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Respuesta  Mensaje 1 de 6 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 31/08/2007 06:05
Borren a Cuba de la lista de terroristas

Wayne S. Smith
The National Interest

Traducido para Cubadebate y Rebelión por Idalmy Montes García


Cuba fue colocada en la lista de naciones terroristas en marzo de 1982 sin motivos suficientes que explicaran tal decisión. Veinticinco años más tarde, los motivos del Departamento de Estado para mantenerla en la lista son poco convincentes. Dicho país no está involucrado en ninguna actividad terrorista ni promueve el terrorismo, a diferencia de lo que ha afirmado el Departamento de Estado. Por el contrario, lo ha condenado en todas sus manifestaciones, ha suscrito las doce resoluciones de la ONU contra el terrorismo y se ha ofrecido para firmar acuerdos con los Estados Unidos a fin de cooperar en la lucha contra el terrorismo – un ofrecimiento al que la Administración Bush ha hecho caso omiso. 

Sí, hay fugitivos americanos en Cuba, pero ni siquiera en nuestra propia legislación, esto constituye motivo para declarar que Cuba sea un estado terrorista. Y si Cuba no extradita con regularidad a aquellos que huyen de la justicia americana, los Estados Unidos no han extraditado a ningún cubano en más de 47 años, ni siquiera a terroristas tristemente célebres como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles.

En resumen, no existen pruebas creíbles de que Cuba sea un Estado que patrocine el terrorismo. La pregunta que cabría hacernos es: ¿Cómo puede favorecer a Estados Unidos presentar esas acusaciones falaces e insistir en que Cuba es un estado terrorista cuando obviamente no lo es y al mismo tiempo rechazar sus ofrecimientos para cooperar en la lucha contra el terrorismo? ¿Acaso esta actitud no socava nuestra propia credibilidad y pone en duda la seriedad de nuestro objetivo? Ciertamente ya es hora de poner fin a esta política deshonesta y contraproducente. El Congreso debería dar el primer paso con la celebración de audiencias para examinar las bases de esta política y las pruebas – si existiera alguna- además de exigir otro enfoque más constructivo.

Supuestas razones para colocar a Cuba en la lista

Un memorando del Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS, por sus siglas en inglés) con fecha del 7 de noviembre de 2003, del cual el Centro de Política Exterior (CIP, por sus siglas en inglés) obtuvo una copia, indica que no se dio explicación alguna para incluir a Cuba en la lista en 1982. No obstante, de acuerdo con el memo del CRS, en un documento del Departamento de Estado de un mes antes de que Cuba fuera incluida en la lista, se afirmaba que Cuba alentaba el terrorismo y que era especialmente activa en El Salvador y Guatemala. Sin duda, esto debe haber sido parte de la lógica para colocarla en la lista. Y aún así, si el apoyo brindado por Cuba a las guerrillas que trataban de derrocar al gobierno establecido en El Salvador – o en Guatemala- fuera suficiente para catalogarlo de “Estado terrorista”, entonces los Estados Unidos también se podrían calificar como un Estado terrorista, dado que brindó ayuda a los Contras en sus esfuerzos por derrocar al gobierno nicaragüense.

Además, como dije en mi libro, El enemigo más cercano, el 19 de abril, un mes después que Cuba fuera colocada en la lista, la Administración Reagan volvió a imponer restricciones en los viajes a la isla (en forma de controles monetarios) e impuso otras diversas sanciones contra Cuba. Los motivos que alegó por haber llevado a cabo estas acciones fueron: 1) que “Cuba … está incrementando su apoyo a la violencia en el hemisferio” y 2) que Cuba se rehusó a negociar nuestras discrepancias en política exterior. Pero como dije en el libro, en diciembre de 1981, un funcionario cubano de alto rango me informó que Cuba había suspendido todos los envíos de armas a Centroamérica y que esperaba que una concesión de tanto peso mejorara el clima de las negociaciones, no solo en América Central, sino también entre nuestros dos países. Es casi seguro que dicho paso se dio en respuesta a un planteamiento del Secretario de Estado  Al Haig, quien en conversación con el Vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez en México el mes anterior, había afirmado, en respuesta a las muestras de interés de Cuba en entablar un diálogo, que los Estados Unidos no querían palabras sino cambios en las políticas de Cuba. Dicho paso fue un cambio significativo.

Informé al Departamento de Estado de esta conversación que tuvo lugar en diciembre, y pregunté si teníamos alguna prueba concluyente que demostrara lo contrario – por ejemplo, que Cuba continuara enviando cargamentos de armas a Centroamérica. Si no, mi recomendación era que los Estados Unidos debían iniciar el diálogo.

Tuve que enviar una serie de cables para insistir en que me enviaran respuesta. Finalmente, me enviaron una en marzo en la que se reconocía que los Estados Unidos no contaban con pruebas concluyentes que demostraran que Cuba continuara enviando cargamentos de armas a América Central, pero eso no importaba. En otras palabras, los Estados Unidos no estaban interesados en el diálogo. ¿Dónde estaba entonces la prueba de que hubiera habido un “incremento del apoyo a la violencia”?

Cuba, por un lado, en busca de negociaciones – o del diálogo- y, por otro, los Estados Unidos rechazaban esas tentativas de acercamiento, no a la inversa, como sugería el Departamento de Estado. Esta abierta tergiversación de los hechos ante el pueblo estadounidense fue uno de los motivos por el que decidí abandonar el Servicio Exterior poco después.

Falsas razones para mantener a Cuba en la lista

Veinticinco años después, Cuba permanece en la lista anual del Departamento de Estado donde aparecen los Estados que patrocinan el terrorismo por motivos que no resisten siquiera el examen más superficial. Existe, por ejemplo, la muy repetida acusación de que Cuba apoya el terrorismo como una táctica. John Bolton, ex Subsecretario de Estado, sin ir más lejos, dijo en marzo de 2004 que Fidel Castro “continúa viendo el terror como una táctica legítima para promover los objetivos de la Revolución”.

Esta acusación es incierta y ni Bolton ni nadie han podido señalar un solo planteamiento de Castro en apoyo al terrorismo. Por el contrario, Cuba  ha condenado el terrorismo en incontables ocasiones. Para poner un ejemplo, horas después de los ataques del 11 de septiembre, el gobierno cubano emitió una declaración en la que condenaba los ataques y lamentaba la pérdida de vidas. Más tarde en el propio mes, Castro condenó categóricamente toda forma de terrorismo como un “fenómeno éticamente indefendible que debe ser erradicado”. Juró que “el territorio de Cuba nunca será utilizado para acciones terroristas contra el pueblo estadounidense”.

