Así pues, una vez más Israel ha abierto las puertas del infierno a los palestinos. Cuarenta refugiados civiles muertos en una escuela de las Naciones Unidas, más otros tres en otra. No está mal para una sola noche de trabajo en Gaza del ejército que cree en la "pureza de las armas". Pero, ¿por qué deberíamos sorprendernos?.
Por Robert Fisk - The Independent
Traducido para Rebelión por LB
¿A
caso hemos olvidado a los 17.500 muertos -casi todos los civiles, la mayoría de ellos niños y mujeres- que dejó en 1982 la invasión israelí del Líbano? ¿O los 1700 civiles palestinos muertos en la masacre de Sabra-Chatila? ¿O la masacre de Qana (Canaán) de 1996, en la que los israelíes mataron a 106 civiles libaneses, más de la mitad de ellos niños, refugiados en una base de Naciones Unidas? ¿O la masacre de los refugiados de Marwahin a los que en 2006 los israelíes ordenaron salir de sus hogares para acto seguido asesinarlos a tiros desde un helicóptero artillado? ¿O los 1000 muertos de ese mismo año 2006 durante los bombardeos e invasión del Líbano, casi todos ellos civiles?