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General: Hitler sí era zurdo, rojos palurdos.
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Réponse  Message 1 de 38 de ce thème 
De: EnanazuI  (message original) Envoyé: 17/06/2008 18:24
¿Que no lo quereis ver? Tampoco yo queria haber sido tortillera.
Tanto el nacional-socialismo como el fascismo italiano fueron derivaciones del socialismo, incorporando elementos nacionalistas y eliminado su internacionalismo. El nazismo/fascismo son la cima de una larga evolución ideologica. El origen del nazismo está en las corrientes socialistas que surgen en la Alemania a mediados del s.XIX donde se desarrollan y consolidan las ideas socialistas. El triunfo intelectual de las corrientes socialistas, de la mano de intelectuales como Sombart, Sorel, Plenge, Lensch y Moeller van der Bruck, fue el origen del nazismo, al que se le añadió el nacionalismo bismarckiano y su militarismo, y el antiguo antisemitismo, siempre presente en la historia europea.
Nazismo, fascismo y socialismo compartían su rechazo a la democracia parlamentaria, a la democracia de partidos, la instauracion del partido único, el gusto por politicas de planificacion economica y socializantes, la preeminencia del Estado frente al individuo, el control de todo por el Estado corporativo, su anti-liberalismo, la eliminacion de todos los partidos politicos que no fuesen el partido único, el aparato represivo y la propaganda, el colectivismo y la supremacia del colectivo frente al individuo, la anulacion de la libertad de prensa (censura, control de medios, eliminacion de periodicos, etc), el aparato represivo y la propaganda, la creencia de estar en posesion de la verdad absoluta, y la captacion de masas mediante un falso programa socializante que traería la igualdad y el bienestar...
Todos los ideologos del nazismo fueron socialistas: Sombart, Sorel, Plenge, Lensch y Moeller van der Bruck. Uno de los más prestigiosos seguidores de Marx pasó a ser el más influyente pensador del nazismo. Fue Werner Sombart, seguidor de Marx y el marxismo, en sus primeros tiempos, pero que terminó redactando el programa económico del Tercer Reich.
El partido de Hitler fue una desviacion del socialismo. Hitler toma dirección de la propaganda del partido Obrero. Enunció los 28 puntos del programa que, a la larga, fueron el programa nazi. El 1 de abril de 1920 se convirtió en Partido Nacional Socialista de Obreros Alemanes.
Mussolini, el fundador del Partido Nacional Fascista italiano, inició su carrera política en las filas del Partido Socialista. En 1912, como director del principal periódico socialista italiano, Avanti!, se oponía tanto al capitalismo y al liberalismo.
Goebbels en “Kampf um Berlin”, confiesa: “El movimiento nacional-socialista tiene un solo maestro: el marxismo”.
Curiosamente Hitler se consideraba “el auténtico realizador de marxismo”. Mussolini, afirmó que “Marx es mi padre espiritual”.¿queréeis más? Lo tendréis...
 
 


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Réponse  Message 2 de 38 de ce thème 
De: EnanazuI Envoyé: 17/06/2008 19:05
"En el marxismo, que de todas las doctrinas socialistas, es el sistema más orgánico, todo puede ser objeto de controversia, pero nada ha dejado de tener vigencia.» Benito Mussolini, 22/11/1923. 

«En realidad, si Sorel se niega a abandonar esos famosos «dogmas» del pensamiento marxista, que la gran mayoría de los socialistas europeos considera que han perdido su valor científico –a causa el giro sufrido por la evolución del capitalismo–, es debido a que ha comprendido que no existe ninguna relación entre la verdad de una doctrina y su valor operativo en tanto que instrumento de combate.» Zeev Sternhell (pág. 82)

Sebastián Haffner, Anotaciones sobre Hitler La diferencia entre derecha e izquierda es que los políticos de la primera clase son pragmáticos, y los de la segunda, ideológicos. Como la historia no sigue un curso determinado, los que se guían por ideologías, casi siempre fracasan.

Hitler no fue de derechas ni defensor del capitalismo. Al ver perdida la guerra intentó, incluso, la completa destrucción de Alemania.

