Anastasio Somoza era “nuestro hijo de puta”, para Henry Kissinger. Tuvieron más: Trujillo, Stroessner, Pinochet, Noriega, Videla… El comunismo ha sido la obsesión americana desde que los soviéticos sólo se detuvieron en Berlín, después de la Segunda Guerra Mundial. Washington aprovechó un incidente menor en Vietnam para meterse en una guerra que les costó 55.000 hombres. Sostuvieron un Gobierno marioneta hasta que abandonaron el país en helicóptero desde la Embajada de EE.UU.. El comunismo chino, obtuvo los favores comerciales de Nixon y se han mantenido imperturbables desde entonces. Concluida la guerra de Vietnam, se inició una relación turística y comercial entre los americanos y los vietnamitas, pese al coste que estos soportaron con un millón de muertos.
China, Vietnam, Corea del Norte siguen siendo comunistas pero con los dos primeros, los presidentes estadounidenses se comportan amistosamente, hacen sus negocios y no se meten a cambiar el régimen. Con Corea del Norte, las conversaciones han ablandado las relaciones con EE.UU. y Corea del Sur. La pregunta es: ¿Por qué a Cuba no se le ha dado el mismo trato que a los tres países comunistas de Asia? ¿Es Cuba una amenaza para los Estados Unidos? ¿Se han intentado mejorar las relaciones, aunque la colonia cubano-americana sea decisiva en las elecciones de Florida? Quizá podría aguar el embargo, ello obligaría a Raúl a acelerar los cambios y mejorar las condiciones de vida del país. Como Vietnam o China.
Enrique Meneses