Varios eran los grupos subversivos latinoamericanos que en la década del 70 recibían apoyo de Cuba. De hecho, prácticamente no hubo grupo revolucionario del continente que no tuviera a efectivos formados en suelo cubano. El MIR chileno, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) argentino, los Tupamaros uruguayos, el M-19 colombiano, los “Macheteros” portorriqueños y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) salvadoreño, son algunos de los mejores ejemplos. El propio Fidel Castro lo reconoció así en 1998, durante un seminario económico realizado en La Habana. “En el único lugar donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto (de los países latinoamericano), sin excepción, lo intentamos”, sostuvo. A partir de 1979, luego del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua, la política cubana de exportar su revolución inició sus años de gloria, principalmente de la mano de Manuel âBarbarrojaâ Piñeiro y sus hombres del Departamento América. Según un informe del Departamento de Inteligencia norteamericano fechado en 1987 âdesclasificado recientementeâ al menos 27 grupos subversivos de América Latina mantenían nexos con la isla hasta esa fecha. Incluso, el analista de inteligencia cubano-americano Marcelo Fernández Zayas, quien nació en Cuba y conoció a figuras como el Che Guevara, afirma a La Tercera: “Fidel ha intervenido en todos los países de América Latina, incluyendo a México. Este último por orgullo no ha querido admitirlo. He tratado de calcular lo que Cuba ha gastado en estos empeños, pero es imposible. La cifra sobrepasa los mil millones de dólares”. |