Santiago de Cuba, prostitutas, "chulos", drogas e ineficiencia policial María Elena Rodríguez, Cuba-Verdad
LA HABANA, noviembre - La prostitución no sólo prolifera, sino que se abarata en la provincia de Santiago de Cuba. También los proxenetas, llamados "chulos" en el argot callejero de los cubanos, y las drogas ganaron espacio en esa ciudad oriental en los últimos meses de este año 2000 -según una entrevistada que tiene terror a revelar su nombre, porque "pudiera ser reprimida violentamente".
De acuerdo a sus declaraciones, la edad promedio de las mujeres que ejercen la prostitución en esa localidad oscila entre 18 y 22. O sea, "jóvenes formadas ideológicamente en las doctrinas del Partido Comunista de Cuba", agrega la fuente.
La tarifa máxima de una prostituta "calidad cinco estrellas", es decir, bella y con un nivel cultural medio, es de 50 dólares (mil 50 pesos) por noche de servicio. Casi cinco meses de salario del trabajador cubano promedio. Pero, en caso de que esa oferta no sea aceptada, puede quedar en la mitad. En cuanto a las menos dotadas, el precio promedio por noche de sexo se encuentra entre los 10 y 15 dólares. Aunque se dice que hasta por cinco "fulas" (nombre vulgar del dólar en la Isla) las hay que se entregan en los brazos de cualquiera.
"El saludo o identificación que caracteriza a las 'busconas' de sexo es sacar la lengua y moverla eróticamente. Es frecuente ver esta desagradable escena en cualquier zona de Santiago de Cuba", se queja la entrevistada.
Por su parte, los proxenetas o "chulos" a todas horas andan tras los extranjeros -que se deben sentir acosados- para proponerles "bellas chicas que hacen de todo, por un precio especial".
En cuanto a las drogas, la fuente precisó: "Las propuestas de venta de cocaína, principalmente a extranjeros, tienen lugar en las calles u otros sitios públicos. Son extremadamente evidentes en el parque Céspedes, ubicado en el centro de la ciudad de Santiago de Cuba".
Los santiagueros ven cada día cómo los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) detienen en la vía pública y exigen a prostitutas, proxenetas y expendedores de drogas que se identifiquen. "Pero al día siguiente esos mismos individuos continúan sus actividades", concluye la informante.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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http://www.cubanet.org/CNews/y00/nov00/30a11.htm
El siguiente titular fue a toda página en primera plana, por encima incluso de la convocatoria para constituir el Parlamento: "Sancionado a privación Perpetua de Libertad (cadena perpetua) connotado narcotraficante internacional". Sólo dos cosas debieron primar en semejante información: darle buen destaque para que todos nos enteráramos y, de paso, hacer constar que un importante narco había caído en el jamo (especie de red para pescar) tendido por el Ministerio del Interior.
El colombiano Rafael Miguel Bustamante, de 49 años, es el condenado a cadena perpetua mientras que al también colombiano Mauricio Francisco Noguera Salcedo y al bahamense Roberto Lewis, les aguardan penas de 23 y 25 años de encierro, respectivamente, en las cárceles cubanas. De acuerdo con la noticia, quedó probado que desde Cuba planearon y ejecutaron traslados de drogas desde Colombia hacia EEUU y Europa.
Desde que hace semanas comenzó la batida antidrogas y antilegalidades, este es el primer caso que ha trascendido a los medios. Y no es el único. En cualquier calle, callejuela o rincón de la isla, cada cubano tiene una historia por contar.
Desde provincias los visitantes arriban a La Habana con la más amplia gama de narraciones. Unas tan razonables como creíbles y otras de bochornoso plagio del cuento del camarón encantado.
El Decreto Ley nº 232 del 21 de enero refiere y faculta al Instituto Nacional de la Vivienda para la confiscación de viviendas, locales y hasta tierras donde "se produzca, trafique, adquiera, guarde, consuma u oculten" drogas. Pero además, donde se "practiquen actos de corrupción, prostitución, proxenetismo, trata de personas, pornografía, corrupción de menores y tráfico de personas".
No escapan tampoco "las discotecas o videotecas clandestinas o casas de citas". En esta sacudida a la droga y a las denominadas ilegalidades, lo mismo cae el capo colombiano Noguera Salcedo que un Juan Pérez que vendía clandestinamente helados en su casa.
El gran y casi inexpugnable mercado negro habanero se encuentra en reposo obligatorio. Su amplia gama de productos están congelados porque en inmensa mayoría provienen de almacenes o entidades estatales.
Desde la comida (el principal renglón) hasta todo aquello necesario para el hogar, se ha tornado invisible e inaccesible para una buena cantidad de personas que viven de ello. Unos para ganar más y otros para comer mejor.
Y es que todo, de repente, se ha unido y la ciudad es bien diferente a la del pasado diciembre. Nadie vende, nadie compra. Sólo algunos audaces, valiéndose de técnicas muy refinadas, son capaces de proponer un queso casero, una mermelada hecha por la abuela o continuar vendiendo los cigarros, que por la cartilla de racionamiento nunca en su vida fumó, para adquirir en el mismo engranaje la siempre codiciada leche en polvo.
Estamos pues, en presencia de un importante pulso entre las autoridades y una capa muy importante de la población donde bien cabe la cita biblíbica de que lance la primera piedra quien durante años y años no ha robado o "resuelto" algo que jamás le perteneció.
La droga es una cosa bien despreciable y la comida algo bien apreciable. A ver si delimitamos y acabamos de encontrar la causa de todo este desorden.
http://www.americaeconomica.com/numeros3/201/reportajes/pedroso201.htm