Estudiantes inmigrantes llevan una carga pesada
Lunes, Noviembre 17, 2008 11:29 AM EST
The Associated Press
Por THERESA VARGAS
ARLINGTON, Virginia, EE.UU. (AP) — Una hora y media después de terminar su turno nocturno en una tienda de comestibles, Jefferson Lara asiste a una clase de arte y dibuja guerreros, fornidos y con armaduras.
La educación de Lara no sigue los patrones habituales, en los que un muchacho va a clases en los horarios normales y se involucra en otras actividades enriquecedoras. Lara es un ex pandillero, expulsado de la escuela en el noveno grado, que pasó un tiempo con su padre en Perú y se inscribió en un programa de la Arlington Mill High School para gente que reanuda sus estudios secundarios luego de interrumpirlos.
Se puso a trabajar de noche para que su madre pudiese dejar uno de sus empleos.
No le importa el que no vaya a graduarse con el resto de sus compañeros porque le está tomando más tiempo completar sus estudios, cinco años en lugar de los cuatro de rutina. De todos modos tendrá su diploma. "Me enseñaron a poner a la familia por sobre de todo", expresó. "Casi nadie sabe por lo que paso todos los días. Piensan que soy un chico común".
A medida que la nación se dispone a adoptar una fórmula para evaluar los índices de graduación según el tiempo que le toma a un estudiante completar el ciclo de cuatro años, muchas escuelas con estudiantes como Lara serían catalogadas como instituciones que no rinden. Se dirá que Lara no se graduó en el tiempo establecido, sin tomar en cuenta sus circunstancias. Muchos maestros, sin embargo, afirman que hay que tomar en consideración las situaciones especiales de los estudiantes y rescatar el hecho de que completan sus estudios, sin importar cuánto les toma.
Al igual que Lara, muchos inmigrantes latinoamericanos deben asumir tempranamente responsabilidades de adulto y su paso por la escuela es accidentado. A veces suspenden sus estudios y los reanudan, hasta completarlos.
"Hay chicos a los que les fallamos y dejan de estudiar", sin terminar nunca la secundaria, dijo el superintendente del sistema escolar del condado de Arlington Robert G. Smith. Pero hay otros que vuelven a la escuela a los 20 o 21 años. "En nuestras estadísticas son chicos que abandonaron los estudios, pero a veces constituyen nuestros mayores éxitos".
A medida que los educadores se esfuerzan por reducir la brecha entre los grupos raciales y étnicos, los sistemas educativos examinan las experiencias de los estudiantes hispanos. Sin saber cuántos completan sus estudios después de los cuatro años, es imposible determinar con exactitud cuántos los han abandonado.
Sarita Brown, de la organización Excelencia en la Educación, una entidad sin fines de lucro de Washington, dijo que la cantidad de estudiantes hispanos que no completan sus estudios en el plazo de cuatro años es cada día más grande.
"Hace diez años, estos estudiantes hubieran sido considerados anómalos, y nosotros probablemente habríamos dicho que no estaban haciendo las cosas bien", manifestó Brown. Pero esa percepción está cambiando.
Diana S. Natalicio, presidenta de la Universidad de Texas de El Paso, describe la situación diciendo que muchos hispanos toman un tren local en lugar del expreso.
"La vida exige tanto que suben y bajan del tren con frecuencia", señaló.
Nuevas normas exigen que las escuelas de todo el país determinen cuántos estudiantes de secundaria completan sus estudios en los cuatro años de rigor, para comparar esas cifras con las del 2011.
Las cifras de Virginia indican que el porcentaje de hispanos que se recibirán en el 2008 es menor que el de otros grupos étnicos. Solo el 70% se recibirán, comparado con el 93% de los asiáticos, el grupo étnico de mejor desempeño. Las discrepancias son mayores en algunas escuelas del norte del estado, incluida la Wakefield High de Arlington, donde solo el 47% de los hispanos se están graduando, comparado con el 69% de los negros, el 77% de los asiáticos y el 86% de los blancos.
