte de élite se oponía al arte de masa, la creación como aventura experimental del conocimiento se contraponía a la teoría del reflejo, la vanguardia se asociaba a la decadencia del capitalismo, la reivindicación de lo nacional intentaba frenar las influencias extranjerizantes. En la dinámica cotidiana la tensión expectante mantenía una vigilia permanente en torno a los temas implícitos en el debate. Un acontecimiento poco recordado revela el clima de la época. La aparición del feeling había matizado el ambiente musical de los años 50 con su carácter intimista, con la elaboración de las letras y la renovación de las búsquedas armónicas. El asunto estalló al difundirse un comentario de Gaspar Jorge García Galló, según el cual la canción Adiós felicidad no tenía cabida en el socialismo. Pocos tuvieron acceso al texto crítico, pero el comentario se divulgó de boca en boca. La autora de la canción, Ela O’Farrill, recorrió la ciudad hasta encontrar a Fidel Castro en una esquina del Vedado. Interrogado al respecto, el jefe de la Revolución respondió divertido que los desengaños amorosos podían tener lugar en cualquier circunstancia. Escritores y artistas decidieron zanjar definitivamente la cuestión. En la Biblioteca Nacional, un foro, con ponencias de relevantes personalidades, clausurado por Alejo Carpentier, se consagró al feeling. El novelista y musicólogo cubano aclaraba que la historia de nuestra música, atravesada por múltiples influencias, tenía poder suficiente para asimilarlas sin perder su carácter. Un concierto multitudinario dio término definitivo al debate. La anécdota revela hasta qué punto los escritores y artistas, inmersos en tareas revolucionarias de toda índole, volcados hacia una intensa labor cultural, pero también participantes activos en trabajos voluntarios en la agricultura y en las prácticas de las milicias veían en las normativas del realismo socialista la amenaza fundamental a la libertad de creación. A esa inquietud respondía el «dentro de la Revolución» de las tan citadas Palabras a los intelectuales de Fidel Castro. En la Unión Soviética y, en grado variable, en los países socialistas de la Europa del este, la marca del realismo socialista había dejado influencia profunda en las artes plásticas circunscritas a limitaciones temáticas y a una herencia formal decimonónica. Observador respetuoso de la trayectoria de la vanguardia cubana, Juan Marinello guardaba reservas respecto a las tendencias abstractas, en plena expansión en los años 50 del pasado siglo. Desde la clandestinidad, bajo la dictadura de Batista, hizo circular su Conversación con los pintores abstractos, reeditada nuevamente después del triunfo de la Revolución. En una de las últimas entregas de la revista Nuestro Tiempo, en 1959, Roberto Fandiño intentaba establecer vínculos entre las expresiones no figurativas y una supuesta política cultural del régimen derrocado. El artículo recibió rápida respuesta y la polémica no alcanzó mayor repercusión. Importantes muestras de arte abstracto en los años 60, patrocinadas por galerías de primer nivel, fueron acogidas de manera favorable por un amplio despliegue crítico. En 1960 desaparecería la dirección de cultura subordinada al Ministerio de Educación y sustituida por el Consejo Nacional de Cultura, organismo autónomo con mayor jerarquía. Se cerraba de ese modo un ciclo de configuración de las instituciones destinadas a ejecutar, en términos prácticos, la política cultural. Cada una de ellas tenía perfiles bien definidos. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) agrupaba a escritores y artistas en torno a sus publicaciones e impulsaba un importante premio literario contrapartida nacional del que la Casa de las Américas consagraba a los autores del Continente. El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos desarrollaba las cinematografías y propiciaba, con su trabajo editorial, un debate en torno a problemas culturales y estéticos. La polémica latente en la cotidianidad se hacía visible a través de un conjunto de publicaciones con amparo oficial. De esa manera se propiciaba el diálogo entre distintas familias intelectuales, convergentes todas en el proyecto antimperialista y socialista. Esa pluralidad se mantuvo a pesar del cierre de Lunes de Revolución en 1961. La polémica cubana entroncaba con la que había desgarrado a la izquierda internacional desde la década del treinta y se reactivó con la crítica al estalinismo planteada por Nikita Jruschov en el XX Congreso del PCUS, seguida por el denominado deshielo que flexibilizó zonas de la cinematografía y de la literatura, aunque no tuvo repercusiones en las artes plásticas ni en la reelaboración de un pensamiento oficial. Entre nosotros, sin embargo, el asunto resultaba más acuciante. En