La oposición fundamental no es izquierda/derecha ni capitalismo/socialismo, sino democracia/totalitarismo. El objetivo final de los totalitarismos es la aniquilación de la humanidad. Hacer «aceptable» esta aniquilación es la función de las ideologías (cuya adopción implica falta de ideas, el «pensamiento cero»).

En el capítulo inicial, «Vida» dice (pág. 12) que «En sus años errantes leyó profusamente pero –según él mismo confesó– sólo retenía de sus lecturas lo que al fin y al cabo ya creía saber». Casi todos los seres humanos percibimos muy poco más de lo que concuerda con nuestras creencias previas, que siempre tienen mucho de religión.

En cuanto a sus «Logros» (pág. 35): «Gobernar, se decía, es una cosa muy distinta a pronunciar discursos» (pág. 36): «(...) ese hombre resultó ser, tras 1933, un hacedor sobremanera enérgico, ingenioso y eficiente.» Hitler organizó al NSDAP como una organización mucho más eficiente que los demás partidos y lo mismo puede decirse de los SA, que «hacía parecer a todas las demás organizaciones políticas de choque (...) inoperantes tertulias pequeñoburguesas.» Pero su mayor logro fue acabar con el paro (6 millones de personas) en sólo tres años (pág. 39):

«Y casi tan importante como eso era que la desazón y la desesperanza habían cedido el terreno al optimismo y la autoconfianza. (...) La grata admiración con que los alemanes reaccionaron ante ese milagro desborda lo imaginable, y, después de 1933, los obreros desertaron en desbandada de las filas del SPD y del KPD para pasarse al bando de Hitler.». Otros logros importantes fueron la reorganización de la Wehrmacht y sus implicaciones políticas. Y como consecuencia de todo ello, el apoyo de «seguramente más del noventa por ciento de los alemanes.» (pág. 47)

Hitler logró la plena ocupación mediante el gasto público, no sólo en armamentismo, sino en carreteras, puentes y otras construcciones civiles. Galbraith (pág. 223) lo mencionó como un keynesiano anterior a Keynes. Y Haffner en pág. 40:

«(...) tenía bastante instinto político-económico para captar (...) que la expansión económica era, en esas circunstancias, más importante que la estabilidad presupuestaria y monetaria (...)» «(...) hacía de Alemania una isla del bienestar, requería el aislamiento de la economía alemana frente al mundo exterior; y como su financiación tenía, inevitablemente, efectos inflacionistas, requería salarios y precios decretados desde arriba.»

Todo esto es cierto (salvo la ingenuidad de creer que el control de precios evita la inflación: produce escasez y mercado negro), pero requiere un comentario. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó devastada. Ehrard logró el «milagro alemán» aplicando una política liberal, mejorando la productividad y fomentando el comercio internacional. Pero Hitler «requería el aislamiento» porque el déficit devaluaba al marco frente a otras monedas.

Lo mismo hace Fidel Castro en vuestra Cuba, tontuelos!!

Su plan era obtener las materias primas y productos que Alemania necesitaba, no del mercado mundial, sino mediante la rapiña. Por eso no se preocupó por el déficit presupuestario durante el período de preparación de la guerra (1933-1938). Trató de paliarlo entre tanto, saqueando a los judíos (v. gr., Wittgenstein tuvo que pagar una gran suma para que permitieran emigrar a su hermana, y la colectividad judía mundial pagó un gran rescate para que Freud, en 1938, fuera autorizado a viajar a Londres).

¡¡Lo mismo que Fidel hace con los cubanos que quieren irse o venir, imbéciles !!

El «keynesianismo» de Hitler hubiera sido imposible en un país normal. Keynes recomendaba el equilibrio presupuestario (o con superávit, de ser posible) en períodos de crecimiento, y una política más laxa al vislumbrarse una recesión (con la perspectiva de compensar el déficit en el siguiente período). El único caso en el que es razonable el endeudamiento, es el de inversiones productivas –capitalización– cuya rentabilidad sea superior a los intereses a pagar. ¡Y punto!

Los nazis defendían la abolición de los privilegios estamentales y barreras de clase (pág. 50) y aunque «no todo en éste proceso era positivo (...) no puede negarse que era «progresista» en el sentido en que se avanzaba en el igualitarismo.»