Los directores de Wakefield dicen que sus cifras incluyen a muchos alumnos que se pasan a la escuela de Arlington Mill. En esa escuela, donde el 85% de los estudiantes son hispanos, es común encontrar estudiantes que dejaron de estudiar varias veces y volvieron a la escuela. Otros, especialmente inmigrantes recientes, comenzaron a estudiar a edad avanzada y trabajaron varios años antes de buscar su diploma.
"Les toma un poco más de tiempo, pero terminan sus estudios", dijo la directora de la escuela de Arlington Mill Barbara Thompson. "El resultado final es mucho más importante que el tiempo que les toma".
Diana Anaya, quien está en el cuadro de honor de la Wheaton High School en el condado de Montgomery, debía graduarse el año pasado. Pero, indicó, ella y su hermana menor viven solas y deben trabajar para pagar su alquiler, comprar comida y, cuando pueden, enviar dinero a su familia en El Salvador. Normalmente, Anaya trabaja en la limpieza de una biblioteca hasta la medianoche y a las 7.30 de la mañana está en la escuela.
"Mi meta es recibirme aquí; estoy poniendo mucho empeño", declaró la mujer, de 19 años. Pero no es fácil, cuando ve las diferencias entre su vida y las de los otros estudiantes. "A veces quisiera estar en su lugar, no tener tantas responsabilidades y disponer de más tiempo para salir adelante en la escuela".
En su escuela, donde más de la mitad de los estudiantes son hispanos, su caso no es único. El director Kevin Lowndes dice que recibe cada vez más pedidos de autorización para ir a la escuela medio día porque los estudiantes tienen que trabajar.
Remy López, de 20 años y quien lleva cinco años en la secundaria, es otro que trabaja para mantenerse. La mayoría de los días, apenas si tiene tiempo de cambiarse para ir a trabajar después de la escuela. Pero dice que sabe que debe que completar los estudios. Tiene una hermana de 13 años en Guatemala que espera que lo haga.
"Me idolatra", expresó López.
Emma Violand-Sánchez, quien este mes se convirtió en la primera hispana elegida a la junta escolar de Arlington, dice que conoce muchas de estas historias. Hace poco conoció a un chico de 17 años que vive y trabaja en este condado desde que tenía 13 años pero nunca había ido a la escuela. Lo ayudó a enrolarse y vio cómo el chico dejaba de estudiar a los 18 años y posteriormente regresaba, asistiendo a clases nocturnas. "No solo tenía que mantenerse él mismo, sino también a su familia en Guatemala", señaló Violand-Sánchez. "Creo que esa es la única razón por la que los estudiantes no se gradúan" en los plazos establecidos.
Agregó que los índices de estudiantes que se gradúan a tiempo reflejan la crisis que enfrentan los educadores.
"Necesitamos un plan", manifestó. "Debemos involucrarnos en esto".
En la T.C. Williams High School de Alexandria, el 57% de los hispanos se gradúan a tiempo, comparado con el 76% de los negros, el 87% de los blancos y el 91% de los asiáticos.
Ingris Moran, de 17 años, se graduará a tiempo, pero dice que conoce muchos hispanos que no lo harán. Su hermana mayor dejó de estudiar a poco de comenzada la secundaria.
"Sienten que no los estimulan lo suficiente. Que nadie espera mucho de ellos", declaró. "A los maestros les preocupa si aprobarán sus exámenes, pero no hablan con una acerca de lo que quiere hacer una con su vida".
"Son chicos con otras necesidades. Tenemos que crear programas diferentes" para ellos, señaló el superintendente de Alexandria Morton Sherman.
El año que viene, Virginia y otros estados darán a conocer la cifra de graduados en cinco años, que no reflejarán el panorama real de los graduados pero incluirán a gente como Lara. Al no terminar sus estudios a tiempo, Lara, de 18 años, se inscribió en un programa que le permite recibir créditos universitarios del Northern Virginia Community College.
"Sé que estoy haciendo las cosas bien", dijo Lara. "De todos mis amigos, soy el único que irá a la universidad. Algunos sacan el equivalente al diploma de la secundaria. Otros ni se molestan. Hay algunos que siguen yendo a la escuela, pero están dos o tres años atrás".