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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
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General: Los bastardos de la revolución.
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 07/07/2007 04:33
(V) Armando Pérez Roura, "el Capitán Araña": un camaján de ochenta años; un artículo de Tadeo Sevilla


inSurGente.- "Dentro de la fauna terrorista que deambula libre y tranquilamente por las calles de Miami hay un personajillo que diariamente invade la frecuencia de los 710 AM con su voz engolada cargada de odios, alentando la muerte, avivando la división entre la familia cubana exiliada y demostrando con cada palabra su calaña de sucio politiquero y furibundo anexionista. Armando Pérez Roura, director de la emisora anticubana Radio Mambí, bastión radiofónico de la contrarrevolución de Miami y escondite seguro de los peores enemigos de la Revolución y el pueblo de Cuba, es un viejo camaján que a sus casi ochenta años, sigue sacando provecho de las ventiscas políticas que soplan en su camino. En su escaparate conserva trajes de diferentes colores que le han servido en su larga y abominable carrera de traidor.(...)"



Conocido por muchos de sus detractores –en Miami- como la «vergüenza de Ceiba Mocha», pequeño pueblo de la provincia de Matanzas donde nació por error, Pérez Roura jamás ha perdido la posibilidad de estar bajo la sombra del poder, aunque eso constituya cambiar los criterios del día anterior. Sin sonrojos ni pudor, este señor que ahora se erige como el chairman de la organización contrarrevolucionaria Unidad Cubana, arenga con la misma fuerza por la “libertad” de Cuba, que reclamando votos a sus acólitos para que el Partido Republicano mantenga la mayoría en el Congreso de Estados Unidos.

Su gran sueño –o pesadilla- a ha sido siempre llegar a ser presidente de Cuba. No se esconde para dejarlo saber. Incluso explicó en uno de sus atorrantes “Tome Nota”, sección editorial que repite tres veces al día en Radio Mambí y que le redacta el no menos atorrante ex boxeador frustrado Enrique Encinosa, ex miembro de la agrupación terrorista Abdala, apologista de las guerrillas de bandidos en la Sierra del Escambray y devenido seudo historiador del exilio “histórico” de Miami, por qué un presidente debía tener más de 75 años para gobernar “correctamente” a una nación. Casualmente en ese rango de edad está este decrépito anciano que espera desembarcar de un acorazado norteamericano en el puerto de La Habana, para ocupar la primera magistratura después que se consume la añorada invasión de la 82 División Aerotransportada del ejército yanqui que esperan los nostálgicos “patriotas” de Miami, para derrocar al gobierno cubano.

Su historial habla por si solo. Todo un experto en cambiar la casaca en el momento oportuno. Desde los tiempos del gobierno corrupto de Carlos Prío Socarrás, a finales de los años cuarenta, Armando Pérez Roura comienza a tejer compromisos con los politiqueros de turno, consiguiendo convertirse en uno de los reporteros oficiales del Palacio Presidencial. Después del golpe artero del 10 de marzo de 1952, Pérez Roura decidió no perder su posición privilegiada en las más altas esferas del poder y cambió su rumbo, renegando de los “auténticos” de Prío, para quedarse a la sombra de los batistianos golpistas.

Al triunfo revolucionario de enero de 1959, el camaján Pérez Roura comprendió que tenía que redireccionar su brújula política y de la noche al día, se convirtió de feroz batistiano en recalcitrante revolucionario. Así de simple. Porque este retorcido y maquiavélico señor no conoce medias tintas y su mayor virtud es saltar de extremo a extremo sin ningún pudor.

A principios de la década de los sesenta el tren de la Revolución cubana avanzaba victorioso y muchos truhanes agazapados trataron de colgarse en los vagones de la historia buscando prebendas. Vestido con el uniforme azul y verde olivo de las Milicias Nacionales Revolucionarias, el “miliciano Silvio Armando” –como también le dicen sus críticos en Miami- demostró que los camaleones como él “no necesitan estar invitados, sino llegar en el momento oportuno”. Su voz tronó detrás de los micrófonos radiales pidiendo paredón de fusilamiento para sus antiguos amigos y arengó consignas revolucionarias hasta la ronquera.

Su turbio pasado lo conserva la historia. Aunque hoy Armando Pérez Roura defienda y esté junto a los oligarcas cubano-americanos que siguen soñando con que alguna vez se les restituyan las propiedades que el gobierno cubano les confiscó para ponerlas en manos de todo el pueblo, los que le conocen bien no olvidan que esta versión tropicalizada y caricaturesca de Fouché formó parte de las comisiones revolucionarias de nacionalización a principios de la Revolución. El 13 de mayo de 1960, Armando Pérez Roura formaba parte de los interventores de CMQ, la empresa privada de la que había sido empleado.