Falsas acusaciones de que Cuba constituye una amenaza de guerra biológica

En el año 2004, Bolton afirmó que a la Administración Bush le “preocupaba que Cuba estuviera desarrollando limitados esfuerzos para la fabricación de armas biológicas … y consideraba que Cuba continuaba siendo una amenaza de guerra biológica para los Estados Unidos”.

Las acusaciones de Bolton causaron revuelo. Sin embargo, durante los últimos tres años, existe la opinión generalizada de que esas acusaciones son infundadas y que están motivadas por la política. Desde luego, ni él ni nadie han podido presentar ninguna prueba que las respalde y ya el Departamento de Estado ni lo menciona.

Además, el Centro de Información sobre la Defensa (CDI, por sus siglas en inglés) envió varias delegaciones a Cuba con el fin de realizar investigaciones, e incluso en una ocasión estuvieron acompañados por el CIP. Los miembros de las delegaciones pudieron ir a donde quisieron y ver todo lo que solicitaron. Las conclusiones de dichas visitas se resumen quizás mejor en las palabras del General retirado Charles Wilhelm, antiguo comandante de SOUTHCOM, quien viajó con una de las delegaciones. “Aunque Cuba posee la capacidad para desarrollar y producir armas químicas y biológicas, nada de lo que vimos o escuchamos nos hizo llegar a la conclusión de que estén siguiendo ese camino”.

Una Estimación Nacional de Inteligencia realizada en el verano de 2004 y publicada en The New York Times el 18 de septiembre del propio año se hizo prácticamente eco de las conclusiones de Wilhelm. En la misma se decía que “la Comunidad de Inteligencia continúa creyendo que Cuba posee la capacidad (con énfasis añadido) técnica para desarrollar algunos aspectos de un programa ofensivo de armas biológicas”.

Sin embargo, no se hizo mención alguna a que Cuba estuviera desarrollando dicho programa.

En resumen, cualquier acusación de que Cuba constituya una amenaza de guerra biológica para los Estados Unidos debe considerarse infundada, a menos que esté respaldada por nuevas pruebas.

Se debe destacar,  además, que el hecho de enviar delegaciones a Cuba para llevar a cabo investigaciones y discutir el asunto con los cubanos demostró que el intercambio científico con regularidad y de forma permanente constituye la mejor vía para crear transparencia y confianza en la posición de ambas partes. Necesitamos más intercambios como esos, no menos, y aún así la Administración Bush ha dado pasos contraproducentes para impedirlos.

El caso de los reportes anuales

Uno pudiera compadecerse de los analistas que elaboran la lista de estados patrocinadores del terrorismo, pues tienen la instrucción de escribir y publicar un informe cada año en el que se incluya a Cuba como uno de esos estados. Pero, ¿en dónde están las pruebas?

En años anteriores, los analistas manejaban el dilema con informes altamente cuestionables que no habían sido verificados, pero a medida que se ha incrementado el monitoreo durante los últimos años y  se han señalado las conclusiones engañosas, los analistas han recurrido a una nueva táctica – incongruencias que no prueban que Cuba patrocine el terrorismo. En el informe de este año, por ejemplo, se decía que “Cuba no había intentado localizar, bloquear o confiscar bienes terroristas, a pesar de que la Ley cubana 93 contra actos de terrorismo y la Instrucción 19 de la Superintendencia del Banco Central de Cuba así lo establecen”.

Pero cualquier abogado honesto respondería a tal afirmación con la pregunta: “¿Qué bienes?” No existe prueba alguna de que Al-Qaeda u otra organización terrorista posean bienes en Cuba. Por tanto, no hay nada que confiscar. Lo único que sí se deja claro en el informe es que en Cuba existen leyes contra los actos de terrorismo. Uno se peguntaría, entonces, ¿cómo concuerda eso con la afirmación que aparece en el informe de que Cuba sea un estado terrorista?

Y como cada año, el informe del año pasado hace referencia a la presencia en Cuba de la organización guerrillera vasca ETA y de las FARC y el ELN, de Colombia. En años anteriores, el Departamento de Estado intentó sugerir que estaban en Cuba contra la voluntad de sus respectivos gobiernos y que tenían objetivos siniestros. Dicha sugerencia fue desmentida año tras año por representantes de los gobiernos colombiano y español. Este año, no se han hecho las referidas acusaciones, puesto que se ha reconocido que ellos están viviendo en Cuba legalmente. Además, en el informe se dice que: “No existe información relacionada con actividades terroristas de estas u otras organizaciones en el territorio cubano … Estados Unidos no tiene conocimiento de la existencia de ningún enclave terrorista específico en el país”.

Si ellos se encuentran ahí legalmente y no están involucrados en actividades terroristas, ¿cómo entonces su presencia puede hacernos llegar a la conclusión de que Cuba patrocine el terrorismo?

En el informe de este año se repite el mismo reclamo de todos los años de que Cuba permite que fugitivos americanos vivan en Cuba y que no es receptiva a las solicitudes de extradición de los EE.UU.

Cierto es que hay fugitivos norteamericanos en Cuba. La mayoría de los cuales son secuestradores de aviones que llegaron a este país en los años 70 y han vivido en Cuba desde entonces. Hay otros, probablemente siete u ocho, buscados por delitos cometidos en Estados Unidos. También es cierto que Cuba no ha respondido positivamente a las solicitudes de extradición de los EE.UU.  No obstante,  se deben señalar dos cuestiones al respecto. En primer lugar, a efectos prácticos, el tratado de extradición de 1904 ya no tiene vigencia, sobre todo porque los Estados Unidos no han cumplido ninguna solicitud de extradición hecha por Cuba desde 1959. En segundo lugar, porque la mayoría de los “delitos” cometidos en los EE.UU. son de índole política y en el Artículo VI del tratado se excluye la extradición de aquellas personas cuyos crímenes fueran de “naturaleza política”.

