El presidente Raúl Castro anunció el lunes para el segundo semestre del 2009 la realización del VI congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que no se efectúa desde 1997 y en el que deberá fijarse el rumbo de la revolución.
Castro, quien reemplaza a su hermano Fidel de 81 años de manera definitiva desde febrero, clausuró una reunión del pleno del Comité Central de la organización, la cual según la Constitución es el organismo rector de la sociedad comunista.
La sesión fue a puertas cerradas, pero la televisión estatal transmitió por la noche el discurso que leyó el mandatario durante unos 20 minutos.
"El buró político (del PCC) considera necesario realizar el VI congreso del partido... valoramos proponerlo a este pleno del Comité Central realizarlo en el segundo semestre del año próximo", dijo Castro ante sus correligionarios.
"Constituirá una magnífica oportunidad para meditar colectivamente sobre la experiencia acerca de estos años de revolución en el poder, y un momento importante para conformar con proyección de futuro la política del partido en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad", señaló el mandatario.
Raúl Castro es el segundo secretario de la poderosa organización y en términos formales Fidel Castro conserva el primer lugar, pero este último no ha sido visto en actos oficiales o partidarios desde que enfermó en julio del 2006.
"Si se ha trabajado fuerte en estos últimos meses habrá que hacerlo mucho más en los que están por delante", agregó Raúl Castro, quien reconoció que los comunistas deberán establecer el rumbo y la forma en que se alcanzarán las metas incluso para "cuando ya no estén las generaciones históricas".
En todo caso, la idea será "afianzar" la influencia del Partido Comunista. Y "seguir mejorando nuestro aún imperfecto pero justo sistema social", destacó.
Otro de los puntos abordados en su discurso fue la decisión de aceptar la propuesta de la institución política de conmutar la pena de muerte a un grupo de personas como un gesto de buena voluntad, aunque señaló que no significará la abolición de la condena vigente en el código penal de la isla.
No se indicó la cantidad de beneficiados con la medida, pero sí se especificó que se trata en su mayoría de sentenciados por delitos comunes de máxima gravedad.
Quedan pendientes tres casos, dijo Castro, quien sin dar nombres indicó que se trata de un salvadoreño y un guatemalteco acusados por terrorismo, así como un cubano que mató a una persona.
Entre ellos podrían estar los salvadoreños Ernesto Cruz León y Otto René Rodríguez Llerena, autores confesos de una serie de bombas en 1997 en centros turísticos de La Habana contratados por grupos violentos de Miami.
"Sólo puedo afirmar... que la decisión final del Consejo de Estado (para ellos) no estará en contradicción con la política expresada anteriormente", manifestó el gobernante, dando a entender que también se le conmutará la pena.
Cuba tiene una moratoria de hecho para las ejecuciones desde el 2000, aunque en el 2003 se interrumpió como medio para frenar una ola de intentos de secuestros de barcos y aeronaves, reconoció Castro.
"Se ha adoptado esta decisión no por presiones, sino como un acto soberano en consonancia con la conducta humanitaria y ética que caracteriza siempre a la revolución cubana, animada siempre por un espíritu de justicia pero no de venganza", expresó el mandatario.