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General: Los trasvestis de este foro son trasvestis del antro "El Mejunje"
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Comocomo  (Mensaje original) Enviado: 12/02/2009 00:05

Silverio. Foto: Raquel Perez 
Silverio es el fundador de "El Mejunje", el centro cultural más integrador que existe en el país.
A Ramón Silverio lo encontramos en las montañas del Escambray, montado en un viejísimo autobús de la era soviética acompañado de un grupo de actores que recorren los pueblos y caseríos con sus obras. 

Apenas podían cargar las escenografías en el bus, tan pequeño era el espacio que la mayoría de los actores tuvo que ir de pie sosteniendo los paneles, un ataúd o los instrumentos musicales. 

Los seguimos hasta un caserío y cuando empezó la función, Silverio nos dedicó unos momentos para la entrevista, de pie, junto a un montón de niños que se reían a carcajadas con los payasos. 

Éste es un importante proyecto de Silverio pero él es más conocido por un centro cultural, "El Mejunje", que funciona en la Ciudad de Santa Clara, en el centro de la isla, desde hace ya 24 años. 

Un poco de todo 

"El Mejunje" es tal vez el único sitio de Cuba que ha logrado nuclear a todos sin excepción, desde abuelos amantes del bolero hasta espectáculos travestis, incluyendo festivales de roqueros y actividades infantiles. 

Gerald Perez y Yaikiel Cintras.  Foto: Raquel Perez 
Gerald Perez y Yaikiel Cintras. Cintras describió al "Mejunje" como un lugar libre y espectacular.
"Para nada es un club gay, aunque no quiere decir que no haya gays y travestis, es un lugar donde todo el mundo se acerca. No me interesó nunca hacer un club gay porque eso solo crearía guetos y apartaría a la gente", nos explica Silverio. 

Sin embargo no es menos cierto que es uno de los pocos lugares públicos donde gays y travestis tienen cabida y sobre todo donde pueden compartir con otras personas de diferentes tendencias sexuales. 

Silverio nos relata que "así avanzamos, demostrando que en eso no hay nada malsano, que esa es la sociedad, que el mundo es ese, que esa gente, la que hace al país, los que trabajan, los que están en las universidades, los médicos". 

Es el único lugar que tiene un precio asequible para los jóvenes
Kalia Domínguez
Agrega que "en una sociedad integradora tenemos que trabajar por integrar. Yo siempre he tenido muy presente el pensamiento martiano 'con todos y por el bien de todos' y ahí están todos". 

"Es un lugar magnífico, libre y espectacular", nos dice en "El Mejunje" Yaikiel Cintras mientras que Kalia Domínguez nos explica que "es el único lugar que tiene un precio asequible para los jóvenes", la entrada es 24 veces más barata que en las discotecas. 

Santa Clara es otra cosa 

Silverio es el padre de "El Mejunje", luchó contra viento y marea "con una fe muy grande en el hombre y en el mejoramiento humano, que la gente puede transformarse y puede ser mejor", nos dice. 

Soy un revolucionario de raíz, siempre me considero en deuda con la revolución porque gracias a ella pude salir de lo más humilde y explotado de este país
Silverio
"Hay que tener paciencia, el cielo no se puede tomar por asalto hay que explicar qué es lo que se puede hacer, poco a poco ir cambiando la mentalidad de las personas y sobre todo no traicionarse". 

Agrega que contó con el apoyo de los dirigentes políticos de su región, "ellos me dieron ese local y siempre digo que si 'El Mejunje' existe es por esa visión de futuro que tuvieron los que dirigieron esta provincia". 

Lo cierto es que en Santa Clara se vive en otro mundo y mucho tiene que ver "El Mejunje". Mientras en La Habana los travestis pueden ser detenidos por vestir de mujer "en Santa Clara van a la Universidad con ropas de féminas". 

El Menjunje.  Foto: Raquel Perez 
Silverio sueña en que su país llegue a ser como su grupo: con total integración.
Silverio apenas gana 700 pesos cubanos, menos de US$30 mensuales, pero dice que es suficiente "no me hacen falta más zapatos ni ropa" y recalca que "lo importante es no traicionarse a sí mismo". 

Se define con mucha claridad, "soy un revolucionario de raíz, siempre me considero en deuda con la revolución porque gracias a ella pude salir de lo más humilde y explotado de este país, que junto con el negro fue el campesino". 

