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General: La malaria.
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De: Mercedera (Mensaje original) |
Enviado: 24/05/2009 18:28 |
ssalud alud
salud
Anofeles, el mosquito transmisor de la malaria
Anofeles es el nombre del mosquito culpable de millones de casos de malaria cada año en todo el mundo
Anofeles se contagia con el parásito
de la malaria cuando extrae sangre de personas enfermas y transporta
los diminutos parásitos unicelulares, los plasmodios, que inyecta en el
torrente sanguíneo de otra víctima en el momento que clava su aguijón.
Los científicos están de acuerdo en que urge tomar medidas para luchar
contra la enfermedad y su transmisión. Recientemente, en un encuentro
internacional celebrado en Barcelona, expertos de distintos ámbitos se
han reunido con el propósito de discutir estrategias contra la malaria.
Anofeles
es capaz de amenazar la salud de la mitad de la población mundial,
esparciendo 500 millones de nuevos casos de paludismo o malaria cada
año en 106 países y robando la vida a más de un millón de personas. Los
niños son la víctima más propiciatoria: cada treinta segundos fallece
uno por su causa. Algunos han convertido la lucha contra el 'aire malo'
(mal'aria, en italiano) de Anofeles en una auténtica cruzada, y de su esfuerzo cabe esperar resultados algo más alentadores.
Los plasmodios, culpables De
todos los plasmodios con capacidad para colonizar las glándulas
salivales de mosquitos hembra, 'Plasmodium falciparum' es el peor. A
esta especie, muy centrada en África, se debe el 95% de las muertes; el
5% restante corresponde a 'Plasmodium vivax', especie endémica de
América del Sur y Asia. Una vez en la sangre, nada se le resiste. Con
el tiempo, médicos y biólogos que han estudiado la malaria sobre el
terreno han descubierto que el ser humano no es la única especie animal
a la que esta enfermedad puede matar, y que hay patologías, como la
anemia falciforme, que frenan el avance de los plasmodios por la
sangre.
En Zambia, las autoridades han autorizado fumigaciones controladas con DDT y la malaria va a menos
La
anemia falciforme o depranocítica está causada por un tipo anormal de
hemoglobina que distorsiona la forma de los glóbulos rojos. Los
frágiles drepanocitos entregan menos oxígeno a los tejidos corporales y
se pueden romper en fragmentos que interrumpen el flujo sanguíneo.
También hay remedios vegetales que han demostrado cierta capacidad para
combatir la enfermedad. La quinina (derivado de la quina) y la
artemisina (derivado de la artemisa) ayudan pero no salvan. No
sólo hay que pensar con qué curar, sino hacerlo deprisa. Un niño al que
Anofeles haya picado puede entrar en coma irreversible en menos de 24
horas. En los últimos años, expertos como el inmunólogo colombiano
Manuel Patarroyo o el epidemiólogo español Pedro Alonso han trabajado
en distintos proyectos para dar con una vacuna eficaz. Figuras del
mundo de la música rock e incluso acaudalados empresarios como Bill
Gates han propiciado un torrente cada vez mayor de fondos para luchar
contra la enfermedad. Pero los mejores resultados están por llegar. En
Zambia, aun con riesgo de pasar por 'insostenibles' para el medio
ambiente, las autoridades han autorizado fumigaciones controladas con
DDT y la malaria va a menos. Mientras tanto, políticos y científicos de
distintos ámbitos organizan encuentros en los que plasmar un frente de
actuación valiente y eficaz. El último ha tenido lugar en Barcelona.
MALVAC 2007 El
Edificio Histórico de la Universidad de Barcelona acogió hace escasas
semanas la reunión MALVAC 2007 con el propósito de discutir líneas
estratégicas en la investigación de vacunas contra la malaria. Este
encuentro internacional, apadrinado por el Centro de Investigación de
Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), contó con la presencia de
destacados representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
la Comisión Europea y numerosos investigadores, líderes de opinión en
la lucha contra esta enfermedad. El consorcio MALVAC, impulsado
desde la OMS con el apoyo de la Comisión Europea, se fundó para evaluar
los avances alcanzados en el desarrollo de vacunas contra la malaria y
establecer las líneas estratégicas a seguir. La reunión contó en esta
ocasión con la presencia de Marie-Paule Kieny (directora de la
Initiative for Vaccine Research de la OMS), Andreas Holtel (Poverty
Linked Diseases Unit de la Comisión Europea), W. Ripley Ball
(GlaxoSmithKline Biologicals), Chetan Chitnis (International Center for
Genetic Engineering And Biotechnology de Nueva Delhi), Pedro Alonso
(director del Centro de Salud Internacional del Hospital Clínic de
Barcelona) y Hernando del Portillo (CRESIB). Los participantes
centraron en esta ocasión sus esfuerzos en dos aspectos principales: la
administración de vacunas a mujeres embarazadas y el desarrollo de
vacunas específicas contra 'Plasmodium vivax', el causante de una forma
de malaria menos mortal pero que va adquiriendo creciente protagonismo.
EL MOSQUITO DE DANTE
En
1948, el químico suizo Paul Müller obtuvo el Premio Nobel por haber
formulado un veneno capaz de aniquilar generaciones de mosquitos: el
diclorodifeniltricloroetano (DDT). De esta forma, Anofeles se vio
obligado a replegarse hacia los trópicos más remotos, toda vez que se
descubrió que el DDT no sólo terminaba con las plagas de mosquitos sino
que intoxicaba todo el medio ambiente con el que establecía contacto y
comprometía la supervivencia de algunas especies animales en peligro de
extinción. Sensible a este asunto, la opinión pública de Europa y
Norteamérica se movilizó contra el empleo de DDT y consiguió su
prohibición mundial. En definitiva, la malaria ya había dejado de
existir en el mundo industrializado y los mosquitos no se consideraban
más que unos molestos parásitos. Pero los científicos han dado con una
pista insospechada. No fue Anofeles (que, por cierto era hembra) quien
mató a Dante o, en todo caso, no fue el responsable único de su muerte.
Aquel atardecer de septiembre en el que el autor de la 'Divina comedia'
notó clavado el aguijón de Anofeles, ésta transportaba en sus glándulas
salivales los diminutos parásitos culpables: los plasmodios. Anofeles
descargó un par de docenas de plasmodios en la sangre de Dante, pero
bastaba uno para poderle causar la muerte. Cuando, mediante el torrente
sanguíneo, llegaron al hígado, cada plasmodio se multiplicó hasta
40.000 veces y en cuestión de horas destruyeron todas sus células.
Incapaz de reaccionar ante el rápido avance de estos parásitos, las
defensas inmunológicas de Dante se organizaron para eliminar a tantos
plasmodios como fuera posible y elevaron la temperatura corporal a
niveles insoportables. El poeta regresó a Verona con una fiebre
inabordable, con temblores, dolor muscular y esplenomegalia
(inflamación del bazo). Los plasmodios habían invadido toda la sangre,
robando el oxígeno, y alcanzaban las neuronas. La destrucción neuronal
causó espasmos, coma y, por último, la muerte. Me lo enviaron y lo comparto por si les puede servir. Hasta pronto. Saludos de Mercedera
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