Pero Pérez Roura quería más. No se sentía satisfecho con su butaca en el Colegio de Locutores y su empleo en la emisora Radio Reloj. Quería poder, esperaba prebendas y altos cargos. El guajirito de voz engolada aspiraba a mucho más que un honrado empleo, pero la Revolución ya comenzaba a sacudirse de encima a los que no estaban dispuestos a sacrificarse en la construcción del futuro.

Sin dudarlo mucho, apeló a su mejor arma: la traición y tomó el mismo rumbo de los que él había abandonado unos años antes. Miami era el lugar ideal para gentuza de su clase, donde se escondían los antiguos esbirros del pueblo, los ladrones que compraban influencias y los explotadores que huyeron en estampida ante el miedo a la justicia revolucionaria. Poco le costaba a Armando Pérez Roura volver a venderle el alma al Diablo.

De todos es conocido sus conexiones con diferentes organizaciones terroristas de Miami. Portavoz de la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), dirigidas por Orlando Bosch y Luis Posada Carriles; integrante de Alpha 66 y del Movimiento Libertador Cubano y ejecutivo de emisoras compradas y financiadas por la CIA para dirigir sus operaciones radiofónicas contra Cuba como la WRYZ Radio Centro y Radio Mambí, donde Armando Pérez Roura comenzó a construirse un personaje de líder del exilio “histórico” de Miami, convirtiéndose en uno de los más extremistas críticos de la Revolución Cubana en el exterior.

Identificado también como el Capitán Araña por su persistente convocatoria a actos de sabotaje, rebelión y desobediencia civil, aunque jamás se haya conocido su participación en algún enfrentamiento real, Pérez Roura se ha caracterizado por su persistente labor de división entre las diferentes organizaciones exiliadas, sus críticas virulentas contra los que no comparten sus trasnochadas locuras políticas y su totalitarismo de derecha, casualmente su mayor y más segura fuente de ingresos.

Y si de ingresos se trata, su fortuna personal que muchos especulan tiene más de seis cifras, ha estado bajo la mirilla pública por su sospechoso origen, después del conocido escándalo donde uno de sus hijos estuvo involucrado en la segunda mayor confiscación de drogas en Estados Unidos. Según el Nuevo Herald de Miami, más de 2 750 libras de pasta de cocaína valoradas en 31 millones de dólares fueron detectadas por la policía ocultas en un almacén del Aeropuerto Internacional de Miami, dentro de una mercancía que estaba destinada a la compañía Euro-Machine Industrial Parts and Molds, Inc, propiedad de la familia Pérez Roura.

La lista de delincuentes asociada a Armando Pérez Roura es muy extensa. Baste mencionar solo algunos de ellos para tener una idea general de sus más cercanos socios. Demetrio Pérez, por ejemplo, ex miembro de la Junta Escolar de Miami, propietario de las escuelas privadas Lincoln-Martí y dueño de diferentes edificios de vivienda destinados a personas de bajos ingresos con ayuda social fue condenado a dos años de libertad condicional y 500 horas de servicios comunitarios por defraudar a un programa gubernamental de subsidios de alquileres. También le sentenció a que pagara un total de $28,000 en multas y restitución, todo lo cual lleva el total de pagos a aproximadamente un cuarto de millón de dólares.

Este amigo “íntimo” de Pérez Roura se declaró culpable de cinco cargos federales por fraude, encubrimiento y falso testimonio, cometidos para cobrar rentas excesivas a beneficiarios de un programa gubernamental. El “amiguito” de Pérez Roura fue acusado también de malversar cuatrocientos mil dólares asignados para programas que sirven a niños necesitados y que fueron usados para remozar edificios privados de propiedad del millonario Demetrio Pérez cuando era miembro de la Junta Escolar de Miami-Dade, según una investigación del Herald. Pero ninguna de estas evidencias impidió que el ladrón y malversador Demetrio Pérez continuara con su programa radial en Radio Mambí, dirigida por Pérez Roura.

Amigo de Armando Pérez Roura es Antonio “Tony” Calatayud, otro ladronzuelo disfrazado de “patriota intransigente”, organizador de gobiernos provisionales para cuando los americanos decidan derrocar a Fidel Castro, acusado por la policía federal de Estados Unidos por robo y malversación al Medicare a través de su negocio de farmacias. Amigos de Pérez Roura son los terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, por los que ha hecho intensas campañas para que gocen de libertad a pesar de sus crímenes.

Amigo del ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza y fiel defensor de la hiena de Chile Augusto Pinochet, Armando Pérez Roura siempre ha estado al lado de los más feroces represores de América Latina. Tiene el triste honor de ser uno de los pocos “líderes” comunitarios que organizó una marcha en Miami en apoyo a las tropas invasoras norteamericanas desplegadas en Irak y Afganistán que fue todo un fracaso y no descansa en sus ataques a los inmigrantes ilegales y en apoyar medidas cada más violentas para matar de hambre al pueblo de Cuba.