Es un hombre sencillo con sueños enormes, "el país tiene que llegar a ser lo que es 'El Mejunje', ese país donde todo el mundo se respete, donde todo el mundo sea igual, ese es el país con que yo sueño".

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_6903000/6903057.stm



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Comocomo Enviado: 12/02/2009 08:06

El Mejunje

El Mejunje

El Menjunje de Santa Clara


  Dirección: 
Municipio Santa Clara  

Un sábado del mes de agosto de 1984 surge este centro de promoción cultural en la sede del Grupo Teatro Guiñol de Santa Clara (Tristá y Alemán). Su creador e impulsor, el actor Ramón Silverio. En los primeros meses del año 85 pasa al local de la desaparecida escuela de Artes Plásticas “L. Romañach", donde permanece alrededor de un año. Ya en 1986 los asiduos asistentes se reúnen en el patio de la Biblioteca Provincial Martí, donde cada sábado se desarrollan la actividades durante un año. A partir de este momento se utilizan nuevos locales; la UNEAC, Emisora Provincial, en ingentes esfuerzos porque no desaparezca este espacio donde se reúnen escritores, poetas, artistas, invitados y amantes de la cultura en general. Es el 26 de enero de 1991 que se inaugura la sede oficial en Marta Abreu No. 12. Un amplio espectro de opciones culturales se ofrecen en este centro; Peña Infantil, Festival Nacional de Teatro de Pequeño Formato, Peña Campesina, Peña del Danzón, Peña del Feeling, entre otras actividades, lo que hace a la institución y a su director Ramón Silverio merecedores del reconocimiento social.

http://www.cenit.cult.cu/pageshower.php?c=i&id=127


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Comocomo Enviado: 12/02/2009 16:03
Samantha en la ciudad de 'El Che'
César González-Calero/Corresponsal
El Universal

Lunes 24 de octubre de 2005



SANTA CLARA, Cuba.- Si uno pregunta en Santa Clara por el famoso tren blindado que los rebeldes sabotearon en diciembre de 1958, no todo el mundo sabrá dar una ubicación correcta del museo levantado en el lugar donde Ernesto El Che Guevara y sus milicianos descarrilaron el tren de las tropas del dictador Fulgencio Batista. Pero nadie duda a la hora de señalar dónde se encuentra El Mejunje, emblemático local de esta ciudad de poco más de 200 mil habitantes en el que se dan cita cientos de homosexuales para gozar de un espectáculo deslumbrante y casi único en Cuba. 

El show de Samantha es tan célebre que atrae a gente de las provincias aledañas y hasta de La Habana (275 kilómetros al oeste de Santa Clara), un público en su mayoría gay que acude a El Mejunje totalmente desinhibido, tratando de olvidar y superar los años oscuros en que el régimen de Fidel Castro discriminaba y reprimía a los homosexuales. 

Samantha es un ciclón en el escenario. Con su peluca de rubia explosiva, vestido ceñido y zapatos de tacón alto, este drag queen guajiro se gana a la audiencia en un abrir y cerrar de ojos: "Les invito a una fantasía total, de piel a piel, de corazón a corazón". Y eso que en esta fresca noche de octubre la protagonista no es ella sino Laura Marlen, un travesti más retraído pero con grandes dotes escénicas. 

Es tal el desparpajo que Samantha exhibe frente al público que nadie diría que su vida está muy lejos de ser un camino de rosas. Humberto Toscano, Samantha, tiene 45 años, uno menos que la Revolución Cubana, y contrajo el sida hace 15 años. "Estoy vivo gracias a este lugar", comenta después del show , ya sin postizos, sin lentejuelas, sin ropajes de mujer fatal. Humberto trabaja en una empresa de confecciones, y recorre a diario en bicicleta los ocho kilómetros que hay entre su comunidad y Santa Clara: "Ahora hay menos represión, pero ha habido tiempos difíciles, yo estuve preso una vez; ser homosexual no era fácil en Cuba, yo no era capaz de cruzar la plaza. La sociedad cubana ha cambiado, ahora hay más tolerancia; antes la policía te echaba un acta de advertencia sólo por estar sentado en el parque". 

Tras dramatizar arrebatadamente algunas de las cancionesbandera del transformismo, como "Sobreviviré", de Mónica Naranjo, Laura y Samantha ceden unos minutos de su espectáculo a un experto en la lucha contra el sida, que explica a los asistentes la evolución de la enfermedad en la provincia de Villa Clara (la más afectada en la isla tras La Habana) y recuerda las medidas de protección que deben tomar. 

