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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Pedro Rodriguez Medina  (Mensaje original) Enviado: 09/06/2009 02:29

Cuba, ratifica una vez más que no regresará a la OEA.  

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Pedro Rodriguez Medina Enviado: 09/06/2009 02:39

Declaración del Gobierno Revolucionario
Cuba ratifica una vez más que no regresará a la OEA

En acto de peculiar significado histórico, la OEA acaba de dar sepultura formal a la vergonzosa resolución que en 1962 excluyó a Cuba del Sistema Interamericano.

Aquella decisión fue infame e ilegal, contraria a los propios propósitos y principios declarados en la Carta de la OEA. Fue, a la vez, coherente con la trayectoria de esa Organización; con el motivo por el cual fue creada, promovida y defendida por los Estados Unidos. Fue consecuente con su papel de instrumento de la hegemonía estadounidense en el hemisferio, y con la capacidad de Washington de imponer su voluntad sobre América Latina en el momento histórico en que triunfa la Revolución cubana.

Hoy la región de América Latina y el Caribe vive otra realidad. La decisión adoptada en la XXXIX Asamblea General de la OEA, es fruto de la voluntad de Gobiernos más comprometidos con sus pueblos, con los problemas reales de la región y con un sentido de independencia que desafortunadamente no prevalecía en 1962. Cuba reconoce el mérito de los Gobiernos que se han empeñado en borrar formalmente aquella resolución a la que en esta reunión se le denominó "un cadáver insepulto".

La decisión de dejar sin efecto la resolución VI de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, constituye un desacato incuestionable a la política seguida por los Estados Unidos contra Cuba desde 1959. Persigue el propósito de reparar una injusticia histórica y constituye una reivindicación al pueblo de Cuba y a los pueblos de América.

A pesar del consenso alcanzado en el último minuto, esa decisión se adopta en contra de la voluntad de Washington y frente a las intensas gestiones y presiones ejercidas sobre los Gobiernos de la región. Se propina así al imperialismo una derrota utilizando su propio instrumento.

Cuba acoge con satisfacción esta expresión de soberanía y civismo, a la vez que agradece a los Gobiernos que, con espíritu de solidaridad, independencia y justicia, han defendido el derecho de Cuba a regresar a la Organización. También comprende el deseo de librar a la OEA de un estigma que había perdurado como símbolo del servilismo de la institución.

Cuba, sin embargo, ratifica una vez más que no regresará a la OEA.

Desde el triunfo de la Revolución, la Organización de Estados Americanos ha desempeñado un activo papel a favor de la política de hostilidad de Washington contra Cuba. Oficializó el bloqueo económico, dispuso el embargo de armas y productos estratégicos, y estipuló la obligatoriedad de que los países miembros rompieran relaciones diplomáticas con nuestro Estado revolucionario. Durante años pretendió, incluso y a pesar de la exclusión planteada, mantener a Cuba bajo su competencia y someterla a su jurisdicción y a la de sus órganos especializados. Se trata de una Organización con un papel y una trayectoria que Cuba repudia.

El pueblo cubano supo resistir las agresiones y el bloqueo, superar el aislamiento diplomático, político y económico, y enfrentar por sí solo, sin doblegarse, la agresividad persistente del imperio más poderoso que haya conocido el planeta.

Nuestro país hoy disfruta de relaciones diplomáticas con todos los países del hemisferio, excepto los Estados Unidos. Con la mayoría de ellos desarrolla amplios vínculos de amistad y cooperación.

Cuba, además, ha conquistado su plena independencia, y marcha indetenible hacia una sociedad cada día más justa, equitativa y solidaria.

Lo ha hecho con supremo heroísmo y sacrificio y con la solidaridad de los pueblos de América. Comparte valores que son contrarios a los del capitalismo neoliberal y egoísta que promueve la OEA y se siente con el derecho y la autoridad para decir no a la idea de incorporarse a un organismo en el que todavía los Estados Unidos ejercen un control opresivo. Los pueblos y Gobiernos de la región sabrán comprender esta justa posición.

Hoy puede entenderse con mayor claridad que en 1962, que es la OEA la que resulta incompatible con los deseos más acuciantes de los pueblos de América Latina y el Caribe, la que es incapaz de representar sus valores, sus intereses y sus verdaderas ansias de democracia; la que no ha sabido dar solución a los problemas de la desigualdad, la disparidad en la riqueza, la corrupción, la injerencia extranjera y la acción depredadora del gran capital transnacional. Es la que ha callado ante los crímenes más horrendos, la que comulga con los intereses del imperialismo, la que conspira y subvierte contra Gobiernos genuinos y legítimamente constituidos con demostrado respaldo popular.

Los discursos y pronunciamientos de San Pedro Sula han sido harto elocuentes. Las críticas fundadas al anacronismo de la organización, a su divorcio de la realidad continental y a su trayectoria infame, no pueden dejar de atenderse.

Los reclamos a que se ponga fin, de una vez y por todas, al criminal bloqueo económico de los Estados Unidos contra Cuba, reflejan el creciente e indetenible sentimiento de todo un hemisferio. El espíritu de independencia allí representado por muchos de los que hablaron, es con el que Cuba se siente identificada.