Además, según señaló el abogado internacional Robert Muse en un informe de 2004, la presencia de ninguno de los fugitivos estadounidenses en Cuba ofrece las bases suficientes para declarar a Cuba un “estado patrocinador del terrorismo”. La autoridad legal para realizar dicha denominación aparece en la Sección 6(j) de la Ley de Administración de Exportaciones de 1979, en la se establece que debe demostrarse que los fugitivos han cometido actos “terroristas” y que dichos actos sean de índole “internacional”. Muse dice que no ha podido identificar a un solo fugitivo estadounidense en Cuba que cumpla esa doble condición. De ahí que no tengan nada que ver con la definición de Cuba como un “estado patrocinador del terrorismo”.

En resumen, según ha señalado el CIP en sus respuestas durante los últimos años, los informes anuales no presentan ni una sola prueba que confirme que Cuba sea en realidad un estado terrorista.

Una política que debilita nuestros esfuerzos contra el terrorismo

Y no se trata solo de que no tengamos ni una sola prueba de que Cuba sea un estado terrorista, sino que nuestra política hacia Cuba obstaculiza nuestros propios esfuerzos contra el terrorismo. Según ha dicho el Presidente Bush una y otra vez, cualquiera que proteja a terroristas es un terrorista. Pero el hecho es que estamos protegiendo a toda una serie de terroristas declarados en Miami. El de más reciente llegada fue Luis Posada Carriles, acusado de ser uno de los autores intelectuales del sabotaje a una aeronave de Cubana en 1976 que provocó la muerte de 73 personas inocentes, incluido el equipo juvenil cubano de esgrima. En 1985 escapó de una cárcel venezolana mientras se encontraba en espera de juicio por esa acusación. De ahí se dirigió a América Central donde trabajó durante un tiempo para Oliver North en la operación Contra para derrocar el gobierno de Nicaragua.

Posteriormente, en una entrevista para The New York Times en 1998 alardeó de haber ordenado los sabotajes con bombas en varios hoteles en La Habana que ocasionaron la muerte a un turista italiano y heridas a muchas otras personas.

Y luego, en el año 2000, fue detenido en Panamá y más tarde condenado por “poner en peligro la seguridad pública” debido a su participación en un complot para asesinar a Fidel Castro por medio de una bomba que harían estallar en un auditorio público donde Castro pronunciaría un discurso ante un público de cerca de 1 500 personas. En 2004, la congresista Ileana Ros-Lehtinen (republicana por la Florida) y sus dos colegas del Congreso Lincoln y Mario Diaz Balart (ambos republicanos por la Florida), apelaron a la entonces Presidenta Mireya Moscoso para solicitar su indulto, así como el de otros tres que estuvieron involucrados en el complot: Guillermo Novo, condenado en 1976 por el asesinato del diplomático chileno Orlando Letelier en Washington (aunque su condena fue anulada más tarde); Gaspar Jiménez, quien estuvo en prisión seis años en México por intentar secuestrar a un diplomático cubano y matar a su guardaespaldas en el intento; y Pedro Remón, quien se había declarado culpable en 1986 por intentar hacer estallar la Misión cubana en Naciones Unidas.

En agosto de 2004, como parte de uno de sus últimos actos como Presidenta de Panamá, Moscoso les concedió el indulto a todos. Jiménez, Remón y Novo, todos ciudadanos americanos, inmediatamente regresaron a Miami, donde fueron recibidos como héroes. Posada, quien posee ciudadanía venezolana, decidió aguardar el momento oportuno en Honduras durante unos meses, pero luego, como veremos más adelante, entró discretamente a los EE.UU. en el mes de marzo.

No era esa la primera vez que Ros-Lehtinen obrara a favor de la liberación de terroristas. Orlando Bosch, otro autor intelectual del sabotaje a la aeronave de Cubana en 1976, fue liberado de la prisión donde se encontraba detenido en Venezuela bajo circunstancias misteriosas y regresó a Miami sin visa en 1988. El Servicio de Inmigración y Naturalización inició un proceso para deportarlo y según argumentó el fiscal general adjunto en ese momento: “La seguridad de esta nación se ve afectada por su capacidad de instar de manera creíble a otras naciones a que se nieguen a brindar ayuda y refugio a terroristas. No podríamos dar refugio al Dr. Bosch y mantener nuestra credibilidad”.

Pero sí le dimos refugio. A instancias de Ros-Lehtinen y Jeb Bush –quien por aquel entonces dirigía la campaña electoral de la congresista- George H.W. Bush le concedió el indulto a Bosch., quien desde entonces vive libremente en Miami.

Posada regresó a Miami en marzo. Todo el mundo sabía que él estaba allá, pero el gobierno federal no hizo ningún esfuerzo por apresarlo o al menos admitir su presencia, hasta que en mayo Posada ofreció una conferencia de prensa y fue entonces cuando el gobierno se vio obligado a actuar.

Fue arrestado, pero en lugar de condenarlo por actos terroristas, fue simplemente acusado de haber entrado ilegalmente y enviado a El Paso para una vista administrativa de inmigración; una total y absoluta farsa. Se ordenó su deportación, pero como las autoridades estadounidenses ya conocían, ningún país estaba dispuesto a aceptarlo, excepto Venezuela, que había solicitado su extradición por el sabotaje a la aeronave de Cubana en 1976. El juez federal, sobre la base de nada menos que la opinión de un viejo socio de Posada, dictaminó que no podía ser extraditado a Venezuela por miedo a que lo fueran a torturar, sin importar que el gobierno venezolano hubiera asegurado que Posada sería detenido en condiciones totalmente transparentes.

A fin de retenerlo más tiempo, pero para evitar cualquier acusación de terrorismo, el gobierno presentó entonces el cargo de que había dado información falsa en su solicitud de entrada al país. Otra farsa, que finalmente terminó el 8 de mayo de 2007, cuando la Jueza  Kathleen Cardone, al comprender claramente los tejemanejes, acusó al gobierno de haber actuado de mala fe y  “de haber cometido fraude, engaño y artimañas”. (¡Se refería a la Administración Bush!). 

Al ser ese el caso, dijo: “este tribunal no tiene otra alternativa que desestimar la acusación”.

Posada fue entonces puesto en libertad y regresó a Miami.