Esa labor de prevención contra el sida ha sido una de las prioridades del director y guía espiritual de El Mejunje, el dramaturgo Ramón Silverio (57 años): "El Mejunje es el sitio que hoy hace un trabajo más serio en la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Se dan preservativos gratis en el bar (bautizado con el almodovariano nombre de Tacones Lejanos) y siempre encontramos un momento para educar". 

Hace 22 años que Silverio fundó El Mejunje en Santa Clara, la ciudad donde reposan los restos de El Che , cuyo museo y memorial son visitados por miles de turistas cada año. En los procelosos años del Periodo Especial, a comienzos de la década de los 90, Silverio encontró el espacio actual, un céntrico solar donde sólo quedaban las ruinas de un hotel. Lo remozó a su gusto y poco a poco fue creciendo el prestigio del club (dependiente de instituciones oficiales). Hoy en día, El Mejunje es mucho más que el antro gay cubano por antonomasia. Cada día ofrece una programación diferente, desde teatro a trova, desde música rock y house a boleros y sones. 

"Me siento una gata salvaje", ruge Samantha en el patio estrellado de El Mejunje. Y rugen también las 400 personas que han encontrado en este local una vía de escape a sus problemas cotidianos. Samantha les anima a celebrar la vida. Toma el micrófono y se desgarra: "Vivir, pues no sé si mañana pueda existir? Vivir, con los brazos abiertos? Vivir, vivir sin mañana, vivir el momento?". 

http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/version_imprimir.html?id_nota=37261&tabla=internacional


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Comocomo Enviado: 12/02/2009 16:03

El MEJUNJE

Siete años después sigue siendo más que un sitio de encuentro para tolerantes y homosexuales. No es extraño tropezar allí con un trovador de moda, o con un estreno teatral, o con un show de travestis... El Mejunje -aunque a veces muchos dicen no creerlo- existe desde entonces. Y es fresa, pero de un modo tan desenfadado que deja entreabierta su puerta al chocolate. 


Félix López| La Habana


"La rabia de la intolerancia es el más loco
y peligroso de los vicios, porque nos engaña
con la apariencia de la virtud".

Southey
 


Martha Abreu dejó de ser para Santa Clara una calle sagrada.
Las mismas esquinas que nacen en una esquina del Parque, conducen por igual a la iglesia y al Mejunje. Entre quienes dejan el centro de la ciudad buscando el paradero de los coches o el ancho portón de la Catedral, se distinguen aquellos transeúntes de ropas entalladas, miradas tímidas y gestos afeminados. Ante los ojos inquisidores de los que esperan el ómnibus o cruzan en sus autos, se detienen ante la pared mural donde se mezclan, en un escándalo de colores, lenguas con fuego, crucifijos, santos y güijes.
A esa casa en ruinas no hay ley que le limite la entrada. Solo una sentencia regula la elección voluntaria de su público: "Nadie, si presume de Dios, toque a mi puerta".

MEA CULPA
Bastaron dos toques.
Flaco, alto, encorvado y decente, Ramón Silverio me invitó a pasar a lo que antes fue una suntuosa casa colonial. Entre los ladrillos desnudos, árboles salidos de los cimientos, epitafios de bohemios poetas, neumáticos de camiones..., y sentado sobre un viejo y solitario sillón -una vez más- contó su historia.

"Ya el Mejunje ha cumplido diez años. Comenzó siendo y es un proyecto cultural. Cuando el Gobierno de la ciudad nos entregó el primer inmueble, tuvimos la intención de dedicar cada noche a "velar" a una personalidad ausente de nuestra cultura; y al finalizar la noche, sacaríamos el ataúd y realizaríamos una peregrinación por el Parque Vidal y sus alrededores... No fue más que una idea, porque algunos burócratas comenzaron a ver fantasmas y terminamos por perder hasta el local.
"Me llevé a toda aquella gente a mi casa, e inventamos una peña. Allí repartía una infusión de hierbas, y alguna de aquellas noches a alguien se le ocurrió bautizarla como "el mejunje de Silverio". El nombre se quedó para siempre. Después de tocar aquí y allá, de persistir ante sordos y funcionarios, apareció la casa de Martha Abreu. Que estuviese en ruinas no nos importó tanto, también tiene sus encantos. Pero estaba llena de escombros y era una suerte de vertedero del barrio. Trabajamos ciegamente para construirnos este paraíso".

