Vientos nuevos en Asia, y en Cuba el mismo huacan castrofacista........
Ante el XVII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que se realizará en el otoño de este año, se aprecia una interesante discusión acerca de la democracia, la libertad y los derechos humanos.
Los dirigentes chinos respetan los plazos para realizar las reuniones del partido único cada cinco años (la anterior cita fue en 2002), aplican la política de renovar cuadros cuando estos llegan a una edad avanzada y en la Asamblea Nacional Popular es frecuente que las leyes se aprueben con votos en contra o abstenciones. En fin, un mal ejemplo para otros sistemas totalitarios.
Recientemente, Xie Tho, ex vicepresidente de la Universidad Renmin, de Pekín, publicó un artículo en una revista y abogó por estudiar y aplicar los principios de la socialdemocracia sueca, que combina la justicia social con el principio del sufragio universal.
"Nosotros no sólo debemos esforzarnos para alcanzar a otras economías occidentales, también debemos acercarnos a las tendencias del mundo exterior. No todo debe ser decidido por un partido o una persona", escribió Xie.
Sin embargo, se mostró cauteloso cuando fue preguntado acerca de si favorecía un sistema multipartidario. "Prefiero no responder", dijo.
Du Daozheng, director de la revista donde fue publicado el artículo de Xie, destacó en una entrevista concedida a una publicación de Hong Kong, que es la primera vez que se discute "un asunto tan complicado y teórico de una manera limpia y con calma", después de la masacre de la Plaza Tienanmen, en 1989.
"No hubo abusos, la prensa oficial no mencionó a nadie por su nombre, no hubo amenazas y castigos, prohibiciones de publicar nuevos artículos, o personas que fuesen separadas de sus cargos", agregó Du.
La respuesta al artículo de Xie apareció en el oficialista Diario del Pueblo, que ratificó simplemente que "el socialismo al estilo chino es fundamentalmente diferente de la socialdemocracia en la teoría y en la práctica, respeta los principios del marxismo y nunca permitirá que la sociedad sea dirigida por una multiplicidad de pensamientos".
Sin embargo, poco después, Wang Yukai, alto funcionario de la Escuela Nacional de Administración de Pekín, dijo que se podría buscar "una tercera vía entre la socialdemocracia y el socialismo tradicional".
Estas citas demuestran que en el seno de la sociedad china se discute ya acerca del futuro papel del partido único, un detalle interesante que es fruto de los cambios estructurales de las últimas tres décadas.
El estilo vietnamita
Pruebas de que el asunto se encuentra en el orden del día, se aprecian en este despacho noticioso de una agencia internacional de noticias, del pasado 13 de marzo: "El Partido Comunista de China (PCCh) necesita 'democratizarse internamente', pero no seguirá el ejemplo de sus colegas vietnamitas, que el pasado año emprendieron reformas importantes en su sistema político, señaló un responsable ideológico del PCCh citado por la prensa independiente".
"El modelo vietnamita puede servirnos de referencia, pero no lo podemos copiar, pues las situaciones son muy diferentes", señaló Li Hunru, vicepresidente de la Escuela Central del Partido, que forma a los altos cargos comunistas y vela por el mantenimiento de la ideología marxista-leninista.
Citado por el diario South China Morning Post, Li destacó que en el último Congreso del PCCh (celebrado en otoño de 2002) se pidió una mayor democratización, pero siempre "en el seno del Partido".
El Partido Comunista de Vietnam celebró en abril de 2006 su X Congreso, en el que anunció históricas reformas, como invitar a la opinión pública a hablar con el gobierno (por ejemplo, a través de chats de internet creados para tal fin) e introducir elecciones competitivas para los principales cargos del partido.
El vicepresidente de la escuela del PCCh, que visitó recientemente Vietnam y Laos, aseguró al respecto que la situación en China es diferente, entre otras cosas, porque "el partido vietnamita tiene sólo varios miles de miembros, mientras que nosotros somos más de 70 millones". (Cualquier semejanza con declaraciones similares de dirigentes cubanos acerca de no copiar ni las experiencias chinas ni vietnamitas, no es pura coincidencia, sino un estilo para mantener los principios ortodoxos).
gracias a Miguel Rivero en Lisboa