Han pasado ya unos tres meses y la Administración Bush no ha dado ningún indicio de que pretenda tomar otras medidas contra Posada. Lo que debería hacer está claro. Venezuela ha solicitado su extradición. Nuestro país ha suscrito un tratado de extradición con Venezuela y de conformidad con dicho tratado, y otros más, debemos extraditarlo a Venezuela o acusarlo de haber cometido actos de terrorismo y juzgarlo en los Estados Unidos. Si no lo hacemos, estaríamos cometiendo una flagrante violación de los tratados internacionales y seríamos vistos como un país que abiertamente ofrece refugio a otro terrorista.  Desafortunadamente, por el momento todo parece indicar que es eso lo que la Administración Bush pretende hacer. De ser así, la credibilidad de nuestra posición contra el terrorismo se verá seriamente afectada – lo que nos recuerda la idea de que “¡lo que para unos es un terrorista, es un luchador por la libertad para otros!” Esa no es forma de ganar la guerra contra el terrorismo.

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*El autor fue miembro del cuerpo diplomático de los EE.UU. y especialista en asuntos relacionados con Cuba durante casi 25 años. En 1982 abandonó el Servicio Exterior, cuando fungía como Jefe de la Oficina de Intereses de los EE.UU. en La Habana, debido a sus discrepancias con la política de su gobierno hacia Cuba. Desde 1984 es profesor adjunto en la Universidad Johns Hopkins y Miembro Principal del Center for International Policy (Centro de Política Exterior) de Washington, DC desde 1992.


Publicado originalmente http://www.nationalinterest.org/Article.aspx?id=15108



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Respuesta  Mensaje 2 de 6 en el tema 
De: Maikohara1 Enviado: 31/08/2007 09:43
Hay que tener la cara demasiado dura.el pais mas terrorista de la historia,acusando a otros paises de terrorismos,como si ellos no amamantaran a los terroristas connotados de todos los hemisferios,como si la CIA no fueran el grupo terrorista mas grande del Universo,con carnet.licencia y carta blanca,para hacer actos de terrorismos en todo el mundo..Claro cuando el presidente se da un toque de coca,y tres tragos de ron,le da por hablar cualquier cosa,con tal de lavarse la cara enlodada que tiene."LAME DUCK".

Respuesta  Mensaje 3 de 6 en el tema 
De: alvermesalir Enviado: 31/08/2007 13:17
Matilda ,ya te dije que no estoy en ninguna cruzada.Estos temas los traigo como contrapartida a los articulos que publica Insurgente...Ya hemos visto en este sitio muchas publicaciones que tu misma has traído y que son en defensa de la izquierda y del comunismo y de aquellos que mantienen una posicion política  afin a esa ideología.
 
No puedes pensar  que todas las personas deben tener tu misma opinion y la de Tadeo Sevilla.Los males causados por el capitalismo y el imperialismo yankee  ,ya Tadeo Sevilla ,tu,Papiyo,y etc,lo han  denunciado cientos de veces en los foros internacionales,en los medios de comunicacion,en éste y en otros foros,toca pues,y es lo más lógico y razonable,denunciar y acusar también a los gobiernos comunistas,porque es absurdo pensar que sólo Estados Unidos ha invadido paises y atribuirle muertes al capitalismo y al imperialismo,y no hacer lo mismo con las muertes e invasiones perpretadas por gobiernos comunistas...Considerar que una persona se embarca en una "cruzada anticomunista" porque ventila   los males del Comunismo y molestarse porque alguien lo haga ,no es serio y lleva a pensar irremediablemente en la tan empleada mentira e hipocresia de los comunistas....¿Por que' hablar de los males causados por el imperialismo yankee y el capitalismo ,y esconder los males causados por el Comunismo?  
 
Los Comunistas han matado millares de personas,han invadido paises y eso nadie lo puede ocultar. 

Respuesta  Mensaje 4 de 6 en el tema 
De: YoelA Enviado: 31/08/2007 16:51
No hagas caso Alverme, sigue poniendo los articulos que estan muy buenos.

Respuesta  Mensaje 5 de 6 en el tema 
De: miranrami Enviado: 31/08/2007 20:25
Los Comunistas han matado millares de personas,han invadido paises y eso nadie lo puede ocultar. (Alvermesalir)

El comunismo el fantasma de la CIA. ¡Quieren los burgueses ocultar sus crímenes con un fantasma! ¿ No es que el comunismo inexistente ya esta muerto, y bien enterradito?
¿Bueno señores derechistas, en que estáis vosotros?

Respuesta  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: matilda Enviado: 31/08/2007 20:25
Yo estarìa de acuerdo con vos Alverme, si la denuncia fuera seria, si los artìculos fueran escritos con seriedad y no un desfile de disparates que pretenden justificar una posiciòn fascista.
En primer lugar me surge una pregunta..que es la clase media? Los mass media norteamericanos a los que "pasean" como toro en la lidia?
En segundo tèrmino,si lo considero una cruzada fascista porque la opiniòn que representa es de las màs retrògadas y estùpidas, estùpida porque ante semejante monstruo como el que representa EEUU, francamente cualquier asesino supuesto empalidece y estùpida porque desgañitarse escribiendo contra cualquiera que lo denuncie,sea artista ,cineasta o columnista, demuestra a las claras, el espìritu fascista.
 
Si hay que hacer un parangòn con el nazismo de Hitler, el ùnico que le cabe es el actual estados de cosas estadounidense ,con Bush a la cabeza,pero no sòlo Bush, siempre he dicho que los presidentes norteamericanos son una mera eventualidad en la historia que sostiene la mayorìa estadounidense. A hacerse cargo.
Querès ver comparaciones acertadas y no traìdas de los pelos? leè este estracto..

El bostoniano Henry Cabot Lodge afirmò que "en el siglo XIX ningún pueblo igualó nuestras conquistas, nuestra colonización y nuestra expansión y ahora nada nos detendrá". Marse Henry Watterson declarando que EEUU es "una gran república imperial destinada a ejercer una influencia determinante en la humanidad y a modelar el futuro del mundo como no lo ha hecho nunca ninguna otra nación, ni siquiera el imperio romano".

Charles Krauthammer  hace muy poco, en 1999 escribió en The Washington Post: "EEUU cabalga por el mundo como un coloso. Desde que Roma destruyó Cartago ninguna otra gran potencia ha alcanzado las cimas a las que hemos llegado. EEUU ha ganado la guerra fría, se ha puesto a Polonia y a la República Checa en el bolsillo y después ha pulverizado a Serbia y Afganistán. Y de paso ha demostrado la inexistencia de Europa".