En una adoración casi femenina, este tipejo hace un culto desmedido al presidente George W. Bush, a quien llama “nuestro Presidente”, -no olviden que siempre habla a nombre del exilio de Miami- y ni siquiera es ciudadano de los Estados Unidos. Convertido en vocero y uno de los más importantes alabarderos del Partido Republicano en el sur de la Florida, Pérez Roura deja ver sin temor alguno, sus claras pretensiones anexionistas de ver convertida a Cuba en la estrella cincuenta y uno de la bandera imperial, a través de un servilismo sin límites y una humillación sin par a la Casa Blanca.

Armando Pérez Roura no conoce las palabras “principios” y “dignidad”. Lo mismo pide públicamente que los aviones militares norteamericanos bombardeen la Habana, tiene un orgasmo cuando menciona a la familia Bush, plagia artículos escritos por los mercenarios de la prensa dentro de Cuba -recuérdese la reclamación pública del “disidente” cubano Oscar Espinosa Chepe al periódico de Miami Diario Las Américas por el robo descarado de su artículo “El final de una industria” que más tarde apareció firmado por Pérez Roura-  o desbarra contra sus paisanos cuando no piensan como él.

Este virreycito de la radio de Miami, como lo calificara el columnista del Nuevo Herald, Andrés Reynaldo, se tomó el derecho de ofender públicamente a través de Radio Mambí, a otro terrorista confeso nombrado Ramón Saúl Sánchez, actual cabecilla del movimiento Democracia y un reconocido pistolero vinculado al desaparecido Frente de Liberación Nacional de Cuba (FLNC) y uno de los autores materiales del asesinato del emigrado Ramón Donéstevez, quien estaba a favor de mejores relaciones entre la emigración y la Patria.

Esta agria polémica terminó después de la publicación de una carta de Ramón Saúl Sánchez en las páginas del Herald el 22 de marzo del 2002, donde queda clara la habitual cobardía política y humana de Pérez Roura y donde Sánchez le emplaza por sus constantes ataques divisionistas a través de los micrófonos de Radio Mambí. La paciencia tocó fondo en las luchas intestinas y el escándalo hizo época entre los mafiosos que se jalonan el liderazgo como hienas en plena selva.

«Cuando escucho esas expresiones lacerantes contra cubanos, -se refiere Ramón Saúl Sánchez en su carta a las severas críticas emitidas contra diversas organizaciones contrarrevolucionarias de Miami desde el espacio radial La Mesa Redonda de Radio Mambí conducida por Armando Pérez Roura- pienso cuán fácil es de enfermar el alma de tanta gente mediante la distorsión de la verdad, la injuria y la plática devastadora del odio

«Como jueces desde su encumbrado tribunal -la citada Mesa Redonda de Miami donde se difama a quien no esté de acuerdo con las opiniones totalitarias y anexionistas del Sr. Pérez Roura- pasan juicio implacable por la paja en el ojo ajeno, creídos de que la gente ya ha olvidado la viga en el ojo de ellos. Para ellos, todo el mundo es malo. Nunca se les escucha una frase conciliatoria, que no venga cargada de improperios y violencia verbal

«No les interesa convencer si tienen el poder para vencer. Se censura a la gente burdamente si a alguien se le ocurre resaltar sus propias incongruencias. Y cuando alguien no se doblega ante su angosta visión, allá va el epíteto destructivo de ''traidor'' y comienza a rodar la poderosa maquinaria difamadora que a tanta gente útil para Cuba tiene relegada al ostracismo

A pesar de que el Diablo los junte, es tal la repugnancia que estos tipejos sienten el uno por el otro, que Ramón Saúl Sánchez optó por retar públicamente a Pérez Roura a tomar acción violenta contra Cuba y termina su carta de este modo: «Yo le emplazo a usted, Armando Pérez Roura, humilde pero decididamente, ante los ojos y oídos del exilio y del pueblo cubano, a ser consecuente con sus recriminaciones en contra nuestra… para que me diga pública o privadamente, como usted escoja, el lugar y la hora en que usted y yo…. tomaremos el fusil y abordaremos la lancha rumbo a Cuba y demos el ejemplo a los demás, no sólo de liderazgo, sino también de ser consecuentes con lo que usted predica.»

«Si no tiene fusil -un hombre que recrimina a otros por no hacer la guerra apuesto a que lo tiene muy engrasado- no se preocupe, que de mi humilde sueldo le compro uno. Si no tiene lancha -aunque debía tenerla por el tiempo que lleva haciendo la guerra- tampoco se preocupe: ahí está el (barco) “Democracia” con vasta experiencia en la travesía de la que tantas veces usted se ha mofado injustamente… Escoja usted, Armando, que yo le acompaño.»

Por supuesto…. Armando Pérez Roura jamás respondió, ni pública ni privadamente a las “invitaciones” del terrorista disfrazado de “demócrata” Ramón Saúl Sánchez, como tampoco ha respondido al pueblo de su Cuba, por el que siente un profundo y visceral odio y el que definitivamente, ha sido su peor y más enconado enemigo.


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