Las ansias de integración y concertación de América Latina y el Caribe son cada vez más manifiestas. Cuba participa activamente, y se propone seguir haciéndolo, en los mecanismos regionales representativos de aquella que José Martí llamó "Nuestra América", desde el Río Bravo hasta la Patagonia, incluyendo todo el Caribe Insular.

Fortalecer, expandir y armonizar esos organismos y agrupaciones, es el camino escogido por Cuba; no la peregrina ilusión de regresar a una organización que no admite reforma y que ya ha sido condenada por la historia.

La respuesta del pueblo de Cuba a la ignominiosa Octava Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA, fue la Segunda Declaración de La Habana, aprobada en Asamblea Popular el 4 de febrero de 1962 por más de un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución.

La declaración afirmaba textualmente:

"... Con lo grande que fue la epopeya de la independencia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la generación de latinoamericanos de hoy le ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la humanidad. Porque aquella lucha fue para librarse del poder colonial español, de una España decadente, invadida por los ejércitos de Napoleón. Hoy le toca la lucha de liberación frente a la metrópoli imperial más poderosa del mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la humanidad un servicio todavía más grande del que le prestaron nuestros antepasados.

"... Porque esta gran humanidad ha dicho: «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente".

Seremos leales a estas ideas, que han permitido a nuestro pueblo mantener a Cuba libre, soberana e independiente.

La Habana, 8 de junio del 2009


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Venezonalisima Enviado: 09/06/2009 03:24

OEA impone a Cuba principios democráticos para su reingreso

La resolución de dos puntos del bloque fue apoyada por consenso tras días de debates


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Secretaria de Estado, Hillary Clinton, posa junto a sus homólogos en XXXIX Asamblea General de la OEA llevada a cabo en San Pedro Sula, Honduras (Efe)

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Luego de dos días de intenso debate, la Organización de Estados Americanos (OEA) anuló en Honduras y por consenso -incluyendo a Estados Unidos- la disposición que excluyó a Cuba del bloque durante 47 años, abriendo las puertas a su reintegro si la isla lo solicita y se adhiere "a los principios de la organización", por lo que la última palabra la tendrá ahora La Habana.

"Que la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la octava reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al gobierno de Cuba... queda sin efecto", expresa la resolución que fue leída por la canciller hondureña y presidenta de la asamblea, Patricia Rodas.

Pero el segundo punto de la resolución es el más trascendental, porque los cancilleres dejaron de lado los "condicionamientos explícitos" para el regreso de Cuba abriendo la posibilidad de un diálogo.

Así, la resolución reza que "que la participación de Cuba en la OEA será resultado de un proceso iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA", es decir, la consolidación de la democracia, un aspecto al que a Cuba le huye constantemente.

Con la decisión Cuba estaría técnicamente en condiciones de volver a la OEA hoy mismo; sin embargo, no podrá hacerlo sin activar el artículo dos de la resolución para que, sólo en esas circunstancias, cumpla las nuevas regulaciones del bloque.

Entre las normativas a las que tendría que adherirse Cuba estarían la Carta de la OEA de 1948, que consagra en su tercer artículo "el ejercicio efectivo de la democracia representativa", punto similar que también contempla la Carta Democrática Interamericana del año 2001.

Sobre este hecho, el secretario de Estado adjunto de EEUU para Latinoamérica, Thomas Shannon, aseguró en Honduras que las acciones de acercamiento hacia Cuba impulsadas por EEUU representan "el mayor cambio de la política de su país hacia la isla en cuarenta años", citó AP.

No obstante, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, advirtió en un comunicado que "Cuba puede regresar en el futuro si la OEA decide que su participación cumple con los propósitos de la organización, incluyendo la democracia y los derechos humanos", agregó Efe.

Pero en esa búsqueda de consenso Brasil jugó un papel significativo, pues el grupo de trabajo de 10 países que fue nombrado el martes a pedido de Brasilia, integrado por EEUU, Canadá, Argentina, Venezuela, Belice, Jamaica, Nicaragua, México y Honduras, destrabó las posiciones radicales.

Cuba es el último reducto del comunismo en América, y en lo que coinciden los expertos, como Arturo López Levy, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Denver, EEUU, es que "se enmendó un error histórico y la OEA demostró su capacidad de consenso a la hora de tomar decisiones trascendentales manteniendo sus principios".

El presidente Barack Obama jugó sus cartas, y aunque explícitamente no logró su cometido, en el fondo dejó un mensaje a los Castro y a los detractores de EEUU: que la OEA no es ese instrumento subordinado a Washington que tanto se le critica, que su país está dispuesto a dar concesiones y que es Cuba la que se rehúsa.

En las últimas semanas, el ex presidente cubano Fidel Castro enfiló su artillería literaria para despotricar contra la OEA, al punto de considerar una "ofensa" el que se piense que la isla estaba deseosa de reingresar.

Esta cumbre de la OEA fue histórica, pero en ella se han comenzado a desmontar las premisas y realidades que dividieron el continente por casi 50 años.

Frank López Ballesteros
EL UNIVERSAL



 
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