O Roberto Kaplan señalando que "la victoria de los EEUU en la segunda guerra mundial, al igual que la de Roma en la segunda guerra púnica, la convirtió en una potencia universal".

O el conocido historiador Paul Kennedy explicando que "ni la Pax Británica, ni la Francia napoleónica, ni la España de Felipe II, ni el Imperio de Carlomagno, ni siquiera el Imperio romano pueden compararse al actual dominio norteamericano. Nunca ha existido una tal disparidad de poder en el sistema mundial".

O el director del Instituto de Estudios Estratégicos Olín de la Universidad de Harvard, profesor Stephen Peter Rosen afirmando que "nuestro objetivo no es luchar contra un rival, porque éste no existe, sino conservar nuestra posición imperial y mantener el orden imperial".

O el inefable Zbigniew Brzezinski declarando que "el objetivo de EEUU debe ser el de mantener a nuestros vasallos en un estado de dependencia, garantizar la docilidad y la protección de nuestros súbditos y prevenir la unificación de los bárbaros".

O el Presidente Wilson declarando en pleno Congreso de la Unión que "le enseñaría a las repúblicas sudamericanas a elegir buenos diputados".

O el célebre Billy Sunday quien definía a un izquierdista latinoamericano como "un tipo con hocico de puerco espín y un aliento que haría huir a un zorrino", agregando que si él pudiera "los amontonaría a todos en prisiones hasta que se les salieran los pies por las ventanas".

Escuchemos ahora al actual vicepresidente de los EEUU Dick Cheney y al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que junto con Dulzura Rice, forman el triángulo belicista, más temible que el de las Bermudas.

Dijo el vicepresidente Cheney ante esta guerra santa: "EEUU no tiene que enrojecer por ser una gran potencia y tiene el deber de actuar con fuerza para construir un mundo a imagen de EEUU". Mientras que el jefe del Pentágono fue más claro, por si no lo entendimos. Rumsfeld dixit citando la frase preferida de Al Capone: "Se consigue más con una palabra amable y un revólver que con sólo una palabra amable".

Este lenguaje que nutre la epidermis y las neuronas de Bush es un lenguaje encrático, autoritario, intimidante que conduce inevitablemente a la perversión moral del fin justificando los medios. La característica esencial del lenguaje de la banda Bush, similar al lenguaje nazi, es la simplificación, el reduccionismo y la intimidación. El lenguaje de este grupo depredador es un lenguaje esquemático, emocional, cargado de prejuicios que incita a la exaltación de los sentimientos más nobles del pueblo. No tengo dudas que Bush se nutre del lenguaje nazi.

Bush no cree, como Hitler, en el Estado de Derecho que no es el Estado que posee leyes sino el Estado que se somete, él mismo, al imperio de la ley y no puede transgredirla por ninguna causa, y menos aún por la razón de Estado. En nombre de la razón de Estado o de la Patria o de la seguridad nacional se han cometido crímenes abominables.

¿Qué diferencia entre el edificio intelectual de Bush y el de Hitler, existen en el escenario de la razón de Estado? No creo que muchas. Salvo diferencias de estilos, épocas y magnitud de fuerza y poder.

El discurso de la banda Bush es el discurso del amo y del esclavo. No hay diferencias con el discurso de la pandilla hitleriana.

Uno es más amable que el otro. Aunque la historia está probando que el menos amable fue menos mortífero.

Civilización, barbarie, pacificación de los bárbaros, pueblo elegido y de ahí a la raza elegida un solo paso. En fin ¿no nos hace acordar todo esto al sicópata del bigotito?

Y hablando del bigotito, es aleccionador el relato que un influyente asesor de seguridad que vive en Washington le contó a la revista argentina "Noticias": "Para bien o para mal, George Bush Jr. es el hombre indicado para esta guerra. Nació para esto. La potencia que le viene de adentro lo hace temblar. Cuando uno está hablando con él en su despacho parece que se va a comer al que tiene enfrente. Se sienta en el borde del sillón, casi sin apoyarse y mueve los brazos como si no supiera qué hacer con ellos. Necesita acción".

Vaya imitación de la gestualidad del dictador nazi. Aunque nunca es lo mismo la flema de un vaquero texano pistola al cinto que la de un teutón cuasi epiléptico que se atraganta con su furia y escupe al hablar y gesticular. El cuerpo de Bush no escupe al hablar. Su alma, sí escupe, odio y violencia y genera terror. Mas no le importa. Debe haberse aprendido el "oderint dum metuant" del emperador Calígula ("Dejen que nos odien, basta con que nos tengan miedo").

La incontinencia emocional de Bush ya es un clásico y como el Adolfo, no admite un NO. Su esposa Laura Bush recordó a la prensa que la primera vez que le dijo a su esposo que no le gustaba uno de sus discursos, éste, muy enojado, chocó su auto contra el muro de entrada del garage de su casa.

Se siente como el numen nazi, un enviado de Dios, a quien convoca en cuanta oportunidad se presenta. Decretó que todas las reuniones de su Gabinete se inicien con una oración religiosa. Y dice haber consultado a Dios para atacar a Irak despreciando la posición de la mayoría de las naciones del planeta y del 90% de los seres humanos. Trata de imitar al presidente William McKinley invadiendo Filipinas para evangelizar a los nativos y culpando a Dios que le dio la orden de entrar a patadas en ese país.

Otra coincidencia en estas vidas paralelas, que hubiera hecho la delicia de Plutarco, es que Bush y Hitler se hubieran salvado de ingresar a la galería de los grandes bufones de la historia, de haber tenido un sicoanalista a mano. A ambos un buen sicoanalista les habría ayudado a canalizar su libido hacia menesteres más normales, sublimando el único afrodisíaco que tanto Hitler como Bush conocen, que es el poder omnímodo y cruel sobre los demás.

Sigamos viendo las similitudes entre el guerrero de la raza aria y el guerrero de Dios como bien calificara Telma Luzzani, al exaltado texano.

Bush proclama urbi et orbe la guerra preventiva. Dwight Eisenhower en 1953 no dudó al respecto: "La guerra preventiva es un invento de Adolfo Hitler, francamente yo no me tomaría en serio a nadie que me viniera a proponer una cosa semejante".