Cita a Hitler  diciendo a Rauschning que "no hace falta socializar los bancos y las fábricas" (y que coincide con su respuesta a una pregunta de Strasser, según (2: 300): «¿Qué sentido tiene eso si ya he impuesto firmemente a las personas una disciplina de la que no pueden librarse?...Nosotros socializamos a las personas.» Se trata del lado socialista del nacionalsocialismo de Hitler (...)».

«(...) Curiosamente, ninguno de los países socialistas se quedó en la socialización de los medios de producción, sino que todos también pusieron gran empeño en «socializar las personas», esto es, en organizarlas colectivamente, de la cuna a la sepultura, a ser posible, en forzarlos a llevar una «vida socialista» y en «imponerles firmemente una disciplina». Es absolutamente lícito preguntarse si esto no es, pese a Marx, el lado más importante del socialismo. (En pág. 53 hace un listado impresionante que evidencia la similitud de la regimentación de la vida cotidiana de los ciudadanos en Alemania nazi, en la RDA... y en la URSS).

Dice en pág. 54 que «Hitler era, sin duda alguna, un socialista –incluso un socialista muy productivo– en el sentido de que forzó a la gente a una felicidad colectiva.»

Johnson (págs. 300 y 417) coincide en la calificación de socialistas a Hitler y a Goebbels. En cuanto a la felicidad colectiva, Isaiah Berlin (4: 150) cita a Kant: «Nadie puede obligarme a ser feliz a su manera» y agrega: «Esto es así porque es tratar a los hombres como si no fuesen libres, sino material humano para que yo, benevolente reformador, los moldee con arreglo a los fines que yo he adoptado libremente, y no con arreglo a los suyos.»

La única oposición que pudo preocuparle fue la de la derecha (pág. 77): «Desde su perspectiva, Hitler era de izquierdas.»

«(...) Naturalmente, no era un demócrata, pero sí un populista, un hombre que basaba su poder en la masa y no en las elites; en cierto modo, un tribuno popular que consiguió el poder absoluto.» Según Johnson (2: 141) Hitler, igual que Lenin, despreciaba la democracia. Pero mientras este insistía en que una elite o un solo individuo representaban la voluntad del proletariado, Hitler no se oponía a la democracia y creía en la democracia participativa «e incluso la practicó durante algún tiempo.» Y (pág. 142) «Nunca fue, en ningún aspecto, un político burgués o conservador, ni un exponente o defensor del capitalismo.» «Si el leninismo (pág. 285) engendró al fascismo de Mussolini, el stalinismo posibilitó el Leviatán nazi.»

En el capítulo de «Errores», Haffner dice (pág. 95) que la mayoría de los políticos actúa en forma puramente pragmática, «y curiosamente cuanto más a la derecha están, mayor es esta tendencia (...). Se trata de una actitud con la que a menudo tienen más éxito que aquellos que persiguen metas lejanas...»

«El otro tipo de político, aquel que intenta llevar a la práctica una teoría y, sirviendo a su Estado o a su partido, quiere servir también a la providencia, a la historia o al progreso, suele actuar desde la izquierda y acostumbran a tener menos éxito.»

Dice, sin embargo, que algunos lo tuvieron, entre ellos Lenin y Mao. Pero en esto yerra, pues las hambrunas y masacres fueron históricas. Johnson (2: 65) ubica a Lenin precisamente en la primera categoría: «En el fondo, Lenin no era un determinista, sino un voluntarista.(...) Lo que convierte a Lenin en un gran actor de la escena de la historia no fue su comprensión de los procesos históricos, sino la rapidez y la energía con que aprovechó las oportunidades imprevistas que ella ofrecía. En resumen, fue lo que según sus acusaciones eran sus antagonistas: un oportunista...» Y en pág. 350: «A semejanza de Lenin Hitler era  un oportunista soberbio, siempre dispuesto a aprovechar las ocasiones y a modificar en concordancia su teoría.»

(Tal vez no esté de más recordar que 13 años después de que Haffner escribiera este libro, la URSS volvió al capitalismo y China hizo lo mismo, pero llamándolo socialismo; de modo que tanto Hitler como Lenin y Mao tuvieron éxitos atribuibles a su oportunismo y fracasos debidos a su ideologismo).