un ámbito de extrema politización nutrida de las vivencias de la lucha contra Batista, de los acontecimientos de la Revolución y de las inquietudes crecientes en el tercer mundo, en Europa occidental y, aún, en el interior de los Estados Unidos, los problemas del socialismo rebasaban el mero ejercicio de la especulación. Eran definiciones que involucraban, en términos concretos, el sentido de un modelo social donde la inminencia del presente eslabonaba el porvenir. Por su propia naturaleza, la idea del socialismo implicaba una alta valoración del papel de la cultura que incluía la creación artística y la desbordaba al considerarse un proceso conciente de construcción histórica dirigido al crecimiento humano como propósito final. La relectura integral de las obras de Marx, incluidos sus trabajos juveniles, colocaba el tema de la enajenación en un primer plano. Al referente económico de la enajenación del producto del trabajo humano, se añadía la necesidad de alcanzar la plena liberación de las ataduras impuestas por un secular sojuzgamiento social. En este sentido, se establecían vasos comunicantes con el impulso liberador animado por las vanguardias, consideradas como herencia válida asimilada por los artistas cubanos. Por lo demás, las rápidas transformaciones de la sociedad y sus consecuencias en el campo de los valores acentuaban las expectativas en torno a su repercusión en el ámbito de la creación artística que, por primera vez, dejaba de estar confinada a exiguas minorías. Esas demandas reforzaban una visión que privilegiaba una percepción ideológica explícita en tanto reflejo de los fenómenos de la inmediatez. Entroncaba así, aún sin proponérselo, con los preceptos del realismo socialista. El rescate de la epopeya, requerido de mayor distancia histórica, debía servir de estímulo para los actores emergentes, surgidos de una masa combatiente, entregada a la lucha cotidiana por la supervivencia del país y la construcción de una nueva sociedad. Ese sujeto que se iba haciendo en marcha acelerada, estaba cargado de contradicciones, de reminiscencias del pasado y de asomos de futuridad. De ahí, otro ángulo del problema. La inmersión en la realidad tenía que revelar los conflictos latentes, propiciar un autorreconocimiento lúcido y desarrollar un espíritu crítico. 7 La polémica interna cubana tenía resonancias más allá de las fronteras de la isla. En un punto de giro de la historia, se articulaba a un proyecto revolucionario nacido de circunstancias concretas coincidentes con la efervescencia política y social de buena parte del mundo. Animaban el reverdecer del pensamiento y la acción del socialismo. Su cercanía mayor estaba en la América Latina, donde se habían sucedido las dictaduras amparadas por el imperio y donde la lección de Guatemala constituía una herida abierta. Ofrecía a los intelectuales un horizonte participativo y rescataba para ellos los vínculos orgánicos entre política y cultura. Les daba la oportunidad de recuperar un protagonismo social y, con ello, una historia forjada en el Continente desde las guerras de independencia. En esta perspectiva de refundación intervenían las ideas, tan necesarias como las armas, el cine y la voz personal de los cantautores, despojada de los atributos del comercialismo, capaz de saltar las barreras entre lo culto y lo popular, comprometida y cargada de subjetividad. En el inicio de la Guerra Fría, la confrontación tuvo su expresión ideológica en el terreno de la cultura. Ya son de sobra conocidos los datos que revelan el trasfondo del llamado Congreso por la Libertad de la Cultura y de las revistas publicadas en varias lenguas bajo el patrocinio del CIA. La operación involucró a ingenuos y a mercenarios. Bajo el manto de una supuesta neutralidad de la cultura, se trataba de una operación política dirigida a socavar la izquierda intelectual. Cuadernos, la versión en español, dormitaba en los estanquillos, hasta que la revelación de las fuentes ocultas del financiamiento de la empresa derribó el andamiaje y hundieron el intento en el descrédito. Las manos de los intelectuales se habían mancillado con el dinero sucio de los servicios de inteligencia norteamericanos. La palabra de la Revolución Cubana, la de sus dirigentes y sus intelectuales, ofrecía nuevas vías para el compromiso. Con la Segunda Declaración de La Habana, la voz de «una gran humanidad» daba la tónica de la época. La revista Casa de las Américas se constituía en plataforma del pensamiento más radical y de una nueva literatura latinoamericana con visibilidad e identidad bien definidas, con pleno dominio del lenguaje de la contemporaneidad. En el arte y en la vida, el deber de todo revolucionario era hacer la revolución. Sin renunciar a una diversidad de matices y de puntos