Aspectos generales
En 1981 los adolescentes agrupaban en Cuba al 23,9% del total de la población. En 1998, debido a la dinámica demográfica del país en el período, el porcentaje de adolescentes se redujo al 13,8%. Esta proporción es similar a la de Estados Unidos y Canadá, y difiere del resto de los países de la región, en los cuales representan alrededor de una quinta parte.
Algo más del 70% de la población adolescente reside en zonas urbanas, sin diferencias importantes entre sexos y edades. Las provincias con mayor población adolescente con residencia en zonas urbanas son Ciudad de La Habana, el municipio especial Isla de la Juventud y Cienfuegos. Las provincias con los valores mayores de población rural se encuentran en el territorio oriental, con la cifra más alta en Granma y los porcentajes más cercanos en Guantánamo, Las Tunas y Holguín.
La relación de masculinidad es de 1 051 y 1 040 hombres por cada 1 000 mujeres para los grupos de 10-14 y 15-19 años, respectivamente, con una tendencia descendente a medida que aumenta la edad.
La escolarización de los adolescentes es muy alta. Está regulada por decreto la obligación de obtener hasta el noveno grado y la asistencia a la escuela con ese fin. La educación es gratuita y el país cuenta con las instalaciones y los recursos humanos calificados necesarios para los diferentes niveles de enseñanza.
La edad media al primer matrimonio o unión según la Encuesta Nacional de Fecundidad realizada en 1987 por el Instituto de Investigaciones de Estadísticas, era de 18,4 años para las mujeres, lo que expresa un patrón de nupcialidad temprana. Según datos más recientes, este patrón se ha movido hacia edades menos jóvenes.
Actualmente, en el 23% de los matrimonios y en el 34% de los divorcios que acontecen en el país, está presente un adolescente. Ambas cifras se consideran elevadas, aunque se observa una tendencia a la reducción de la participación de este grupo poblacional en el total de los matrimonios y a la elevación en el de los divorcios.
Según datos de 1997, existe un predominio en los matrimonios de adolescentes residentes en áreas urbanas (88,4%) y del sexo femenino en una razón 4:1, se encontró además que la mitad de los hombres y una de cada tres mujeres tenían 19 años.
El inicio de las relaciones sexuales se ubica por debajo de los 18 años de edad según investigaciones y criterios de expertos.
Fecundidad
En el llamado proceso de transición demográfica (disminución de la fecundidad y la mortalidad) que tiene lugar en la región de América Latina y el Caribe, se constata que la fecundidad adolescente (nacidos vivos de madres menores de veinte años), desciende más lentamente que la fecundidad global. Este constituye para la región en su conjunto un problema importante, por su magnitud y trascendencia, aunque éstas varían en función de las diferencias que presentan los cuadros socioeconómicos y de salud en los diferentes países.
En Cuba, la tasa de fecundidad en las adolescentes se redujo de 86,3 por mil mujeres de la edad en 1980 a 53,9 en 1999. A mediados de la década del ochenta la tasa de fecundidad de este grupo se desplazó del segundo al tercer lugar, posición que mantiene actualmente.
Esta reducción de la fecundidad global y de la adolescente en Cuba, se considera como un producto del desarrollo integral del país y de las políticas estructuradas en relación con la salud reproductiva, que comprenden la anticoncepción y la educación sexual, las que, a pesar de no alcanzar todavía los resultados deseados, sí han producido un impacto.
El porcentaje de partos en las adolescentes cubanas se ha reducido de 29,7% en 1985 a 13,1% en 1998, para un descenso de algo más de un 1% anual. Las tasas de aborto en este grupo disminuyeron de algo más de 50 por 1 000 mujeres de 12-19 años en la década del ochenta, a 29,1 en 1998. Este proceder, que nunca se ha considerado en el país como un método de planificación familiar, se realiza en condiciones seguras, es decir, en instituciones de salud y por el personal más calificado. En cada caso, este proceder se acompaña de acciones educativas dirigidas a la adolescente, los padres y su pareja.
