COMENTARIO REVISTA DE LA NOCHE
por Roberto Morejón
UN MENSAJE CRUCIAL Y LA CONFIANZA EN EL PORVENIR
Los cubanos asumieron con absoluta serenidad el mensaje, inédito, del
líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, en el que anunció que NO aspirará y aceptará el cargo de Presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe por razones de salud.El país trabajó en total normalidad acorde con la alta madurez política de los cubanos, demostrada desde el mismo momento en que el presidente anunció en una proclama su quebrantamiento de salud.
En aquella dramática oportunidad, 31 de julio de 2006, el líder revolucionario pidió a sus compatriotas que cumplieran con las misiones encomendadas, cada uno en su puesto, tal y como corresponde a ciudadanos ecuánimes, que NO se dejan
vencer por las adversidades.
Esa misma mayoría acaba de reafirmar en las urnas, en dos votaciones en pocos meses, su respaldo al rumbo socialista de la nación.
Pero es justo señalar que los cubanos sintieron una mezcla de sentimientos encontrados al leer el emotivo, trascendental y definitorio mensaje del dignatario de talla mundial.
Por un lado experimentaron la inevitable certeza, ligada a cierta impotencia, de que un percance de salud obligaba al estadista a NO seguir ocupando responsabilidades que requieren, como escribió, "movilidad y entrega total que NO estoy en condiciones físicas de ofrecer".
Quien siempre ha cumplido con el más sagrado de todos los deberes,
estar al servicio de la Patria contra viento y marea, decide, obligado
por las circunstancias de salud, pasar a otras funciones, la de combatir,
como dijo, "como un soldado de las ideas".
Por otro lado, su figura y proyección revolucionarias se identifican con la historia misma del país en los últimos 60 años, plagados de momentos cruciales, estremecedores, de peligro, y también de logros como proyecto de justicia social, capaz de ofrecer ayuda internacionalista a pueblos hermanos.
Pero Fidel Castro hizo gala de tanto realismo, objetividad e incluso de modestia - porque como él suele decir "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz- que los destinatarios del definitorio texto comprendieron los sólidos argumentos expuestos.
No se trata de negar la lógica pesadumbre que puede generar en los
cubanos una determinación como la que hacemos referencia, aun cuando se comprenda su lógica.
Mucho más cuando el giro de los acontecimientos NO fue descartado por muchos cubanos en un rango de posibilidades sobre el tapete.
El propio Fidel Castro preparó psicológicamente a sus compatriotas sobre su posterior decisión, en algunos de los textos que escribió profusamente en los últimos meses.
Ahora, el comentario más escuchado en muchas tertulias improvisadas subrayaba la confianza en el porvenir.
El propio presidente da fe de esa seguridad cuando escribe en su
mensaje acerca de los dirigentes de la vieja guardia y de la generación
ntermedia.
Ellos pueden, en vinculación armoniosa, conducir al país por los mares, algunas veces procelosos, de la construcción de una sociedad que busque perfeccionar la obra actual, a sólo 90 millas de un adversario que, como señala Fidel, es sumamente fuerte, aunque lo "hemos mantenido a raya durante medio siglo".
Una vez más, y como siempre, los cubanos interiorizan los argumentos de su líder histórico y sienten, junto con él, que el futuro está asegurado, eso sí, si todos y cada uno, abnegadamente, trabajan con más ahínco, perseverancia y eficiencia.
Para conquistarlo será valioso contar con el soldado de las ideas,
quien con sus reflexiones, y los sabios consejos y sugerencias a los
dirigentes menos avezados, sabrá aportar "un arma más del arsenal"
revolucionario.