Cuando Los Ángeles eligió el año pasado a Antonio Villaraigosa como su primer alcalde latino en más de 150 años, muchas revistas de opinión hablaban del resurgimiento del poder latino en la política estadounidense. Si esto es cierto, ¿cómo es posible que la Cámara Baja de Estados Unidos aprobara la construcción de una muralla entre Estados Unidos y México de más mil kilómetros de largo? Esta ley aún no ha sido aprobada por el Senado. Sin embargo, ¿por qué el Congreso estadounidense está dispuesto a atacar a un grupo que supuestamente tiene mucho poder político?
La respuesta es que el poder político de los latinos es bastante pequeño y ha sido ampliamente exagerado en distintos medios de comunicación. Si analizamos las cifras de población, veremos que los latinos tienen mucho por hacer para poder ser relevantes en el juego político. El total de latinos en Estados Unidos es de aproximadamente 41 millones ( según el censo nacional de noviembre de 2004). Sin embargo, de este total, 14 millones son menores de edad y 11 millones no tienen ciudadanía. Sólo 16 millones de latinos pueden votar y de este total, sólo 7.6 millones votaron en las elecciones de noviembre de 2004.
Esto nos explica el principal problema de los latinos: la mayoría de ellos no pueden votar, debido a su situación legal ( 14 millones) o son hijos de inmigrantes ilegales que aún no tienen la edad para votar (11 millones). Es decir, que el poder latino tendrá que esperar hasta que estos menores de edad logren votar o hasta que se legalicen gran parte de los inmigrantes.
Si comparamos estas cifras con el resto de grupos de la sociedad americana, veremos algunos contrastes. De la población blanca, el 76% se encuentra en edad de votar, 22% tiene menos de 18 años y un 2% no son ciudadanos. De la población negra, el 65% se encuentra en edad de votar, 31% tiene menos de 18 años y un 4% no son ciudadanos.
En el caso de los latinos, 34% tienen menos de 18 años, 27% no pueden votar y sólo 39% se encuentran en edad de votar y con ciudadanía. Sin embargo, aun con los latinos que pueden votar, sólo el 47% efectivamente vota. Esto es bastante bajo si lo comparamos con las cifras para la comunidad blanca y negra. En la comunidad blanca, un 67% de los miembros en edad de votar, efectivamente votan. En la comunicad negra, esta cifra es de 60%.
Entonces, a pesar de que la tasa de crecimiento de la población hispana es mucho mayor que la de las comunidades blancas y negras, su participación en el número de votantes se mantiene pequeña. En el 2000, los latinos representaron 5.5% del total de votos. En el 2004, esta cifra aumentó sólo 0.5% a un total de 6%. Claramente, para que los latinos aumenten su poder político necesitan organizarse y votar de forma masiva. En política lo que más importa es la organización. ¿Quién tiene más poder: 10 banqueros organizados o 1 millón de campesinos desorganizados? La organización lo es todo.
Los hispanos podrían aprender varias lecciones del único grupo latino políticamente exitoso: los cubanos de Miami. Los cubanos en edad de votar y con ciudadanía representan un 5% del total de votantes de Florida. En dicho Estado, el padrón electoral es de 11 millones y los cubanos en edad de votar y con ciudadanía son 540,000. Sin embargo, a pesar de su pequeño tamaño en términos electorales, los cubanos se han convertido en una fuerza política importante. Su apoyo al Presidente George W. Bush fue esencial para que ganara el Estado en el 2000 y en el 2004. Si los cubanos no hubiesen apoyado a Bush, este no sería Presidente.
Claramente al Congreso estadounidense no se le ocurriría hacer una ley autorizando la creación de una flota marítima especial para detener a los balseros de Cuba que huyen hacia Miami. Esta ley sería políticamente un suicidio. El Presidente Bush la vetaría y el partido que la promoviera perdería los 27 votos electorales de Florida. La razón es muy simple: los cubanos están organizados políticamente y se movilizan por sus intereses.
El resto de latinos podrían hacer lo mismo, pero necesitan organizarse para ello. Los latinos podrían ser una fuerza determinante en estados como California, Arizona, Texas y Nuevo México. Los políticos americanos están dispuestos a implementar medidas proteccionistas siempre y cuando no los dañe el día de las elecciones. Los cubanos de Miami nos enseñaron eso.
http://www.elsalvador.com/noticias/2006/02/07/editorial/edi3.asp