Si algún sentido político tienen las palabras «izquierda» y «derecha», probablemente sea el que indica Haffner: la actuación «ideológica» vs. la pragmática. Y considera (pág. 96) que no se puede encasillar a Hitler en la derecha, debido precisamente a que sus motivaciones fueron ideológicas. El programa de Hitler fracasó porque su concepción del mundo no era correcta. Pero en pág. 108 dice: «Con éste [el marxismo], el hitlerismo comparte al menos una cosa: la pretensión de explicar toda la historia universal desde un solo punto de partida: «La historia de todas las sociedades existentes hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases», dice el Manifiesto Comunista; y de forma análoga Hitler dice: «Todo acontecer histórico-universal sólo es la manifestación del instinto de conservación de las razas.» Tales frases poseen un gran poder de sugestión. Quien las lee tiene la sensación de que, de repente, se le está encendiendo una luz lo embrollado se torna sencillo, lo complicado, simple.»

De modo que la concepción del mundo –si se entiende como una comprensión de su dinámica, que permita prever el futuro– era equivocada y no podía ser de otro modo, porque la historia no está predeterminada ni tiene sentido alguno; por eso los políticos pragmáticos, cuando son talentosos, tienen más éxito que los «ideológicos».

Dice (pág. 113) y a mi juicio de esta humildae duquesa con razón, que mientras en otros campos Hitler era absolutamente moderno, con su teoría del espacio vital «estaba anclado por completo en la era preindustrial.» Porque en la era industrial el espacio vital no tiene mayor importancia, como muestran Japón y Suiza. Pero, claro, intensificar el comercio no entraba en sus planes.

Las actitudes de Hitler parecen totalmente irracionales. Vencida Francia, podría (pág. 139) haber unificado Europa y hacer más llevadera la supremacía de Alemania. Rusia era (pág. 143) «un suministrador leal e imprescindible de víveres y materias primas, necesarias para romper el bloqueo. Pero Hitler pensó que una Rusia conquistada sería un suministrador todavía más fiable (...).»

Hitler no aprovechó su victoria sobre Francia, atacó innecesariamente a la URSS, a la que era imposible derrotar (sin siquiera equipo adecuado para los soldados ni suficiente cantidad de gasolina). En lugar de intentar ganarse a la población –los ucranianos recibieron a los alemanes como libertadores– los maltrató de tal manera que los empujó a cerrar filas en torno a un –entonces– tambaleante Stalin. Por eso agrega Haffner (pág. 156): «Pero su afán asesino era más fuerte que su ciertamente no escasa habilidad para el cálculo político.»

El Jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht escribió en su diario el 6-11-1941 (pág. 146): «Cuando sobrevino la catástrofe del invierno 1941-1942, el Führer comprendió... que ya no se podía obtener la victoria.» El 11 del mismo mes, Hitler declaró la guerra a los Estados Unidos». Al parecer, al saberlo, se dedicó al objetivo que más le interesaba, aniquilar a los judíos- sin importarle perjudicar al esfuerzo bélico (por perder mano de obra esclava y dedicar los escasos trenes y camiones al transporte de judíos, impidiendo su uso militar).

Tal vez cueste aceptar que a Hitler le importaba más la destrucción de los judíos que la victoria militar y que su propia vida. Con respecto a los judíos, lo dice también Goldhagen (7: 524). Pero Haffner va más lejos y escribe que Hitler, que destruyó de entrada al Estado alemán (pág. 109) «sustituyéndolo por un caos de estados dentro del Estado», cuando vio cerca la derrota se propuso (pág. 184) el genocidio de toda la población alemana y así «se convirtió premeditadamente en un traidor a Alemania». Con lo cual explica la famosa ofensiva de las Ardenas, en la fase final de la guerra, cuando no podía tener ningún objetivo militar y sustrajo divisiones al frente oriental (pág. 194). Los alemanes esperaban contener a los rusos y facilitar la entrada de los angloamericanos: la ofensiva sirvió para frustrar ese objetivo. En las últimas semanas la población se vio sometida a un fuego cruzado; por un lado la aviación y artillería enemiga, y por otro, los ataques de fanáticos del partido y la SS. «La aniquilación de Alemania fue la última de las metas que se fijó Hitler. No llegó a consumarla del todo, como tampoco lo logró con los demás objetivos de aniquilación.» (pág. 204).

