Con la finura, elegancia, buen gusto y distinción que me caracteriza (lo siento, no considero esta frase apegada a la realidad), aquí tu amigocha Maricela (o sea yo), me he dado a la tarea, caro lector, de darte a conocer algunos tips sobre Urbanidad y buenas maneras (algunos tips, son retomados del libro “Urbanidad y Buenas Maneras” de Orlando Geler).
No se sientan mal si no saben quién es Orlando Geler, aún Dios en su omnipotencia ha de batallar para reconocerlo.
Esto para que sigas siendo una finísima persona o para que ultimadamente, salgas de la guarréz en que te encuentras.
1. PRESENTACIONES INCORRECTAS.
Cuando nos veamos en la necesidad de presentar a dos personas, nunca debemos hacerlo con sus respectivos nombres de pila.
Ejemplo: -”Mamerto, te presento a Margarita”- esto, constituye una presentación incorrecta, y –”Mamer, te presento a Margot”- es peor! Ni hablar de andar presentando a la gente con sus apodos.
Por ejemplo: -”Fifirafas, te presento a la Changa Plana”- que es esoo?? Eso es de muy mal gusto. Lo correcto es presentar a los interfectos con su nombre de pila y apellido. Ejemplo: -”Mamerto Borrego, te presento a Margarita Campoflorido”- Es correcto, sencillo y sin mal entendidos. (Es fácil comprender porque esta gente está amargada, nadamas con ver los nombres de los amigos que se cargan…)
2. DE COMO LLAMAR A UNA PERSONA.
Si nos encontramos en una reunión donde nuestros amigos están dispersos por las cuatro esquinas del salón, jamás, bajo ninguna circunstancia, debemos llamar a nuestros conocidos a gritos como si estuviéramos en el mercado; mucho menos con chiflidos de obrero en construcción! Ya que denotaríamos un comportamiento “naco”.
Tampoco es correcto apuntar o señalar con el dedo a la persona de quien estamos hablando, lo más aconsejable es encaminarnos hacia donde se encuentre la persona con quien necesitamos hablar y discretamente susurrarle al oído: -”Imbécil!, te estoy hablando desde hace horas!”- (Eso, en el remoto caso de que conozcas a alguien en la fiesta…)
3. BUENAS MANERAS EN LA MESA.
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Cuando uno se sienta a la mesa, lo primero que debe hacer es colocarse la servilleta sobre el regazo. Es de pésimo gusto utilizarla a manera de babero, como Capulina .(Lo siento, pero capulina está “out”)
La postura que debemos adoptar al sentarnos debe ser relajada, pero nunca jorobada, mucho menos debemos sentarnos “con la rabadilla” o mecernos en las patas traseras de nuestra silla. Una regla importante es la de llevar la comida a la boca sin necesidad de mostrarnos como si fuéramos perros indigentes. Jamás hay que hablar con la boca llena mientras salpicamos a los presentes. (Si acaso, debemos salpicar a los presentes, tragar el bocado y después hablar).
Todos los comensales son responsables de mantener una conversación agradable, así que hay que evitar a toda costa hablar durante la comida de temas como política, enfermedades o accidentes aparatosos.
Ejemplo: -”Vieron ayer en “Primer Impacto” la señora a la que le descubrieron un tumor en la espalda y que al abrirlo se dieron cuenta de que tenía dientes y un ojo??” (Sobra decir que con esta conversación le arruinaremos el apetito a los demás y quedaremos como imbéciles ante la mirada reprobatoria de la anfitriona)
4. CORTESIA HACIA LOS PEATONES.
La cortesía hacia los peatones, es virtualmente desconocida. El sujeto que maneja un automóvil adquiere cierta ventaja sobre el que va a pie por ser pobre y no poder comprar un auto. (Creo que lo que se quiere decir es “…por ser una pobre alma inocente, alejada de los vicios urbanos” ¿no?)
Cuando avistemos a un peatón en su intento por cruzar al otro lado de la calle, debemos bajar la velocidad para darle oportunidad de salvar su vida. Es de pésima educación acelerar, mientras el infelíz sujeto pega un brinco haciendo el ridículo para no ser atropellado.
Es de fundamental cortesía, evitar salpicar a los transeúntes mientras esperan el camión o de asustarlos con la bocina cuando la luz cambia y todavía se encuentran en mitad de la calle. Jamás debemos de gritarles palabras de carretonero como: -”Muévete pen…!”- (¿pen? no sé que sea, sugiero poner: “pendejo”) ni echarles el carro encima.
5. LAS BUENAS MANERAS EN EL TEATRO, LA OPERA Y LOS CONCIERTOS.
Como la mayoría de nosotros siempre vamos a la ópera (ajaaa), no hay nada más desagradable que los impuntuales que llegan con la función ya comenzada. Las conversaciones aunque sean en un susurro, deben cesar en cuanto se alza el telón del teatro, o en el caso de la ópera en cuanto el director de la orquesta llega al podio.
La tos y el aclararse la garganta, deben reprimirse a un mínimo. Si alguien tiene un ataque de tos con flemas, lo que puede hacer es abandonar la sala para evitar los gestos de asco de los demás o en el mejor de los casos, pegarse un tiro para no molestar. En la ópera, solamente debemos aplaudir al finalizar cada acto, nada de andar echando porras ni gritarle al cantante: -”Mucho Pavarotti! Tú eres mi gallo!”- (Mucho menos gritar ¡Arriba Juárez!).
Cuando alguien hace mucho ruido en el cine, es perfectamente permisible pedirle con gentileza que se calle.
Ejemplo: -”Disculpe, estimado caballero, me haría usted el favor de callarse el hocico?” -(¡No permitiré estas palabras en un blog decente!) Esto es mejor que un destemplado “shhh” como si anduviéramos arreando gallinas golonas.
Ni hablar de lo guarro que es sacar el rayo láser de llavero, para posicionarlo sobre las partes nobles de los actores en escena; y del mal gusto de andar aventando palomitas y de gritar –”cacarooo!”- cuando se quema la cinta exhibida. Esto solo deja entrever, lo más detestable de la hediondez que radica en lo más profundo de nuestra alma nefasta. (Sé que en alguna parte de la última frase, debe haber algo que censurar. Sólo saco mi diccionario para ver que quiere decir)
Bueno, querido lector, espero que estos primeros cinco puntos te sean de provecho.
Que tenga usted un excelente día y hágame el favor de seguir siendo una finísima persona. (Amén)