CAMALEONES
Por Dr. Luis Valdés
Desde el año 1959 los cubanos venimos sufriendo de una interminable plaga de camaleones que no hemos podido exterminar.
Son entidades âintrusasâ coexistentes no identificadas que revolotean entre nosotros y nos caen como en paracaídas. En la mayoría de los casos constituyen un misterio pero su realidad es incuestionable. De todas maneras no podemos descartar el hecho de que se trata de un fenómeno natural y por tanto que tenga una explicación científica.
El problema y enigma de los camaleones intrusos está aquí junto a nosotros. Esperamos que se haga realidad lo de: âno hay nada que haya de permanecer ocultoâ sea cual sea la naturaleza de estas entidades. De todos ellos el que mas llama la atención es el:
Tiborplatus Cubaniense (Genero humanoide mixto de Camaleón y miserable y maleable borrachón). Por lo regular sujeto tipo reptil saurio de cuerpo comprimido, de baja estatura y regordete (aunque a veces los hay altos y longilíneos), de piel dura a prueba de balas, pueden aparecer en tres diferentes colores que son: el blanco, el pardo o el negro. Casi siempre con ojos grandes y salientes, lengua larga, con la que atrapan a sus presas que le sirven de alimento a su propio ego. Verdaderos artífices de la transformación ya que cambian con facilidad de parecer o de conducta según el medio y momento en que se encuentren.
Estas características les permiten vivir lejos de la isla y en algunos de los habitats más hostiles. Son típicamente ectotermos (de sangre fría) ya que no irradian calor humano.
El Tiborplatus Cubaniense se encuentra en casi todo el mundo, incluso en países de zonas extremadamente frías.
Estos Camaleones de la política cubana son hipócritamente cordiales, simpáticos, con apariencia de buena persona, de buenos amigos sobre todo serviciales y graciosos.
Los encuentras en cualquier profesión u oficio, los hay desde médicos y abogados hasta músicos y carpinteros.
Como actúan: Desde el principio marcan a sus presas, toda vigilancia es exterior, tratan de seguir los pasos de sus victimas, de conocer sus actividades y sus movimientos, sus contactos, alternar con ellos de alguna forma, fotografiarles, hacerles un perfil psicológico y luego de penetrar sus intenciones.
No pretendo ser un Camaleonólogo y menos conozco de Camaleonería y estoy seguro que pronto vendrá quien escriba âEl Manual del Perfecto Camaleónâ.