Comparemos esto, que puede parecer increíble, con lo escrito por Hannah Arendt en 1951 (1: 518): «(...) los nazis, previendo la conclusión del exterminio de los judíos, habían dado ya los pasos preliminares para la liquidación del pueblo polaco, mientras que Hitler proyectaba incluso diezmar a ciertas categorías de alemanes; los bolcheviques, habiendo empezado con los descendientes de las antiguas clases dominantes, dirigieron todo su terror contra los kulaks (en los primeros años de la década de los años 30), que a su vez fueron sucedidos por los rusos de origen polaco (entre 1936 y 1938), por los tártaros y los alemanes del Volga durante la guerra, por los antiguos prisioneros de guerra y las unidades de las fuerzas de ocupación del Ejército Rojo después de la guerra y por la judería rusa tras el establecimiento de un estado judío.»


Réponse  Message 3 de 38 de ce thème 
De: EnanazuI Envoyé: 17/06/2008 19:42
A tantos años del engaño, seguís en él...Cuando veis a Hitler podeis ver el horror de como os veis desde fuera...No fueron los campos de extreminios, cosa que como no sois judíos no os importa, fueron la dictadura total y el estado policial total, y aun es, lo que os hace igual a Hitler. La igual es completa si añadimos los campos de exterminio de Stalin,pero eso amigos palurdos, es mucho sufrir ya para vosotros...
 
¡Y mucho cuidado cómo os dirigís a mí,que aún hay clases!
 

Réponse  Message 4 de 38 de ce thème 
De: elsantaneco Envoyé: 17/06/2008 20:19

Grave error, Enena, Hitler no era de izquierda ni fue jamás de izquierda.

Esta idea solo puede caber en la mentalidad tercer mundista y en las cabezas poco pensantes de los latinoamericanos.

Te voy a contestar lo más relevante:

Sobre Marx, las teorías marxistas en su fondo económico han sido también aplicadas en las economías modernas de los países ricos. Países que por cierto son capitalistas.

NO obstante, dentro del programa de Hitler no hubo mucho o nada de marxismo. ¿Porque? Porque Hitler consideraba tanto a Marx como sus teorías parte de la mentalidad de gente débil y de raza inferior. Hitler sabia que Marx era de origen judío; y por ende todo los proveniente de las ideas judías para Hitler era inservible, irrelevante.


Réponse  Message 5 de 38 de ce thème 
De: elsantaneco Envoyé: 17/06/2008 20:56

El Estado, Enana, si usted lee la historia del Estado, sabrá que éste no fue creado por la izquierda sino por la misma sociedad esclavista y feudal. El Estado se puede decir, es creación de la derecha y NO de la izquierda.

Y partiendo de este punto, vemos que por esto dentro del capitalismo hay dos grandes corrientes políticas ( que nadie se confunda, no estoy hablando de partidos, sino de “corrientes): una es la corriente liberal, muy fuerte en estos tiempos, y la otra es la corriente conservadora, fuerte en los países ricos, pero con menos influencia.

El Conservadurismo, corriente a la cual perteneció Hitler, creen en un Estado fuerte, y de hecho nada menos que David Ricardo, fue considera el padre o creador del socialismo pequeño burgués. Pero el gran creador del conservadorismo fue el gran filosofo y economista Ingles señor John Steuart. Para este Economista el Estado debería de ser fuerte, sobre todo en su defensa.

Y Hiltler igual que los EEUU logro formar unos de los ejércitos más poderosos de mundo. Y naturalmente este ejercito necesitaba de un Estado fuerte que los respaldara y mantuviera. Pero Hitler también mantuvo intacta y hasta financio las grandes empresas privadas alemanas como la Merceden Benz , por ejemplo.

La creación del motor BMW fue una gran aportación de Estado, con las empresas privados y el WV era prácticamente estatal a razón que construía la maquinaria de guerra de la Alemania Nazi. Pero en todo esto la empresa privada fue siempre piedra fundamental de la económica de Hitler.

Así, Hitler fue un extremista derechista y jamás un humanista de izquierda .


