Fortalecidas la cohesión y la lealtad revolucionarias con el discurso de Raúl Castro del 26 de Julio, un artículo de Leonel González Díaz
inSurGente.- "(...)
Fidel, el Che y Raúl nos enseñaron a pensar, hagámosles honor. La revolución cubana también enseñó a pensar a los estudiantes y a los revolucionarios cubanos. Ahora, ¿cuál es el asombro ante los análisis y las propuestas de los hijos de esta Revolución? (...)" Hagan clic en "Leer más" para acceder al artículo completo. Cuba: Fortalecidas la cohesión y la lealtad revolucionarias con el discurso de Raúl el 26 de Julio
por Leonel González Díaz
(Publicado en Kaos en la Red)
Los revolucionarios nunca agradeceremos lo suficiente, los pronunciamientos de Fidel el 17 de noviembre del 2005 y los de Raúl el pasado 26 de julio.
Ambos reflejaron preocupaciones y sentimientos de muchos cubanosque se debatían en agudos conflictos, el ver que los problemas crecían, mientras la revolución parpadeaba. Ambos hicieron volar muchas esperanzas de nuevo.
Como para que no quedara dudas, Raúl declaro a la TV en la despedida al Presidente Angoleño: “pueden hablar no solo del discurso, sino de todo lo que quieran hablar, con valentía, con sinceridad…” lo cual confirma, no solo la actitud legítima y revolucionaria de quienes hanparticipado en el debate, sino, que la dirigencia de la revolución está prestándole la máxima atención al mismo y demandando el libre y democrático debate.
Es necesario responder. Está en juego la Revolución y cuando ellos no estén, todo será más difícil.
Algunos -dentro y fuera- se han alarmado por la discusión actual en Cuba, en vez de preocuparse por la casi total ausencia de respuesta al llamado de Fidel desde el 2005.Otros han querido desacreditar a algunos de los participantes en el debate, ignorando que las ideas valen por sí misma.
La crítica más dura y exigente no se hacepara complacer al adversario, a ambiciosos o a despechados, tiene como propósito hacer honor a nuestra Historia, ser leal a nuestros mártires y para demostrarles a los miles que en el mundo se han jugado hasta la vida por defender la revolución Cubana, que nunca serán traicionados por ella. Se hace interpretando el sentir de las nuevas generaciones que cada vez se sienten más apartadas cuando debieran en la primera línea de combate por el socialismo.
Debemos ir a las raíces de los problemas,no nos quedamucho tiempo. Tal vez no tengamos otra oportunidad. Todo el que desee una Cuba Socialista mejor, debe ser escuchado y respetado, no importa qué conducta o error anterior –real o imaginario-haya cometido, no importan prejuicios, estamos precisados a conformar un nueva y gran frente revolucionario. Miremos hacia adelante.
Todo el sistema se está cuestionando y todo debe revisarse, menos nuestra indeclinable decisión de seguir el camino socialista que es también el de la independencia y la soberanía de la patria, el de la igualdad y de la libertad, el del bienestar del pueblo y de la solidaridad internacional, palabras vacuas todas si no van acompañadas de participación, democracia yautogestión en la economía.
Efectivamente, el proceso de discusión que se está realizando, está aportandoprofundase significativas ideas para el perfeccionamiento del socialismo. El banco de datos que está surgiendo comprende todo el espectro económico, político, ideológico, cultural, educacional, de derecho y social.
No, no se está pidiendo a los trabajadores el tradicional voluntarismo de más calidad en los servicios, más productividad, aumentar la producción de alimentos, buscar mecanismos que permitan elevar los salarios sobre la base de ser más productivo y eficientes, más desarrollo. Se les está solicitando analizar las causas que están impidiendo todos esos efectos y opiniones de cómo enfrentarlas.
Las propuestas de las bases parecen mostrar un consenso en varios puntos: la relación salario- precios debe cambiar, pasar a una sola moneda es una necesidad y no pocas medidas, injustas e indignas,prohibiciones, malos tratos y trámites absurdos deben abolirse.
Igualmente, nuestra Asamblea Nacional, nuestra organizaciones de masas, y nuestros medios de difusión, -que no han sido suficientemente capaces para expresar lo que ahora todos expresan y latía en la sociedad cubana, desde hace mucho- deben revisar sus procedimientos. Y muy importante y decisivo: deben considerarse nuevas formas de propiedad socializada.
Los espacios para debatir, revolucionariamente, en el seno de la sociedad cubana, deben garantizarse permanentemente. Quien obstaculice y persiga la crítica revolucionaria debe ser identificado como enemigo del socialismo.
Todavía tenemos mucho que analizar para rendir cuenta a nuestro pueblo, para que los sueños de igualdad, libertad, solidaridad no perezcan, para poder continuar derrotando al enemigo
Pero que no se impongan el análisis solo de los efectos -la catarsis- la falta de sensibilidad, la inconstancia. La respuesta al llamado del Partido no puede ser una tarea más, un problema de estadísticas, sino un profundo análisis cualitativo, de suma seriedad ante nosotros mismos.
