La oligopólica OPEP y las mafias petroleras han saboteado durante años, la comercialización del motor de agua, a la OPEP y las compañías petroleras, no les importa el planeta, solo les importan los petrodólares
Muy probablemente, a estas alturas Arturo Estévez Varela, no vivirá para leer la información de la revista NewScientist según la cual investigadores israelíes y norteamericanos llevan a cabo un proyecto conjunto para hacer realidad el revolucionario invento que el inventor extremeño ideó hace ya más de tres décadas. El 'motor de agua', que entonces parecía imposible que pudiera funcionar y fue acogido con desdén y escepticismo, no parece ahora una utopía y ya empieza a verse factible.
Pese a las numerosas pruebas que realizó por toda España ante auditorios repletos de personas Estévez no logró vencer los recelos de los científicos y técnicos. Pocos de los entendidos en la materia admitían que un motor que utilizaba agua, a la que se añadía un producto nunca revelado, pudiera servir de combustible y ser capaz de producir la energía suficiente para poner en movimiento un vehículo.
Pero lo cierto es que el motor se ponía en marcha en cuantas exhibiciones realizó para demostrar la viabilidad del invento. Su creador, nacido en Valle de la Serena en 1914, alcanzó la notoriedad y se hizo popular entre la gente llana. La mayoría pensaba que el motor de agua era técnicamente viable, pero el poderoso 'lobby' del petróleo impidió su desarrollo.
Entre las muchas teorías que, en su momento, circularon sobre el tema una de ellas era que la patente del motor de agua le fue comprada al inventor y arrinconada ante la amenaza que suponía para un sistema basado en el 'oro negro' que mueve dinero a raudales.
Sin rastro
¿Verdad o mentira? No se sabe. Pero sí es cierto que en la Oficina de Patentes y Marcas del Ministerio de Industria no existe referencia alguna al 'motor de agua' de Arturo Estévez. Entre los registros sí aparecen algunas versiones parecidas, pero no se corresponden con la del inventor extremeño.
Tras un período de gran actividad con presentaciones por toda España y frecuente aparición en los periódicos, Arturo Estévez desapareció de la escena pública y nada ha vuelto a saberse de él porque nadie ha vuelto a ocuparse del tema que durante mucho tiempo estuvo en candelero.
Las gestiones hechas desde HOY para su localización han resultado infructuosas. Su rastro parece haberse borrado. De existir todavía, contará 92 años, pero no se ha logrado saber dónde ha residido en los últimos tiempos. De Valle de la Serena se traslada a Madrid para posteriormente afincarse en Sevilla con su esposa y cinco hijos. Arturo Estévez realizó estudios de peritaje mercantil, fue jefe de taller mecánico y jefe de fábrica, entre otras ocupaciones. Pero lo que realmente le atraía era la invención, a la que se dedicó por entero durante unos años.
Su lista de patentes comenzó en 1931 y se alargaría hasta casi el centenar en el transcurso de los años. En los certámenes internacionales que se organizan para dar a conocer los inventos Arturo Estevez llegó a conseguir dos medallas de plata. Una por un 'purificador de gases contaminantes' y otra por su 'Sistema para recuperación de helicópteros en caso de avería' por el que, al parecer, se interesó a la NASA.
Pero su creación estrella, la que le proporcionaría la fama, fue el 'motor de agua', aunque, lejos de enriquecerle, le supuso enormes gastos que, en su momento, cifró, en 9 millones de pesetas. Su idea de mover un motor a base de agua corriente era considerada absurda por imposible.
Aditivo secreto
Su creador, sin embargo, demostraría una y otra vez la efectividad de su artilugio. En realidad, como insistía en precisar, no se trataba de un motor de agua, sino de un generador de hidrógeno a partir del agua que se suministraba junto con un reactivo cuya composición Estevez nunca reveló.
Según afirmaba, con dos litros y medio de agua y un kilo de su «producto secreto» se conseguían tres metros cúbicos de hidrógeno. «Es decir, tantas calorías como las que producen nueve litros de gasolina de 96 octanos. Pero mi hidrógeno cuesta menos de diez pesetas», declaraba Arturo Estévez en una entrevista recuperada del archivo de HOY que no ha sido publicada.
Con ese combustible el inventor circuló con una motocicleta, a la que se le había sustituido el depósito de gasolina por el generador, en la prueba que durante dos horas se realizó en la plaza de España de Sevilla. Numerosas personas fueron testigos de que «aquello tiraba».
Entre las muchas teorías que, en su momento, circularon sobre el tema una de ellas era que la patente del motor de agua le fue comprada al inventor y arrinconada ante la amenaza que suponía para la OPEP y las mafias del oro negro, un sistema basado en el 'oro negro' que mueve dinero a raudales.
La idea de motores propulsados por hidrógeno no es nueva. Existen proyectos como los de Millenium, una compañía dedicada al desarrollo de sistemas de energía en base al hidrógeno