Cuando salen al extranjero, los cubanos dan muestras de una grandísima cultura profesional y de una grandísima incultura en cuanto a sucesos mundiales, musica, libros, todo está opacado y borroso desde el año 59. Simple y llanamente esta generación se ha perdido los cambios de gobiernos mundiales que no fueran de interés castrista, la música los libros y el cine que no fueran de interés castrista.
Castro es el alfa y el omega de lo que se difunde en Cuba, los diarios cubanos son dos y de cuatro hojas rellenas de cifras de mejora en le producción, falseadas y sin contrastar. Los noticieros TV cubanos consisten básicamente en una revisión del eco de los discursos del coma andante en el mundo (?), lo esto escasea y no es de interés, siendo el resto la versión gráfica de los dos periódicos monocromos, a saber Juventud Rebelde y Granma.
Hubo una vez una tercera via, un comic a color, que pasó a mejor vida. El régimen se enorgullece de vender dicha prensa a cinco centavos (me corrijan...)sin subirle el precio en más de 40 años
Revistas no hay en Cuba de acceso al pueblo (venta libre pagable en moneda nacional) ni de cotilleos ni de ciencia ni de naturaleza.
La TV por satélite está duramente perseguida, como la telefonía móvil o el acceso a Internet.
Cuando el exiliado llega a un país, está completamente perdido y desorientado, ignorante de todo pero nunca por culpa suya. Además, empieza una dura lucha con el idioma y la búsqueda de trabajo. Muchos tienen problemas de adaptación al régimen capitalista, donde sí es importante producir (bienes: desde servicios administrativs a periféricos consumibles ). En el extranjero no se tolera el absentismo laboral, ni hay días francos para manifestarse en la Plaza por el aniversario de la fundación de la Guerrila Unita Angoleña o el cumpleaños de la abuela de Nelson Mandela...
Cuando el exiliado en USA tiene tiempo de tirarse un minuto en el sofá ante la TV, se halla entre una parrilla de (mayor) calidad en idioma inglés que no comprende, o una de ínfima calidad (en español, digo) que dedica el 95 por cien a eventos políticos yanquis que no le atraen y un 5 por ciento a noticias de su país de origen. El resto de programas que no son noticieros, se componen de programas de chismes como aquí, y de películas de la época de oro del cine mexicano (falso, pues no verán Viento Negro pero sí las de Jorge Negrete y María Felix, de dudoso valor cinematográfico). Demasiadas monografías sobre Lola Beltrán y otros cantantes fósiles mexicanos, monografías viejas ya, las comedias el Chavo del 8 y Chespirito, Sábado Gigante, Novelas Mexicanas en cantidad, y lucha libre mexicana. Los eventos culturales y musicales de otros países hispanos quedan alejados por unas âtelevisorasâ sin presupuesto creativo, que saben disponen de una audiencia conformista por necesidad perentoria,mucho menos exigente que en sus países de origen donde sí hay programas de calidad. El inmigrante hispano no resuelve nada protestando, no se organizan, están divididos radicalmente en lo político y sus empresas patrocinadoras son fundamentalmente supermercados que compiten unos con otros, a quienes no les interesa qué espacio sea interrumpido para su cuña publicitaria, que es de lo que viven en definitiva.
La frecuencia de interrupciones publicitarias es inconcebible para un español, por ejemplo, así no hay quien siga una película, encima tan antigua y mala para cualquier estándar de juicio , peor que serie B. Melodramas pasionales llenas de tiros, burdas imitaciones de películas de acción yanquis, que de por sí ya no son artisticas. Por eso los que pueden ponen HBO, que es como tener el “Canal Plus” de aquí , aunque no sé cuantos estrenos(en TV, ojo, no en cines) ni de qué año pondrán ahora.
Aun si tuvieran medios y tiempo, les sería prácticamente imposible ponerse al día de 40 años de ignorancia general, porque las cosas tienen interés cuando ocurren y a nadie le interesa en qué paró algo que hoy no tiene trascendecia ya.