Cris Toffolo, presidenta del programa de estudios «Justicia y Paz» de la universidad católica Saint-Thomas de Minneapolis/St. Paul, estaba orgullosísima de haber logrado invitar al arzobispo sudafricano y célebre militante antiapartheid Desmond Tutu a hablar ante sus estudiantes. Pero la dirección de dicha universidad estadounidense, temiendo una «controversia», decidió «consultar con la comunidad judía de la ciudad» –o sea, que descolgó el teléfono y consultó el asunto con… 2 personas: el encargado de prensa del Minnesota Jewish Community Relations Council y el rabino de la propia universidad. Como esas 2 personas declararon que, al criticar la política de Israel, monseñor Desmond Tutu había demostrado ser un antisemita, la dirección decidió prohibir la entrada del arzobispo anglicano sudafricano al recinto universitario.
Los miembros del claustro universitario oyeron con estupefacción las declaraciones del consejo de administración de su propia universidad al afirmar este que temían que la presencia de monseñor Desmond Tutu, Premio Nóbel de la Paz en 1984, «provocara la cólera de la comunidad judía local» y que resultaba por tanto imposible invitar a «un personaje tan controvertido» a venir a expresarse ante los estudiantes. Doug Hennes, vicepresidente de la universidad, justifica esa decisión: «Nos enteramos de ciertas cosas que él dijo y de que ciertas personas estiman que se trata de declaraciones antisemitas porque se oponen a la política israelí. Nosotros no lo acusamos de ser un antisemita. Pero él comparó al Estado de Israel con Hitler y nosotros estimamos que ese tipo de equivalencias morales son insultantes para ciertos miembros de la comunidad judía.»
Las organizaciones comunitarias locales –como el Jewish Community Relations Council y la Anti-Defamation League, pero también el movimiento de extrema derecha Zionist Organization of America– expresaron su regocijo por esta decisión.
Decisión que recibió, en cambio, la condena de gran parte de la izquierda judía estadounidense, comunidad que en el pasado desempeñó un importante papel en la lucha antiapartheid, tanto en Estados Unidos como en Sudáfrica, y que considera a monseñor Desmond Tutu como un héroe.
Marv Davidov, profesor adjunto del programa de estudios Justicia y Paz, considera que se trata de un verdadero escándalo: «Como judío tuve que enfrentar el verdadero antisemitismo durante mi infancia. Estoy anonado de que se pueda ensuciar a un hombre de la talla de Desmond Tutu calificándolo de antisemita y de que se le niegue el derecho de venir a hablar ante nuestros estudiantes.»
La unión de estudiantes progresistas judíos de Minneapolis publicó un comunicado en el que expresa claramente su cólera: «Estamos indignados ante las maniobras del lobby israelí tendientes a acallar mediante la difamación toda voz que se levante para criticar su política. Esa censura no sólo resulta nociva para Israel sino que perjudica también a todos los judíos de este país.»
Pero la cosa no para ahí. Cuando la dirección de la universidad supo que Cris Toffolo se había puesto en contacto con monseñor Desmond Tutu para ponerlo al tanto del asunto y prevenirlo sobre la campaña tendiente a denigrarlo que se estaba desarrollando en Minneapolis, el rector de la universidad le retiró inmediatamente su cargo de presidenta de departamento y la degradó a la categoría de simple profesora.