EFE Según explica a Efe Andrés Loza, biólogo del Acuario, ésta es una forma de concienciar a quienes hacen la visita para que antes de irse recuerden que está en su mano conservar todo lo que han visto.
"Es una de las labores del acuario, que la gente no sólo vea las especies que tenemos en los tanques, sino que también se conciencie", ha indicado.
La contaminación del medio acuático es uno de los principales problemas con los que se encuentran sus habitantes y se puede presentar en forma de vertidos de fábricas o productos tóxicos, restos de detergentes, suciedad arrastrada por el mar desde la playa, o residuos procedentes de los barcos.
Los datos de la organización ecologista GreenPeace señalan que las principales fuentes de contaminación de los mares son de origen terrestre, el 44 por ciento, mientras que el 33 por ciento procede de la atmósfera y el 12 por ciento del transporte marítimo.
La organización Oceana, que trabaja para proteger y recuperar los océanos de todo el mundo, presentaba recientemente datos sobre los mares europeos en los que destaca que cada día se realizan desde los barcos que flotan en las aguas de la UE unos 275 vertidos ilegales y se tiran 55.000 toneladas de aguas contaminadas con restos de aceites e hidrocarburos.
Con la llegada del verano aumenta la presión sobre las costas, la afluencia de turistas multiplica la cantidad de residuos, por lo que, según Loza, "hay que estar concienciado" porque desde las colillas a las latas de refresco muchos de los residuos que se generan en los días de playa no son biodegradables, tardan años en desaparecer y pueden ser un problema para los organismos.
Existen 230.000 especies marinas catalogadas en todo el mundo que se ven afectadas de forma directa por estas circunstancias, como las tortugas que, según el biólogo, suelen confundir las bolsas de plástico con medusas y mueren debido a las obstrucciones intestinales que les provocan las bolsas.
Uno de los problemas de la contaminación marina es que mucha de ella se queda en el mar, pero al contrario de lo que sucede con los residuos recogidos por el equipo del Acuario gijonés, y que se encuentran expuestos en el mismo, la mayor parte de la basura que va a parar a los océanos continúa su viaje arrastrada por la corriente.
Para investigar hasta dónde llega y conocer el alcance de la contaminación que produce, ha surgido el Proyecto Kaisei, que comenzará su andadura este verano y cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Esta iniciativa del Ocean Voyages Institute y National Geographic, estudiará el Vórtice de Plástico que se encuentra en la mitad norte del océano Pacífico, un cúmulo de restos de plástico y basura que las corrientes marinas han ido juntando con el paso del tiempo hasta crear una isla artificial cuyo tamaño aumenta constantemente y que ya supera cuatro veces la superficie de Japón.
El objetivo de la expedición, que durará 70 días, es estudiar la masa de plástico, su tamaño y características, y probar métodos que ayuden a capturarlo y limpiar la zona y reciclar los desperdicios tratando de convertirlos en combustible diesel.
Si la misión demuestra que es posible desplazar la basura que flota en el Pacífico se pondrá un plazo de 18 meses para llevar a cabo la limpieza, que será documentada por National Geographic, mientras que el desplazamiento de la isla artificial podrá seguirse a través de Google Earth.