Pero ¿guerra preventiva contra quién? Bien es sabido que la primera víctima de una guerra es la verdad. Y Bush lo primero que hace para fabricar su guerra preventiva, tras el incendio del Reichstag, es mentir a lo Goebels a un grado tan primitivo que nadie terminó creyéndole algo. Primero dijo que Irak apoyaba a Al Qaeda. Cuando se comprobó el odio irreconciliable entre Saddam Hussein y el ex empleado de EEUU, Osama Bin Laden, Bush apeló a incluir a Irak en la corriente fundamentalista musulmana. Difícil de creer en el país más laico del mundo árabe. Apelaron entonces a la existencia de armas de destrucción masiva. Afirmaron que Irak no iba a permitir las inspecciones y cuando las permitió, aseveraron que no iba a dejar entrar a la ONU en los Palacios y otros lugares preservados. Cuando también se reveló que tal negativa era falsa, dijeron que las armas estaban bien ocultas. Finalmente no encontraron ni una sola. Cuando todos los argumentos fueron sepultados pidieron la renuncia o el exilio de Saddam Hussein y admitieron la única verdad real: queremos ocupar el territorio iraquí pese a quien pese y decidir quién lo va a gobernar. Democracia planetaria que le dicen. La misma operación de desinformación que Hitler lanzó contra Checoeslovaquia, Austria y Polonia. Las mismas excusas que iban cambiando a medida que se derrumbaban.

Otra similitud es el desprecio por la comunidad internacional y por la opinión pública mundial. Hitler destruyó la Sociedad de Naciones creada en 1919. Bush hizo trizas las Naciones Unidas, concitando en su contra la mayor oposición a un país desde la fundación de la ONU: 170 países no apoyan la guerra contra sólo 30, la mayoría de éstos sin peso alguno y procedentes de la desarticulada Unión Soviética, que se venden al mejor postor. A Bush, como a Hitler, no lo paró ni la mayor derrota diplomática de los EEUU desde que se fundó la ONU. A Hitler jamás le importó el odio y el rechazo de los pueblos del mundo entero. Bush intenta superar al teutón. Las manifestaciones en su contra sin precedentes en el planeta, son música guerrera para sus oídos wagnerianos. Lo enfrenta el espíritu de Seattle que fundó en 1999 el movimiento antiglobalizador y pacifista más imponente de la historia universal. Nada lo detiene.

Indignaba ver el destrato de que hacía objeto al jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix, con sus 75 años a cuestas, nacido en la maravillosa y helada Uppsala de la Suecia socialdemócrata, un digno seguidor de las tradiciones democráticas del mártir, Olof Palme.

El desprecio hacia la gente y sus derechos es el motor de su humanismo. Escuchemos al mariscal Goering en el juicio de Nuremberg: "Naturalmente la gente común no quiere la guerra, pero después de todo, son los dirigentes de un país los que determinan la política y siempre es un asunto sencillo el arrastrar al pueblo. Ya sea que tenga voz o no, al pueblo siempre se le puede llevar a que haga lo que quieren sus gobernantes. Es fácil. Todo lo que uno debe hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y porque exponen el país al peligro". Fue el nazi Goering el que lo dijo en 1945, no fue George Bush. La diferencia entre Goering y Bush es que el nazi lo dijo en alemán y Bush lo dijo en inglés. La invasión de una nación soberana que no lo agredió necesitaba una legitimación ética aunque ilícita: derrocar al tirano Hussein e imponer a sangre y fuego un gobierno democrático y popular. Suena lindo, aunque la comunidad internacional y sus normas sea el precio que haya que pagar. Pero no es cierto. Nadie duda que Saddam Hussein es un dictador siniestro que ha asesinado a su pueblo y que su partido socialista Baath, de socialista no tiene nada. Pero quién puede creerle a Bush que va a instaurar la democracia iraquí cuando sus predecesores menos nazis que él, invadieron y ocuparon durante años y años naciones soberanas e instalaron dictaduras feroces que defendieron contra sus propios pueblos como Somoza en Nicaragua, Duvalier en Haití, Trujillo en República Dominicana. Tanto como los regímenes títeres y despóticos que impusieron los nazis en los países que ocuparon, incluida la Francia antigaullista del mariscal Petain.

Así como Hitler invadió Europa en busca de su Lebensraum, de su expansión territorial y de las urgentes materias primas que necesitaba para el desarrollo alemán y la construcción del nuevo imperio germano que vengara la afrenta del Tratado de Versalles, Bush va en busca también de su propio Lebensraum. Un Lebensraum que en el mundo globalizado de hoy no se mide más por kilómetros de territorios físicamente ocupados sino por el dominio económico y político que se ejerce sobre ellos dirigido a distancia desde los centros financieros internacionales.

Los objetivos del nuevo Hitler son múltiples. En primer lugar apoderarse del tanque de gasolina del capitalismo mundial que no otra cosa es el Golfo Pérsico. Bush sabe que en 10 años el petróleo que produce su país, locomotora productiva del mundo, se agotará irremediablemente. En 40 años no existirá más petróleo en el planeta. Es una carrera contra reloj. Según Statistical Review disminuye en forma alarmante el descubrimiento de reservas energéticas. La última década creció sólo un 5% contra el 45% de la década anterior. El 65% de las reservas están ubicadas en Medio Oriente. EEUU consume 20 millones de barriles por día de los 77 millones que se producen a diario en el mundo, de los cuales sólo 10 millones es producido por los propios norteamericanos, que dependen de los demás para seguir siendo una potencia imperial. El objetivo del ataque a Irak, segunda reserva mundial de petróleo, es controlar esos depósitos, controlar su precio y controlar su producción. Qué armas ocultas ni qué otra cosa. Como dice Galeano, si Irak produjera rabanitos en lugar de petróleo, ¿a quién se le ocurriría invadir ese país?

Para Bush el petróleo está servido. Falta sólo tomarlo. No sabe aun que puede atragantarse.