de vista, numerosas publicaciones latinoamericanas se adscribían a estos lineamientos generales. Sobrepasado el desconcierto inicial, el imperio diseñó su contraofensiva. En el plano político, a la Alianza para el Progreso sucedieron la entronización de las dictaduras y la acción militar contra insurgentes. En el plano cultural, la revista Mundo Nuevo formuló una versión renovada de la neutralidad, dirigida a nuclear a un conjunto de escritores a fin de contrarrestar la influencia ejercida por Casa de las Américas. La ambigüedad aparente del proyecto mostró su verdadero carácter cuando se revelaron, una vez más, las fuentes de financiamiento. La polémica, entonces, había adquirido dimensión continental y, por su envergadura, merece una recopilación de textos que incluya, junto a los emanados de La Habana y de París, los aparecidos en otras publicaciones del Continente. También en este terreno a la seducción sucedió la represión. 8 La década estaba terminando en 1968. Con fuerte acento descolonizador y extensa pluralidad de voces, desde Siqueiros hasta quienes mantenían viva la memoria de Trotski, desde los etnólogos seguidores de Michel Leiris hasta Christiane Rochefort, el Congreso Cultural de La Habana se produjo después de la caída del Che en Bolivia y contenía los gérmenes de los movimientos de mayo. Tlatelolco y París parecían anunciar el ímpetu de una izquierda renovada. En los dos lados del Atlántico, al modo latinoamericano, los estudiantes encabezaban la protesta. En México, el movimiento desembocaba en tragedia. En París, el sistema lograría revertir el proceso cuando ya la primavera de Praga y la intervención soviética volvían a fragmentar la izquierda. En el plano interno, los esfuerzos se concentraban en el empeño por acelerar el crecimiento económico, mediante el desarrollo de la producción azucarera, proyectada hacia la voluntad de alcanzar diez millones de toneladas en 1970. Todas las ramas de la economía se volcaron hacia esa dirección fundamental a la vez que desaparecían los últimos vestigios de empresa privada. Sabido es que la meta no pudo ser alcanzada en una coyuntura conducente a privilegiar, por encima de diferencias de enfoque que nunca desaparecieron, la unidad del campo socialista. El conflicto surgido en torno al otorgamiento de los premios UNEAC a Fuera del juego, de Heberto Padilla, y Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat, anunciaba confrontaciones que quebrantaron los vínculos con un sector de la izquierda intelectual y precipitaron los cambios en la aplicación de la política cultural consagrados por el congreso de 1971. Una etapa había concluido. Otros debates vendrían después, a lo largo de los años 80 y 90. Pero, en circunstancias diferentes, se expresarían por otras vías. 9 El valor de las polémicas de los años 60 rebasa su carácter histórico y testimonial. La relectura del pasado despeja verdades y contribuye a iluminar el presente. La historia no se repite, pero cualificados por coordenadas diferentes, algunos temas de ayer perduran como cuentas pendientes. Porque la historia no ha concluido. El mundo se debate entre agudas contradicciones. Para construir un sujeto lúcido y participativo, la cultura y, dentro de ella, el pensamiento y la creación artística, desempeñan un papel decisivo. Cambiar la vida requiere transformar la sociedad, alcanzar en ese proceso la plenitud de un ser humano desenajenado en la conquista del ser a través del existir. Por eso, todas las interrogantes siguen siendo válidas. Prólogo a la antología de ensayos Polémicas culturales de los 60, selección de Graziella Pogolotti. Editorial Letras Cubanas, 2006. |
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De: maribea05 |
Enviado: 05/02/2007 17:59 |
Quizás Matilda, debiéramos partir del propio concepto de dogma. La invito a revisarlo.
Cuando se establecen unas bases inamovibles, cuando se encasilla un concepto como "revolución" y "revolucionario" en un cajón cerrado precisamente a cambios, se están estableciendo dogmas. Y no he sido yo la que habla de partido único imponiendo reglas estrictas para todos, sean del partido o no. Y no he sido yo la que aherroja el término "revolucionario", al contrario.
Por tanto, no creo que sea válido su cuestionamiento de si seré yo la dogmática. Precisamente porque abogo por cambios, porque no acepto dogmas en la dinámica social, no puedo ser dogmática por definición pura y simplemente.
Porque tiendo a querer discutir los problemas uno a uno, verlos en su contexto no como un issue político implantado, no puedo ser dogmática. Porque cuestiono, porque llamo a debate, porque busco fuentes de "amigos" y "enemigos" porque incluso me cuestiono a mí misma, porque no creo en dogmas políticos ni religiosos, no puedo ser dogmática.
