El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba es irracional y va contra las normas del derecho internacional, según lo prueba un documento que la isla presentará ante la ONU.
Los daños a este país en los últimos 12 meses alcanzaron niveles de esquizofrenia, tal como lo calificara recientemente el canciller Felipe Pérez Roque, al abordar el contenido del informe sobre la necesidad de poner fin al cerco de Washington.
Las cifras recopiladas en este período señalan pérdidas ascendentes a más de 89 mil millones de dólares a causa de las restricciones impuestas a la nación cubana por casi cinco décadas.
De acuerdo con el texto que será sometido una vez más a votación en el organismo internacional, ni una sola de las esferas de la vida económica y social ha resultado ilesa del asedio estadounidense.
El objetivo es impedir, incluso mediante leyes extraterritoriales vigentes como la Torricelli y la Helms Burton, que otras naciones se beneficien de las oportunidades generadas por la economía cubana.
Como resultado, naciones tan distantes del mercado natural de la isla, como Alemania, Reino Unido, Noruega, Japón, Finlandia, España y Suecia, entre otros, soportaron nuevamente el proceder arbitrario del gobierno norteamericano en esta etapa.
La administración de Washington prohíbe el libre tránsito de sus ciudadanos al negarles su derecho constitucional de viajar a cualquier país, ya sea como turistas o como profesionales.
Esta estrategia anticubana persigue también el propósito de hacer colapsar el turismo hacia la isla caribeña y los intercambios de delegaciones académicas, científicas, entre otros.
En 2006, el bloqueo provocó la disminución de un 75 por ciento de visitas a Cuba de artistas, galeristas y coleccionistas.
Mientras, en lo que va de año cancelaron la licencia de viaje destinada a los programas de intercambio con universidades de Columbia, Pennsylvania y Duke.
Cuba, sin embargo, no ha detenido sus proyectos sociales y, por el contrario, inició nuevos programas en sectores prioritarios como la salud y la educación que se revierten ya en mejor calidad de vida, pese a las dificultades derivadas del cerco norteamericano.
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