La segunda jugada de Bush es disciplinar a su aliado, Arabia Saudita, primer productor mundial de petróleo y máxima reserva energética del mundo, cuyos precios no le sirven a EEUU. El tercer objetivo como reveló en febrero de este año el subsecretario de Estado, John Bolton, es invadir a Irán y a Siria, que forman junto con Corea del Norte el "eje del mal", y si la coyuntura es favorable, incluir a Libia en el santa santorum. El cuarto paso es destruir la OPEP y apoderarse de los combustibles fósiles del mundo. Si no expropia los fósiles y no encuentra a tiempo alternativas energéticas, el capitalismo norteamericano deberá modificar el modelo de consumo de su pueblo y con ello puede perder el punto de apoyo de su hegemonía mundial. El quinto objetivo son los suculentos negocios de la reconstrucción de Irak sobre el que se lanzaran muchas de las 500 transnacionales que dominan el mundo, la mayoría norteamericanas. No menos importante es el sexto objetivo, que se nutre en las enseñanzas de lord Keynes, utilizando la industria bélica para superar la honda recesión en que está hundida la economía norteamericana, con crecimiento cero. No olvidemos que una guerra se gana no cuando se impone la supremacía militar sobre el adversario sino cuando se obtienen los réditos económicos que son la razón última de su desencadenamiento.

No podemos dejar de mencionar un último objetivo y quizás el más importante de esta guerra: imponer la supremacía del dólar frente al euro que en los últimos tiempos le está dando una paliza al dólar en frentes inesperados, poniendo en peligro el privilegio del peso norteamericano en la comercialización del crudo. El dólar se depreció en los últimos meses con relación al euro, un 17%, cifras inimaginables desde la creación de la moneda única europea. Incide en esta depreciación la decisión iraquí de pasar 10 billones de dólares de sus reservas a la moneda común europea, provocando un sismo en el dólar. Esta es otra de las razones del ataque a Irak, intentando que un gobierno títere haga retornar los 10 billones de dólares iraquíes al área del dólar. También Rusia está operando el petróleo en euros y además Irán y varios países de la OPEP están analizando si también abandonan el dólar y se pasan al euro. Los economistas estiman que si esto ocurre se producirá una depreciación inusitada del dólar, desplomándose el valor de los activos norteamericanos, acercando al gigante con pies de barro a un colapso económico como en la década de los 30.

La invasión tiene su antecedente más raigal en la necesidad de un nuevo reparto del mundo al fracasar los acuerdos de la tríada (EEUU, Europa y Japón) en 1998 en la reunión de la OCDE en París y en 1999 en la reunión de la OMC en Washington. No hubo acuerdo en el reparto del mercado mundial asediado por la disminución del porcentaje del Producto Mundial Bruto que llegó hasta el 50% concentrado en las manos de la tríada y sus transnacionales al finalizar el siglo. El fracaso del neoliberalismo en seguir manteniendo la máxima tasa de explotación de las naciones dependientes, la fatiga y la decadencia de la hegemonía unipolar y la posibilidad no muy lejana de una crisis mundial que transforme a la arrogante dominación de hoy en una hegemonía en harapos, se encuentra en las raíces de este acto de piratería internacional.

Europa no aceptó los términos del reparto y embistió con su euro. EEUU replicó con la razón de las bestias y si logra el control de los lagos negros tendrá crudo barato y abundante mientras sus aliados lo recibirán caro y en cuentagotas haciendo sufrir a sus economías.

Ese es el plan guerrero. La misma razón de dominio económico que lanzó a Hitler en los brazos de Marte, al grito de "ocupar, administrar, explotar". De ahí a que Bush pueda cumplirlo hay un gran trecho. Sobre todo teniendo en cuenta que esta guerra por primera vez la afrontará económicamente solo. La anterior invasión a Irak, legitimada por la comunidad internacional, la pagaron todas las naciones. Esta invasión ilícita, crimen de lesa humanidad contra el mundo civilizado, la pagará sólo EEUU y un pequeño porcentaje, la Inglaterra del renegado Blair. Y es mucho dinero. Suficiente como para desestabilizar aún más al dueño de la maquinita de fabricar dólares, instalada en el Departamento del Tesoro de la nación más endeudada del planeta: los EEUUde Norteamérica.

Trazados los objetivos reales, Bush y su banda de halcones patentaron la estrategia militar nazi: la famosa "Blitzkrieg" con que los nazis asolaron Europa, en la modalidadde guerrarelámpagoconataquescombinados de divisiones enteras de tanques Panzers apoyados por oleadas de aviones y piezas de artillería. Los tiempos cambiaron y la blitzkrieg nazi se transformó en hiperblitzkrieg norteamericana, pero la modalidad inventada por los mariscales de Hitler es la misma que aplica Bush, aunque con una potencia de fuego mil veces superior.

Otra similitud es la desproporción de fuerzas. La invasión nazi a Checoeslovaquia o a Polonia donde la caballería polaca se enfrentaba a los tanques alemanes y era diezmada previamente por la aviación, no es nada comparado con el poder de fuego infernal de la más poderosa trituradora tecnológica de la historia. Es como si los polacos se defendieran con hondas frente a la Luftwage de Goering. En la primera invasión a Irak, los iraquíes tuvieron 120 mil bajas contra sólo 137 norteamericanos muertos y 7 desaparecidos. Salvo la Guardia Republicana de Saddam, el resto del ejército iraquí son famélicos campesinos sin entrenamiento, ni tecnología, ni armamento adecuado, el que se enfrentará a más de 300 mil soldados entrenados año tras año para matar sin dudar.

¿Qué puede hacer un país que tiene un presupuesto militar de 1.400 millones de dólares contra otro que destina 400.000 millones de dólares anuales en sus Fuerzas Armadas? Y por si fuera poco Bush acaba de pedir otros 75.000 millones de dólares para la propina de esta masacre. Promete a cambio que el botín de guerra compensará con creces la inversión.

Antes de comenzar la matanza el ejército iraquí fue desangrado como se hace con los toros de lidia por los piqueteros apenas entran en la arena, para que el matador corra menos riesgos. Una década de sanciones económicas, de embargos, carente de repuestos, sin aviones, con escasos tanques, con pocas baterías antiaéreas y sólo equipado con los viejos fusiles de asalto AK 47, ha puesto de rodillas al toro iraquí. El torero sólo tiene que hundir su espada hasta el fondo y esperar la agonía.

Las últimas noticias del frente, sin embargo, revelan que desangrado y todo, el toro está dispuesto a vender cara su vida.

El vagabundo vienés devenido en profeta de la raza aria, Adolfo Hitler, embistió sin respetar los grandes tesoros de la humanidad, destruyendo ciudades prodigiosas, culturas irrecuperables y fantásticos monumentos creados por el hombre a lo largo de los siglos.