Le pregunto: ¿el acusar a todos los que estemos contra "la revolución" (la que precisamente ha demostrado ya que necesita ser revolucionada) de gusanos, traidores a la patria, agentes de la cía, etc.) qué es? Son etiquetas personales disparadas como insultos, en vez de analizar qué plantean los contrarios y cuáles de esos planteamientos tienen validez.
Mi repudio a Insurgente es porque repudio toda prensa que no se maneje éticamente. La prensa no puede ser vocero de un grupo y tiene siempre que haber espacio para toda tendencia e inclinación política y social en una sociedad. Un panfleto político es otra cosa. Pero un panfleto político que se respete habla por su grupo porque es la voz de su grupo. No se abroga el derecho de enfocarse en una única línea y determinar a pantalones que es la voz de la mayoría. Eso es mentira y es jugar demagógicamente con el poder de la transmisión de la palabra.
La lista que existe NO FUE PUBLICADA POR EL GOBIERNO CUBANO. Es una lista que se ha ido creando con mucho esfuerzo y sacrificio personales, con años de investigación y corroboración.
Para hablar de la lista de filmes, para hablar de la cinematografía en Cuba, hay que ver al ICAIC como un apéndice que funcionó paralelo y con objetivos bien definidos durante muchos años. Tuve la suerte de estar "dentro" hasta cierto punto de ese mecanismo por enlaces familiares que no aportan nada a este intercambio.
A Alfredo Guevara, comunista "viejo" y viejo amigo de Fidel de los viejos tiempos en que el segundo era ganguero en la Universidad de La Habana y el primero se dedicaba a estudiar y a defender con todo derecho en el comunismo que creía, Fidel le concedió su parcela particular. Crea el ICAIC y tiene el objetivo primario de "exportar" la revolución a través de un buen cine crítico. Una parte de ese ICAIC que técnicamente seguía bajo la dirección de Alfredo, era para consumo local: los noticieros, y realmente se mantenía controlada por la dirección del partido. Alfredo se manejó sin embargo con cierto nivel de autonomía por razones particulares de su relación con Fidel y porque conseguía dinero y laudos internacionales en eventos cinematográficos, para el proceso.
Todo el tiempo, todos los años que el ICAIC como tal, bajo Alfredo Guevara hubo tirayjalas que no trascendieron. Porque se hicieron películas que bordearon el límite de "lo prohibido" o los patrones dogmáticos establecidos. Pero hubo otras que brincaron olímpicamente esa línea. A esas películas, a ese ambiente, es que se refiere la lista. Es de todos conocida (no sé si usted es parte de los "todos", si no, hay material suficiente para conocer el hecho) la "perreta" que le dio a Fidel cuando Alicia en el Pueblo Maravilla se proyectó durante dos días en Cuba y los ideólogos dogmáticos del partido (todos) mandaron a recogerla por subversiva. Fue incluso capaz de acusar a Guevara de contrarrevolucionario, luego de tantos años de buen trabajo y adhesión. Y Guevara es la única persona a la que se le ha permitido en Cuba una respuesta pública al "coma" diciéndole casi que había que lavarse la boca para decirle a él contrarrevolucionario! (obviamente, jamás con esas palabras porque hubiera terminado preso en vez de irse para Francia en fase de "retiro"). Claro, a lo que se refería Guevara era precisamente a que revolucionario es ser antidogmático.
Pero este tema del cine en los países donde hubo represión en la libertad de expresión, opinión y desarrollo libre de la cultura, es fácil de conocer. La invito a que se busque entrevistas con el conocido y laureado director de películas polaco Andrei Vajda, explicando cómo es que se hacían malabares en una sociedad cerrada y represiva, para hacer cine crítico.
El debate como tal sólo tiene sentido cuando de él se sacan conclusiones, se cambian conceptos o se actualizan, de parte y parte y contrapartes.
Los eternos debates de todos estos años en Cuba han sido una verdadera mascarada, ya que se impide que haya una participación ciudadana libre. Nadie puede llamar a un programa de radio a expresar una opinión contraria al comentario político que se esté haciendo en ese momento. Nadie puede sacar libremente al aire una discusión que no haya sido previamente revisada y censurada en partes o indicado qué decir y cómo. Eso NO es debate ni discusión libre. Tenemos, luego de casi diez lustros, una reunión especial para intelectuales (en escogido número) porque éstos "se han revuelto" y las indicaciones del Ministro de Cultura es que esta discusión no baje "al vulgo", que quede "en casa". Me pregunto... ¿no es más rico un pueblo cuando recibe más información, cuando comparte con la intelectualidad sus inquietudes? ¿Por qué el eterno entaponamiento, el control de la información, el censurar lo que la mayoría de la gente, el pueblo, debe saber o compartir ese saber?
