A las únicas personas que los médicos les debían sus carreras era al sacrificio de sus padres y a su inteligencia y dedicación. Ahora parece, y les meten en la cabeza, y lo pregonan en el mundo entero, que los médicos son productos de los hermanos Castro.
Uno de los principales logros del régimen castrista es, sin dudas, su archiconocido y difundido sistema de salud y la excelente capacidad del lo médicos cubanos, acompañados por una muy buena red de hospitales, públicos por supuesto, enmarcados en una notable red sanitaria.
Tal es así que en muchísimas ocasiones, el Gobierno cubano envió médicos a distintos países donde haya habido alguna catástrofe o, como en la actualidad, debido a la amistad de Fidel Castro con Hugo Chávez y Evo Morales, ofreció el servicio de médicos cubanos para cubrir las deficiencias que existen en Venezuela y Bolivia. Incluso, no es ninguna novedad, que de distintos países, especialmente latinoamericanos, hay pacientes que viajan a Cuba para realizar distintos tratamientos y operaciones, ya que, como dijimos, poseen un excelente nivel y los costos en este país son mucho más accesibles.
Pero, ¿es tan así? ¿es tan eficiente y “saludable” el sistema sanitario cubano? ¿está al alcance del ciudadano común o es una forma de generar ingresos como el turismo?
Según el Dr. Esteban Hernández, médico cubano, asegura que “La carrera de Medicina en Cuba es solo uno de los miles y miles de caprichos del tirano Castro, porque la realidad es que todos los países del mundo deben tener muchísimos profesionales en todas las ramas. En las naciones civilizadas hay cientos (en los Estados Unidos miles) de carreras universitarias. Se necesita de todo, pero a Fidel le ocurrió montar “una fábrica de médicos”. Esa fue, y sigue siendo, una de sus tantísimas descabelladas ideas. Allí hay ESTUPENDOS MÉDICOS (también los hay regulares y malos) pero según mi opinión son demasiados.”
El Dr. Esteban Hernández opina, además, que hacer médicos allí es como “una de esas maquinas donde los carniceros hacen longanizas”, y mientras tanto, se ignoran y se prohíben estudios y profesiones que serían de extrema utilidad para el país. En una Patria libre hay que reanudar y reivindicar como cien carreras universitarias.
Pero en la Cuba actual no saben que hacer con los médicos. Y el régimen los “presta” los “vende” y prácticamente “se regalan” cuando el médico pide asilo. Existen muchos casos donde médicos trabajan de “taxistas”, y tantísimos casos de esos turistas que van a Cuba a buscar un “tour sexual” y les cuentan a sus amigos que la muchacha con la que se acostó le dijo que era “doctora”. Y eso a lo mejor es una exageración y una mentira de este tipo, pero lo cierto es que las prostitutas que trabajan en las “zonas dólar” ganan más que los galenos.
Los médicos cubanos son, quizás, la mayor fuente de propaganda del régimen cubano.
Son utilizados como “propiedad” de la tiranía y les dificultan más que a nadie (solo superados por los deportistas, que son otro de los caprichos del dictador que manda en Cuba) la salida legal del país.
En la Cuba de antaño, los médicos (que siempre hubo muchísimos) eran ciudadanos libres, hacían lo que les daba la gana, ponían sus consultas, trabajaban donde deseaban y ninguno de ellos creía, ni estaba obligado a decir, que “su carrera se la debía a Ramón Grau San Martín, ni a Carlos Prío ni a Fulgencio Batista, ni al gobierno de turno".
A las únicas personas que los médicos les debían sus carreras era al sacrificio de sus padres y a su inteligencia y dedicación. Ahora parece, y les meten en la cabeza, y lo pregonan en el mundo entero, que los médicos son productos de los hermanos Castro.
Esto no significa que en Cuba no haya buenos médicos, allí hay magníficos doctores, Cuba siempre ha dado “buenos de todo, toda la vida”, pero mucha gente dice que en la mayoría de los países donde los tienen “rentados” los consideran ser "unos buenos enfermeros".
Es difícil pensar que a Fidel Castro, ahora que está enfermo, se le haya ocurrido traer de Venezuela, Bolivia o de Nicaragua a ninguno los médicos que tienen allí asignados para que lo atiendan. De hecho, el principal especialista que lo atendió es español.
El Cuestionado Mito de los Avances del Sistema de Salud de Cuba.
Pero no solo la calidad y la cantidad de médicos es el problema en la isla, tampoco es tan eficiente como se dice el sistema hospitalario, pero para los cubanos, por supuesto.
Según el Dr. Darsi Ferrer, Direrctor del Centro de Salud y Derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨, afirma que los logros del sistema de salud cubano corresponden a la realidad delos servicios que se brindan en los centros e instalaciones destinadas a la atención médica de extranjeros y de los miembros de la cúpula del poder. Contrario a la pésima calidad, insuficiencias y franco deterioro de los servicios con que cuenta la población en general.
Aunque no se reconoce oficialmente, “el programa del médico y la enfermera de la familia”, en la práctica desaparece. Hasta ahora, las autoridades no implementan ninguna alternativa para compensar la sustitución de ese plan, otrora piedra angular del sistema de atención primaria de salud.
En los últimos años, el despojo de médicos al pueblo alcanza una cifra superior a los veinte mil, con la suma de toneladas de recursos, entre equipos, medicamentos, insumos y productos químicos, desviados para cubrir misiones de interés político por países de Latinoamérica y África.