Réponse  Message 6 de 38 de ce thème 
De: matilda Envoyé: 17/06/2008 21:32
       El análisis que este señor Haffner hace, es interesante respecto del nazismo ,en cuanto a contemporáneo del mismo, claro no podemos pretender otra cosa de un burgués conservador que critica al fenómeno nazi desde la estática "democracia" alemana.
Hasta ahí, la responsabilidad de haffner.
Hay una cuestión que no pasa desapercibida y es que las mentes obnubiladas de la frenética derecha foril,pretende disecar un fenómeno sin contextualizarlo, llevando a la puerilización mas bestial (de bestia bruta)una situación fenomenológica que al parecer ignoran,--ellos mismos expresan en conductas--como ésta misma muestra patológica de debatir sin argumentos y recurriendo a la tergiversación burda y obsoleta de la realidad.
 
Mas allá de las consideraciones conceptuales, sobre Estado , razón intelectual y demás ,que ya expuse por aquí, no olvidemos que el nazismo no surge de la nada; hay en él todo un sustrato ideológico muy alemán: nacionalismo, militarismo, pangermanismo, autoritarismo…; y es que la tradición política alemana no es que hubiese sido muy demo-liberal. En ése sentido el nazismo era una auténtica revolución política muy novedosa que alteraba cualquier concepción política liberal o democrática.
Por cierto no se nos debe escapar que encajaba muy bien en un momento de crisis tan acusado: la apelación tan fuertemente irracional al Pueblo-Nación, la condición racial como documento de identidad de una supuesta ciudadanía, el nacionalismo visceral más radical, el rechazo del juego político parlamentario, la imagen ideal del caudillo que dirige y rige todos los destinos del pueblo, el recurso a los orígenes míticos de la Historia alemana, el revisionismo histórico, el victimismo nacional, todo esto apelando a lo más irracional e instintivo tanto en el discurso como en la política.
Pero éste fenómeno es alemán, este momento histórico lo es, es y constituye un verdadero absurdo equiparar el nazismo a  cualquier otro fenómeno y mucho menos de izquierda.
Está bueno el discursete, pero no pasa de ello, de discursete, no resiste la mínima confrontación con la lógica y escapa a la dialéctica, por supuesto sin visos de realidad.

matilda



Réponse  Message 7 de 38 de ce thème 
De: matilda Envoyé: 17/06/2008 22:09

Grave error, Enena, Hitler no era de izquierda ni fue jamás de izquierda.

Esta idea solo puede caber en la mentalidad tercer mundista y en las cabezas poco pensantes de los latinoamericanos.

Vos estás hablando de tu propia mentalidad? o ya superaste ésa etapa?

Digo porque yo soy latinoamericana y me considero tercermundista a mucha honra.

Debe ser que por acá las prioridades son acuciantes que no nos dejan perder el "tercermundismo" o que, queremos a pesar de todo ,mantener los pies en la tierra.

Además me parece que Enana es española, por lo tanto tu idea sobre nosotros ,los latinoamericanos tercermundistas, no la afectan.

En fin que de teorías eurocentristas y tonterías....seamos serios o perderemos nuestra credibilidad.

matilda


Réponse  Message 8 de 38 de ce thème 
De: 6522carmen Envoyé: 17/06/2008 22:46
Matilda, el nazismo como el fascismo son respuestas ideológicas del gran capital ante el "peligro" del avance de la izquierda, sobre todo cuando ellos perciben un peligro para el sistema capitalista. Es un mecanismo archirrepetido en la historia contemporánea: el sistema captitalismo percibe peligro en la "democracia liberal" o democracia burguesa, porque esa democracia ya no les garantiza que su muy ensanchado bolsillo no vaya a menguar en beneficio de los que lo tienen muy estrecho o ya ni tienen bolsillo, y dan el golpe de Estado.
 
Lo que hacen estos que dices tú de la derecha foril diciendo todas esas gilipolleces o boludeces no es más que abrir la boca para demostrar lo "eruditos" que son y lo poco que saben usar el cerebro como no sea para tergiversar y para llevar a cabo sus marrullerías, en las que algunos son incluso expertos. Actúan y hablan al margen de la ética, simplemente porque les gusta decir lo que dicen.


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