El determinar los "items" de discusión, el decir qué se debe discutir ahora y qué no, es una forma manifiesta de control represivo, de falta de voluntad para abrir debates de verdad, amplios, efectivos, críticos.
La crítica no puede ser un ejercicio, de nuevo dogmático y prefabricado, de pararse un tipo a decir: tenemos que autocriticarnos compañeros porque la revolución se ha equivocado pero estamos dispuestos a demostrarle al mundo nuestra capacidad de crítica y nuestro afán por construir el socialismo...
Oígame, cuando usted oye y ve eso hoy, mañana, la semana que viene, en la reunión del sindicato, en la de la juventud, en la del partido, en las miniasambleas del poder popular... año tras año, mire, le pierde totalmente el respeto y hace como hacemos todos, como hacíamos allá, como se sigue haciendo, se asiste porque hay que asistir, punto. Y se mantiene una actitud laxa y de aceptación a ese bla bla bla sin sentido ya, porque la realidad lo contradice claramente.
¿No es el ejercicio del poder absoluto (aunque se haya aureolado de historias de Robin Hood) una negación de las libertades?
¿No es el traspaso de poder dinástico la corroboración de ese ejercicio de poder absoluto?
¿Tan poco ha logrado calar ideológicamente ese esquema llamado "revolución" que no ha podido dar hombres y mujeres capaces de seguirlo, con el mismo nivel monástico dogmático?
¿Esa forma de pensar en mí, esos cuestionamientos que son pura ansia del ejercicio de las libertades (no me importa bajo qué bandera, color, inclinación), le parecen a usted nacidos de una persona dogmática?
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De: maribea05 |
Enviado: 06/02/2007 16:32 |
Yo sigo con mi tema "madre" porque fui quien lo puso, porque todos los días hay material nuevo al respecto y porque no me voy a sumar a cualquier intención de obviar su discusión.
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De sigfredo sobre las demandas por entrar a la conferencia Date: Fri, 2 Feb 2007 15:27:11 -0500 -----Mensaje original----- De: ignacio [mailto:idcruz@enet.cu] Enviado el: viernes, 02 de febrero de 2007 12:18 Para: Otto Brana Asunto: De sigfredo -------Mensaje original------- Asunto: CASA.
Fotos y mensajes que he recibido a lo largo de las últimas horas de jóvenes interesados en entrar en la tarde del martes a Casa de las Américas me ha hecho recordar días muy desesperanzados cuando los entonces escritores jóvenes -sin ser escandalosamente adolescentes- no podían ni siquiera soñar en intervenir en "las cosas" que tenían lugar en la UNEAC, entonces cuartel enemigo de lo que escribíamos, y de nosotros mismos. Recordemos juntos, amigos cuarentones y cincuentones, tantos premios de concursos dejados injustamente desiertos -por consejos, presiones, intervenciones oscuras- los ataques semanales en Tribuna (y en El Caimán Barbudo incluso) a la poesía -y a la narrativa- intimista, escapista, "origenista"; aquella casona de 17 y H con gallitos finos huyendo de las vacilantes pisadas de escritores y artistas (no muy brillantes todos, por cierto, de los cuales ahora casi no se sabe nada ) que "cortaban el bacalao" en salones que frecuentaban opacos colegas húngaros, búlgaros, checoslovacos... Parece, al leer algunos de los airados mensajes de jóvenes desconocidos que han llegado a este buzón, que una de las formas de "lo Pavón" se llama ahora "secretismo", -como la entiendo, palabreja muy cercana a la hipocresía, que es como antes se llamaba la doble moral. "Síndrome del misterio", he escuchado decir que hace algún tiempo algunos nombraban así esa aberración u otra por el estilo. Nos guste o no, los invitados que subimos el pasado martes las escaleras de la sala Che Guevara ante los ojos de cientos de jóvenes que intentaron de balde entrar a la Casa tomamos parte de una especie de conciliábulo que para nuestro provecho (o quien sabe qué privilegio de escuchar y decir nos atribuyen) los excluyó. Las explicaciones que les fueron dadas -ciertas, por cierto, las referidas a la magnitud del local y a sus limitaciones arquitectónicas- no fueron recibidas con satisfacción, como tampoco, hace veinte años, nos hubieran dejado satisfechos a nosotros razones semejantes. Estos jóvenes quieren combatir a sus pavones, que son también, quién lo duda, nuestros. Tal vez pensaron que había llegado el momento para denunciar, pedir explicaciones, o al menos de enterarse de asuntos de un pasado que no se enseña ni se menciona en clases u hogares (otra vez el secretismo). Esos muchachos confiaron en que cierta presión colectiva (insólita insistencia por asistir a una conferencia sobre política cultural) terminaría abriéndole las puertas de Casa de las Américas. A medianoche muchos estaban ahí, todavía. Sentí vergüenza, y no fui el único. Si hubiera sido un concierto, lo decente hubiera sido a esa hora comenzar de nuevo la función. Sigfredo Ariel