Imitando al protegido de su familia, George Bush entra a sangre y fuego en la cuna de la humanidad, en el Mesos Potamos que así se llamaba Irak hace 8 mil años, "tierra entre ríos", donde se fundó el primer estado, la primera civilización agraria y se inventó la escritura cuneiforme. En la tierra de la legendaria biblioteca de Nínive, la de la Torre de Babel, la de los jardines colgantes de Babilonia, entre el Eufrates y el Tigris, Bush se lanza inmisericorde en la primera guerra preventiva del siglo XXI.

Deberá responder también por los tesoros culturales que arrase. Su homo demens tendrá que rendir cuentas al homo sapiens. Como Hitler la tuvo que rendir ante la historia y sus secuaces ante Nuremberg.

El señor embajador de los EEUU en Uruguay, dice en su comunicado contra el diario LA REPUBLICA, que está consternado por la comparación de su presidente con Hitler, explicando que lo que está haciendo Bush en Irak es lo mismo que hizo EEUU al liberar a Europa del nazismo. Creo que es un insulto a la inteligencia comparar al brillante creador del New Deal, Franklin Delano Roosevelt, con este energúmeno del poder que en nombre de las ideas mata las ideas, pero con los hombres adentro.

Roosevelt ingresó a la guerra con la legitimidad que le daban todos los pueblos que se enfrentaron a la barbarie nazi, el primero de ellos el pueblo soviético que ofrendó en el altar del Moloch germano, 30 millones de sus mejores hombres, mujeres y niños, que dieron su vida para cambiar el curso de la guerra, hasta ese momento victoriosa para el Tercer Reich.

Bush hace lo mismo que Hitler no lo mismo que Roosevelt. Bush viola todas las leyes internacionales, se enfrenta a las Naciones Unidas e invade al igual que Hitler a una nación cuasidesarmada que no lo agredió en momento alguno.

Conviene precisar además ante la afirmación de que EEUU liberó Europa y más allá de la heroica entrega de vidas de los soldados norteamericanos en guerra con el Führer alemán, que el ingreso a la conflagración fue muy tardío, casi al final del conflicto cuando ya Alemania estaba desgastada por la resistencia soviética que enfrentó sola al 95% del potencial bélico nazi concentrado en el frente oriental. EEUU fue el único beneficiado con la segunda guerra mundial. Durante y después del conflicto. Durante, como bien explica Heinz Dieterich en LA REPUBLICA, porque desarrolló lejos de los campos de batalla su industria y agricultura aumentando los salarios reales de 1941 a 1945 en un 27% generando 17 millones de nuevos puestos de trabajo y ofreciendo en 1944 más productos y servicios a su población que antes de la guerra.

Y después de la guerra cobró diez por uno su participación, y en Yalta se erigió como la potencia más fuerte del planeta, desplazando a Inglaterra, aunque temiendo a la Unión Soviética, su nuevo contrapeso histórico.(..)

Pese a todo logra hoy una importante mayoría silenciosa en su propio país a favor del horror de la guerra, en medio de un gigantesco apagón intelectual en la sociedad norteamericana, empujada por la desinformación, la deformación de la realidad como sistema, el legítimo dolor del ataque criminal contra las Torres Gemelas que segó la vida de 4 mil seres humanos, y por un nacionalismo atizado por el tartufo de la Casa Blanca. El nacionalismo y el falso patriotismo es otro de los eslabones que unen a Bush y a Hitler. Ese tipo de nacionalismo es el último refugio de los canallas y se apoya en la cultura de los incultos.

Albert Einstein lo describía bien: "El nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad".

Pero ya comienza a crecer, desde el pie, desde la raíz, un movimiento popular, en las mejores tradiciones civilistas del pueblo norteamericano, para expresarse en las grandes ciudades, para parar con la energía moral que da la razón, a este asesino serial que está construyendo la mayor iniquidad bélica de las últimas décadas.

Y el pueblo norteamericano, aunque lentamente, comienza a comprender que "la libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre".

¿Quién se anima a parar a este sicópata? Es la pregunta que circula por todo el planeta.

Las Naciones Unidas no pudieron. La OTAN tampoco. Sus aliados europeos fueron desairados y humillados.

Pero, desde el fondo mismo de la historia comienza a incubarse el antídoto. Todos los imperios y sus profetas se han ido deslizando de victoria en victoria hacia su derrumbe final. Y este imperio y su emperador, al que poco le importa ganarse la mente y los corazones de los pueblos del mundo, que es sordo o finge demencia ante la inmensa rebelión del sentido común, ante ese gran aullido de las sociedades surgido del vientre exasperado de las multitudes que se han lanzado a las calles en todo el mundo clamando por la paz y el cese de la matanza, no tendrá finalmente más remedio que entender que en esta cruzada, al vencedor sólo le pertenecerán los despojos.

Los hombres como Bush creen que los crímenes se entierran. Está equivocado. Los sobreviven.

La gente está harta de violencia. Harta de las vendettas miserables de unos contra otros. Y quiere poner fin al tiempo de los asesinos. Y si la llevan a callejones sin salida, reaccionará.

El discurso siniestro del amo y del esclavo termina casi siempre con la ferocidad del esclavo que ya nada tiene que perder. Espartaco dixit.

La protesta no cede en todos los rincones del planeta. No ha habido un imperio tan huérfano de apoyo como el que encarna hoy este morfinómano del poder.

Y este inmenso movimiento mundial contra Bush sólo comparable al movimiento mundial contra Hitler, tiene a su favor el clásico estrabismo de los mesiánicos, que les impide ver la realidad. El estrabismo es una disposición viciosa de los ojos por el cual los dos ejes visuales no se dirigen a la vez al mismo sujeto. Ven la realidad deformada.

El murmullo de millones puede transformarse en el brazo que pare esta locura.

No hay que tenerle miedo a estos gigantes que ignoran las leyes de la historia. Aplican la astucia más que la inteligencia. Ello los remite al mundo dinosáurico. Esos gigantescos animales que desarrollaron cuerpos enormes y una cabeza diminuta. Cuando vino la hecatombe sus pequeñas cabezas no pudieron inventar la mutación. Sí lo hicieron los mosquitos.

Hay un refrán alemán que refiriéndose a Hitler decía que "cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol, no vaya a ser la sombra de un enano". No sabemos aún cuánto de gigante y cuánto de enano tiene nuestro nuevo Hitler.(...)

 Dr. Federico Fasano Mertens
Director del Diario



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