Alrededor del 90% de las embarazadas son primigestas y más del 90% se captan en la consulta médica durante el primer trimestre. El parto institucional alcanza el 99,9% del total y el número de controles prenatales que reciben es como promedio superior a diez, al considerarse de riesgo; asimismo reciben un servicio de salud diferenciado. Estos servicios disponen de un personal altamente calificado en todo el país.
Mortalidad
Los adolescentes constituyen uno de los grupos con más baja tasa de mortalidad en todas partes del mundo, cuando se les compara con la de la población general. En Cuba, esta tasa fue de 50,4 x 105 habitantes, del grupo de 10-19 años al concluir 1997, y de 47,7 x 105 en 1998. Las 766 y 730 defunciones ocurridas, respectivamente, en ambos años no alcanzan el uno por ciento del total de fallecidos en el país.
La tasa de mortalidad por todas las causas, aumenta con la edad, es más alta para el sexo masculino y se identifica al grupo de varones de 15-19 años como el de mayor riesgo para morir entre la población de 10-19 años.
Los accidentes resultan la primera causa de muerte en la serie de tiempo de mortalidad y presentan una tasa de 17,2 x 105 habitantes de 10-19 años en 1999, con una tendencia descendente. Los hombres son los más afectados, observándose en 1998, por ejemplo, que la razón de las tasas masculino/femenina fue de 2,9, hecho que puede atribuirse a la práctica de conductas más riesgosas, que asumen como propias del sexo masculino, según los patrones de los adultos. Los accidentes del transporte ocupan el primer lugar.
Los tumores malignos constituyen la segunda causa para este grupo, al igual que para toda la población cubana, con tasa de 6,7 x 105 habitantes de 10-19 años en 1999, seguidos por el suicidio y las lesiones autoinflingidas que muestran una tendencia descendente, su tasa es de 5,2 x 105 habitantes de 10-19 años en 1999.
Las anomalías congénitas y las enfermedades del corazón, con tasas de 2,5 y 1,8 x 105 habitantes de 10-19 años en 1999, ocupan el cuarto y quinto lugar respectivamente.
La mortalidad materna directa en las adolescentes ha mantenido niveles bajos en los últimos años, aportando en 1997 el 2,3% del total de las defunciones femeninas en este grupo de edad. La tasa de mortalidad materna de las adolescentes en 1987 fue de 1,1 y en 1998 de 0,3 x 100 000 nacidos vivos.
Morbilidad
En relación con la morbilidad, al igual que ocurre con el resto de la población, los episodios por infecciones respiratorias agudas, seguidos por las enfermedades diarreicas agudas, constituyen las primeras causas para el grupo de adolescentes, aunque con muy poca repercusión en la mortalidad.
La morbilidad por hepatitis debida al virus A en los grupos de 10-14 y 15-24 años, exhibe las tasas más altas de la población junto con el grupo de 5-9 años, mientras que en hepatitis por virus B la mayor frecuencia aparece entre las personas de 15-24 años.
El comportamiento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) en los adolescentes es similar al del resto de América y las entidades más frecuentes son las mismas notificadas en el ámbito internacional.
La participación de adolescentes y jóvenes en esta problemática se relaciona directamente con sus hábitos y conductas sexuales. La actividad sexual a estas edades se ha incrementado en Cuba durante las últimas décadas, tal y como ha ocurrido en otros países. Las tasas del grupo de 10-14 años evidencian que, al menos una parte de ellos, ha tenido una relación sexual y lo ha hecho sin el conocimiento y la protección adecuada.
Según el Sistema de Información Estadística de Enfermedades de Declaración Obligatoria, se ha producido un incremento de ciertas ITS, tales como: blenorragia, sífilis y condiloma acuminado. En el Programa de Prevención y Control de las Enfermedades de Transmisión Sexual se contemplan acciones de educación específicas para los adolescentes, que se ejecutan a nivel de la atención primaria de salud.
Los seropositivos al VIH y los enfermos de sida del grupo de 10-19 años, durante los últimos diez años, han oscilado entre 1,0% y 10,9% del total de casos cada año.
La tuberculosis no constituye un problema de salud en el país, a pesar de que en el transcurso de la última década se detectó un discreto incremento de su incidencia. Las tasas en el grupo de los adolescentes son bajas y se encuentran por debajo de la media nacional.
