Guillermo Rigondeaux

Decía Pedro Roque, el entrenador principal de la escuadra cubana de boxeo, que en cada ciclo olímpico siempre hay un joven que sorprende.En Sidney, Australia, asumió ese rol el santiaguero Guillermo Rigondeaux Ortiz, quien el 30 de septiembre del 2000, festejó su cumpleaños 20 de la mejor manera que puede hacerlo un deportista: proclamándose campeón olímpico, al derrotar al experimentado ruso Raimkul Malakhbekov.

Cuatro años atrás cuando fue captado para la ESPA, si a alguien se le hubiera ocurrido mencionar su nombre entre los candidatos a integrar la selección criolla a los XXVII Juegos Olímpicos lo hubieran tildado de loco dada la presencia en 54 kilogramos de hombres como Enrique Carrión, Waldemar Font, Stalin López y Rencise Pérez.

Incluso en los campeonatos nacionales de 1998 y 1999 Rigo no pudo pasar más allá del bronce al caer  frente a Rencise Pérez y Font (su último fracaso a domicilio), respectivamente.En el mundial juvenil de Argentina-98 se quedó fuera del reparto de las preseas al perder con el kazajo Bekzat Sattarkhanov, quien también se agenció el oro estival (en 57 kg) y posteriormente pereció en un accidente.

Pero después del revés contra Font en el certamen de casa de 1999, la biografía de Rigondeaux comenzó a cambiar vertiginosamente. Conquistó ese mismo año el Córdova Cardín ,y en el 2000 retuvo la faja en esta tradicional justa de los puños y se adjudicó por primera vez el título del país, ganándose la confianza de los seleccionadores que le abrieron un espacio en el equipo a Sydney, la cita que lo elevó a la fama.

Mi caso se parece mucho al de Angelito Herrera. Los dos empezamos a triunfar internacionalmente por arriba. Obtuvimos el oro olímpico antes que el mundial y los títulos regionales, comentó el mejor deportista individual de Cuba, en el 2006, en diálogo exclusivo con Vanguardia.

-Hay dos lugares que se disputan tu paternidad.¿Dónde nació realmente Guillermo Rigondeaux?.

-Mira, yo nací en Songo la Maya, pero cursé mis estudios secundarios en el II Frente. Allí fue donde me inicié en el boxeo. Mas que por afición, me apunté en ese deporte para no ir al campo. Participé en un campeonato provincial y logré el bronce. Tendría unos 12 o 13 años.

Posteriormente me captaron para la EIDE y gané tres veces en los Juegos Escolares Nacionales.

-Has alcanzado todos los títulos posibles: en dos ocasiones el olímpico, en igual número de oportunidades el del planeta. También eres monarca panamericano, centroamericano, de las Copas del Mundo, de los Juegos de Buena Voluntad, siete veces medallista de oro en los Córdova Cardín y otras tantas en el Playa Girón. ¿Te falta algo por conquistar?

-Sí, la Copa Val Barker, que se entrega al mejor púgil de cada Olimpiada. Nosotros no hemos tenido mucha suerte con eso. Teófilo Stevenson y Roberto Balado la conquistaron, pero además de ellos pienso que hay otros cubanos que también la merecieron.

.Hablando de las Olimpiadas. Tienes 26 años, lo cual significa que en el 2012, con 32 -dos menos que la edad límite establecida para los torneos internacionales- pudieras convertirte en el primer cuatricampeón en la historia del boxeo olímpico.

-Es una meta muy difícil.Todavía está  lejos. Por el momento no pienso en eso. Hay que ir paso a paso. Ahora tengo mi cabeza puesta en los Panamericanos y el mundial de este año. Luego trataré de ganar la tercera corona  en Beijing-08 y empatar la hazaña del húngaro Lazlo Papp, Stevenson y Savón.

-¿Puede un hombre que solo ha perdido una vez en sus últimos 245 pleitos sentir miedo?

-Soy un ser humano. Todos sentimos miedo o nos ponemos nerviosos cuando vamos a escalar el ring a enfrentar a un atleta que no está amarrado y ansía como tú la victoria. Ya después, cuando comienza la pelea, es otra cosa. Entre la gritería del público y el fragor del combate que no te da tiempo para pensar, el miedo desaparece. Esto es muy importante para cualquier cosa en la vida: vencer el miedo.

-A casi cuatro años de tu último revés ¿cómo recuerdas aquel fracaso?

-La derrota contra Agassi Mamedov es la  que más he sentido en mi carrera porque me rompió la cadena de 142 victorias consecutivas y  me dejó sin medallas en el mundial de Tailandia.

-Después de ese descalabro has tejido otra impresionante racha de 102 triunfos sucesivos ,¿crees posible romper la marca anterior?

-Voy a hacer todo lo posible por superarla, aunque no siempre la victoria depende de uno. Una injusta decisión arbitral puede acabar con tus sueños y hacerte desperdiciar cientos de horas de entrenamiento. Mira las cosas que ocurrieron en los II Juegos del ALBA, donde varios de mis compañeros fueron perjudicados.

-¿Satisfecho con el homenaje por tu victoria cien en la velada inaugural del Cardín santaclareño?

-Muchísimo. Cuando logré la otra cadena no me hicieron nada. Ahora me dieron una sorpresa que realmente no esperaba. Fue tan impresionante como ganar una Olimpiada.

-Haber logrado casi todo en el pugilismo y los reiterados éxitos sobre el cuadrilátero te han llevado alguna vez a disminuir la motivación por el boxeo.

-Jamás. No puedo  defraudar al maravilloso pueblo que represento, ni tampoco a Fidel, nuestro primer campeón olímpico. Por eso nunca he perdido la motivación, simpre me preparo bien para ganar y ganar, esa es mi divisa.