Israel. Los laboristas formarán parte del gobierno de Netanyahu con la extrema derecha. Un partido de colonos podría unirse a ellos.
Ehud Barak ha ganado su apuesta y a va conseguir su ministerio de Defensa. Los laboristas israelíes aprobaron el martes su propuesta de que el partido forme parte de una colación gubernamental profundamente anclada en la derecha. La moción que defendía Barak se aprobó por una clara mayoría del 59% de los votantes del congreso laborista tras una reunión extraordinaria en Tel Aviv.
Una pátina más aceptable
Un resultado que ha colmado de alegría a Bejamin Netanyahu, el jefe del Likud que dirigirá el próximo gobierno y obtiene de esta forma, gracias a Barak, una pátina más aceptable en el escenario internacional. Netanyahu ya obtuvo el apoyo de la extrema derecha laica de Avigdor Lieberman, Israel Beiteinou y el partido ultraortodoxo Shass. Con la adhesión de los laboristas, ahora dispone de una mayoría estable, con 66 diputados sobre 120, a pesar de que un diputado opuesto a la moción de Barak, Ofir Pinès, ha amenazado con no participar en la coalición recriminando al líder laborista: «Usted obtuvo un mandato para dirigirnos, no para arrojar el partido al basurero de la historia».
Sin embargo, después de la votación, algunos de los cargos electos opuestos al acuerdo de coalición, entre ellos el ex ministro de Defensa Amir Peretz (que puso en marcha la guerra contra Líbano en 2006), han declarado que respetarán la decisión de la mayoría. Por su parte, el jefe de la central sindical Histadrout, Ofer Eini, que había defendido la entrada en el gobierno, considera que el voto «permitirá llevar a cabo un programa gubernamental contra el desempleo», con lo que parece que ignora que cuando Netanyahu fue ministro de Economía, su política ultraliberal de privatización surtió el efecto contrario.
Ehud Barak realmente podría decir: «No tengo miedo de Benjamin Netanyahu, nosotros no seremos su taparrabos, sino un contrapeso que actuará de tal manera que hará que el gabinete no sea (exclusivamente) de derecha». Lo que se vislumbra es muy inquietante. En primer lugar, el acuerdo es muy vago en lo que se refiere al relanzamiento del proceso de paz entre Israel y Palestina deseado, en principio, por los laboristas. Barak tampoco hace ninguna mención de un reglamento base para la creación de un Estado palestino junto a Israel, y se limita a declarar que el futuro gobierno «respetará los acuerdos firmados» por sus predecesores.
Barack Obama no tranquiliza
Sin ninguna duda, no es por casualidad que Netanyahu comenzase ayer las negociaciones con «El Hogar Judío», un partido de extrema derecha próximo a los colonos, con el fin de alinearlo con el gobierno. Lo cual no debería molestar a Ehud Barak quien, mientras fue Primer Ministro, batió todas las marcas de construcciones de colonias en los territorios ocupados.
También son inquietantes las declaraciones de Barack Obama, quien se limita a decir que: «Es crucial que progresemos hacia una solución de dos Estados donde israelíes y palestinos puedan convivir pacíficamente, en su Estados, en paz y seguridad», sin referirse a las fronteras de 1967, a Jerusalén Este como capital palestina, a la suspensión de la colonización o al derecho de retorno de los refugiados.
Si para el futuro de la política israelí, las únicas garantías son ahora Ehud Olmert, Primer Ministro saliente, y Tzipi Livni, todavía ministra de Asuntos Exteriores, ambos responsables de la guerra desatada este invierno en Gaza e incapaces de la menor iniciativa política valiente, efectivamente, hay motivos para preocuparse.
Texto original en francés:
http://www.humanite.fr/2009-03-26_International_Ehoud-Barak-entre-dans-la-poubelle-de-l-histoire