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General: La Habana no tiene quien la imite
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Respuesta  Mensaje 1 de 62 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 12/02/2007 23:09
La Habana no tiene quien la imite; un artículo de Tadeo Sevilla

inSurGente.- Hace unos días, mientras conversaba con un viejo amigo que reencontré en La Habana, hablábamos entre muchos temas, de la tendencia popular en la mayoría de nuestros pueblos latinoamericanos, de enaltecer virtudes por encima de sus vecinos. Esa suerte de orgullo nacional que nos lleva a buscar diferencias, sin menoscabo de la hermandad intrínseca que nos une como un solo pueblo, al decir de José Martí, "del Bravo a la Patagonia", nuestra América toda.




De ahí que los colombianos reclaman para sí la mejor manera de hablar el español más allá de la Madre Patria, los chilenos defienden su vino como la excelencia, los argentinos suponen tener los más altos índices de desarrollo espiritual, los puertorriqueños dicen ser los más alegres, los dominicanos los mejores bailadores, los cubanos no dudan de la divinidad de su tabaco y su ron y los guatemaltecos se enorgullecen de conservar las memorias de una alta civilización indígena.

La lista sería enorme para caracterizar el orgullo individual de cada uno de los países latinoamericanos en su afán de no bajar los ojos ante la prepotencia de un Primer Mundo que lleva cinco siglos extorsionando su suelo, subestimando a su gente y explotando miserablemente nuestras vidas. Un orgullo nacional que se traduce en la defensa de sus tradiciones, de sus riquezas y de los valores que preservan, a pesar de los embates colonialistas que convirtieron a nuestro continente en campo de experimentación y exterminio colonial.

En medio de esta charla, entre risas y reflexiones, salió a colación el mal llamado título que usan los cubanos exiliados para calificar a un pobre sector urbano de Miami como “La Pequeña Habana” o el altisonante slogan de una emisora radial mercenaria que además de robarse y mancillar el nombre del Apóstol José Martí, designa a Miami como la “segunda ciudad de los cubanos”.

Miami persiste en convertirse en un calco de La Habana, a pesar de que los emigrantes cubanos siguen perdiendo terreno frente a la avalancha migratoria centro y suramericana que coloca al grupo social procedente de la Isla en un 37 % de la población general, que todavía se aferra al poder político y al control económico de una ciudad que se caracteriza, además de sus altos índices de pobreza y desigual social, por las pasiones de una comunidad convertida en guetto –según los propios norteamericanos- y que se alimenta a diario de odio y frustraciones hacia su Patria de origen.

Recientemente Miami fue calificada por el congresista republicano por el estado de Colorado Tom Tancredo como una ciudad más del Tercer Mundo que no conoce la libertad de expresión y de opinión, a pesar de formar parte de la Unión Americana. Una afirmación de este legislador, reconocido por sus posturas anti migratorias, que se sustenta en las políticas corruptas, racistas y totalitarias impuestas por los “exiliados radicales” asentados en un paraíso costero convertido en cubil de terroristas, asesinos, mercenarios y manipuladores de una masa de cubanos que corrieron tras un sueño americano que para muchos se ha convertido en pesadilla.

Jamás Miami podrá sentir el espíritu de La Habana, aunque las luces de neón reproduzcan caricaturescamente el espíritu de una ciudad suplantada. Le faltará siempre el reflejo perpetuo del Castillo del Morro sobre las aguas mansas del Caribe, los frondosos árboles del Parque de La Fraternidad, la majestuosidad del Capitolio Nacional y la solemnidad del busto guerrero de Antonio Maceo.

Por mucho que insistan en repetir que el “son se fue de Cuba” Miami no tuvo la dicha de tener a un Sindo Garay, a un Miguel Matamoros y a un Miguelito Cuní que murieron orgullosos en la tierra que engrandecieron con su canto. No tuvieron tampoco la sonrisa eterna del Benny Moré, a pesar de las propuestas para que abandonara su isla querida ni vieron cantar hasta sus 95 años al Compay Segundo de guitarra y alegría.

La Habana es majestuosa en cada una de sus columnas, de sus portales y sus adoquines que esconden 487 años de historia. Una ciudad multicultural y espontánea que solo entiende el lenguaje de sus auténticos pobladores pero que se abre al mundo con el aire señorial que matiza a las grandes urbes.

Es ridículo escuchar que Miami sea la segunda ciudad de los cubanos. Cuba tiene demasiadas ciudades que disfrutan la hidalguía de varias centurias y donde vive el verdadero pueblo que trabaja y se esfuerza día a día para construir una sociedad más justa y donde prevalezca la dignidad del hombre.

La Habana es una ciudad que no tiene quien la imite. Ni siquiera los huidizos emigrantes –o exiliados, como ellos mismos de autocalifican- que asentaron a medias su cultura para mezclarla con la filosofía de mercado y dólar en esta veraniega ciudad del sur de la Florida, que hoy se prestigia en estar entre las diez ciudades más pobres de los Estados Unidos.

Mi amigo me invitó a la reflexión, en medio del jolgorio escandaloso que caracteriza a La Habana y sin perder la atención de sus mulatas –que no cargan silicona- no me quedó más remedio que repetir en voz baja, “La Habana no tiene comparación”.



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Respuesta  Mensaje 2 de 62 en el tema 
De: talita7194 Enviado: 13/02/2007 03:25
MATI...... EL ASEDIO YANQUI CONTRA CUBA: HA SIDO Y ES EL MÁS PROLONGADO DEL MUNDO...Y CUBA SIGUE....



 
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