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De: matilda |
Enviado: 07/02/2007 05:44 |
Cuando se establecen unas bases inamovibles, cuando se encasilla un concepto como "revolución" y "revolucionario" en un cajón cerrado precisamente a cambios, se están estableciendo dogmas El concepto mismo de revolución escapa a toda concepción dogmática, ya que revolución implica cambio,dinámica ,novedad.En cuanto a el de revolucionario,no es un término que me guste emplear muy a menudo. Desde mi conceptualización ,el pecado de las revoluciones que conocemos es contar con muchos "revolucionarios", me gusta más la idea de pueblo revolucionario ya que son muy pocos los revolucionarios a los que le cupe el nombre. Cuando hablamos de irreversibilidad, me parece que se sobreentiende que se habla de lo irreversible de una situación revolucionaria, porque lo contrario sería retornar al pasado.No implica como el concepto de revolución lo indica, ausencia de cambio,de dinámica y de enmiendas o rectificaciones. Para mi ideología , la revolución debe ser eso,permanente permanentemente. Mi repudio a Insurgente es porque repudio toda prensa que no se maneje éticamente. La prensa no puede ser vocero de un grupo y tiene siempre que haber espacio para toda tendencia e inclinación política y social en una sociedad. Un panfleto político es otra cosa. Pero un panfleto político que se respete habla por su grupo porque es la voz de su grupo. No se abroga el derecho de enfocarse en una única línea y determinar a pantalones que es la voz de la mayoría. Eso es mentira y es jugar demagógicamente con el poder de la transmisión de la palabra. Me parece que o usted no especifica bien o acá hay una contradicción o yo no entendí muy bien. Insurgente es un medio de comunicación digital, que representa una tendencia política,no es vocero de un grupo, representa en todo caso,el el espacio para ésa tendencia que usted misma dice, debe exisitir en toda sociedad, o acaso cree usted que todos los medios nos brindan ése espacio? No es un panfleto político porque son varias las manifestaciones que encuentran su espacio.En cada post uno puede responder a lo que se publica,usted misma si quiere. Yo creía y creo que usted no trabaja en un medio precisamente pluripartidista y multitendencial,no??
La lista que existe NO FUE PUBLICADA POR EL GOBIERNO CUBANO. No me refería a quién confeccionó la lista, me refería a esto: „Alicia en el pueblo de maravillas‰, realizada por Daniel Díaz Torres, director que junto con Rolando Díaz y Fernando Pérez trabajó durante años en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, bajo la dirección de Santiago Álvarez Fresa..., codirigida por el también reconocido cineasta Juan Carlos Tabío, tuvo su trayectoria internacional exitosa(..) denuncia directamente la problemática del período de âparametraciónâ° homofóbica Y etc, filmes hechos en Cuba,que critican la sociedad,el sistema o el gobierno,una lista de filmes que hacen eso????Como puede ser?? A eso me refiero. He visto los filmes de Vajda, El Hombre de Hierro ,el de mármol etc, pero, también veo en qué terminó Polonia.Bueno es una cuestión de posiciones y eso no está en discusión. No voy a negar la necesidad de crítica aceptada y recomendada al interior de toda sociedad.Un crítica que además de posibilitada sea escuchada, ahora me parece que hay que leer el contexto, que hay que ver las condiciones y establecer las debidas excepciones y reclamos, salirse deuncircuito como el estalinista no es moco de pavo, pero cruzarse pal lado de los imperialistas yanquis no es parangón aceptable.Eso usted que es tan contemplativa con las "fallas" del sistema yanqui ,lo debería de comprender muy bien y flexibilizar su "negro" que resulta ser mas papista que el Papa. matilda |
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