En el territorio nacional la mayoría de los consultorios médicos están cerrados por falta de personal. A los médicos se los obliga a trabajar con 3 o 4 poblaciones de más de ciento veinte familias cada una, por un salario de unos 22 dólares mensuales que no satisface siquiera las necesidades básicas. Muchas consultas se mantienen abiertas por la labor que prestan estudiantes de medicina que cursan el tercer año de la carrera en adelante, carentes de calificación y responsabilidad profesional.
Los hospitales y policlínicas donde se atienden los ciudadanos cubanos comunes y corrientes están en mal estado, con problemas edilicios, faltos de higiene y de condiciones mínimas para brindar servicios médicos adecuados. Los pacientes cuando ingresan deben proveerse su alimentación, enseres como ropas de cama, toallas, piyamas, ventiladores, vasos, cubiertos, bombillas, incluso medicinas, reactivos, entre otras cosas.
A diferencia de las orientaciones de los organismos multilaterales (OMS, OPS), el sistema de salud cubano responde a una política de centralización. Todo el funcionamiento se planifica por las altas instancias del estado y prohíbe la participación independiente de la sociedad civil en la toma de decisiones y la utilización de los recursos.
Ello provoca un alto nivel de burocratismo, deficiencias, inoperancia, divorcio de la realidad y corrupción en todos los niveles. Además, engendra la implementación de la mentira como mecanismo oficial de cumplir con las metas establecidas desde ¨arriba¨.
Aunque el país cuenta con centros de tecnología de avanzada donde se producen y hasta exportan medicamentos, en las farmacias se carece de todo tipo de productos, el déficit alcanza a medicinas esenciales, entre ellas, analgésicos, antiácidos, vitaminas, minerales, jeringas, termómetros, etc.
Hace años se abandonaron programas que lograron algún funcionamiento dentro del sistema. Un ejemplo de ello son las mamografías masivas, hoy cosa del pasado, en lo que se ha hecho frecuente que el diagnóstico de cáncer de mama sea muy elevado y con tendencia a aumentar, puesto que generalmente se hacen en estadíos tardíos de la enfermedad, cuando son mínimas las posibilidades de intervenciones quirúrgicas curativas.
También en detrimento de la salud de las mujeres hay grandes dificultades para la realización masiva de pruebas citológicas, lo que incide en el incremento de las muertes por cáncer cervicouterino.
Como no se realizan pesquisas activas para la detección de casos con hipertensión arterial y diabetes mellitus, entre otras enfermedades, muchas veces los pacientes asisten al médico solo cuando aparecen las complicaciones graves, factor que incide en el aumento de los accidentes vasculares encefálicos, los trastornos cardiovasculares, la insuficiencia renal y otros padecimientos crónicos derivados.
Similar comportamiento ocurre con los infectados por el VIH. Últimamente, el número de casos diagnosticados en fase de SIDA, o sea, en estadio de plena enfermedad con presencia de signos y síntomas, demuestra el sub registro en las estadísticas con un alto porcentaje de enfermos sin diagnosticar y el descontrol en el programa nacional que se lleva en el país.
La taza de mortalidad infantil es uno de los pocos programas que mantiene su vigencia, por constituir un indicador estratégico que reporta beneficios políticos en el plano internacional, al relacionarse con marcadores de desarrollo humano, calidad de vida, entre otros aspectos. Pero no se explica públicamente que en Cuba esta baja mortalidad se asocia a cifras astronómicas de interrupción de embarazos. Los médicos tienen la indicación de sugerir el aborto ante la presencia de embarazos con riesgos y, en determinadas ocasiones, están obligados a practicar la interrupción aún sin el consentimiento de las parejas.
Es probable que mientras continúe el apartheid en los servicios médicos y, por ende, la población tenga negado el acceso a la asistencia médica en hospitales diferenciados exclusivos para la atención de personas foráneas e integrantes de la nomenclatura, los
cubanos se resistan todo lo posible a utilizar el sistema de salud, y opten por la santería y la medicina verde para curarse y prevalezca la inconformidad generalizada por la mala calidad de esos servicios.
Concluyendo. ¿Alguien puede dar los nombres de algunos buenos “abogados defensores” en la Isla? No, esos no existen, porque cuando la tiranía condena a alguien, especialmente por “pensar distinto”, no hay quien pueda defenderlo. Y “abogado” es simplemente una de las carreras que en Cuba la tiranía no le encuentra una “utilidad”. Ni hay miles de arquitectos ni miles de ingenieros. Inclusive, hay cientos de estudios universitarios que el pueblo cubano desconoce.
A veces, los cubanos, cambiarían 10 médicos por un par de aspirinas que les calme algún dolor. En cualquier pueblo de Cuba sus habitantes darían la mitad de los médicos por 10 cajas de antibióticos. Si pudieran, pondrían anuncios en el periódico diciendo “Les cambiamos al Dr. González y a la Dra. Menéndez por unas cuantas penicilinas”.
Más de 10 millones de cubanos regalarían a todos los médicos de la nación a cambio de un simple pasaje de ida para Miami.
A todos los que defienden el márketing de los avances de la medicina en Cuba, como Michael Moore en su documental “Sicko”, habría que decirles que los cubanos saltarían de alegría si cerraran todos los hospitales y sacaran a todos los médicos de Cuba a cambio de que les abran las puertas de las embajadas extranjeras.
fuente cubanet.org