(Margarita agrandada) 

El fútbol se empeña en demostrar que es un deporte siempre apto para sorpresas. Todo parecía escrito hoy para que España construyera un nuevo escalón en su prolongada racha invicta. Pero Estados Unidos, con un planteo inteligente y mucha voluntad, lo superó justamente y se clasificó la final de la Copa de las Confederaciones.

El primer tiempo había mostrado a los norteamericanos con la voluntad de correr cada pelota como si fuera la última y a los españoles sin las mismas respuestas de los partidos anteriores. Por eso no fue injusto cuando a los 26 minutos Altidore se aprovechó de una defensa muy ingenua y una floja respuesta del arquero Casillas para marcar el 1 a 0.

No le alcanzó a España para enfocarse y dar vuelta la historia. En el complemento siguió chocando contra un equipo duro y con un estado atlético sorprendente. Y para colmo otro error defensivo, esta vez de Piqué, terminó en un segundo tanto marcado por Dempsey a los 28 minutos y con olor a historia liquidada.

Algún día iba a perder España, claro. Aunque era difícil de creer que el campeón europeo no pudiera contra un equipo que en la primera ronda había perdido dos de sus tres partidos y se clasificó por diferencia de gol. El sábado pasado los de Del Bosque habían sumado su 15ª victoria consecutiva y aspiraban a quedarse con el récord que ahora comparten con la selección brasileña de los años 1993 y 1996, de 35 partidos sin derrotas.

Ahora, EE.UU., que había estado a punto de despedir al DT Bob Bradley por malos resultados, es el que espera en la final por el ganador del encuentro de mañana entre Brasil y Sudáfrica. Que tiene como favoritos a los sudamericanos, pero en el que, como se demostró hoy, no se puede dar por seguro a un ganador.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)