-¿Un club "gay"?
-
"Sabíamos que si lo proclamábamos como un sitio exclusivo de homosexuales no lograríamos otra cosa que marginarnos más. Durante mucho tiempo este lugar estuvo marcado en toda la ciudad como la cueva de los maricones. Lo cierto es que aquí viene todo el mundo, y siempre hemos tenido a un público mayoritariamente homosexual, asociado a los proyectos culturales. Claro, no todos son personas cultas. Una cosa es la opción cultural y la otra encontrar un sitio que no sea discriminatorio para dos personas de un mismo sexo que constituyan pareja. Esos últimos están cansados de lo rígido y llegan buscando libertad, espontaneidad".

-¿Haber logrado este espacio es como una suerte de reivindicación social...?
-
"Para ser justos, no podría comparar lo que está sucediendo hoy en Santa Clara con otros lugares del país. Aunque aún quedan muchas personas soñando con incendiar el Mejunje, en esta ciudad se ha demostrado que puede haber respeto por los homosexuales. Hace unos años, si la policía intervenía en una bronca entre un guapo y un maricón, terminaba por soltar únicamente al primero...".

-¿Y quién es Ramón Silverio?
-
"Un actor que hace con su vida lo que le da la gana. Un militante que ha defendido este espacio para sentirse pleno, pero que nunca lo vincularía a la politiquería, el ron o la anticultura. No puedo luchar contra los prejuicios de los hombres, pero en este lugar tienen que quedarse de la puerta hacia fuera. No le niego mi amistad a todo aquel ser humano que sea capaz de comprenderme, de hecho y de corazón".

-Usted habla de un proyecto cultural, ¿arte para homosexuales?
-
"El Mejunje es un centro promotor de arte, de buen Arte. No hacemos concesiones al gusto, ni montamos espectáculos para homosexuales. Ya son conocidos en todo el país nuestros Festivales de Teatro. Además de estar asociados al Consejo Provincial de las Artes Escénicas, servimos de sede a proyectos teatrales y cada domingo, en las mañanas, un enjambre de niños revolotea en este patio, felices con las funciones del Guiñol".
-¿Podríamos decir que el Mejunje ha sacado del anonimato a muchos homosexuales...?
-
"Ha despertado la autenticidad de muchos. No es un fenómeno fácil. Vivimos en una sociedad que por herencia es machista. Los que se han dado a respetar hoy vienen hasta con sus parejas y todo el mundo los acepta. También hay que reconocer que, aunque a nivel de Estado, no existe una política que discrimine al homosexual, si está presente en la sociedad. Ese es el motivo de tanta doble moral que anda agazapada por ahí, y de que muchos no acaben de asumirse como lo que son".

DE LAS CAMAS Y OTROS DEMONIOS
El Mejunje se entrega a la noche con todos sus precios: blancos, negros, parejas, solitarios, jóvenes y otros no tanto se desdoblan para llegar a la madrugada siendo ellos mismos. Sobre un viejo neumático cabe el enfermo de SIDA, el atónito turista español y el curioso que entró para despejar comentarios y dudas.
Entre buena trova, susurros, tragos y el humo de los cigarrillos, cada cual tiene su propia historia, su primera vez, su cara de ganas reprimidas. Ramón Silverio oficia como una suerte de sacerdote, de guía espiritual al que todos reverencian y respetan. En ese ritual se disipa la madrugada. Antes de que Silverio apague la luz, y despida en la puerta hasta el último noctámbulo, José Pared, uno de los más conocidos concurrentes agrega otro graffitti a los viejos muros de la casona: "Las camas son cosa bien sagradas".

EPILOGO
Hace siete años tuve la suerte de tocar a las puertas del Mejunje. Y unos días después publiqué esta historia en un suplemento especial del entonces semanario Juventud Rebelde. Recuerdo que había viajado a Santa Clara con la primera copia que se conoció allí de la película Fresa y Chocolate. Un helado que "descongelamos" durante una larga madrugada de Mejunje.
Fue allí donde descubrí la verdadera esencia del proyecto cultural de Silverio, y desde entonces -lo confieso- no me atrevo a pasar por aquella ciudad sin visitarlo. Siete años después sigue siendo más que un sitio de encuentro para tolerantes y homosexuales. No es extraño tropezar allí con un trovador de moda, o con un estreno teatral, o con un show de travestis...
El Mejunje -aunque a veces muchos dicen no creerlo- existe desde entonces. Y es fresa, pero de un modo tan desenfadado que deja entreabierta su puerta al chocolate.
http://www.lajiribilla.cu/2002/n37_enero/943_37.html



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