En el registro de los dispensarizados (pacientes identificados y que se mantienen en seguimiento) de la atención primaria de salud, la hipertensión arterial registra una prevalencia de 0,4 y de 29,6 x 1 000 habitantes para los grupos de 10-14 y 15-24 años respectivamente. Este indicador es de extraordinaria importancia si se considera que en el país las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte para todas las edades y las cerebrovasculares la tercera.
El asma bronquial es una enfermedad frecuente entre la población cubana y que también figura entre las diez principales causas de muerte. La prevalencia más alta se notifica en el grupo de 10-14 años, mientras que las tasas de diabetes mellitus son de 0,7 y 3,2 x 1 000 habitantes para los grupos de 10-14 y 15-24 años, respectivamente, sólo son más bajas entre los menores de 10 años.
La incidencia de cáncer en todas las localizaciones en el año 1995 alcanzó en el grupo de 10-14 años una tasa de 9,7 x 100 000 habitantes, mientras que en el grupo de 15-19 años, para el sexo femenino la tasa fue de 11,8 y para el masculino de 12,4.
Las leucemias, tumores del encéfalo y linfomas son las primeras localizaciones de cáncer en el grupo de 10-14 años. En los hombres de 15-19 años las más frecuentes son las de los ganglios linfáticos y el sistema hematopoyético, en tanto para el sexo femenino es el sistema hematopoyético y los ovarios.
En relación con la conducta suicida, en concordancia con el comportamiento internacional, el número de intentos suicidas es marcadamente más alto que el suicidio. En el año 1999 la relación es de 198,0 intentos entre las féminas de 10-14 años por cada defunción de esta causa y disminuye a 41,0 entre los varones. Esta relación es menor en el grupo de 15-24 años, con 52,1 para las mujeres y 8,0 para los hombres.
Las acciones dirigidas a los adolescentes se han fortalecido en este período. Se aprobó y está en fase de implementación en todo el país la extensión de la atención a los adolescentes hasta los 17 años 11 meses y 29 días en los hospitales pediátricos. La ejecución de esta modificación se concibió por etapas y comprende en la primera a todos aquellos adolescentes con enfermedades crónicas que arriben a los 15 años, el requisito para su cumplimiento es que el adolescente y sus padres estén de acuerdo. Se ha considerado esta condición, en atención a la variabilidad individual tan grande que se observa en la adolescencia. Esto puede determinar que aquellos que maduran precozmente, por ejemplo, prefieran recibir atención en los hospitales clínico-quirúrgicos al cumplir los quince años.
Por otra parte, en casi todas las provincias se ofrece atención diferenciada a los adolescentes de 10 a 14 años en los hospitales pediátricos, entendiendo como tal, que las consultas para éstos se realizan en días de la semana y locales donde sólo concurre este grupo de edad, y siempre por el mismo personal en las diferentes especialidades, dicho personal debe haber expresado previamente su motivación para hacerlo. Inicialmente las actividades han estado centradas en la capacitación del personal, a cuyos efectos y como parte del programa cooperativo con UNICEF, se elaboró y publicó el Manual de prácticas clínicas para la atención integral a la salud del adolescente.
Al mismo tiempo se ha continuado la creación y perfeccionamiento de los Centros de Referencia y Capacitación para la atención integral a adolescentes en diferentes provincias, actividades que han contado con el apoyo de UNICEF y de OPS/OMS.
Se han realizado también actividades con la participación de adolescentes para obtener información sobre sus conocimientos acerca de temas importantes para su desarrollo como: autoestima, relaciones con los padres, relaciones de pareja, aspiraciones para su vida adulta y otros. Entre estas actividades puede señalarse un concurso auspiciado por la oficina de la UNICEF en el país, que permitió acceder a información importante ofrecida por los adolescentes que participaron desde sus lugares de residencia en las diferentes provincias del país.
En la atención primaria de salud se plantea trabajar en función de estructurar un movimiento que contribuya a mejorar la calidad de la atención a la salud del adolescente, especialmente dirigido a la identificación y modificación de factores y conductas de riesgo, que constituyen los problemas fundamentales para este grupo poblacional. Se pretende trabajar en el desarrollo de Servicios Amigos de Adolescentes en todos los niveles de atención.