En nuestro Partido, nuestro Estado, laboran, a todos los niveles,cuadros sacrificados y leales, trabajadores probados en Cuba y el Mundo, gente de vergüenza. No se trata de malas voluntades, ni de órganos cuajados de cuadros mefistofélicos -no hemos llegado acá por gusto-, se trata de impedir el impulso de fuerzas inmateriales,pero poderosas, que no permiten avanzar, de estructuras, métodos organizativos y sistemas de pensamiento que responden a viejas concepciones fracasadas, las que deben cambiar, como han cambiado los tiempos.
Se trata de ser racionales y utilizar el sentido común, de no cansarse y de seguir siendo revolucionarios y no simples funcionarios cumplidores de orientaciones.
La presión del enemigo, su guerra sicológica y económica buscan precisamente eso, que perdamos nuestra extirpe de inconformes, que nos cansemos, que nos equivoquemos y que en vez de firmes pero flexibles, seamos rígidos, nos momifiquemos, ignoremos leyes de la lucha de clase y la sociedad que, también, funcionan en el plano interno.
No podemos ceder a la tentación del avestruz, de aceptar refugiarnos en el fatalismo geográfico, no podemos pensar que nos salvaran las nuevas tecnologías, ni técnicas empresariales burguesas novedosas... Decía Víctor Hugo que “lo que conduce y arrastra el mundo no son las máquinas, sino las ideas”. No debemos perder el futuro por estar discutiendo sobre el pasado. Pero debemos entender el pasado reciente para construir el futuro y acabar de aceptar que los tiempos han cambiado.
Tenemos fundadas esperanzas de que en esta oportunidad no se impongan las fuerzas, que a su pesar, pueden ser realmente conservadoras.
Una vez obtenida información relevante y oportuna, el análisis debe ser realmente científico.
Hay que sacar todas las enseñanzas de la experiencia que relata el Premio Nóbel de 1908, Sir Ernest Rutherford, presidente en aquel momento de la Sociedad Real Británica.
âHace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba con insistencia que su respuesta era absolutamente cierta. Profesor y estudiante acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía: demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
El estudiante había respondido: lleva el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta en forma correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: Coge el barómetro y déjalo caer al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula altura = 0,5 por A por T al cuadrado. Y así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, me respondió, hay muchas maneras, por ejemplo: Coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?
Sí, contestó, hay un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve: Coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura.
En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea coger el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.
En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares).
Como era de esperarse, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar, no a repetir sus explicaciones. ”
La revolución cubana también enseñó a pensar a los estudiantes y a los revolucionarios Cubanos. Ahora, ¿cuál es el asombro ante los análisis y las propuestas de los hijos de esta Revolución?
Y el resultado de ese pensamiento y análisis debe ser compartido con todos los comunistas de Cuba, la información partidaria es propiedad de todo el Partido y no de una parte de él.
Sin dudas hay muchas maneras de enfrentar los dilemas que tenemos,algunas cosas las podemos hacer inmediatamente y otrasnecesitarán de más reflexión, algunas las podremos generalizar y otras serán cosas puntuales a resolver, algunas están explicadas por la teoría, otras están ya refrendadas por la práctica y unas serán nuevas. Algunas soluciones tendremos que preguntársela al conserje (los trabajadores)… y acabemos de avanzar ya.
Las primeras informaciones disponibles reflejan que tenemos un pueblo más culto y profundo de lo que parece, a cuya altura no están los escépticos ni los simplistas ( “esto se resuelve con algunos detalles”), quines, evidentemente, tienen serios problemas para comprender la realidad, ni han entendido la Historia ni están en capacidad de ofrecer las respuestas que el pueblo demanda. Los que susurraban, sin atreverse a intervenir, deben revisarse. La razón, la ética y la verdad no están de su parte.
Los obreros, los trabajadores más conscientes están participando, sus propuestas son, incluso, mas audaces que las aparecidas en muchos de los “emilios” o de las que se han escrito en la red,en Cuba; ellos saben que es la última oportunidad del Socialismo en Cuba y que se van a tener que enfrentar a sus hijos, si no resolvemos esto.
Contra los augurios del enemigo, y de algunos amigos, la cohesión y la lealtad revolucionarias están creciendo en las misma medida en que la falsa unanimidad, la falta de sentido común, y el servilismo retroceden.
Nuestros lideres, los que iniciaron este proceso, nos enseñaron a pensar, estamos en el por qué, ellos nos lo pidieron y deberán encabezarlo, pero deberán ir pensando que será mejor pasar la antorcha en plena carrera y no cuando ya el cansancio impida el avance. Y cualquiera que sea el número de balas que queda en el cargador, deben ser guardado para el enemigo imperialista. Cuidado con el fuego “amigo”, puede causar bajas irreparables y consecuencias desastrosas.
Es necesario que la razón y la cultura acaben deentrar en masa en la caballería. Y debemos llevar el proceso hasta lograr el socialismo que queremos todos o el Capitalismo nos derrotará a todos por igual.
Si algunas cosas nos han unido para siempre, ignorar hoy la confianza que se está depositando, podría dividirnos para siempre, y entonces, el certificado de defunción de la Revolución Cubana tendría fecha fija. Estamos seguros de que no seremos defraudados.
El tiempo continúa apremiando, pero ahora digamos, de nuevo, con Raúl: Sí se puede.
Socialismo o Barbarie.