es apenas la punta del ovillo. Ya reposan en los archivos del FBI voluminosos expedientes con datos muy cuantiosos y delicados”. Este es el tema que aborda el comentario de hoy de Pedro Lastra. Un suspiro de alivio habrá sentido el teniente coronel ante las virulentas y destempladas reacciones de la Sra. Kirchner ante las actuaciones de la justicia norteamericana frente al sonado caso del maletín corruptor. Pura faramalla: pillada con las manos en la masa y sin poder ocultar los vínculos financieros legales y extralegales de la pareja monárquica argentina con el chavismo bolivariano se ve en la obligación de levantar una gran polvareda. A ver si detrás de la cortina de humo de su arrogante intervención tapa el sol de las mafiosas relaciones del gobierno argentino con el gobierno venezolano con su dedito pintado.
Sabe la Sra. Kirchner, como cualquier estudiante de bachillerato, que el gobierno de los Estados Unidos nada tiene que ver con el sistema judicial norteamericano. Que no es de pacotilla, genuflexo ni arrastrado ante los caprichos de los ocasionales caudillos como sucede casi en todos los países de América Latina. Hoy, sobre todo en el nuestro, convertido en aparato legitimador de los abusos y atropellos del régimen. Punta de lanza de la persecución a los dirigentes opositores, sean jóvenes estudiantes como Nixon Moreno, dignas juristas como Gisela Parra, funcionarios honorables como Forero, Vivas y Simonovis, o soldados que son un auténtico orgullo de la Nación, como el General Francisco Usón.
No necesita la sociedad norteamericana de palabras grandilocuentes para encubrir las fechorías de los gobernantes – darle atributo de Poder Moral a la pandilla de los tres tristes tigres – o contraloría social a la esquina caliente. Allí un fiscal general procede. Acumula pruebas, las clasifica y ordena, las somete a los más rigurosos procedimientos y toma sus decisiones caiga quien caiga.
De manera que la Sra. Kirchner pierde su tiempo sacando las garras como una vulgar Iris Varela sureña. Que demuestre que ese maletín no iba a sus arcas candidaturales. Y más nada. Como Kirchner debiera aclarar la muy sólida sospecha de haber hecho su campaña con los mismos maletines que encumbraran a Rafael Correa, a Evo Morales, a Lula da Silva y a Daniel Ortega a sus respectivas presidencias. ¿O creen ustedes que la solidaridad que todavía muestran con el teniente coronel es de naturaleza ideológica?
El caso de Kaufmann, Durán, Maionica y asociados es apenas la punta del ovillo. Ya reposan en los archivos del FBI voluminosos expedientes con datos muy cuantiosos y delicados: cuentas bancarias, transferencias de fondos, suntuosas adquisiciones inmobiliarias, compras de conciencias y lobby con artistas, deportistas, comunicadores y políticos norteamericanos, tráfico de drogas, contrabando de armas y cuanto delito pueda cometer un régimen que confunde política con criminalidad.
La fiesta recién comienza. Los que aún no la deben debieran ir bajándose rápidamente del barco. Los espera la reconciliación y el afecto de un país ansioso de paz y reconciliación. Los que se queden, que preparen sus bártulos. Ratas angustiadas ya asoman sus cabecitas por las escotillas del averiado portaviones. Pretenden justificarse. Se ahogarán en el intento.
ATRAPADOS SIN SALIDA