Desde España
Replicando a Saramago
Por: Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 19/07/2007
Parece ser que El «Diário de Noticias» de Lisboa, y «El Tiempo» de Bogotá, publicaron casi simultáneamente entrevistas con el escritor José Saramago. En la primera (15.07.07), el Premio Nobel retoma la desacreditada bandera del iberismo para afirmar que Portugal desaparecerá como Estado nación. Aunque no se asume como profeta, afirma que Portugal terminará integrándose en España. Al preguntársele si «sería entonces una provincia más de España», contestó:
“Sería eso. Ya tenemos Andalucía, Cataluña, el País Vasco, Galicia, la Mancha, y tendríamos Portugal. Probablemente (España) tendría que cambiar de nombre y pasar a llamarse Iberia”.
Pues creo que el premio Nobel comunista se equivoca de medio a medio. Si hubiera de hacerse una anexión política, un Anschluss, como cuando en 1918 la población austriaca votó mayoritariamente en referéndum su unión con Alemania, debiera ser al revés: España debiera unirse a Portugal.
A fin de cuentas Portugal ya tiene un sistema político completo y bien moderno en la República. Además, Portugal, desde la batalla de Aljubarrota el 14 de agosto de 1385 en que se decidió su independencia de España, no ha tenido jamás una guerra civil ni ha participado en las mundiales de una manera significativa, voluntaria y manifiesta. Portugal es un dechado de pacifismo, de tranquilidad y de una justicia social determinada por la virtual ausencia de ricachones de postín.
España, en cambio, es el país occidental incivilizado por antonomasia, o a medio civilizar todavía. Con fiestas cavernarias de muerte y de torturas con las que se regocijan parte de sus ciudadanos hasta el extremo de llamarlas “fiesta nacional”; con modales aún estridentes y con una inestabilidad política que amenaza constantemente la paz social y la pone en peligro, España no debe ser modelo para ningún país. Antes al contrario, si España tiene alguna solución, pasaría por su inmersión en un federalismo o macroestado que corrigiese sus innumerables lacras. Yo veía esa solución en la Constitución Europea.
No basta con la prosperidad económica lograda en buena medida gracias a las ayudas europeas. No basta tampoco con gozar de esa misma prosperidad basada a su vez en el abuso urbanístico de sus costas. No basta con hacer cada día ejercicios de reafirmación de españolismo. España es un conglomerado de adhesiones territoriales forzadas y forzosas, sostenidas a punta de pistola toda su historia.
Está claro: Saramago ha sido abducido por su española esposa o ha tenido una mala digestión cuando vomitó esa boutade, ese disparate. Pese a su pasado y a sus galardones; pese a la notoriedad de sus obras, Saramago, hastiado de sus propios años, ha tenido el gusto de hacerse notar y darnos a todos que hablar. Saramago, en fin, está en la línea de los Savater y de los Vargas Llosa: todos, ávidos de atención y embriagados por sus circunvoluciones cerebrales al servicio de la estupidez cuando hablan de Política.